Resultados de "Cruzar el" |
Principales recursos estilísticos con ejemplos en mis poemas: -Símil (Comparar dos objetos o realidades mediante en nexo): “Las caricias traicioneras que me empujaron como si fuera un bandido” -Sinestesia (unir dos sensaciones que pertenecen a campos semánticos distintos): “Como silenciosas caricias de amistad” -Sinécdoque (alterar por extensión o restricción el significado de una palabra): “una señal recibieron las velas para cruzar el ancho océano” -Personificación (o prosopopeya atribuir a un animal o cosa cualidades humanas): “por ella, es que sonríe el sol” -Paradoja (utilizar una expresión aparentemente contradictoria que invita a la reflexión): Poema LXIV “Presa libertad” -Hipérbole (exageración): “mi vida que ahora está vacía, si tu no compartes mi alegría” -Apóstrofe (exclamación): “¡Te quiero, te quise y siempre te querré! -Antítesis (contradicción): “Un pentagrama marca ese sonido que en silencio repiten las notas” -Alegoría (usar una expresión en forma metafórica para expresar otra): Poema LV “Así es ella” -Asíndeton (ausencia de nexos, para dar rapidez): “negra, mala, dura” -Polisíndeton (abundancia de nexos, para dar lentitud): “eses y erres y eles se suceden…” -Paranomasia (contraponer dos palabras de sonido parecido pero de distinto significado): “y lucen elegantes luces legendarias” -Paralelismo (repetición de estructuras sintácticas): “que el amanecer está nublado, que las gotas son puñales de llanto” -Epifora (repetición de una palabra o expresión al final de oraciones o versos): “para saber que no estoy perdido, no estoy perdido” -Epanadiplosis (empezar y acabar una oración con la misma palabra): “Naranja, como las naranjas” -Derivación (repetir una palabra de la misma familia léxica): “en rosas rosadas, rodeadas de aromas” -Concatenación (repetir la última palabra de un verso como primera del siguiente continuamente): Poema LIV “¿Odio o amor?” -Anáfora (repetición de una palabra al principio de cada verso): “Cuando paseábamos por los campos verdes. Cuando besabas mi boca y decías ¿Me quieres?...” -Anadiplosis (repetir la última palabra de un verso como primera del siguiente): “Días y días han pasado sin tu voz. Voz que me llenaba toda la vida” -Aliteración (repetición de un sonido para dar una determinada significación): “Raros ruidos rubrican el rápido roncar del roedor que rara vez repara…” -Quiasmo (colocar dos miembros equivalente cruzados): “¿Qué corazón golpeado y malherido, malherido y golpeado no lo ha de envidiar” -Hipérbaton (alterar el orden lógico o normal de una oración): “porque tus ojos se ponen rojos, mi vida, no llores nunca” -Interrogación retórica (consiste en una pregunta que no necesita respuesta): “¿Quién no es quién de hacer tamaña locura” -Lítote (negación de lo contrario que se quiere afirmar): “con dolor no bueno para el que siente” -Ironía (decir lo contrario de lo que en realidad dices): Poema LII “Alegre dolor” -Reduplicación (reiteración seguida de una palabra): Palabra “que” en Poema XVI “Luna dímelo” -Encabalgamiento (acabar una frase que se empezó en un verso en el siguiente): “hoy me desperté con____ una idea en la cabeza” -Refrán (repetición de un verso al final de cada estrofa durante todo el poema): Poemas XLII “Celos” y LIII “Te querré eternamente corazón” -Leixaprén (repetición del segundo verso de una estrofa como primero de la siguiente sucesivamente): Poema LIII “Te querré eternamente corazón” -Epíteto (adjetivo que no es necesario): “Es como el carbón: negra, mala, dura” -Oxímoron (juntar dos palabras o ideas que lógicamente no podrían coexistir): “esta seca lluvia que cae en mi frente” | | | | | | | Ven.Atrévete a cruzar el río que sacude,y trae contigo las cuentas de agua de colorescon las que jugábamos al alba.Ponte el hábito de humo que lucías echado en el follaje de bosques en la lluvia. Yo elijo octubre para que vengas,porque en octubre las mariposas maduraspara obsequiarte estarán listashasta que el aire las atrape,y las transforme en un sola palabra,hasta que en mis ojossiga cayendo la avidez del instinto,y se hayan limpiado o node sus maravillosas visiones. Ven, bajo el castigo que nadie percibe,pero tú sí, porque el castigo te conocecomo alguien que ha pactado en secreto. Cumple entonces con el cometido.Saca ese cuchillo de las doce,y con dulzura pero con impiedad,clávalo allí,donde mis audacias fueron múltiples,donde tengo más dolor que corazón,y despliega mi cuerpo prontamenteen el momento más anónimo del amor. Guillermo Capece | LUCIA Y LOS GATOS Ya eran cerca de las seis, el encuentro estaba próximo a realizarse. El parque tenía varias entradas, una principal, grande y señorial, y otras dos laterales, más pequeñas, de portón de hierro remendado con alambres torcidos, como una vieja tela rota y cosida a mano. Por esas puertas se aparecía la mayoría de las veces para no llamar la atención de la gente que paseaba por el parque. Ya eran casi las seis de la tarde, ya estaba por hacer su entrada triunfal. Yo siempre la esperaba cerca de uno de esos portones y jugaba a adivinar si esa tarde se aparecería por esa puerta o por la otra. Cuando me equivocaba en mis pronósticos, tenía que salir disparando hacia la otra entrada para deleitarme con su aparición majestuosa por el verde prado, entre la orgía de plantas y árboles de todo tipo y forma. Era una ceremonia verla entrar con su vestido largo, su cabellera rubia y su elegancia cursi y anacrónica. ¡Qué importante se sentía esta mujer cuando cruzaba el umbral del viejo portón! Ni bien un pie suyo entraba en contacto con la tierra, se producía una reacción en cadena: todos lo gatos del parque la rodeaban con la cola para arriba acariciando sus piernas, enredándose con su vestido, maullando de hambre y sed; la seguían hacia el centro del parque, donde estaba la fuente de los leones de piedra, como un ritual, peleándose por un lugar en la cena. Parecía que esta mujer los conocía uno por uno, porque los llamaba por su nombre, por el nombre que ella les puso. Como a una gran familia, la señora les había enseñado que las cosas hay que hacerlas con cierto orden y respetando las jerarquías del clan. Primero comían los más viejos y luego los más jóvenes y pequeños. Si alguno se salía del libreto, ella se lo hacía saber. Este ritual se repetía a la mañana y a la tarde, un poco antes que una ridícula ordenanza municipal cerrara el parque hasta el otro día (para evitar el pillaje y los robos, decían). La mujer llevaba un cúmulo de bolsas colgando sobre sus hombros y manos, que iba abriendo al tiempo que los gatos se le abalanzaban como a una presa. De las bolsas sacaba platillos que colocaba en círculos concéntricos alrededor de ella. En cada uno habría al menos cinco gatos hambrientos luchando por un lugar. Con los animales enfermos esta mujer tenía un trato especial: los apartaba y les daba de comer en otro lado; los acariciaba con una devoción que hasta emocionaba de verlo. No podía evitar observar este suceso casi todos los días, ya que inevitablemente yo tenía que cruzar el parque alrededor de las seis de la tarde, cuando el cielo se disfrazaba de atardecer. Mi ómnibus pasaba a las seis y cuarto y la parada quedaba cerca de una de las puertas adyacentes, del lado de la fuente. Al principio era simple curiosidad, pero luego se transformó hasta en un ritual para mí. Observaba detenidamente a los gatos y llegué a reconocerlos por su pelaje y su tamaño. Descubrí que los animales estaban distribuidos territorialmente y cuando alguno de los gatos se entrometía en el espacio de los otros, se producía una breve pero intensa disputa geográfica que la mujer trataba de minimizar sobornándolos con algún platillo de comida o agua. Pero algo estaba aconteciendo, porque la población de gatos había disminuido misteriosamente. Una tarde como cualquier otra en la que yo cruzaba el parque en dirección a la parada del ómnibus, éste no paso a tiempo y yo me dediqué a observar su conducta con más detalle. Un hecho me llamó la atención. Después de que casi todos los gatos habían comido y bebido, esta mujer tomó uno de los felinos (de los enfermos) y lo puso en una de sus bolsas de arpillera dejándole la cabeza hacia fuera para que pudiese respirar. Al principio el gato mostró cierta resistencia, pero al poco tiempo se tranquilizó. La mujer recogió los platillos y salió del parque dejando una estela de gatos satisfechos y somnolientos. Luego se fue cruzando cerca de mí, e intentando en vano meter la cabeza del gato dentro de su bolsa blanca (aparecía y desaparecía como un juguete móvil). La dejé de ver cuando sentí el chirrido de los frenos. Entré al autobús distraídamente, y me senté en mi lugar: la segunda ventanilla de los asientos de a dos, enfrente del guarda. No les vi las caras de los pasajeros, pero me las imaginé como siempre, cada una en su sitio, multiplicadas en las ventanas y acostumbradas a llevar la misma expresión, como viejas máscaras de carnaval. Durante el trayecto me surgían más preguntas que respuestas, ¿qué haría la mujer con los gatos?, ¿estarían enfermos?, ¿los curaría y luego los devolvería al parque?, ¿se los quedaría en su casa? Cuando me bajé saludé a alguno de los rostros pero no supe si eran de verdad o sólo su reflejo en la ventana. El extraño suceso con el gato de la bolsa no volvió a ocurrir hasta pasado un mes aproximadamente. Yo estaba aguardando mi ómnibus cuando vi por entre las rejas del portón, a la vieja, cerca de la fuente, que metía a uno de sus gatos enfermos dentro de la bolsa de nylon de arpillera. Mi curiosidad venció a mi rutinaria y mecánica acción de tomarme el ómnibus; cuando éste apareció, lo dejé pasar. El chofer aminoró la marcha, me miró sorprendido, le hice un gesto de que continuara. Era viernes, yo al otro día no trabajaba y no me importó quedarme en la ciudad hasta la noche. El ómnibus siguió de largo sin que se descolgara ninguno de los retratos dibujados en sus vidrios. La esperé, inmóvil, como si esperara al ómnibus, las manos en los bolsillos, los dientes apretados por el incipiente frío de otoño, una bufanda al cuello; luego la seguí, de lejos y disimuladamente por la acera de enfrente. La escolté varias cuadras circundando el parque, hasta que dobló por una calle sombría. La noche, tentada por el misterio, resolvió al fin bajar para quedarse, esparciendo su oscuridad por las paredes de las casas, que parecían pintadas de negro. Los faroles de la calle nos alumbraban de a ratos, turnándose con su luz intermitente como un árbol de Navidad. Cuando la mujer pasaba por una calle sin luces, dejaba de verla por unos momentos y yo no sabía si ya no estaba o si seguía caminando. En el momento que cruzaba una calle iluminada, la luz se reflejaba en los ojos del gato, transformándolos en una linterna doble apuntando hacia atrás. De repente se paró y se metió en una casa que parecía un castillo medieval en miniatura, semejando la mampostería de un teatro de ópera, rodeado por un jardín abandonado y cercado por los restos de lo que fue un muro gris. Me quedé del lado de enfrente mirándola entrar a su castillo de juguete, quieto como un poste de luz pero apagado. Trataba de recordar la numeración de la casa pero era embarazoso por la poca luminaria que reinaba en el lugar. De pronto, las luces del castillo se prendieron y me pareció que era más alto; sobresalía una cúpula en forma de torre, desde donde se podía ver el techo de las otras casas. Si uno de sus gatos se escapaba, ella podría divisarlo, pensé. Al rato, la mujer encendió las luces del primer piso. Su silueta iba de una ventana a la otra y luego a la planta baja, pero siempre en la misma dirección, como esperando que alguien le disparase jugando al tiro al blanco. ¿Se le habría soltado el gato y lo estaría corriendo por la casa? Cuando se calmó, cerró las ventanas y apagó las luces, sumergiendo al castillo en la oscuridad total y haciendo desaparecer el contorno de la torre, tornándola casi irreal. Partí, después que uno de los faroles se prendió, activado, quizás, por una leve ráfaga de viento; no quería que esta mujer me viese desde su ventana y pensara que yo la perseguía. Era evidente que esta mujer vivía sola y su soledad tendría el olor de los gatos y el sabor amargo de la comida para animales. El viaje de regreso se hizo más oscuro todavía. Las luces que vacilaban al fin se apagaron, el castillo de juguete desapareció detrás de mí, devorado por la noche fresca y desvelada. El autobús no tardó en llegar, pero esta vez iba casi vacío; los retratos descolgados dormían en algún otro lugar, soñando ser pintados con otros colores. Mis días y mis noches siguieron iguales y entre ellas el parque y el ómnibus de las seis y cuarto; y antes, la mujer con sus gatos y yo observándola detenidamente, su extraña conducta, su ejército de gatos hambrientos y su extravagante elegancia. Poseía esta mujer un halo de misterio que yo quería develar, pero no sabía cómo entablar una conversación. Recuerdo al menos dos intentos fallidos al respecto, en este mismo parque. Uno fue cuando ella pasó cerca de mí en la parada del ómnibus. Yo le hice una pregunta trivial y la mujer me contestó con un maullido. Otro intento fue en la calle, atravesando la avenida. La esperé en la esquina antes de que la mujer cruzara para su casa. Le pregunté si necesitaba de mi ayuda, pero se ofendió, y trató de arañarme. Tenía razón, al fin y al cabo, yo, para ella, era un desconocido. El pie me lo dio ella misma, sin querer, un viernes de luna llena en el mismo parque de siempre. Ya estábamos en invierno, y oscurecía más temprano; algunos árboles, despojados de su melena, añoraban tristes, la exuberancia de otras épocas. En el confín se vislumbraba la cara de la luna, seria y enigmática, como el rostro de la extraña mujer. Cuando se disponía a tomar a uno de los gatos enfermos, éste se dirigió hacia mi lado como pidiendo auxilio, tratando de escaparle a su inexorable destino. Sentí que ella lo llamaba por un nombre. Pero el gato no le hizo caso. Lo tomé en mis brazos, esperé a la mujer y lo metí en su bolsa sin que ella me lo sugiriese. La vieja se sorprendió al ver que yo sabía lo que ella iba a hacer con el animal. Me miraba fijo, mientras abría su bolsa (acá hay gato encerrado, habrá pensado la señora al ver mi insólita conducta). El felino se resistía, pero al final logró meterlo en la bolsa. La cerró dejándole la cabeza para que pudiese respirar. -Tante grazie segnore -¿Cómo? - Tante grazie segnore, volvió a repetir inclinando elegantemente la cabeza. -¿Es Ud. italiana?, le pregunté, sorprendido por su amabilidad. - Sí signore. ¿Lei parla italiano? - Me temo que no señora. ¿Hace mucho que vive acá?-, le pregunté, mientras la acompañaba en su lento paso hacia la puerta remendada con alambres. - Muchos años, los suficientes para ya no volver a Italia -, dijo. Allá no tengo a nadie. Acá por lo menos tengo a mi marido. Enterrado por supuesto, pero al menos lo tengo por acá. -¿Enterrado en el parque? - No, en estas tierras, quise decir. ¿Va para allá?-, me dijo, señalando el camino que bordeaba el parque, el que la llevaba a su casa y el que yo conocía de memoria. -No exactamente, pero la puedo acompañar si Ud. quiere. -Gracias, así me ayuda con este gato inquieto. Caminemos lento, por favor, con mis años... ¿Nos conocemos, verdad? - Nos hemos visto en este mismo parque en otra oportunidad. Dígame: ¿Es suyo el gato? - No signore, el pobre está enfermo y me la llevo para curarlo. Es la segunda vez que lo hago con éste; yo no sé qué les pasa en este parque; mire que comen bien. Mejor que yo no los atiende nadie. -Eso seguro, le contesté . Su voz era finita y aguda como el quejido de un animal. El gato la miraba con resignación, como sabiendo cuál sería su destino. Por la avenida sentí el motor del ómnibus dar las seis y cuarto, sin casi aminorar la marcha. Lo seguí con la mirada, eché de menos la intimidad de sus moradores, la certidumbre de sus gestos, los retratos colgados. -¿Será el frió señor, o alguien los debe estar envenenando? - No lo sé señora. ¿Será un virus, acaso? -Debe ser una enfermedad, una maldición, porque últimamente se me están muriendo. Pronunciaba estas palabras como si los gatos fueran de su propiedad. A veces se le escapaba algo en italiano y yo le perdía el hilo. Caminaba pausado, la mirada siempre en el piso, los ojos de vez en cuando hacia delante, sólo para confirmar que no se chocara con nada. ¿Tendría la columna torcida de tanto llevar las bolsas y los gatos? Por momentos el minino trataba de escaparse y la mujer le decía algo en italiano y la empujaba para adentro recibiendo un arañazo. En las esquinas me pedía que le ayude a bajar el cordón de la vereda tomándose de mi brazo. La luna plateada, ya más decidida y altanera, le alumbraba el camino y le indicaba las baldosas flojas de la vereda rota, como el seguidor de un teatro. Cualquier traspié podría ser fatal para la vieja y la segura liberación para el animal. -¿Vive por acá?, me preguntó antes de doblar y tomar la calle de su casa. - No. Trabajo cerca de aquí y siempre atravieso este parque, después que salgo del diario. -Ah, es periodista el señor, dijo la mujer, alzando la cabeza para mirarme. Me puede hacer un reportaje porque yo fui cantante de ópera. - La felicito, dije. Le pude ver la cara reflejarse con la luz de la luna refulgente. Era pálida, los ojos claros apenas se adivinaban detrás de una cara de pasa de uva. La nariz, totalmente desproporcionada, parecía ser su mejor sentido, pensé. El pelo, casi blanco y erizado, semejaba una peluca. Si realmente había sido cantante parecía que se hubiese olvidado de sacar el disfraz. -¿Y sobre qué escribe, señor? - Generalmente sobre papel, pero últimamente sobre un ordenador. - Si claro, pero qué escribe. - Todo lo que sea interesante para mi trabajo, generalmente artículos sobre hechos culturales, sobre su gente, su historia, cosas así. Habitualmente para suplementos dominicales, nada importante. La italiana se quedó quieta y muda al borde de la avenida, observando, imperturbable, los colores del semáforo que mudaban como un camaleón. El gato se asustaba con el ruido de los autos y las luces de sus faros a veces se reflejaban en sus ojos y producían una luz roja, como un láser. De pronto alzó su vista y me dijo: - La mía es una historia digna de ser contada. Hay secretos en mi vida que nunca se los conté a nadie, ni se los contaría, creo. Salvo que... - A mí me lo puede contar con total confianza. - Es muy largo de narrar y ahora es muy tarde y hace mucho frío, signore, pero si Ud. quiere... siempre que sea en forma confidencial, por supuesto. - Sería fascinante conocer su historia, - le dije. - Quizás podríamos encontrarnos en otro momento... Era mi día de suerte. Una entrevista con esta mujer significaba más de lo que yo había imaginado que sucediese para resolver el misterio de los gatos. La vieja parecía entusiasmada. Me dejó su dirección. Yo estuve a punto de decirle que ya conocía su casa pero no me animé. Cruzó la avenida tan lentamente que los semáforos dieron varias vueltas sobre sus colores, como una ruleta electrónica. Cuando se posaba en el verde la mujer avanzaba unos pasitos como el caballito de carrera de un casino. Quedamos para el próximo viernes a la noche. Le ayudé a cruzar la calle y me volví por la avenida bordeando el parque adormecido y sombrío. Esperé el ómnibus un buen rato acompañado por la luna que ahora simulaba sonreír. Cuando se abrió la puerta del ómnibus, me pareció que la cara redonda del chofer llevaba puesta la misma sonrisa de la luna, pero más apagada. El viernes siguiente, me quedé un tiempo más en el diario y no pasé por el parque. A las siete en punto como habíamos acordado estaba yo frente a su puerta. No tenía timbre, golpeé con un antiguo llamador: una mano de bronce que colgaba del centro de la puerta. Estaba fría y pesada, como la mano de un muerto. Lo hice dos veces. Al final sentí ruidos que venían de adentro. De pronto la puerta se abrió sola como en las películas de terror. Sospeché que ella estaba parada detrás de mí. Entré con vacilación hasta el centro del living, con mis ojos puestos sobre mi nuca. La puerta se cerró fuertemente empujada por un repentino y fugaz viento. A un costado estaba la mujer estirándome su mano y diciéndome buenas noches en italiano. Su mano era fría como la de la puerta, pero más liviana. Tenía el pelo ordenado y llevaba puesto un vestido hindú, muy colorido. Parecía que se trataba de otra mujer, distinta a la que había conocido en el parque, salvo por sus zuecos embarrados, los mismos que le vi en la arboleda. - Pase, deme su abrigo y siéntese -, decía, señalándome un juego de living de ébano, “estilo imperio”, forrado en terciopelo rojo, que parecía una subasta de antigüedades: al sillón solamente le faltaba el cartel de “no sentarse por favor”. -¿Toma alguna cosa? Si, gracias -, le dije. Me senté delicadamente sobre el suave terciopelo y esperé a la señora a que volviese de la cocina con las tasas de té. La sala no era demasiado grande; daba hacia la cocina por un pequeño corredor de baldosas de ajedrez. Una escalera de madera en forma de caracol comunicaba con las habitaciones de arriba; otra lo hacía hacia abajo donde pensé que estaría el sótano. El estilo arabesco dominaba la habitación; las ventanas onduladas y divididas en rombos de colores, parecían continuar la forma de los sillones. Los respaldos de los brazos terminaban en una garra de león. Puse mis dedos sobre las garras pero no tenían filo -¿Por dónde empezamos?- decía la mujer, mientras servía el té en tazas de porcelana china. - Es tanto lo que tengo para contarle... Curiosamente nuestras miradas se dirigieron hacia el mismo lugar; un retrato sobre el aparador de ébano cuyo ángulo daba directamente sobre nuestros ojos. Dentro del marco, el semblante risueño de un hombre joven y bien parecido nos observaba en blanco y negro, desde otro tiempo y espacio. Se lo veía tan feliz en esa foto que deduje estaría muerto en la actualidad. - Era escocés - No, gracias, no tomo alcohol - Que era escocés, le digo. - Ah,... comprendo... escocés de nacionalidad. - De la nobleza, más precisamente. Mi familia me lo impuso, sobre todo mi padre, quien quería verme casada con un aristócrata. Pero yo no lo deseaba. Al que yo amaba de verdad, mi familia no lo aceptaba. Con mi amante nos escribíamos cartas a escondidas. Pero un día, mi hermano interceptó una de ellas y la falsificó haciéndome creer que él ya no me amaba. Mi desilusión fue tan grande, que al final terminé casándome con Arturo. A pesar de todo, era bien parecido... - Sí, así lo parece, le decía yo, observando el retrato y pensando en que la cosa iba para rato, y a mí, lo único que me interesaba, era el misterio que encerraban sus gatos; pero la mujer le seguía hablando al retrato(o insultando) en italiano. Su parlamento inundaba la pieza como si hubiera un televisor puesto en un canal italiano y no me daba pie para preguntarle por su gato enfermo. ¿Dónde estaban sus animales?, me preguntaba yo, examinando la casa detenidamente. No había indicios de su presencia ni de su característico olor. Ni siquiera había restos de su pelaje sobre el sillón rojo. - ¿Toma más té signore?, insistió amablemente. - Sí, le contesté, pasándole mi taza de porcelana. La mujer parecía que hubiese estado toda la vida esperando este momento para contar su historia; y en la narración, estaba claro que el hombre de la foto parecía ser más un trofeo que un marido muerto. - Duró tan poco mi matrimonio... -¿Cómo fue eso?, le pregunté, ya olvidándome por completo de los gatos y de la bolsa de arpillera. - ¡Un día, signore... un día duró nuestro matrimonio! -¿Un día?, pensé yo, ¡ qué suerte la de esta mujer! - Lo maté en nuestra noche de bodas, – dijo la italiana. Cuando pronunció estas palabras yo me quedé petrificado con el buche de té en mi boca inflada como un sapo y especulando con los días que me quedarían de vida. - Pero no se preocupe que contra Ud. yo no tengo nada – dijo. Eso me tranquilizó y pude tragar el buche del té aunque con cierta desconfianza. - Les hice creer que fue un accidente. Pobre, fue un hombre muy querido y admirado. Y se notaba que estaba enamorado de mí- dijo, recostándose sobre el terciopelo rojo y prendiendo un cigarrillo largo de color marrón chocolate; pero no quería dejarme cantar que era lo que a mí me gustaba. - Pobre Arturo... De pronto el silencio y la quietud de la noche se apoderaron de la habitación; las palabras de la vieja quedaron rebotando sobre las paredes hasta quedar destrozadas y mudas. Pero otras parecían surgir de los restos de las oraciones suspendidas. La palabra confesión y denuncia sobrevolaban por el aire, buscando un receptor que las amplifique. Pero nada de esto sucedía. Lo único que se movía era el fino humo de su cigarrillo marrón que subía y se transformaba en una nube blanca en forma de anillo arrugado por encima de su cabeza. Miré hacia el retrato compadeciéndome de él. -¿Qué le pareció la historia? - Interesante -. Pero, dígame ¿No tiene miedo de que yo la denuncie? - Nadie puede comprobar nada, hijo mío. Pensarán que estoy loca, no le van a creer; además, ¡ya pasaron tantos años! Había algo de cierto en sus palabras, sobre todo en las que afirmaba que estaba loca. Pero no dejaba de resultarme intrigante su inverosímil narración; aunque yo había venido por otro asunto, la historia del escocés bien podría ser la destinataria para un artículo en el diario. Miré el reloj, ya era tarde. Un viento frío, casi polar, se colaba por las ventanas de colores, congelando aún más la sonrisa de Arturo. - Lamentablemente ya me tengo que ir, - (el último de mis ómnibus estaba a punto de pasar y no podía perdérmelo)-, pero antes, quisiera hacerle una última pregunta. - Hágala, signore. -¿Dónde están sus gatos enfermos? - Ya le dije que los curo y los devuelvo al parque. No pensará que los enveneno ¿verdad? - No, nunca hubiese pensado algo semejante. - Quedaron tantas cosas para contarle que es una lástima que se vaya. ¿Por qué no regresa otro día, le parece el viernes?, dijo, alcanzándome mi abrigo y abriendo la puerta. Me saludó con su fría mano, que ahora me parecía de bronce. Le contesté que si, tomé mi abrigo y salí del castillo de juguete. Afuera, el silencio se cortaba apenas por el rumor lejano de algún automóvil trasnochado. La calle estaba dormida, bañada en oscuridad. Observé que las casas eran todas como pequeñas jaulas que encerraban quizá también otras historias como ésta. Pensé en abrir todas las puertas y dejar en libertad a los fantasmas atrapados entre sus paredes. ¿Serían ellos los fantasmas o seríamos nosotros? Divisé al ómnibus cuando crucé la avenida. Lo corrí hasta que lo alcancé. Cuando subí noté cierta similitud entre el guarda y la vieja foto de Arturo. Me senté en mi ventana de siempre. Estaba empañada y la cara borrosa del guarda reflejada en el vidrio parecía ahora la del noble escocés, pero más viejo. 2 La descubrí sólo una vez antes de nuestra cita del viernes. Encorvada por las bolsas, la vi distribuir los platillos entre los gatos cerca de la fuente (cada vez eran menos) y me acordé de Arturo y de la poca suerte que tuvo con los platillos de la mujer. No le hablé, la observé de lejos traspasar el portón de alambres; la vi lentamente eludir las baldosas rotas como guiada por su memoria, hasta que dobló hacia su casa por la calle oscura y misteriosa. Me pregunté si ella no sería, acaso, la causa de la muerte de los gatos. Llegó el viernes y yo hice lo mismo: no pasé por el parque y me fui directo hacia su castillo. Esa noche estaba despejada, se veían algunas estrellas aburridas de tanto dar vueltas sin saber porqué ni para qué. Las luces del pavimento estaban curiosamente prendidas todas al mismo tiempo quizá por primera vez. Me fue fácil esta vez dar con su castillo. La luz me permitió, ahora sí, ver el jardín abandonado. La espesa mata, despareja y seca, me recordó la cabellera de la vieja. Golpeé la puerta con la mano de bronce y se abrió sola, estaba sin tranca. Me quedé quieto del lado de afuera. Intenté una vez más golpeando la puerta con la fría mano de bronce, para que la mujer se percatara de mi existencia. Al rato veo que la señora sube por la escalera que daba al sótano acompañada por un hombre y se sorprende al verme; me saluda y rápidamente se despide del sujeto. Su cara me era familiar. Quizá lo había visto en el parque junto a la mujer o quizá caminando por la zona. Era mucho más joven, de baja estatura y con lentes gruesos como enormes ojos de vidrio. Llevaba una linterna en la mano. La mujer cerró la puerta después que los gruesos lentes cruzaron el jardín y se perdieron entre los muros. - Pase, que hace frío – dijo la mujer, un poco agitada, mientras bajaba apresurada a cerrar la puerta del sótano. Cuando volvió, tomó mi abrigo, lo colgó y me llevó sin mediar palabra alguna, hacia el living de terciopelo azul. Me ofreció algo para tomar pero le dije que no. Por las ventanas entraba algo del reflejo de las luces del pavimento, tenuemente coloreadas por los rombos de vidrio. - Es un amigo que me ayuda con la casa de vez en cuando -, dijo, sin que yo le preguntara nada, refiriéndose al petiso de lentes. La mujer estaba desaliñada como si recién hubiese llegado del parque. Su pelo alborotado como un gato erizado, apuntaba para todos lados. La imagen de Arturo seguía ahí sonriendo sin saber porqué ni para qué. -¿Qué hay en el sótano?, le pregunté, yendo al grano. Esta pesquisa puso más incómoda a la señora. Yo tenía la intuición de que algo había en esa habitación - No es de eso de lo que quiero hablarle, vociferó cambiando de tema. El tono de su conversación ya no era el mismo que el de nuestro encuentro anterior. Algo había ocurrido; quizá yo había llegado en un mal momento a juzgar por la presencia del petiso de lentes. O quizá algo inesperado le habría sucedido. Estaba seria, concentrada en lo que iba a decir. - Hay una cosa que no le conté, pero para contárselo necesitaría de algún dinero. ¿Ud. me entiende verdad? Me surgió un imprevisto y necesitaría el dinero, no mucho, por supuesto, dijo mezcla de italiano y español. Por ahí venía la cosa, pensé. Tenía que haberlo sospechado antes, dado su desmedido interés en hablar conmigo, pero ya era tarde. No podía echarme para atrás justo ahora que estaba por hacerme una importante revelación Le pregunté el monto y era tan insignificante el dinero que me pedía, que se lo di sin preocuparme, con tal de que me siguiera inventando la historia para escribir en el diario. - Ahora, más que contarle una historia, tengo que hacerle una confesión. - Hágala, le dije. - Mi marido no es la única persona que murió. -¿No?, pregunté un tanto asustado. - No señor. - También murió Edgardo, mi amante. Yo lo había conocido mucho antes que Arturo, pero mi gente, como le dije antes, no lo aceptaba debido a una vieja rencilla familiar. Cuando supo de mi boda, se suicidó. No soportó tanta humillación. - Lógico -, le dije yo, tratando de comprenderla y meterme en su mente aunque sea por unos instantes. En su locura ella no experimentaba remordimiento alguno. Le daba placer contar con lujo de detalles los pormenores de su historia, de los personajes que rondaban por su vida. Cuando terminó de hablar en italiano, se relajó (como si se hubiese sacado un peso de encima) prendió otro cigarro largo de chocolate, se recostó en el sillón y se puso a mirar la foto del escocés, buscando, tal vez, redimirse frente a su imagen. - Luego de una larga pausa y cercenando el silencio me dijo: ¿No quiere tomar nada signore’? - No -, le contesté. (No quería ser su próxima víctima) Pero hay algo que quiero que Ud. me proporcione -, le dije.- Necesito las fechas exactas de las muertes. - Ud. ya sabe lo que tiene que darme... Saqué de mi billetera un monto igual al anterior y se lo di sin titubear. Anoté las fechas en un cuaderno que yo siempre llevaba para estas ocasiones. La muerte del escocés era de treinta años atrás y la de su amante seis meses después. Noté cierta lógica en la concatenación de los hechos. Reparé en ello por unos momentos, pero sin olvidar que estaba frente a una mujer desequilibrada. - Voy por más té- dijo la dama, mientras guardaba el dinero en su bolsillo. Aproveché ese momento de distracción para recorrer la casa. Bajé rápido las escaleras. Intenté en vano abrir la puerta del sótano. Una aroma extraña emanaba desde su interior. Me recordó un viejo laboratorio que conocí en mi infancia. Luego subí sin hacer ruido y me dirigí hacia las habitaciones de arriba. La puerta estaba entornada, pude ver una habitación con decoraciones de otra época, como una escenografía, pero sentí ruidos que provenían de abajo y me largué de inmediato. Bajé a tiempo y me senté nuevamente en el sillón como si nada hubiese sucedido. De los gatos no había rastro alguno. De pronto se apareció la mujer con un vestido nuevo, dejó el té sobre la mesa y se fue hacia el aparador. Lo abrió y sacó un viejo tocadiscos a púa. Lo puso a rodar y empezó a sonar una ópera. - “Lucia”, dijo la mujer, “la ragion smarrita”. ¿Hermoso, verdad?, dijo, mientras daba un sorbo al té. “Il dolce suono mi colpi de sua voce!.... se escuchaba desde el viejo tocadiscos a púa. La música otorgaba el dramatismo que le faltaba a la escena. La mujer se había puesto unas singulares ropas para la ocasión. ¿Sería el traje de “Lucía?”. Sus labios se movían a la par de la soprano, pero casi sin emitir sonido (¡mejor!, pensé) Sus manos se balanceaban con el ritmo de la pieza musical, pero a destiempo. Un solo de flauta se intercambiaba con la de su débil y desafinada voz. Su actitud sugería ser la de una diva del canto retirada (con la salvedad que ella ni siquiera había llegado a ser una diva) Cuando el disco terminó, la mujer se mantuvo en su silla, recostada y entregada al frenesí que la música inspiraba. Miré mi reloj, ya era tarde. La mujer seguía en el sillón, vencida por la pasión. Advertí que esta mujer no tenía nada más para contarme, o mejor dicho, para inventarme. Me paré en silencio insinuando mi retirada. La mujer se levantó al escuchar mis pasos, comprendió mis intenciones y se fue en procura de mi abrigo. Nos saludamos sabiendo que éste había sido nuestro último encuentro. Antes de irme le hice la última pregunta - Hay un dato que me falta y es su nombre. ¿Me lo podría suministrar? - Adivínelo signore, es muy fácil. Cuando escriba el artículo se va a dar cuenta... Su cometido había sido cumplido: su soledad había sido mitigada aunque sea por unos breves momentos (además de algún dinero) Crucé el jardín y desaparecí en las sombras. La música seguía resonando en mi cabeza, como un eco interminable. La imagen de Arturo y Edgardo me sugerían venganza y compasión, sedientas de un final que les dé paz a sus almas. Su última frase “Cuando escriba el artículo se va a da cuenta”... siguió sonando en mi cabeza. Pero era muy tarde, ya pensaría en un final para esta historia. El ómnibus no demoró en llegar. Eso me llenó de júbilo, porque esa noche hacia mucho frío. 3 Pasó un largo tiempo y a ella no la vi más, se la llevó el invierno envuelta con sus trajes de ópera y su bolsa de arpillera. Tampoco se la vio junto a los pocos gatos hambrientos que aún yacían en el vergel. El artículo para el diario estaba estancado; el relato tenía bifurcaciones sin resolver. Una de ellas era encontrar el paradero de esta mujer y saber qué le paso exactamente, ¿por qué había desaparecido tan repentinamente? Una tarde salí yo en su búsqueda. Era de día, fue fácil dar con su casona. Pude percibir, a lo lejos, que su castillo medieval tenía un cartel de venta en su fachada. Se había ido o se había muerto, medité. Percutí la puerta con la mano de bronce pero fue inútil: no había nadie, estaba abandonada, a la espera de un posible comprador. Recorrí sus alrededores. El fondo parecía un desierto, un cementerio de arboles marchitos, y plantas muertas de sed. ¿Desde cuándo estaba abandonado? Luego salí del fondo por uno de los costados y me topé con el sótano. La ventana de la bodega estaba cerrada con llave, fueron inútiles mis intentos por abrirla. -¿Viene por la casa?, disculpe la demora -, sentí que alguien me preguntaba detrás de mí. - Si, le contesté, para salir del paso. Era una mujer más bien delgada, con aire servicial y de buena presencia. Una típica vendedora - Pase por acá, sígame por favor. Me llevó hasta la puerta de entrada. La vendedora no daba con las llaves de la puerta y probaba una a una, hasta que al fin se abrió. Comentaba que siempre se confundía con las llaves del fondo. Adentro estaba oscuro y olía a humedad. Entró la luz cuando levantó las persianas de las ventanas onduladas. La habitación estaba vacía, sin muebles. Un escritorio estaba en el centro del living, como una isla en medio del océano. Allí se sentó y esperó a que yo lo hiciese. Me contó en forma detallada todos lo pormenores de la casa, cumpliendo con su rutina habitual. Esperé el momento adecuando para dar mi primer zarpazo informativo. Indagué a la mujer hasta donde pude. Al principio no quería hablar, rehuía a mis preguntas; pero cuando se dio cuenta de que a mí no me interesaba comprar la casa, se explayó largamente. Sus datos fueron reveladores. La casa hacía muchos años que estaba abandonada Pero lo más curioso no era eso: su dueña había sido una cantante de ópera que se había vuelto loca. También me confesó que en ella había ocurrido un horrendo crimen y por eso la gente decía que la casa encerraba una maldición. Se comentaba en el barrio, decía la vendedora, que de noche, y siempre a la misma hora, se escuchaba el canto de una mujer. Entonces. ¿Cómo había entrado yo a la casa? ¿Quién era la mujer del parque? ¿Una impostora, para sacarme algún dinero? ¿Un fantasma? Le pregunté por la llave del sótano, pero no la tenía. Me confió, que ése era el lugar dónde se suponía había ocurrido el crimen. Se creía que esa puerta había estado cerrada por mucho tiempo y nadie se animaba a traspasar sus límites. Cuando salí de la casa, la vendedora ya no estaba. Las puertas estaban cerradas. La busqué infructuosamente por los alrededores del castillo. Había desaparecido delante de mis propios ojos. Pero no me extrañó. Ya nada me sorprendía. . 4 El parque reverdecía a cada instante, pero los gatos la echaban de menos. Los que sobrevivieron lo hacían como podían, recogiendo las sobras que la gente les dejaba al pasar. La desaparición de la italiana tendría alguna conexión con su confesión, aunque fuese pura invención. La duda se apoderaba de mí. Las piezas del rompecabezas no me cerraban. El misterio del sótano y el petiso de lentes, era un enigma que no lograba enlazar en mi artículo para el diario. Lo único cierto era el crimen ocurrido treinta años atrás y el fantasma de la cantante de ópera. Quizás la mujer del parque sabía esta historia y abusó de ella para engañarme. El tiempo pasaba y ya no podía esperar otra estación más antes de terminar la crónica. Era primavera y el bosque cerraba más tarde. Yo a veces dejaba pasar mi ómnibus de las seis y cuarto y me quedaba en el parque hasta que los árboles tapaban al sol. Cuando el cuidador avisaba que el parque cerraba yo tenía la esperanza de verla, como en los viejos tiempos, alrededor de la fuente y cerca del portón de alambres retorcidos. Una vez tuve la ilusión de que era ella, pero se diluyó en pocos segundos al comprobar que era un hombre disfrazado de mujer y con un perro dentro de una bolsa. Decidí entonces, volver a la casa una vez más. Recordé la ventana del sótano. Tendría que investigar el origen de ese olor extraño. Resolví que lo haría de noche y dotado de los instrumentos necesarios para abrir, si fuese imperioso, la claraboya del sótano. Lo hice un viernes, para seguir con la tradición de mis encuentros anteriores, pero lo busqué sin luna. Las luces de la calle no se animaban a existir y eso fue de mi ayuda. El castillo estaba lóbrego, con un cartel atravesando la puerta y otro sobre una ventana del piso de arriba. El jardín sin luz era un obstáculo; los arbustos azotaban mis piernas como si fuesen látigos blandos. Circundé la casa, auxiliado con una diminuta linterna china, hasta llegar a la ventana del sótano. Una persiana con candado cubría la ventana. Lo aparté sin dificultad (estaba roto) y la persiana se abrió. La ventana era pequeña, un hombre no podría atravesarla, pensé. Rompí el vidrio sin hacer ruido y la abrí con cuidado. La linterna china tenía poca potencia pero la suficiente para hacerme sentir escalofríos y repugnancia. Mis ojos no podían creer lo que veían. Nuevamente la linterna doble apuntando hacia mí. Eran los ojos de gato pero ahora parecían quietos y firmes. Sobre estantes correctamente ordenados aparecían los gatos del parque embalsamados, como si fuese un laboratorio de zoología de un colegio secundario. Reconocí, incluso el semblante y el pelaje de algunos. Recordé el aroma del petiso de lentes. Era inconfundiblemente el mismo. Formol. Repentinamente escuché ruidos. Moví la linterna para el lugar de donde provenían los chillidos. Eran simples ratas que cenaban con algo que no pude vislumbrar. De repente sentí movimientos que venían del fondo de la casa. Pero yo no sabía si venían de adentro o de afuera del castillo. Apagué la linterna y me quedé quieto. Pude distinguir una silueta moverse dando pequeños saltos por el fondo de la casa. Me escondí detrás del muro y esperé que desapareciese. Nada de esto sucedía. La silueta estaba ahora frente a la ventana del sótano, podría ser la del petiso, cavilé. Deduje que me estaba buscando a mí. El sereno prendió una linterna mucho más potente que la mía (no sería china) Yo salté para el jardín y me tiré al piso protegido por las alta matas y la cerrazón de la calle. Así estuve un largo rato hasta que ya no se veía la silueta del sereno y no se percibían sus ruidos. Salí reptando por el jardín y rezando para que las intermitentes luces no se prendieran. Cuando lo hicieron, yo, afortunadamente, caminaba por otra cuadra, limpiándome los restos de tierra pegados sobre mi ropa e intimando a mi linterna de que me alumbrase el camino. Esa noche había despejado uno de los misterios de esta historia. La mujer guardaba como trofeos a los gatos del parque; los alimentaba, los mataba y los embalsamaba. Por eso cada vez era menos la población de gatos en el parque. Su locura no parecía tener límites. ¿Para qué, con qué fin? Esa noche la pensé entera, mi ómnibus ya no pasaba, caminé hasta el amanecer. Para no extraviarme en la negrura, hice el recorrido habitual del ómnibus. Las paradas, vacías de inquilinos, me sirvieron de guía. La temperatura, por fortuna, no fue un impedimento. 5 Luego de resolver parcialmente el enigma de los gatos, quedaban algunos cabos por atar en esta historia. Arturo y Edgardo eran un capítulo aparte. Del primero tenía la imagen de su foto, y del segundo, sólo poseía la fecha y el lugar de su muerte. Rememoré las palabras de la mujer, de los archivos, de las fechas y de los documentos que avalaban sus dichos. Examiné una vez más mi libreta de anotaciones. Ahí estaban los horarios y las fechas de sus muertes, aguardando que yo las cotejara aunque sea para quitarme una duda. Para eso tendría que husmear en los diarios de esos años. Lo mejor, pensé, es ir a la Biblioteca Nacional. Quedaba en el otro extremo de la ciudad, al que yo no iba nunca. Me transportaría el mismo autobús del parque, pero en sentido contrario. Lo hice una mañana antes de ir a mi trabajo. El ómnibus era el mismo, pero sus habitantes me eran totalmente desconocidos. Sus miradas me intimidaban y yo me sentía como un extraño. Puesto que el itinerario era en sentido opuesto, esta vez el guarda era el chofer anterior y el chofer era el guarda del recorrido precedente. Sentí un gran alivio cuando entreví por la ventana que ya nos acercábamos al edificio de la Biblioteca. Me llenaron de diarios y papeles de la época en que hipotéticamente habían ocurridos los hechos narrados por la vieja. Los coloqué sin hacer ruido en una de las butacas que elegí al azar. Era muy temprano. Exploré, como en un viaje a través del tiempo, las páginas policiales de los diarios de la época. Lo hice durante bastante tiempo, porque en un momento dado quedé sólo y dormido, pero nada encontré. Luego, caminé hasta la parada del ómnibus saludando al pasar a unas caras conocidas. Recordé el relato en el que yo me encontraba antes de entrar a la biblioteca. Recapitulé que le faltaba un final. En el trayecto, el ómnibus cruzó por al parque. Observé por la ventana que ella estaba cerca de la fuente. Bajé inmediatamente. Ahí estaba la mujer de los gatos, la que yo veía todos los días después que salía del diario, la que dio origen al relato sin terminar. Cerca de la fuente de los leones de piedra, se disponía a volver para su casa, como lo hacía todos los días. Sé que algunos pensaran que fue una mala acción. Pero fue inevitable. Ella, Lucía, fue la que me lo sugirió. Esperé el momento propicio, la impunidad de la oscuridad, el agua de la fuente y su eterna maldición. Un gato saltó de la bolsa y corrió hacia la luz. Sus ojos, únicos testigos del final, reflejaban la luz como una linterna doble apuntando hacia atrás. GABRIEL FALCONI | | | La ira de los buenos “Si me buscan van a encontrar un hombre. Tengan cuidado con la ira de los buenos” Alberto Brito Lima. Fundador Comando de OrganizaciónNoche cerrada. Aeródromo de LaferrereLa noche era cerrada y oscura. Profunda negritud que no dejaba asomar la luna. Ni una sola estrella se podía apreciar en el firmamento. En esta oscuridad se desarrollaba la escena de tres hombres contemplando la ausencia de la luz en la nocturnidad brumosa, el presagio de aquella oscuridad, que de alguna manera se antojaba –y era- terrible, les estaba marcando la suerte. La figura de B. se percibía entre sombras y movimientos toscos pero precisos, en ese instante contemplaba al cielo cerrado con un chispazo de furia en sus ojos negros inyectados en sangre y furia. Por un instante miro el cielo y pensó para si mismo que si el mismísimo Dios estuviera frente a él lo cagaria a patadas. Con ese sentimiento a flor de piel, respiro profundo y descargo su ultima patada sobre el cuerpo ya rendido de su victima. Su cómplice, en cambio tenia la mirada perdida en el cielo como si quisiera evadirse de lo que sucedía. La victima que ya había perdido un ojo y casi no veía por la sangre que cubría el otro y lo que quedaba de su rostro carecía de fuerzas y ganas de suplicar, o incluso de desear su propio fin. Ya estaba rendido. La golpiza que le habían propinado al hombre vencido y maniatado tendido en el pasto había hecho mella. Sus gritos y suplicas fueron apagados por la inmensidad del vacío en la noche oscura. Lo habían molido literalmente a golpes y sus huesos estaban quebrados. Sin embargo, B. no se sentía satisfecho. Aquel hombre vencido y maniatado verdaderamente le desagradaba. Lo observo con odio. Saco del bolsillo de su gastada campera de jean una sevillana automática, B. se agacho y observo la boca del hombre maniatado y vencido, que ya carecía de fuerza para oponer cualquier resistencia, obligándolo a abrirla B. observo una boca pequeña, un orificio abierto y unos finos labios dibujados que desagradaban a su vista. Había que mejorarlo, se dijo, sorbiendo una bocanada de aire fresco para con el estilete ir haciendo un tajo en la comisura derecha del labio. El hombre vencido y maniatado en el pasto lanzo un gemido desgarrador que se perdió en la inmensidad del terreno y el tráfico intenso de la ruta, en esa noche oscura y cerrada, sin luna y –para él- sin esperanzas, en el centro del aeródromo. La sangre salpica la campera de B. y las zapatillas de su compañero que contemplaba la escena completamente absorto y paralizado, como un enmudecido testigo de aquel acto de crueldad. Jamás se había imaginado tal desenlace. Lo que sucedía era la locura.B. pego un salto y comenzó a insultar al hombre maniatado, vencido y torturado, tirado en el pasto.-Hijo de puta me manchaste la campera. ¿¡Qué te pasa infeliz se te borro esa jodida sonrisita de ganador!?B. tomo el caño de hierro con que anteriormente había golpeado al hombre vencido, maniatado y torturado, aquella noche cerrada y sin luna, donde el espanto de los gemidos se perdía en la inmensidad del aeródromo y era apagado por el ruido de los autos y camiones de la ruta. De un ágil movimiento incrusto el caño de hierro en la cabeza del hombre caído. La sangre salpica aún más y el cuero cabelludo cede, astillándose el cráneo y haciendo que algunos restos de la masa encefálica se desparramen en el pasto. El hombre vencido y torturado ya no grita. El compañero no lo resiste y vomita sobre el cuerpo inerte.B. observo su trabajo. Callo por un instante y quedo paralizado. Una imagen fugaz de su viejo en el matadero le vino en mente. Le recordó la cabeza de un novillo, la maza golpeando y la sangre que salta. Se alejo unos pasos, respiro profundo y se calmo. Arrojo lejos el caño de hierro y saco del bolsillo superior de su campera un atado de Parissienes y un encendedor. Prendió uno temblequeando y dio una pitada liberadora. Todo había terminado ya. El compañero lucia abatido y pálido, sin omitir palabra, sin comprender lo que sucedía. B. intento tranquilizarlo y apurar la situación.-Ya esta, nos largamos.El rostro moreno de B. brillaba por el sudor y sé hacia notar aún en lo oscuro de esa noche sin luna. Lucia entre excitado por lo sucedido y tranquilo, como sabiéndose impune, protegido, incluso poderoso. Algo había hecho para terminar así, pensó mientras expiraba el humo del cigarrillo.Dio un par de pitadas más a su cigarrillo y le dijo a su compañero que se fueran, le comenzó a inquietar el lugar y quería salir de ahí. Tanta presencia de la noche cerrada lo ponía paranoico. El compañero reacciono siguiéndolo como un zombie y en silencio, shockeado aun por lo que sucedió con el hombre vencido y maniatado.Amor clandestinoEl diputado espero a que el comisario se marchara y observo el andar de la rubia moza que había atrapado su atención. La observo atentamente, su frescura de muchacha, el bambolear de sus enormes tetas, su belleza. Sentía que el aire de su juventud era la ausencia de la propia. Recordaba burlonamente que cuando muchacho necesitaba de mucho trabajo para que una chica así se fijara en él. Se sorprendió pensándose como era entonces: un morocho fornido y barrigón de bigotes hasta el mentón. En ese entonces conseguía el sexo en el puterío –al que iba después de su jornada en los mataderos- y las novias, entre las chicas del barrio. Las prostitutas y la esposa, algo que se había mantenido inalterable a lo largo de su vida, sin que pudiera discernir cual era la diferencia entre unas y otras. Son todas putas, se repetía a si mismo. Ahora, en este presente podría llevarse a esta u otra chica así a la cama sin el más mínimo esfuerzo. El poder seduce le había dicho una vez el turco Menem. Pensó por un instante en invitarla a salir, pero prefirió abandonar el lugar sin hacer el papel de viejo verde, sorprendiéndose por el pudor.Estaba tenso. Una vez en la calle le dijo al custodio que iba a la casa de ella, que no hacia falta que lo llevara y que lo pasara a buscar a medianoche. Desconecto el celular y camino las pocas cuadras que lo separaban del departamento que estaba ubicado frente a la estación de Ramos Mejia. Ella se sorprendió al verlo y le dijo en su dulce tono caribeño lo contenta que estaba de su presencia. Lo abrazo suavemente y le dio un beso de lengua profundo. El diputado se estremeció por esos labios carnosos y acaricio el rostro de la mujer morena mientras ella le susurraba entre besos que lo había extrañado. La separo cariñosamente de él y le pidió un trago, le dijo que necesitaba distenderse. La mujer morena le fue a buscar el Chivas con hielo mientras ella se servía un ron con coca. El concejal la observo, un cuerpo esbelto y carnoso, un andar que lo hacia sentir en otro lado. Sintió que su pija empezaba a ponerse dura. Ella se sentó junto a él en un mullido sofá del living. Acaricio su cabello y contemplo el rostro del diputado ya relajado y sin tanta tensión. El le pidió que le hiciera un masaje y ella accedió rápido buscando con sus dedos los nudos en la gruesa espalda de su hombre.El diputado se sabía feo e inexpresivo, incluso viejo aunque a ciencia cierta apenas había cruzado la línea de los cincuenta y mantenía un buen semblante. Sabía que a ella le atraía su posición, su dinero, su poder. El era la posibilidad del deseo irrealizado, el sueño de una vida mejor. Era un instrumento.El diputado se sentía merecedor de aquellos susurros caribeños y del sexo mojado de la amante que se le ofrecía como hembra en celo. Había trajinado mucho para llegar hasta allí, para tener el poder de decidir sobre vida y muerte sin rendir cuentas. Se sentía merecedor de las palabras cariñosas y la fidelidad de ella.Fueron a la cama e hicieron el amor por un buen rato, durmieron juntos la resaca del polvo y a la medianoche se despidieron con un beso tierno y la promesa de verse al otro día. El odiaba volver con su esposa, ella odiaba quedar sola por eso, pero lo aceptaba, era su hombre y su sueño y lo aceptaba.Fist fuckingEl enorme culo moreno se brindaba parado como una luna llena, se meneaba despacio, movía sus carnosos cachetes rítmicamente, tenían sabor. Su compañero se toqueteaba la pija para endurecerla, algo flaccida después del pase de coca. Ella le susurro en un calido tono caribeño –hombre, entrame vamos. Para calentarlo iba metiendo, de a poco, la mano en la vagina. De pronto, el joven amante, unto su puño derecho enguantado en latex con el frasco de vaselina. Le pidió que levantara el culo y comenzó a penetrarla con los dedos. Los fue metiendo lentamente de a uno moviéndolos suavemente, ella continuaba con su mano en la concha y lanzaba grititos de goce. Ante cada respingo de dolor de la mujer, el aflojaba y seguía penetrándola. De a poco fue metiendo dedo por dedo, hasta que entro toda la mano en el culo y los gemidos de ella se hacían intensos dando cuenta de esa extraña mezcla de placer y dolor que estaba sintiendo. Con la mano dentro del culo siguió hasta llegar a la altura de la muñeca. En ese punto comenzó a penetrarla con un movimiento rítmico y continuo, empujando con fuerza, mientras su otra mano sostenía las enormes nalgas. La mujer se retorcía y pedía por favor que parara mientras continuaba masturbándose. El no hizo caso y continúo. Ella se separo violentamente y en ese acto había una mezcla de excitación, dolor, deseo y odio; cuando salio la mano del culo ella se cago suave y placenteramente. La mierda era un elixir que reforzaba los sudores del sexo que impregnaban el ambiente. El guante de latex mostraba restos de mierda y sangre. El hombre, con la pija al palo, a pesar de la cocaína, hacia que la mujer lamiera la mierda y la sangre de su guante, la mujer muy caliente comenzó a chupar alternativamente la mierda del guante y la pija del hombre hasta hacerlo acabar.A un costado, dos hombres contemplaban la escena, uno de ellos peinaba líneas en un espejo cargado de cocaína.Un hombre en apurosQuien iba a pensar que yo iba a terminar así. Apaleado y torturado por unos matones de esos que recibo a diario en mis boliches y que fueron enviados por aquellos que creí protegerme. Como iba a prever que la vida me iba pagar con esta moneda. Lo único que contemplo es el centelleo del caño con el que me golpean y la oscuridad del cielo en una noche terriblemente negra, premonitoria, cargada de demonios y de fantasmas que hoy se me hacen presentes para contemplar con una sonrisa mi calvario. ¿Será el precio de la traición? ¿pero no era la traición lo que siempre me pidieron? Ahora a las puertas de esta horrible muerte lo siento, siento el peso de haber abandonado lo que fui para salvarme, de aquellos muertos pasados que con sus caras jóvenes e inocentes observan mi sufrimiento, como traidor, como victima, como escoria de la sociedad que se mantuvo a flote corrompiéndome por lo que alguna vez fui. Siento como fluye mi sangre, los gritos de dolor ya no tienen sentido y son una queja por haber soñado alguna vez con otras muertes, como héroe, como anciano, como drogadicto, pero nunca torturado porque si. Para ser el chivo expiatorio de otras personas que necesitan de un chivo expiatorio y un culpable para tapar sus propias traiciones y sus propias culpas. Y yo que me creía protegido e impune. Amigo de los chorros y policías que tomaban su cocaína con mis chicas. De los chulos que me entregaban sus pijas a cambio de droga, dinero o favores. Porque a mi siempre me gustaron los hombres duros y siempre tuve a mis putas controladas como un macho. Que ironía, las veía en pelotas, las miraba coger, se me entregaban y a mi no me movían ni una pestaña. Pero esos tipos calientes que se las tiraban a lo perrito o creyéndose protagonistas de una película pornográfica me ponían al palo. Que ironía nuevamente, fue por una de mis putas que terminó así, torturado hasta morir en medio de la nada en lugar de haber muerto junto a mis compañeros, a los cuales traicione para vivir una vida que es mejor que no vivir ninguna.Perdidos en las fauces de la nocheSalieron hacia la Ruta 3 y cruzaron la misma hacia el lado de Maria Elena. Los autos y camiones cruzaban de un lado y otro de la carretera a gran velocidad. A esa altura el cruce es un poco inhóspito, frente al aeródromo lo único que había era un enorme terreno baldío, junto a un gran galpón de alimentos. Cruzado ese trayecto se encaminaron entre las calles de barro, unas diez cuadras de caseríos de material y chapa, silenciosos, guardando el sueño de sus habitantes. Los ladridos furtivos de los perros noctámbulos eran su única compañía junto al ruido de sus pasos. La excitación carcomía a B. y el terror a su compañero. Querían llegar a lo del amigo, un refugio, donde tenían un lugar para pasar hasta la mañana el resto de la noche y cambiarse la ropa. Llegaron a una casa con techo sin terminar mitad tejas, mitad chapas y un caminito de material que conducía hacia la gastada puerta de madera. El amigo no hacia preguntas intuyendo que la ignorancia era su salvaguarda. B y su compañero llevaban cocaína en abundancia que le quitaron a su victima. Sin exagerar, un ladrillo envuelto en papel plateado de cocina y una bolsa plástica de mercado. El amigo trajo unos vasos metálicos que saco del congelador de su vieja heladera y el vino tinto en caja. Se hizo del espejo y una tarjeta plástica, mientras los dos hombres recién llegados de la noche cerrada limpiaban sus ropas ensangrentadas. B, excitado, apuro sus movimientos, quería tomar vino y algo de merca, su compañero, aturdido, hizo lo mismo, pero en cambio él necesitaba olvidar.Esa noche B y su compañero, bebieron y liquidaron un buen par de gramos en rayas cargadas y mal picadas, lo que los mantuvo paranoicos, alertas y despiertos hasta el amanecer, cruzando apenas palabras que costaba pronunciar. Los gallos del barrio y los ladridos de los perros a los primeros en levantarse en la madrugada interrumpían de tanto en tanto la radio encendida, mientras el barrio comenzaba su movimiento cotidiano de hombres y mujeres mal dormidos que se dirigen a su trabajo, en busca de uno o simplemente para procurar la manera de sobrevivir otro día.Es el poder, estupido.El comisario llama al diputado desde un celular y le comunica la noticia.-Es urgente que nos encontremos.Cuando la tarde esta cayendo se encuentran en un bar de Ramos Mejía. El diputado lucia un buen porte. Impecable pantalón caqui y camisa de algodón blanca. Un reloj deportivo en su muñeca izquierda y una fina pulsera dorada en la derecha. Su rostro no era expresivo y no se podían distinguir en él huellas de preocupación. El comisario por su parte estaba enfundado en su traje gris cruzado, con una corbata a cuadros floja, el botón de la camisa blanca del cuello desabrochado. El diputado y el policía ordenan a los custodios que esperen en las mesas cercanas a la puerta. Ellos se acomodan en sus asientos y piden dos cafés y dos aguas minerales sin gas. Esperan a que la moza, una muchacha rubia que atrae sus miradas, les sirva para comenzar a hablar del tema.-Ya esta hecho.-Bien. Contesto el hombre político, dando certeza de absoluta seguridad en el asunto, aunque su gesto daba muestra de cierta preocupación, que se hacia notar en una especie de tic que desfiguraba por un instante un rostro de por sí demasiado inexpresivo.El comisario se sirvió un trago del agua mineral, bebiéndolo de a pequeños sorbos que le mojaban el bigote. El diputado pensó por un instante, mientras veía a la rubia moza ir y venir entre las mesas. El hombre de ley lo interrumpió.-¿Te parece que valió la pena correr tanto riesgo por tan poco? ¿Jugarse así por celos de una puta?-No se trata de ella sino de mi orgullo. Se trata de recordar cuanto costo llegar acá y que nadie te va a impedir gozar de ello. Le dije que no la hiciera trabajar más y no me hizo caso. Tenia que pagar. Y no la vuelvas a llamar así, ahora es una señora.-Como quieras. Pero estas perdiendo la cabeza y arriesgando demasiado.Un hijo del mataderoB. pensó una vez más en su viejo, lo recordó sin su dedo meñique y anular de la mano izquierda perdidos en una faena en que se encontraba completamente borracho, en su panza hinchada por la cirrosis, en los cintazos, en las palizas a su madre y sus hermanos, en las peleas a trompadas con el viejo, en su muerte absurda tragándose el vomito en una banquina, en su duro rostro moreno y desdentado que se volvía terrible durante las borracheras más violentas. Rememoraba como cuando el era pequeño el padre y sus amigos se emborrachaban hasta el anochecer entre el asado y algún picado en los baldíos del barrio. Lo recordaba en sus “hazañas” de matón al grito de Viva Perón y Brito Lima junto a sus compañeros. Los mismos que se cogían a la madre, mientras el viejo dormía la mona.-Viejo cabrón. Se dijo entre dientes.No lloro su muerte. Cuando sucedió estaba preso en Sierra Chica, donde había aprendido a sobrevivir entre los pesados, gracias al hábil uso de la faca por sus pasos en los mataderos. Ni bien entro, un preso pesado, que se jactaba de ser un duro de la villa, que repetía desafiante "soy un macho de la Carlos Gardel", intento robarle las zapatillas pensando que B, que parecía un tipo tranquilo y que pasaba desapercibido, iba a resignarse. El preso era alto, fibroso y bueno para los golpes. Tenía su nariz y su rostro moldeado a piñas y cadenazos, además de varias heridas en el cuerpo. El preso lo encaro a B. tomandolo fuertemente por el cuello.-Dame tus zapatillas, gil. No se te ocurra hacer bardo que te reviento. En un movimiento imperceptible B. atravesó la cara de su asaltante desde la parte inferior de la mandíbula, hasta el ojo derecho. El preso se soltó ante la sensación del filo. No tuvo tiempo de ver el estilete. Grito y cayo al suelo donde se retorcía desesperado en el piso. B, con calma, se acerco ante la vista de todos y le susurro al odio:-Nunca me vuelvas a tocar. Desde ahora vas a ser el tuerto puto de la Carlos Gardel. La próxima te corto el cuello.Cuando le llego la noticia de la muerte del viejo le vino en boca de un guardia cárcel, un jujeño fornido de mal humor y cara de estar siempre tomado, lo que se confirmaba por su persistente baranda a alcohol barato. Le había tomado simpatía a B., su forma campechana y tranquila. El jujeño fornido con cara de mal humor y de estar siempre tomado le comunico la muerte del viejo. B. pregunto como fue y el guardia cárcel respondió lo poco que sabia. Le informo además que iba a poder salir al entierro con custodia. B. se quedo duro con la mirada clavada en el piso, la que fue subiendo lentamente hasta mirar por unos segundos al hombre de uniforme. Por un instante reconoció en el jujeño fornido de mal humor y cara de estar siempre tomado a su viejo, lo cual le desagrado mucho, generando en él una sensación de rechazo que le hizo acercar su mano a la cintura, acariciando en su espalda la empuñadura de su faca. Duro solo un instante, un flash donde los ojos de B. encontraron la imagen perdida hace ya tiempo del padre, hasta que dio un respingo y freno su impulso. Enseguida, aunque turbado, atino a decirle gracias al guardia cárcel, quien le palmeo la espalda a B. mientras el le contestaba con una leve sonrisa.B. no lloró aquella muerte y ni ninguna otra en su vida. Estaba acostumbrado a ella. Ni le atraía, ni lo asustaba, estaba allí como parte de su vida, como los animales muertos en la faena colgados del gancho y las victimas de su faca. La muerte era para él producto de su oficio.B. y su compañero abandonaron esa tarde el rancho de María Elena. El día era gris y fresco, una tenue llovizna molestaba el andar y embarraba el calzado. Los ranchos parecían asombrosamente silenciosos. Antes de partir tomaron un último pase y separaron sus rumbos. La tarde era gris y oscura como la noche anterior.Crimen y castigoEl compañero llego esa tarde gris y lluviosa a su casa en los bordes de Rafael Castillo. Su rostro, su cuerpo, su andar, todos sus sentidos seguían conmocionados. Sentía el peso del crimen en cada uno de sus movimientos, se percibía en la mira de todos, como delatando lo ocurrido en cada uno de sus actos. La conciencia del acto golpeaba su ánimo. Sentía culpa, profunda y horrenda, una culpa que carcomía todos sus sentidos sin permitirle calmarse. Una culpa cristiana y pecaminosa que lo corroía moralmente. Lo extrañaba el hecho de sentirse así, como un principiante. Pero la crueldad excesiva del acto homicida lo estaba carcomiendo. La paranoia de la cocaína hacia el resto del trabajo. El sentimiento que lo embargaba se había apoderado de todo su pensamiento y había derrocado todo prurito y explicación.Vivía en una casa de material, con un galpón en el fondo hecho con chapas y ladrillos donde el compañero tenía sus herramientas y un catre con colchón, que era como su refugio intimo. Allí se acobachaba en tiempos de su matrimonio cuando no soportaba los gritos de la mujer y se cansaba de molerla a golpes para callarla. Allí se dirigió una vez que llego para sentirse lejos de todo. Antes saco de la heladera un cartón de vino y limpio un vaso de vidrio al que lleno con hielo. En el galpón, el compañero busco un espejo, rompió la piedra y la peino sobre el mismo. Con un cutter y una tarjeta dura armo la raya y dio otro pase. Limpio el espejo, se miro y tomo un sorbo de vino. Volvió a mirarse en el trozo de espejo y no se reconoció. Miro sus manos, sintió la dureza de sus nervios y de sus músculos, recordó en un flash el cráneo partido del hombre muerto en el aeródromo y su propio vomito sobre él. No lo podía creer. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Cómo se había transformado aquello en una inexplicable carnicería? De repente comprendió que se habían ido al carajo y que iba a traer consecuencias. Pensó que su propio vomito lo incriminaba en el crimen. No sabía muy bien por que pero tenía la intuición de que era una evidencia para la policía. Por más que B. le dijera que no había drama, que estaban protegidos, él no confiaba en los ratis. Se asusto y el corazón comenzó a latirle aceleradamente. Con el pulso temblequeando tomo un trago de vino y preparo otra raya, para tranquilizarse. En ese instante se sintió solo y asfixiado nuevamente por el peso de la culpa, mientras el temor lo ganaba lentamente. La muerte y la imagen del cráneo ensangrentado lo perseguían, lo miraban desde todos lados, en los rincones, en los conos de sombra que atravesaban el depósito, en el catre donde su cuerpo no se animaba a conseguir descanso. Cada pase lo adentraba más en un círculo que lo conducía a una especie de locura donde un cadáver destrozado se aparecía como testigo ante las invocaciones místicas de la imposibilidad del perdón, el castigo divino y la cercanía de la propia muerte. Se sentía inmensamente solo y agobiado.-Dios mío, no lo puedo creer, nos van a matar. Se repetía una y otra vez, cada vez que el bajón se hacia perceptible.El bonaerenseEl comisario llego a su departamento enorme y solitario en el barrio de Floresta, sobre la avenida Rivadavia. Era un piso alto y espacioso con grandes ventanales hacia la avenida. Cuidado en los detalles, colores tenues en las paredes y austero en muebles. El policía había llegado allí luego de la separación con su última pareja. No servia para la vida matrimonial, aunque corriera el riesgo de poner en evidencia su doble vida. Le gustaba el lugar y le gustaba la soledad que respiraba en ese ambiente. Se sentaba en un sillón frente al balcón, ponía música de fondo y bebía tranquilo una botella de vino. Demasiados detalles para un hombre de la bonaerense. Siempre había sido un bicho raro en esa banda. Aunque muchas veces resultaba algo bizarro ya que después de todo era un hombre de la bonaerense, enriquecido hasta el hartazgo a costa de corrupción, protección, tráfico y robos como el que más. Respetado por sus hombres que se sentían protegidos e impunes con su jefe, quien siempre había tenido en claro que había que tener los pies y los oídos puestos en el lugar de los hechos, que había que evitar el odio y la adulación, que había que saber dominar por el temor y repartir lo suficiente para mantener a los suyos satisfechos, necesitados y obedientes. El comisario había aprendido aquello más por la práctica que por alguna lectura apresurada de El Príncipe de Maquiavelo.Esa noche se acariciaba el bigote y pensaba en la situación que se le presentaba, en el precio a pagar por la muerte del hombre en el aeródromo. Evaluaba los costos. Pensaba en el sentido de la lealtad y en la traición. En la afinidad y en los negocios. Aquella muerte le había removido los recuerdos y sentía que la decisión tomada no sólo le resultaba riesgosa sino también algo penosa. Conocía al hombre. Solían beber juntos en un bar que el hombre regenteaba por Ramos Mejía o jugar poker. El muerto era algo mayor que él y era un conocedor de la psicología de los hombres con poder, lo que le permitía brindarles un servicio adecuado para satisfacer sus deseos. El comisario lo protegía.El hombre de la bonaerense se sintió melancólico. Le sorprendió ese sentimiento. Sintió cierta percepción de cercanía al recordar la complicidad que le brindaba aquel hombre cuando le presentaba a sus taxis, muchachitos cabrios y de buena verga, amantes de una noche, que el hombre muerto reclutaba en las calles para que brindaran placer a sus amigos y a algunos selectos y adinerados clientes.En cierto sentido la muerte del hombre era la única salida para mantener todo en sintonía con el diputado. El finado conocía al dedillo todos sus vicios. Sabia que su joven amante era quien se cogia a la hembra del diputado y esa información podía llevarlo a una situación poco favorable. Tenia que optar. Le gustaba su macho y no pensaba entregarlo para satisfacer los celos del políticoCrimen y castigo II.En un intento desesperado por salvarse, por expiar de su recuerdo, de su sangre, de su ropa, de todas y cada una de las partes de su cuerpo, abandono el rancho del fondo después de un largo pase sobre el espejo donde rebalsaba la merca y se reflejaba el rostro abrumado del amigo de B. Cuando salió al patio para cruzar a la casa sintió todo el peso de la cocaína, el alcohol y la desesperación que se había adueñado de ese instante de su vida. El atardecer ofrecía un cielo limpio luego de la continua lluvia, con un sol rojo en el lejano horizonte más allá del barro y los ranchos, mientras un puñado de estrellas y una tímida luna se asomaban como noche. Respiro profundo y percibió miradas inquisidoras, inexistentes, que atravesaban sus pensamientos e imágenes de sangre y locura, que escuchaban las palabras mudas con que él se explicaba los acontecimientos una y otra vez en busca de un sentido y una respuesta. Un repentino ataque de angustia y paranoia lo acribillo provocándole un sudor frió y oloroso. Hedía a alcohol, miedo y cocaína. El ahogo de la culpa y el terror transformaron en una odisea el cruzar el patio.El hombre entro en la casa y cerro la puerta. Se deshizo de sus ropas y conecto en el pequeño baño el calentador eléctrico de la ducha. Tomo un baño caliente mientras se frotaba el cuerpo con jabón, con obsesión para limpiar de él los olores y los rastros de la muerte. En el instante del baño reino la calma y pensó en quemar la ropa para ocultar cualquier evidencia. Cuando termino el baño se contemplo desnudo en la pieza frente a un espejo buscando algún rastro de lo sucedido, como si alguna marca en el cuerpo lo hiciera identificable. Se vistió con un pantalón de buzo, una remera y un pulóver viejo. La ropa del crimen la coloco dentro de una bolsa tipo consorcio para quemarla más tarde. Tomo de la heladera más vino, dio un sorbo largo de la cajita y marcho nuevamente, casi corriendo, al refugio del galpón, donde se abalanzo sobre el espejo para preparar otro pase.Curiosamente al lado del espejo con la merca había una pila de libros que había robado a un vendedor callejero. Le llamo la atención uno viejo, de tapa dura cuyo lomo rezaba Fedor Dostoievsky. Lo abrió, lo ojeo, lo dejo así abierto al costado. El amigo no aguanto más la culpa. Hizo un último pase cargado y potente. Su nariz sintió el esfuerzo y comenzó a sangrar. Contemplo frente al espejo su propia sangre y se quebró. Con el revolver 38 que había llevado al apriete, se lo puso en la boca, rezo un padrenuestro y un Ave María, lloro implorando perdón y se voló la tapa de los sesos. La sangre salpico las paredes de chapa y el catre, donde el cuerpo inerte se desplomo, como si al fin hubiera hallado el descanso.Un encargo en el tugurioEl tugurio estaba iluminado con luces rojas que molestaban la visión pero que daban al lugar un cierto clima de intimidad. Dos prostitutas, una rubia y una negra, se acodaban en la barra esperando que alguien las llamara. Quien atendía el mostrador era un calvo grandote, cara de boxeador. Llevaba encima una gran resaca que se notaba en cada uno de sus torpes y cansinos movimientos. En las mesas del fondo algunos pocos clientes conversaban animadamente con las otras chicas que rondaban el lugar. Cuando B. ingreso sintió como todas las miradas se dirigían hacia él. Paranoia de cocaína se dijo a si mismo. Allí había quedado encontrarse con quien era su contacto. Lo citaron para hablarle de un trabajo. Aun no sabia de que se trataba pero el siempre había respondido con lealtad a los llamados del diputado, viejo compañero de su padre, quien lo recordaba como un buen peronista, hombre de Brito Lima y el CdO. B. era su soldado. Como aquella vez que junto a unos muchachos del Mercado Central reventaron a golpes a unos señores paquetes de la Sociedad Rural que pretendían silbar al turco Menem. O cuando quemaban las casillas de unos obreros que jodian a sus patrones en los mataderos. O simplemente cuando cuidaban algún lote de merca que salía de la villa.B. pidió una cerveza bien fría al calvo con resaca de la barra que se la sirvió con mala gana. Una morena de la barra se le acerca para saludarlo cuando entra el contacto, un gordo morocho con pinta de poli.Mientras tanto sobre una tarima que oficiaba de escenario se desarrolla el show. Una mujer flaca de unos veintitantos años, de nariz prominente, pelo corto, pechos pequeños y enorme culo se contornea vestida de colegiala frente a un moreno fornido. Ella se desnuda dejando ver unas pequeñas tetas duras y los pezones parados y ennegrecidos. Baila un poco meneando su culo enfundado en una mínima tanga. El fornido moreno no es muy atractivo pero tiene buen físico, la acompaña en los movimientos y la posee. Los boxers dejan entrever una enorme verga que se ha endurecido. Ella pone cara de sorprendida y besa la pija a través del boxer.- Como estas? El jefe tiene un encargo para vos. Hay buena plata.- Quien es? Pregunta B. mientras bebe un trago de cerveza.-Un proxeneta. Hay que limpiarlo sin dejar rastro. Llévate otro, mira que va armado.Ella se coloca boca arriba sobre una camilla, abierta, con su concha mojada recibiendo plenamente una enorme y dura verga, que la penetra. Se mueve, se retuerce, se estremece, se parte en dos para recibirla entera en su interior. La siente y grita ante cada embestida del furtivo amante (actúa o goza se preguntan B y el poli gordo). Se pone de espaldas y luego lo monta como poseída. Acaba meandose sobre el pene del moreno fornido. El acompañante con la enorme pija tensa, la saca del coño y obliga a chuparla. La lengua húmeda la recibe. La leche del compañero le chorrea la boca y las mejillas. Ella, hermosa en el relax del final de acto. Algunos aullidos y aplausos parten del escaso público.- No te preocupes dalo por hecho. Para cuando. Dice B.El poli gordo se marcho y B. se quedo bebiendo la cerveza. Decidió gastar unos pesos en aquella pequeña estrella del escenario. La vida por PerónEl diputado llego a su casa en San Justo entrada la noche. Su mujer ya estaba acostada lo mismo que sus hijos.El hombre se quedo en la cocina donde se sirvió un Chivas con hielo mientras calentaba en un microondas algo de comida que le habían preparado. Contemplo su comida, la que apenas probó y bebió su trago mientras fumaba un pequeño puro Romeo y Julieta.Recordaba los tiempos en que tenia que hacer los trabajos que el ahora encargaba. Sentía la ironía de ser hoy alguien tan fuerte como para mandar a matar cuando 25 años atrás era un simple mandadero que con astucia y agallas había sabido abrirse paso en la vida. Su mente retrocedió a los primeros días del otoño del año 1975. Un día caluroso (recordaba aquel calor como algo distinguible y particular de aquella historia, su sudor corriéndole por el cuerpo y la constante queja por aquel clima en otoño) Alberto en persona lo convoca a él y le encarga una tarea particular. –Mira negro, hay que sacar del medio a unos montos que están jodiendo en los mataderos. Júntate gente y reventalos. Que nadie sepa nunca más donde encontrarlos y si los encuentran que nadie se anime a terminar así. Que comprendan bien lo que significa enfrentar la ira de los buenos. Me entendiste?.El ahora diputado recordó que allí conoció a su ahora victima. Un monto que se había dado vuelta y condujo a sus compañeros a una ratonera. Arreglo una reunión en su sitio seguro, una casilla de chapa y material por La Tablada. A medida que iban llegando los iban desarmando y golpeando con caños para terminar acuchillandolos. A los sobrevivientes y a los cadáveres los despellejaron como a los animales en el matadero. Sobre una de las paredes de la casa de chapa y material firmaron su acto con aerosol: Zurdos de mierda, tengan cuidado con la ira de los buenos, ¡Viva Perón!.Aquel recuerdo sorprendió al diputado que gozaba relajado de su Chivas y su nueva vida. Con su carrera política en marcha, ya lejos del CdO. El diputado recordó en aquel acto que uno de los matones era el padre de B., su ahijado, a quien siempre había tenido en estima. Lamento que tuviera que liquidarlo también, pero en política siempre hay que optar. Son precios que hay que pagar, pensó, mientras saboreaba su Chivas.Deseo virilEl hombre de ley termino su vino y tomo el teléfono celular. Sintió que estaba caliente y tenia ganas de sexo. Al rato sonó y bajo a abrirle a un joven moreno marcado y grandote, con cara de niño. El comisario se calentó más apenas lo vio. Ya en el ascensor manoseo la pija del moreno y la sintió dura y grande. El comisario se relamió y se sintió tranquilo.Le gustaba aquel macho y lo sabia confiable. Era alto y musculoso, físico de gimnasio y buena alimentación. Un morochito de clases medias ávido de ascenso social y categoría que pretendía conquistarla a puro vergazo con quien sea. Vestía una campera de jean ajustada al cuerpo y la enormidad y dureza de su miembro le sobresalía de los pantalones de tela. Era una noche fresca y el comisario se alegro por ello. Le gustaba imaginar la pija bajo el pantalón del muchacho.-Espera, dijo él. Espera a que lleguemos.El ascensor marco el 8vo piso y detuvo su marcha. Abrieron la puerta del departamento y el lugar volvió a sorprender al taxi. Grande, espacioso, luminoso.El comisario beso al muchacho en la entrada y comenzó a manotearle el sexo duro bajo los pantalones. El muchacho sintió el placer de aquel roce.Se saco los pantalones y debajo de los boxers se dejaba ver la enorme erección. El comisario comenzó a chupetearla con los calzoncillos puestos del muchacho mientras se bajaba sus propios pantalones para masturbarse. Su pija también estaba dura y su culo hacia agua, mientras el miembro del taxi se agrandaba. Ambos gozaban.Quedaron desnudos y frente a frente masturbándose. Pija sobre pija. Dureza y dureza. No tardo mucho para que el culo del comisario se ofreciera al joven semental que lo hacia suyo.-Te gusta más mi culo o te gusto más el de la negra? Pregunto el comisario al joven amante. –La quiero toda sabes.Un degüello de soles muestra la tardeB. se había guardado un tiempo en su rancho, una casilla en medio de la nada por Catan. Esa tarde vio llegar al Regata pero los ocupantes le resultaban cara conocida. Reconoció en el coche a dos polis, gente del diputado, así que no se sobresalto. Estaba sentado en el frente de la casilla, en una reposera, tomando vino tinto en tetra break, escuchando una radio que pasaba en ese momento El Arriero de don Atahualpa. Se sentía alegre y ligeramente borracho así que saludo a sus visitantes. Había un gran sol y en el frente estaba agradable. Invito a los hombres a entrar, les ofreció un vino y pregunto el motivo de la visita. -Venimos por lo del aeródromo, hay quilombo.B. se sobresalto y dio un respingo poniéndose de pie y llevando instintivamente su mano a la faca. -No te calentes, dijo el policía morocho y gordo, mientras su compañero un hombre pálido de rasgos aindiados, disparaba una 32 alcanzando a B. con dos tiros, uno en el pecho y otro en la pierna. Cayo desplomado al lado de la reposera y el vino de la caja se derramaba confundiéndose en un mismo charco con la sangre de B. que manaba profusamente. El gordo se acerco y lo remato con un disparo en el pecho.En otro lado el comisario y el diputado, frente a las cámaras de TV, celebran una conferencia sobre los desafíos de la democracia y la seguridad ciudadana.La morena amante del diputado y el joven taxi los miran por Canal 26, desnudos en la cama, en la habitación de un albergue transitorio. | | | | PROLOGOLas leyendas tienen distintas versiones pues surgen de acuerdo a las diferentes concepciones culturales que tienen los que las hacen continuar vigentes perdurando en el tiempo. Responden generalmente también, a las características regionales, a un espacio y lo sucedido es relatado con matices que se van agregando o sacando depende de laestructura mental de quien lo hace. Más o menos rica según quien/nes la difunden y que puede llegar a perpetuarse en el papel si alguien se dedica simplemente a conversar con la gente y publicarlos. Saber cómo siente y piensa, sus necesidades, sus frustraciones, sus miedos y la búsqueda urgente y necesaria de explicaciones de hechos que simplemente, no lo tienen, o poseen varias acepciones. No existe un método de investigación preciso ni una búsqueda deliberada de la verdad, se cree o no, se la acepta o se la deja y ese hecho considerado importante para muchos se bifurca como tantas veces sea necesario, según la ocasión y los interlocutores. La razón juega un papel poco destacado en esto ya que una gran mayoría al contarlas dice si, “yo lo vi” “me lo contó mi abuelo” o “es de creer o reventar, o que las hay las hay”. Es una cuestión más de credulidad del o los hombres de un lugar determinado, y es la idiosincrasia de un pueblo la que le da su toque distintivo de otro que hace referencia al mismo tema, con particularidades disímiles. Es una especie de rueda de auxilio que el hombre tiene para llenar un espacio interior, parcial o totalmente vacío. No están exentas de estos temas las exageraciones propias de cada uno y acorde a su caudal intelectual. Santos Morello plasma creo, una etapa de la vida en Corrientes, en una zona especial, motivo de interrogantes para muchos por su nombre (Poncho Verde) por el misterio que encierra el personaje y las diferentes creencias sobre el particular en un bello barrio de la capital correntina. Lo entreveo pensativo, con un cigarrillo infaltable, consultando a cientos de personas sobre las creencias a los efectos de juntarlas y darle un cuerpo a sus leyendas de la infancia, quizás distintas, o iguales en muchos casos, aunque eso poco importe. Por lo menos para él, su deseo es que no desaparezcan, ya que consideran que no quedarán en los libros de historia y la “tecnificada enfermedad del siglo pasado y este, se encargaran de arrastrar lo bueno y malo hacia el olvido, y desapareciendo como dice, nuestras “lindezas.” En el aspecto social las leyendas aquí contadas van a servir como un capítulo más para despertar la curiosidad de nuestros adolescentes y otros no tanto. Humanamente dansentido a nuestra existencia, a pesar de las diferencias que se puedan encontrar. No hay una búsqueda científica, pero si un rescate de lo tradicional. Existen aquellos que no las consideran apropiadas para la adquisición de conocimientos pues en gran medida responden a “invenciones” no son reales y pueden desvirtuar o confundir la percepción de los lectores, diferenciándolas de la función y utilidad de las fábulas, pero eso no es materia de discusión. Y considero a muy pocos pueda importarle s responde .a un grupo socio cultural muy particular como es el correntino. Lo importante es cómo está realizado el trabajo y en ese aspecto serán los que consuman lo escrito por Morello los mejores jueces que determinaran con su aceptación o no. Esto es un innegable aporte cultural provisto por la peculiaridad del autor, observador, callado, erudito en todo lo relacionadocon lo correntino, y el mismo es resultado de largas noches de charla y vino, además de atardeceres con mates de tiro largo. Realizando algo elemental pero que muy pocos pueden hacer, preguntar y contar con buen gusto, lo escuchado. Prof. J. Moreyra INTRODUCCION Cuando alguien se propone a realizar un paseo por la ciudad de Corrientes al este,cerrando la circunvalación de avenidas, se va a encontrar con una calle oblicua, llenade negocios de comidas, especialmente de parrilladas, en las que se puede gozar deun buen asado, un excelente vino y un espectáculo con música chamamecera y algunas voces tangueras.Ahora es una zona cara, donde proliferan los edificios ycasas de dos plantas que nos hablan del buen pasar económico de sus propietarios. Esta avenida tiene una historia muy singular. En un tiempo, antes del año 1.965 fue un arroyo que desembocaba en el río Paraná. Nosotros al escribir este trabajo no acemos otra cosa que dar noticias sobre este sitio, que en tiempos ahora lejano era motivo de leyendas y misterios.El mundo marcha sin detenerse y la tecnología progresa. No queremos que esos abrumadores progresos echen la tierra del olvido sobre un lugar tan peculiar, el que ha producido en el tiempo comentarios tan diferentes, a veces de mucha certidumbres, otros muy fantásticos, pero que vale la pena conservarlos para la posteridad. La tecnología de punta es la enfermedad del siglo. Arrasa con lo bueno y con lo malo que teníamos antes, pero debemos aceptarla porque viene, a pesar de las nostalgias,a resolver los problemas. Silenciar el pasado y sus lindezas sería deplorable. Y como siempre digo, este es un homenaje a aquellas personas que seguramente la historia no las va a recordar en sus páginas.Entrego este libro en la seguridad de que será tratado con benevolencia por loscríticos severos. Se ha dicho, y con razón que, la experiencia es la madre de lasciencias. Por eso esta secuencia de leyendas es el producto de la investigación, laexperiencia y el cariño a mi ciudad de San Juan de Vera de las siete Corrientes. La luz de las estrellas extinguidas hace mucho tiempo aún llega hasta nosotros.Lo mismo ocurre con los grandes hombres que han vivido siglos atrás, pero que aúnhacen llegar hasta nosotros las radiaciones de su personalidad...Khalil Gilbrán EL ARROYO ARAZA El siglo IXX llegaba a su fin, la ciudad de Corrientes de a poco se recuperaba de lasguerras y revoluciones políticas que iban dando forma a una provincia pujante yúnica. El río Paraná besaba sus siete puntas y el sol dejaba su estela de fuego ese amanecer.El siglo xx era nuevo. El arroyo Arazá dividía a la ciudad de Corrientes en dos, como cicatriz aún no cerrada. A la izquierda la ciudad, la sociedad, las iglesias. En la orilla opuesta gente humilde y sencilla, también refugio de prófugos de la justicia y contrabandistas de poca monta. Situado exactamente al noreste de la ciudad desde el puente de la Batería, llamado así porque en ese lugar fue instalado el cuartel que la defendía del ataque de los paraguayos en la guerra de la triple alianza en el año 1.865. Este arroyo profundo desembocaba en el río Paraná. (Ahora parque Mitre)Cruzando era un mundo aparte. Sobre sus altas barrancas crecía un monte agresteen el que predominaban los guayabos, yvá purú, cocoteros y una infinidad demalezas. Sitio ideal para la proliferación de alimañas o para la guarida de gente de mal vivir.Era de poco caudal, corría entre dos altísimas barrancas. Su relieve dificultaba elpaso de los transeúntes. Desembocando en el Paraná, donde el sol al dormirse sobre el río dejaba una cinta de fuego, y el sauce llorón caía como lluvia sobre sus aguas azules que jugaban cual inocentes ilusiones en alas del viento. A lo lejos sonaban lascampanas de la iglesia Catedral. Según el historiador Gustavo Sorg, en su trabajo: El Origen del nombre de la Ciudad de Corrientes, encontramos estos valiosos testimonio extraído del maestre de campodon Bernardino López Luján y del padre Jesuita José Quiroga. Según Bernardino López Lujan, lugarteniente de gobernador de la ciudad de las Corrientes, que en su informe remitido el 12 de febrero de 1760 al gobernador don Pedro de Zeballos expresaba lo siguiente:“Fundó la sobredicha cuidad el adelantado licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata, y con el titulo y nombre de ciudad el año del Señor de 1588 día 3 de Abril domingo de la Resurrección de Lázaro, dando principio á la fundación por un fuerte que fabricaron así para la defensa de los mismos pobladores como para el resguardo y refresco de las embarcaciones que navegan los dos dilatados ríos Paraguay y Paraná desde el puerto de Buenos Aires al de la Asunción. Del mismo adelantado Juan de Torres deVera tomó la ciudad el nombre y el apellido, llamándose desde entonces la ciudad de San Juan de Vera, y se añadió el segundo de las Siete Corrientes por las que forman el río Paraná estrellando sus aguas en los siete puntos que le entran de tierra. Su primer teniente capitán general y Justicia Mayor fue Don Alonso de Vera y Aragón, nombrado por el mismo adelantado.”Por su parte el jesuita José Quiroga, que en el año 1752 hizo un reconocimiento del río Paraguay desde la boca del Xauru hasta su confluencia con el Paraná, también aporta lo suyo. Este documento fue publicado por el padre Domingo Muriel en el apéndice de su versión latina de la Historia del Paraguay del padre Charlevoix. Refiriéndose a la ciudad de Corrientes decía lo siguiente:“Llámase ciudad de las Siete Corrientes, porque el terreno en donde está la ciudad, hace siete puntas de piedra, que salen al río, en las cuales la corriente del Paraná es más fuerte.” Y unos años más tarde el jesuita José Guevara también se refiere al origen del nombre del paraje de las Siete Corrientes, tomando como base los dichos del padre Quiroga y rectificando a los que en ese tiempo tenían una opinión equivocada:“El padre Quiroga hablando del origen del nombre de Siete Corrientes dice: La ciudad de las Siete Corrientes tiene este nombre, no como creyeron algunos por juntarse allí en corta distancia muchos ríos, sino por estar fundada en un plano alto que hace siete puntas que entran con sus ángulos de piedra en el río Paraná, en las cuales puntas hay una corriente muy fuerte que imposibilita la subida a los barcos, que se acercan a ellas, y así para subirlas es necesario tomar el rumbo por medio.Volviendo a nuestro arroyo y a su traza sabemos que a la altura de lo que hoy es la calle Pellegrini y Pampín se desviaba un poco formando una lagunita. Más adelante seguía su curso y a la altura de Felipe Cabral y Pujol, su lecho se ahondaba tomandoel aspecto de una fuente abrazada por aromas de flores silvestres. Los pájaros consus melodías y vuelos llenaban de vida a este hermoso edén. Allí, algunas mujeres lavaban la ropa e incluso muchos se bañaban en ella en los momentos que no había gente, ya que la tupida vegetación los resguardaba de las miradas y del sol.Un buen día apareció en un rincón de la barranca un rancho muy precario, hecho con varas de arazá y tuyutí. Allí se albergó un muchacho de mediana edad, cuya historia trataremos de recrear desde los íntimos recuerdos de la gente que vivió en esa época. Argentino Martínez, maestro de escuela se propuso recopilar sus relatos. Averiguó todo lo que pudo acerca del entonces viejito y cansado Poncho Verde. Poco fue lo que pudo saber. A esa altura de su vida todo era un misterio, pero popularizó su existencia.Se cuenta que Poncho Verde. Martín de nombre, tenía una característica: su trato con la gente era agradable, su sonrisa repartía simpatías y su conversación no se parecía en nada a la de una persona indigente. Estos atributos atrajeron la relación con muchas personas y personalidades de la época, a quienes ayudó no solo en lo económico, sino también espiritualmente. Era amigo de los niños del barrio, sin importar su condición social ni raza, a quienes les fascinaba sus cuentos y leyendas, a veces fantásticas, románticas o cómicas. Esto le redituaba regalos, así que inventó la historia de los enaguados, el arcón de libras esterlinas enterrado, y el milagro deTobi. Entre otras historias de amor, la más interesante fue la del eterno amor entre Natalicio y Ana. Siempre que contaba lo hacía en este orden.- Aquella tarde del año 1923 – decía - nadie esperaba el mal tiempo. Venía Juan Barrios a pasos agigantados. Escapaba a la lluvia que llegó en forma repentina. Se internó decidido a cruzar el enorme zanjón del “Arroyo Arazá”, como lo llamaban entonces por estar cubierto de un tupido bosque de guayabos o “arazá” en lengua guaraní. Este bosque o monte tenía un aspecto lleno de misterios, de duendes y fantasmas; principalmente los duendes que existen hoy, solo hay que saber encontrarlos y dejarnos ayudar por ellos, ya que son seres de la naturaleza,inofensivos y no piden nada a cambio.Juan, era un muchacho humilde pero de buena familia; oriundo de Riachuelo y ahora empezaba sus estudios en la Escuela Regional de Maestros “José Manuel Estrada”más conocida como Escuela Regional. Densos nubarrones pardos cubrían esa tarde calurosa cuando el cielo lloró en formade lluvia. Cruzar el arroyo era toda una aventura y a veces un acto casi suicida, ya que a sus barrancas de tres metros de altura, se sumaban trechos de tuyutí, una greda blanca y resbalosa lo hacía intransitable en tiempos de lluvia.Apuró el paso para cruzarlo. De pronto todo se precipitó. Cayó de espaldas al barro rodando cuesta abajo en el tuyutí (tierra arcillosa). Fue allí que vio a una mujer en sus mismas condiciones y embarrada hasta la cabeza. No le reconoció de inmediato y sintió un escalofrío subir por su cuerpo. En un abrir y cerrar de ojos se prendió a unarama y a modo de garrote apuntó directamente a la cabeza de la asustada mujer.-¡No que che hijo, no me mates, soy doña Bárbara, tu vecina! – gritaba la mujer-Había sido usted, discúlpeme doña Bárbara no le conocí, creí que era alguno delos “enaguados” --¿Que pá son los enaguados? - preguntó la mujer cuando recuperó el habla-Vamos a tratar de salir de aquí, después le cuento – contestó Juan tiritando de fríomientras rompía unas ramas de un árbol de guayabo para usar a modo de bastón. A duras penas fueron avanzando cuesta arriba entre tuyutí y malezas del “Arroyo Arazá”que a estas alturas empezaba a crecer rápidamente. Entre resbalones y resbalones, tomados de la mano pudieron alcanzar la otra orilla,donde una mano amiga, la de un hombre del poncho verde agazapado, luchaba con todas sus fuerzas para que alcanzaran suelo firme y dejaran de resbalar entre esas altas barrancas. Una vez a salvo agradecieron el gesto de haberlos rescatados y arrastrado por lacorriente del ahora caudaloso arroyo, que llevaba todo a su paso. Una vez a salvo reían de s us desventuras y de la forma que llegarían a sus casas. Menos mal que lalluvia seguía y limpiaba el barro de sus cuerpos. El ALMACEN DE DON PASTORSolían reunirse en el almacén de don Pastor los días domingos. Los parroquianos a media mañana bebían sus cañas con fernet, el aperitivo que daba justo al paladar de estos hombres acostumbrados al sabor fuerte del aguardiente. Bebían en el mostrador y conversaban del trabajo de la semana, de las carreras , de las riñas de gallo. Por ahí algún “arandú” (sabio, que sabía las cosas)contaba lo que fue la guerra “allá en las Uropas”, de los cañonazos que matan gente y destruyen ciudades.Fue en unas de esas mañanas placenteras que vieron a lo lejos venir desde el ladodel Puerto Italia a un hombre cargando una gran maleta al hombro. Caminaba lentamente. Al acercarse al boliche adivinaron que era paraguayo, con más razón cuando habló.-Reipotá pá chiancho- (¿desea comprar cerdo?) preguntó a don Pastor que estabadetrás del mostrador. El paraguayo es por naturaleza muy comunicativo por lo tanto de inmediato abrió el diálogo con los presentes contándoles con su tono tan especial algunos episodios de su viaje. Mientras negociaba con doña Marisol, conversaban:- Doña Marisol, algún día vendré con mi arpa a darles a todos una serenata -- Qué bueno – contestó la dueña de casa- - Pero qué estás esperando chamigo! tenes que venir – interrumpió unp parroquiano. En esto salió a relucir el tema de cómo fue que don Pastor vino a parar en ese sitio.El dueño del negocio contestó con una sonrisa a la pregunta de los curiosos. Sonreía cada vez que recordaba la hazaña de haberse instalado en ese lugar inhóspito.- Resulta que cuando nos casamos le había traído a Marisol a este lugar con la intención de mostrarle el lugar que elegí para nuestro hogar. Ella por su puesto,acostumbrada a la ciudad en principio no aceptó este lugar desolado y lejano. Recuerdo aquel momento:-Pero Pastor me dijo indignada ¿Dónde me vas a traer? Esto es un monte, por aquíno vive nadie --Es una ubicación excelente - contesté ilusionado. -Aquí vamos a poner un almacén--Hay mi amor, quién va a venir a comprarnos desde tan lejos –-No te apures Marisol, ya vas a ver, van a venir los isleños, los paraguayos, los quinteros de aquí cerca –-Y los cobradores también me contestaba, siempre con una sonrisa y un beso. Y fue así. Este almacén gracias a Dios llegó a ser el punto de referencia de lazona, ya que abastecemos de mercaderías a los pobladores de la costa y de las islas-.Doña Marisol que estaba escuchando la conversación se acercó con las manos llenas de harina porque estaba en el amaso. Los hombres la pudieron observar. Una morocha fornida, guapa y decidida, de carácter fuerte que le permitía enfrentar cualquier contingencia con singular energía. Además una hermosa morena que impresionaba con su prestancia femenina. Casi sin saludar se metió en laconversación-¡Si habremos luchado para tener esta casa y para formar esta familia! Ahora es distinto, ya vive mucha gente y además son buenos vecinos, como ustedes -.También llegó otro hombre al boliche esa mañana. Cuando pidió “caipiriña”adivinaron su origen brasileño. Fue en ese momento que le apodaron “Cambá palito”por su piel morena y su delgadez extrema. Vestía de negro, pero con elegancia; tenía buenos modales y mucha plata en los bolsillos. En el otro extremo estaba “Yaguá Caí” (perro mono) con su infaltable botella de vino tinto y su verbo de chafalonías y sueños de grandeza. El último en llegar esa tarde fue Martín; nadie supo nunca su apellido, ni de dónde era. Apareció de un día para el otro, así como su rancho a las orillas del arroyo. No hablaba mucho ni muy fuerte, sólo las palabras que necesitaba para darse a entender. Calzaba botas de cuero caña alta de muy fina confección, no era lo único que tenía para mostrar. Sus ropas finas contrataban con el estado de indigencia que atravesaba, o por lo menos quería demostrar. Su cuerpo delgado, pero bien formadose confundía en un rostro bello y sus ojos hacían juego con el poncho verde que lucía en todo momento. Algunos decían que era un lobisón, otros en cambio le deban otros aires de misterios. Don Pastor que aseguraba que el del poncho verde era en realidad una partícula desprendida de la luna. La particulariad que tenía este hombre era su poncho verde que usaba en todo momento y su solidaridad con los semejantes. A veces nadie lo veía llegar pero el aparecía cuando y donde realmente hacía falta. LOS ENAGUADOS Corrientes crecía a pasos agigantados. Vivir ahí era una aventura para las personas que vivían del otro lado. Ahí no se escuchaba el pregonar de los vendedores que recorrían de arriba abajo las calles, ni el lento traqueteo de los carros, ni el sonido del trencito Económico, ni las sirenas de los barcos. Era el fin del concierto salvaje que molestaba y aturdía los oídos, sin embargo eran para la gente del centro una banda de forajidos. Para rematar, algunas historias escandalosas empeoraban la situación.El almacén de don Pastor estaba ubicado a doscientos metros del Arroyo. En ese lugar aparte de venderse artículos de primera nesecidad, tenía un rincón donde se servían los aperitivos: caña con fernet o bitter, anis, vermouth con soda o simplemente un vaso de vino.Don Pastor tenía una habilidad innata para el comercio, todo lo calculaba y llevabaen su cabeza. Lo calculaba todo al instante. Sabía cuantas copas y vasos contenía un litro de coñac. Contaba hasta la última gota cuando había que fraccionar un vermouth. Sabía cuantas copitas podían rendir y juraba que podía sacar tres medios litros de un solo litro de vino.Siempre se comentaba sobre aquel caudillo liberal que, al no poder pasar el Arroyo Araza, en medio de una áspera campaña electoral entre Liberales y Autonomistas, el dirigente Liberal Dr. Amado Sosa había pedido a su partidario el intendente, que mande a construir un puente en ese lugar (hoy prolongación de la calle 9 de julio) y así fue. El caudillo puso como excusa o justificación que como ya se acercaban las elecciones deberían captar los votos de esa populosa barriada y que en agradecimiento los votarían. Y fue tal el reconocimiento por la obra de ese puente colgante, que los mismos vecinos lo bautizaron con el nombre de “Puente Liberal”.Los que volvían tarde a sus casas estaban de lo más contentos porque podían evitarlos misteriosos y numerosos caminos por dentro del monte, donde algunos noctámbulos y bohemios denunciaban que, en horas de la noche suele verse aparecer a tres personas vestidas de largas enaguas, pero que caminaban y hablaban como varones. Allí nació el mito de los enaguados.Era ya bien entrada la noche. Martín, ahora apodado Poncho Verde vio venir a un amujer corriendo por dentro de los misteriosos laberintos del monte. No la reconoció de inmediato; pero al acercarse vio que era doña Bárbara, la cocinera de los Arnolfo, quien entre llanto y temblores le contó que justo hoy que cobró su sueldo y algunos regalos de su patrona, los enaguados le arrebataron su bolso y se perdieron adentro del monte. No fue es el único caso. El comentario se generalizó. Vino la policía muchas veces pero no encontraban nada. Los enaguados seguían atemorizando a lcaserío.La imaginación popular no se hizo esperar. Las viejecitas del lugar todas las noches rezaban diez Padre Nuestro y diez Ave María por las almas de esos inocentes finados que estaban sufriendo en el purgatorio las consecuencias de haber pecado “en este valle de lágrimas”.- Anoche los enaguados le quitaron todo su sueldo a doña Bárbara – comentabaTomás –- Si – contestó Mary – la otra vez le golpearon a Luicho queriendo quitarle lo que no tenía.- De quienes serán estas almas desesperadas que piden redención – preguntó elparaguayo -No nos olvidemos – dijo don Gervasio Martínez - que en un tiempo no muy lejano se había producido acá en Corrientes una terrible epidemia de fiebre amarilla, la que llevo a la muerte a más de dos mil quinientas personas, y la ciudad no estaba preparada para tener tantos ataúdes. Las autoridades sanitarias tuvieron que admitir que a los cadáveres se los sepulte en campo abierto.El tema de conversación de los pocos que quedaban alrededor de la mesa saboreando el buen vino que aún queda, giraba en torno a estos tres aparecidos. Decían que estas apariciones no serían seres de este mundo, sino almas del purgatorio que imploraban les enciendas velas y oficien una misa para su salvación-- Eso es verdad – repuso a los contertulios Espíndola Moreira -¡dicen que! porque yo no vi que los vecinos piadosos sepultaron a dos viejitas en la barranca del arroyo-- Lo que me contaron – terció don Gervasio - es que también falleció el cura que vino a darles la extremaunción y fue enterrado junto a ellas, por eso, de los tres enaguados uno lleva sotana. Pero lo más triste fue la muerte de Mariana. Hija de una familia de españoles, los García Vega que poseían una de las quintas que proveía de verduras a la ciudad. Era una hermosa muchacha de ojos negros azabache, cantaba con una voz maravillosa. Estaba enamorada de su novio Juan Carlos. Toda la colectividad gallega admiraba a la pareja. Pero un día el destino le jugó una mala pasada. La desgracia llamó a su puerta y se ahogo. Fue arrastrada una tarde por las aguas de Arroyo luego de una lluvia torrencial, y como fue enterrada en un foso y no en un campo santo, su alma sufría. Cuentan que en las noches de luna llena, su alma vaga errabunda por el bosque de guayabos y que su alma no entrará al cielo mientras no se produzca en esa parte del arroyo un amor tan grande y genuino como fue el de Mariana y Juan Carlos -- Las almas en pena necesitan que les prendan velas o una misa, no plata –decía doña Marisol que escuchaba a lo lejos, mientras lavaba los platos -y no toman vino como ustedes, porque me contó doña Bárbara que uno de ellos tenía un tufo a vino tinto que tumbaba, por eso sospechamos que uno de ellos es Yaguá Caí -- Yo creo que son los balseros que llevan harina al Paraguay, si ustedes ponen cuidado van a observar que usan delantales cuando trabajan – tercio don Aguilar, eldueño de la Farmacia.- Bueno - dijo el dueño de casa -si esto es cierto se termina la leyenda de los enaguados.-Pablo, el hijo de don Pastor agregó:– está a la vista que estos necesitan una misa pero de garrotes, pero no para asustarlos, ¡que susto ni susto!, hay que prepararles una emboscada y limpiar demaleantes nuestro Arroyo Arazá -Al otro día, los más jóvenes se pasaron toda la noche escondidos en unos matorrales cercanos esperando a los enaguados, pero sin suerte; claro, no era fin de mes por lo que decidieron esperar que la gente cobrara sus sueldos o quincenas. Pero el gran día llego. La carnada, Martín (ahora ya, apodado poncho verde). Un poco antes de la media noche simuló ser un hombre rico que venía rengueando con dos grandes valijas en sus manos, cuando llegó al puente aparecieron los enaguados y lo rodearon. Pablo, Cacho, Nicolás, Lucas , y Juan Barrios se arrojaron sobre ellos de sorpresa dándoles una golpiza con sus “amansa loco” que son unos garrotes cortos y pesados.Los enaguados, confundidos y asustados no atinaron a sacar sus armas, cada uno disparó como pudo arrojándose barranca abajo del arroyo.Nunca más se hablo del tema, pero si se supo quienes eran, ya que los maleantes estuvieron mucho tiempo internados en el Hospital San Juan de Dios a causa del amansa loco, que dejó marcas en sus cabezas y espaldas.Un buen día el diario de día “EL LIBERAL” publicó una noticia con este título_:UN EXTRAÑO EPISODIO EN EL PUENTE LIBERAL Decía que el jueves a media noche se produjo un extraño episodio en el Puente Liberal. Testigos que por casualidad pasaron por allí vieron que un grupo de hombres apaleaban a tres mujeres. Y, como corresponde a los hombres bien nacidos trataron de defenderlas pero, ahí se dieron cuenta de que no se trataba de personasdel sexo femenino sino hombres vestidos de mujeres y que acostumbraban asaltar a los transeúntes de ese lugar. Lo cierto es que unos vecinos decidieron dar una flor de garroteadura a estos a los malvivientes, y esa noche, cumpliendo con esa promesa los enaguados recibieron una lluvia de lazazos con unos rebenques llamados teyuruguay y hasta con guachas enanas. Se supone como habrá quedado el lomo de los pobres diablos.Otra noticia destacada decía que algunos estudiantes, alumnos del Colegio Nacional y lo del Manuel Estrada; o escuela Regional, y futuro maestro de escuelas, que en ese tiempo lucían orgullosos su trajecito azul de brín sanforizado, por ser dehumilde condición social, pero futuro maestros de quien sabe de que rincón de este país y, cuya apariencia contrastaba con el aspecto de los estudiantes del ColegioNacional, donde la mayoría de ellos pertenecían a la clase social más alta a la que llamamos los copetudo, se van preparando para la primavera, ya que entre ambos colegios se realizarán justas deportivas. Sus autoridades educativas preparan a sus deportistas para estos ya memorables encuentros, con el noble propósito de fomentar la amistad y la confraternidad en el marco de la locución latina “Mens sana en córpore sano”. Regional y Colegio deberán enfrentarse fraternalmente en fútbol y básquet. Pero la realidad era muy distinta; por su puesto no solo los jugadores también todos los estudiante, familiares y porque no la sociedad correntina se dividía en dos bandos dándole otro sentido a esta contienda donde se notaba cierto tinte social que distabaen cierta forma del amor por la escuela. EL NACIMIENTO DE MARTÍNAFue en ese hospital de Dios donde ocurrió el nacimiento de Martina. A esa altura ya se adivinaba algo de los poderes sanadores de Martín, claro; no era un simple curador de empachos ni un curandero cualquiera. Muchas personas contaban que solo con ser tocados por sus manos bastaba para sentir un alivio a sus dolores de cabeza, hígado o lo que fuere. También al poco tiempo ya era famoso por su solidaridad con los vecinos y por su gran cultura general, pudiendo mantener acaloradas tertulias con grandes filósofos, médicos o cualquiera sea el tema a tratar,el siempre estaba a la altura de los más solícitos contertulios, como aquella vezcuando llegó el primer piano al Jockey Club de Corrientes.Martín caminaba por la esquina de lo que hoy es Mendoza e Yrigoyen, cuando vio que estaban descargando un piano; el instinto y tal vez el destino lo movió a dar unamano a los esforzados hombres que a duras penas si lo podían arrastrar y luego subir una pequeña escalera. Ahí nomás se prendió para alivianar el peso del instrumentoque a duras penas fue colocado en la parte principal de la lujosa sala. Doña Nélida de Martínez, una dama de la sociedad levantó su tapa y empezó aejecutar la Marcha de San Lorenzo ante la complaciente mirada y aprobación de los ahí presentes que aplaudieron la obra magistralmente ejecutada.- Es una hermosa música – dijo don Mantilla sin dejar de aplaudir – supongo quetambién es de Blas Parera ¿ no?-- Para nada – contestó la dama – la música es de Cayetano Alberto Silva, un uruguayo que vivió en Argentina –- Tiene mucha razón, Cayetano Silva fue su autor, y fíjense como son las cosas, el fue hijo de una esclava – agregó Martín, quien luego pidió disculpas a los ahí presentes por haberse metido e interrumpir la conversaciónde las notables personas que formaba parte del público.- Siga nomás – repuso el Dr. Adolfo Conte, quien bebía un aperitivo mientras se acomodó en su silla para oír mejor- Su autor, Cayetano Alberto Silva, era uruguayo, nacido el 7 de agosto de 1868 en Maldonado, hijo de Natalia Silva, una esclava de la familia que le dio el apellido. Estudió música, integró una banda en Montevideo, y en 1889 viajó a Buenos Aires, donde incursionó en el Teatro Colón. Se trasladó luego a Rosario, donde fue nombrado maestro de la Banda del Regimiento 7 de Infantería. En 1898, al ser contratado por la Sociedad Italiana de Venado Tuerto, se muda con su familia a esa ciudad, donde funda un centro lírico,enseña música y crea la "Rondalla " con la que actúa en el Carnaval de 1900-A esa altura de su alocución las personas ahí presentes quedaron como hipnotizadasante el influjo de sus palabras, sin embargo Martín sin que se percatara de ellohablaba y hablaba:- Escribió la música para las obras teatrales "Canillita" y "Cédulas de San Juan"de su compatriota y amigo Florencio Sánchez, así como otras marchas militares:" Curupaytí ", "San Genaro" (en homenaje a este pueblo de Santa Fe), "Río Negro","22 de Julio", "Tuyutí" y una marcha para la guerra inglesa-Boer en Sudáfrica. La partitura musical que después conoceríamos como Marcha de San Lorenzo, fue compuesta por Silva para regalarle al Coronel Pablo Ricchieri, Ministro de Guerra de la Nación en aquel momento y modernizador del Ejército Argentino. El Ministroagradeció el homenaje pero le pidió que le cambiara el título por "Combate de SanLorenzo", su lugar de nacimiento y escenario de la única contienda que el Genera lSan Martín llevó a cabo en la patria. Fue estrenada oficialmente en 1902 (sin letra) en las cercanías del histórico Convento de San Carlos donde se gestó la batalla de San Lorenzo. Ese día la marcha fue distinguida como Marcha Oficial del Ejército Argentino. Asistieron el Presidente dela Nación, General Julio A. Roca, y el Ministro Ricchieri. En 1907 su vecino y amigode Venado Tuerto, Carlos Javier Benielli, le agregaría la letra que luego sería adaptada para las escuelas. (También escribió las letras de "Curupaytí" y "Tuyutí").Años después, acosado por la pobreza, Cayetano Silva vendería los derechos de la marcha a un editor de Buenos Aires en cincuenta pesos de esa época, una suma insignificante.La marcha se hizo famosa (en Europa se considera una de la cinco mejores partiturasmilitares de la historia) y estuvo presente en momentos históricos fundamentales: * ElGobierno inglés solicitó autorización a nuestro país y fue ejecutada el 22 de Junio de1911 durante la coronación del Rey Jorge V.Cayetano Silva fue también empleado en la banda policial. Tras serios problemas desalud, falleció en Rosario el 18 de Enero de 1920. Por ser de raza negra, la Policía deSanta Fe le negó sepultura en el Panteón Policial, y fue sepultado sin nombre.Recién en 1997 sus restos fueron trasladados al Cementerio Municipal de VenadoTuerto-.Así como llegó Martín, después de recibir un acalorado aplauso se retiró en silencio sin despedirse de la gente.Era un viernes a la noche; se acostó feliz para más la luna llena brillaba en todo suesplendor,Su descanso de esa noche no sería tal. Unos goples sonaron en supuerta; cuando miró por el rabillo de la ventana se dio cuentas que eran policías, por lo que decidió continuar con su sueño.Una, dos, tres patadas a la puerta. Esta cede de inmediato cuando los tres policías seintroducen a su rancho apuntando con sus armas.La dama que lo acompañaba cubrió su desnudes cuando el que parecía estar al mando del operativo por fin pudo esbozar unas palabras- Señor Martín, está usted arrestado, tiene que acompañarnos -- Se puede saber porque? o se retiran inmediatamente de mi casa -Los tres uniformados pretendieron tomarlo de los brazos para inmovilizarlos pero de los ojos de Martín emanó una especie de humo verde que penetraba en forma violenta por los sentidos de los pobres y asustados policías quienes, hipnotizadosguardaban sus armas y pasaban a ser ellos quienes contestaban las preguntas. La dama ya no estaba a la vista en ese momento.- Bueno, así está mejor, ahora me cuentan tranquilo que es lo que pasa si?- - No pasa nada señor, solo que le mando a llamar el comisario porque su nuera eso están en hospital y no puede tener familia así que nos dijo que le trajéramos a usted, porque “asegún” dicen usted es medio culandrero lento - - Pero si serán… la puerta estaba abierta, no había necesidad de romperla pué chamigo, ahora los tres se me quedan a arreglarla. Ah, ahí debajo de la cama hay una lata de barniz de paso le pegan una pintadita, ¡¡¡entendieron!!! - Emponchado en su verde capote taloneó a su moro para vadear el arroyo y llegar más pronto al nosocomio. El comisario y su hijo ya lo esperaban afuera con los nervios propios de ser papá y abuelos primerizos del primer varón, tema este que fue corregido por el recién llegado. Mientras bajaba del caballo le recriminaba al comisario sobre el modo en que había elegido ser invitado a tal feliz acontecimiento; lo que le concedió escuchar las disculpas del caso. - Hola doctor, ¿como va la nena? – dijo el recién llegado a modo de saludo - Creo que mal, tiene dos vueltas de cordón y solo se impone el fórceps… y ya no queda tiempo, parece que se está yendo el angelito – repuso el doctor Rodríguez - En ese caso afuera todos – dijo Martín y se quedó solo con la pobre y desconsolada parturienta… - Ya está todo bien, ahora entre los dos le vamos a enseñar a tu bebé cual es el camino que tiene que tomar para salir… vamos a ver – Con su mano izquierda tomo la misma mano de la madre y las dos se apretaban con todas sus fuerzas, la mano derecha apoyó sobre la parte derecha de la cintura de la madre y fue corriendo lentamente en sentido contrario, una vez… otra vez… el bebé giró dos veces y el cordón umbilical dejó de apretar su cuellito justo cuando su piel tomaba de a poco un color azulado por la falta de irrigación. - Ahora pueden pasar señores – Dijo emocionado Martín, y el médico con una palmadita hacia llorar a la nueva integrante de la familia del comisario de la ciudad. - Bueno, ya está todo bien, ahora me voy… ah; felicidades y mucha suerte señores, también para usted doctor – - Al contrario – dijo el médico –usted debiera contribuir con la ciencia y enseñarnos como hizo para sacarle dos vueltas del cordón al bebe sin ningún instrumento quirúrgico - -No se preocupe doctor, solo llámeme cuando considere necesaria mi presencia - Contestó Martín cuando empezaba a despedirse –Alto ahí - gritó el comisario al tiempo que depositaba una cantidad de dinero en la mano de Poncho verde y poniéndose a su disposición para cuando precisara algo. Martín sonrió por primera vez esa noche negándose este a recibir una sola moneda… lo único que quiero es que busque a sus agentes que están pintando la puerta de mi casa, porque no van a regresar hasta que usted los busque, pero mejor si no es ahora ya que a las paredes del rancho también le falta unas manos de pintura – dijo a modo de despedida. Solo unas semanas después se enteró que la beba se llamaba “Martina” y fue una dama muy influyente el la sociedad correntina. EL LOBISON En ese entonces y desde el origen mismo de los tiempos, la cultura popular dio origen a muchas creencias, mitos y leyendas sobre personajes reales o no… ¿Acaso existen el chupacabras, el hombre lobo, los duendes? Para ese entonces, Francisco, más conocido como yaguá caí (perro mono) había traicionado la amistad de Martín olvidándose de las veces que este lo había tendido una mano en sus momentos difíciles, como aquella vez que se sintió que nadaba en alcohol y la otra cuando lo llevó al hospital la mañana que su presión sanguínea se elevó bastante por sus problemas familiares, además de solucionar algunos problemas que no podía resolver en su trabajo por la total falta de ciencias en su formación. El hecho conocido por todos fue el de aquella vez que encontró un elemento robado en la vereda de la casa de Martín. Éste avisado del acontecimiento y creyéndose su amigo fue a su casa para discutir el tema del cual era inocente, pero yaguá caí, ahora inspector de seguridad lo echó de su casa con el argumento de que su esposa estaba enferma… pero se había olvidado que en sus tiempos de viajante de comercio lo echaron por razones no muy santas según las malas lenguas, hasta tubo que malvender una de sus casas en las afueras de Corrientes para pagar deudas contraídas en su época de galán (con plata). Aparte todos conocían las fechorías de quien fue el autor del hecho, un político o símil político emparentado con la amante del entonces gobernador de la provincia quien, con el fuero que le otorgaba esa situación se aprovechaba para delinquir en todas sus formas. Obviamente Yaguá Caí no se tomó el trabajo de investigar a este personaje que ya contaba en su haber con la mala reputación de sus actos… mientras Martín era señalado con su dedo acusador, éste comía asado y se embriagaba al dos por tres en distintas propiedades del autor de los hechos de corrupción más sonados de la época. Eran las tres de la mañana cuando golpeaban insistentemente a su puerta. ¿Quien será a estas horas? se preguntó cuando de un salto llegó a la puerta y sin más la abrió de par en par. Su corazón se detuvo un instante cuando vio tan de cerca al hombre de barba, pero de pronto unos tiros a su lado le sacaron del profundo letargo. Se miraron a los ojos un instante y Martín descubrió el terror en la cara. Entre el monte se veían los refucilos de las armas de fuego cargadas con balas de plata que llovían a su lado. Entra, entra gritaba y agarrando el brazo del supuesto yaguá bicho lo introdujo a su casa, abrió la ventana que da al fondo y se perdió en la oscuridad aprovechando que la luna llena se escondía atrás de unas nubes oscuras que hacían presagiar lluvias y tormentas. Los pobres milicos La casa fue rodeada por completo, la revisaron de arriba abajo y no encontraron nada que lo vincule al perseguido. - Viste pá comisario que es el lobisón – Decía Yaguá Caí mientras miraba al pobre Poncho verde con cara de sobrador. El comisario que para ese entonces ya sabía de las buenas virtudes de Martín le contestó de tal modo como para que el negro se quedara en el molde: - Nde quirirí añamembú cambá, robá cuá, pú né – (callate hijo del diablo, negro cara sucia, pata hedionda) - eguatá comisaría pé – (vayan a la comisaría) y vos Martín prepárate unos amargos mientras charlamos -. Cuando los agentes se marcharon, entre mate y mate la tertulia trascurrió en forma apacible y sincera. El comisario, quien era en el fondo una persona culta y bondadosa conocía de memoria a cada uno de los habitantes de la ciudad. No se lo podía engañar así nomás, pero era muy crédulo y temeroso se los temas que no podía conocer. Observó sobre la mesita de luz una foto, en donde una mujer muy joven y de enormes ojos claros sonreía. Quedó hechizado ante tanta belleza y preguntó: - ¿y está hermosura pá es su guaina?- (novia) - era mi comisario – contestó cabizbajo - bueno Martín, sabe que yo tengo una deuda muy grande con usted, por lo de mi nieta, pero lo de esta noche creo que ya nos dejó a mano. O sea, vi perfectamente cuando el Yaguá bicho saltó por la ventana de atrás, y si no lo maté fue porque usted lo protegió, y más sabiendo que cada acto que anida en su corazón es para hacer una obra buena; pero vea, la gente me obliga a terminar con este lobisón, así que la próxima vez no voy a fallar cuando lo tenga en la mira; ¿ndey cuajá pá? (¿Entendió?) - Si mi comisario, gracias - agradeció Martín – pero no es lo que usted cree, lo que les parece ser un lobisón no es más ni menos que un prófugo del Paraguay. No es un delincuente, solo un patriota que escapó cuando estalló la hace unos años y ahora vive escondido en la isla de acá enfrente. Antes vivió en la Isla del Cerrito pero los paraguayos lo descubrieron y denunciaron a la policía de su país. Claro, ustedes lo ven barbudo y en la oscuridad, para remachar nadie lo vio nunca por acá. El es un patriota que por esas porquerías que a veces tiene la vida, viene a buscar las cosas mínimas que necesita para vivir ahí - - Pero no me digas che, ya me parecía pronto… estos milicos ignorantes, contame ¿a ver? - - Bueno… como esa sublevación fracasó, el huyó del Paraguay en una canoa rumbo a Argentina. Ayudado por su novia Mariana llegaron desde pilar hasta unas islas cercanas a la Isla del Cerrito, desde donde ella volvió a su país para no dejar a su familia. El robó otra canoa que se encontraba a orillas del Paraná y continuó el viaje hacia Corrientes. Después le puse en contacto con un médico amigo que trabaja en el hospital de los leprosos, en la Isla del Cerrito. Pero luego lo descubrieron y escapó, Ahora vive en una isla de acá enfrente que solo yo conozco. Con su novia nunca mas se vieron, pero se que jamás dejaron de amarse - Mmmmmmmmmh – pensó el comisario, rascándose la cabeza – Creo que entre usted y yo podemos arreglar este asunto, y en cuanto al prófugo ya le vamos a encontrar cualquier finado por ahí, le ponemos la ropa del paraguayo, hacemos poner la noticia en el Diario el Liberal. “Prófugo paraguayo buscado por la justicia de su país fue hallado muerto en Corrientes” También les vamos a arreglar un encuentro a esos dos – SAN JUAN BAUTISTA El frío es algo común en esta fecha tan cara a los sentimientos religiosos. Las campanas de la iglesia San Juan Bautista seguían repicando y la gente entraba y salía de la iglesia. En cada casa había velas encendidas en el piso o en sus ventanas y la gente llegaba con luminarias o faroles confeccionados con papeles de barriletes. Las niñas, entre las que se encontraba Mary esa noche realizaban la “prueba de San Juan” que consistía en derramar unas gotas de tinta china sobre el medio de un papel secante y doblarlo tanto como se pueda mientras se rezaba al Santo; al otro día se lo debería abrir para ver las iniciales de quien sería su marido. Sombrero de ala ancha caído para un costado, en su boca un cigarro y en su hombro un “poncho verde” puesto a modo de chal, mirada triste y piadosa lucía Martín aquella tarde, tal vez recordando siempre a un amor imposible. En silencio, luego de santiguarse acomodó los leños unos sobre otros y los prendió haciendo en principio una gran fogata, que según la tradición debería llegar a los tres metros de altura y arder durante tres horas. Algunos se acomodaban curiosos y expectantes al rededor del fuego que preparaba el hombre del “poncho verde”. Responsable hasta el extremo de grandes sacrificios para cumplir su palabra empeñada. Pacientemente esparcía las brazas en una cancha de tres por dos metros para el Tata jehasá, o cruce de las brazas; tradición que se practica el día 23 de junio, víspera de San Juan (24 de junio). Este es un acto de mucha fe en el Santo, ya que dice la tradición que aquel que es devoto lo puede cruzar descalzo aun cuando las brazas estén al rojo vivo. Otros sobre una escalera alzaban al muñeco que se quemaría esa noche. El momento crucial había llegado… todas las miradas se dirigían al colchón de fuego pero nadie se animaba a cruzarlo hasta que llegó Yaguá Caí, se sacó sus zapatos y miró a público con aire sobrador y se metió a las brazas. Fueron gritos y gritos de dolor cuando empezó el zapateo, las plantas de sus pies muy pronto se llenaron de grandes ampollas rojas luego de despegar las pequeñas crubicas de carbón adheridos a las plantas de sus pies, lo que dejó al descubierto lo negra de su alma. Quien lo cruzó en forma completa fue Carlos Martínez. Entre aplausos de la gente se sintió feliz. Luego se animaron los más corajudos; pero fue Carlitos quien primeramente demostró su valor y su fe en el Santo. Por fin legó el gran día, todo era alegría en el barrio. La iglesia lucía radiante, recién pintada y adornada con banderitas y guirnaldas que cruzaban de vereda a vereda dando prueba del buen ánimo y alegría que reinaba entre los feligreses y devotos de San Juan Bautista. Desde temprano hay Kermés y comidas típicas en beneficio del templo, y por supuesto; después de la procesión que llegaba hasta las barrancas del arroyo Arazá, el esperado festival folklórico luego de la última misa. En el atrio se encontraron algunos novios, y viejas amistades. Monchito también lo hizo desde San Luis del Palmar y antes de la procesión estaba probando los manjares típicos que se vendían en el salón parroquial y los acompañaba con el vino que por casualidad el sacerdote había preparado atrás del altar, y como sabemos, a los vinos de misa solo es aconsejable beber un trago y no toda la botella. La gente los vio llegar cuando se rezaba el rosario y los saludó con una sonrisa cómplice. Los novios arrodillados oraban tomados de las manos, en cambio el pobre Monchito se quedó sentado tratando de entender que pasaba adentro del templo y no se explicaba el porque de tanto silencio en un día de fiesta. De pronto las bombas para la procesión y las campanadas le sacaron del hondosueño, así que el también se prendió de un San Luicito que estaba a un costado, casi escondido y se encaminó a la calle cuando la gente empezaba a recorrer el camino. - Oiga usted, venga para acá - le encaró un agente de policía en la vereda: - Vos pá sabes a quien estás llevando en tu hombro. - Pero si pué cheruvicha, (mi jefe) este es San Luís, no le conoces pá – contestó Monchito con un gesto desafiante y un sapucay a punto de estallar - Pero había sido que estás bien jodido chamigo, este es San Luicito, no San Luís - - Y gueno mi comisario, yo no sabía que el tenía un hijo chico - - Si serás, yo te llamé porque le estas llevando al revés, la procesión se va para esto lado, y el santito está mirando para aquello lado. - Ssssh. Contestó Monchito –no que le cuentes a nadie, pero le llevo así porque el santito quiere ir viendo quien pá é lo que no reza en la procesión. El agente, no aguantando la risa y fingiendo que le acomodaba mejor para que no se le caiga, puso la imagen en forma correcta y terminó el asunto. EL MILAGRO DE TOBI Llegaba la primavera del año 1.923, la naturaleza exhibía sus flores silvestres. El amor también dijo presente. Un año más Regional y Colegio dirimen sus rivalidades en dos partidos cuyos resultados pasarán a ser parte la historia. Apenas el sol se marchaba y escondía perezosamente tras del río Paraná; sobre el arroyo Arazá, precisamente en el puente Liberal se concentraba la hinchada de la escuela Regional, que al compás de bombos, redoblantes y el grito de ¡Quiera que no quiera…Regional! Avanzan desordenadamente rumbo al Club Pingüino. Tobi, el perro de los Arnolfo acompañaba feliz a la hinchada de regional a todas partes, era ya como de la familia. Don Froilan Blanco lo narró de esta manera: La coqueta y refinada hinchada del Colegio Nacional ya estaba ubicada en los lugares destinados a tal fin y bajo la atenta mirada de su Rector; en efecto, el Doctor Carlos Benítez y varios profesores están sentados en la tribuna oficial. En las butacas adyacentes se ubican los Directivos de la Escuela Regional: el Director Fernando Echániz y el Secretario José Fidanza, quienes intercambian cordiales y respetuosos saludos. El partido fue vibrante; doble a doble, simple a simple, en segundos cambiaba el ganador. ¡Nacional!… ¡Nacional!!! Se escuchaba desde el lado derecho. Quiera que no quiera… ¡Regional!!! Retumbaba desde la izquierda… era un partido no apto para cardiacos. El partido transcurrió en medio de clamoroso entusiasmo. Ganó el Colegio por un simple: 50 a 49. Los ganadores con la copa en alto dieron la vuelta olímpica para luego detenerse frente al palco del Doctor Benítez. Este, con su tradicional compostura, serio y solemne, saludó a los triunfadores. Fernando Echániz, con una ligera inclinación de cabeza felicitó al Rector por el triunfo de su Equipo. El otro, con su aparente solemnidad, agradeció, pero en el fondo no podía disimular la sorna que le salía de adentro. Desde el seno de la hinchada de Colegio no faltó uno que lanzó el grito despectivo: “en fútbol también les vamos a ganar a estos negros grasas”. Este grito sonó como un insulto en el espíritu sensible de los muchachos de Regional. Ahora faltaba el partido de fútbol. ¿Cómo soportar una nueva derrota contra Colegio?... el equipo de Regional entrenaba duramente para el compromiso. Era cosa de vida o muerte para ellos. Al otro día bien temprano en la cancha de Regional todo el equipo se puso a entrenar, era un caso de vida o muerte… Nadie los vio llegar, pero ahí estaban Tobi, atrás Martín. Con su infaltable poncho verde hablaba con el entrenador, a quien respetuosamente le solicito que aceptara sus sugerencias para ganar el partido. Después de charlar un buen rato el Director Técnico dijo: - Claro, como no me di cuenta antes, se quedo mirando el medio de la cancha… y cuando quiso agradecer Martín ya no estaba a su lado… Algunas maestras a pesar de querer concurrir al partido de futbol debieron quedarse ya que el contrato firmado con el gobierno era muy estricto y como estarían las máximas autoridades de educación prefirieron cuidar sus trabajos. Dicho contrato decía: CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN - CONTRATO DE MAESTRAS AÑO 1923 'Este es un acuerdo entre la señorita............maestra, y el Consejo de Educación y de la Escuela por el cual la señorita .................................acuerda impartir clases por un periodo de ocho meses a partir del......................de 1923. La señorita acuerda: 1* - No casarse. Este contrato quedara automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa 2* - No andar en compañía de hombres. 3* - Estar en su casa entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana, a menos que sea para atender una función escolar. 4* - No pasearse por las heladerías del centro de la ciudad. 5* - No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin el permiso del presidente del Consejo de Delegados. 6* - No fumar cigarrillos. Este contrato quedara automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando. 7* - No beber cerveza, vino ni otras bebidas espirituosas. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra bebiendo.... 8* - No viajar en ningún coche o automóvil con ningún hombre excepto su hermano o su padre. 9* - No vestir ropas de colores brillantes. 10* - No teñirse el pelo. 11* - Usar al menos dos enaguas 12* - No usar vestidos que queden a mas de cinco centímetros por encima de los tobillos. 13* - Mantener limpia el aula. a) Barrer el suelo del aula al menos una vez al día. b) Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua cliente y Jabón. c) Encender el fuego a las siete, de modo que la habitación esté caliente a las ocho cuando lleguen los niños.. d) Limpiar la pizarra una vez al día. l4* - No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios. Una semana después se jugó el partido de fútbol en el Field Ferre. El palco oficial de la cancha ocuparon las mismas autoridades que asistieron al partido de basket. La disputa fue emocionante, el entusiasmo delirante. En el escenario de pasto se producía una lluvia… de goles. Llegó el momento en que Echániz y Fidanza abandonaron sus butacas y adelantándose alentaron con sus manos en alto a sus muchachos. En la tribuna popular el griterío era ensordecedor. Terminó el partido con el triunfo de Regional por once a cero. Los negros grasa ganaron, sin embargo un hubo ningún insulto para los pitucos. Hubo si vítores. La tribuna se lanzó en masa a la cancha para entonar la copla de la victoria: Colegio tenía un pitito/ y el pitito se rompió / Regional con su jueguito / once a cero le metió. La euforia continuaba. “Quiera que no quiera, Regional; quiera que no quiera, Regional”. En un momento del regocijo Echániz y Fidanza buscaron al doctor Benítez para despedirse. El Rector ya no estaba, un Celador, allí presente, les explicó que “el doctor Benítez tuvo que acudir a un llamado urgente de su casa”. Echániz y Fidanza se miraron significativamente con una sonrisa de dos adolescentes pícaros, mientras Tobi garroneaba la pantorrilla del Celador. Al los pocos día, en la casa de la familia Arnolfo, más precisamente en la calle 25 de mayo 1633 frente al arenal, como se lo llamaba a ese lugar de ocasional esparcimiento. Carmencita, su hermana María Rosa y su padre tomados de la mano concurrían en las cálidas tardes de primavera siempre acompañados de su perro Tobi; el integrante perruno de esa destacada familia, quien hacia de guardián y fiel mascota de su amorosa dueña. EL MILAGRO DE TOBI Como toda casa en esa época, esta tenía la particularidad de ser de patio amplio con un muro en la parte trasera, y adelante con un tejido cubierto de ligustros que lo separaba de la calle. Tobi encontró la forma de escaparse por un hueco justo en un costado y todas las tardecitas se perdía con destino incierto. Al arroyo Arazá lo atravesaba nadando para perderse en aquella zona desconocida del bosque, pero cuando el Señor Vera regresaba del trabajo en su auto y abría el portón del garaje, el aparecía moviendo su cola de alegría y entrando como Pancho por su casa la casa, como si nada hubiera pasado. Una fría tarde de octubre Carmencita jugaba junto a su hermana Maria Rosa en el espacioso patio de su casa. Por seguridad no les era permitido siquiera llegar a la esquina de España y 25 de mayo ni a la fonda de al lado; claro, allí se juntaban a beber los parroquianos que regresaban de sus largas jornadas de trabajo y aprovechaban para templar el ánimo con alguna que otra cañita que les devolviera el alma al cuerpo. Esa tarde fue distinta; Tobi estaba inquieto y nervioso… miraba insistentemente para el lado del muro del fondo de la casa, el cual a Carmencita le parecía tan alto que no se imaginaba verse subida a el. De repente una sombra enorme cubre el patio… el corazón de la niña latía con violencia y su voz se apago cuando quiso pedir auxilio. Tobi arremetía furioso contra esa figura fantasmagórica que caminaba sobre el muro. Nadie creyó lo que ella contaba, su madre no le dio importancia a lo acontecido pero si la cocinera; doña Bárbarale confirmó que era un lobisón. Desde ese día Tobi quedo triste, ya no correteaba ni jugaba con las chicas de la casa ni se escapaba en horas de la tarde; es más, ya no se levantaba ni para comer. El pronóstico “moquillo” Estaba condenado a pasar a mejor vida, sin embargo la niña oraba y oraba permanentemente, ya que según le habían enseñado en el catecismos Dios concederá todo lo que se le pida y que San Roque es el protector de los perros … Esa tarde de octubre quedaría en su memoria para siempre. Tobi ya no estaba en la casa, quiso buscarlo en el monte pero don Arnolfo no los autorizó. Por las noches miraba las estrellas tratando de descubrir en cual de ellas estaba su perro. Sin que ella lo sepa, su padre había encargado al pintor que casualmente se encontraba en su casa realizando algunas refacciones, que lo depositara lejos de la casa donde nadie lo viera sufrir… ni morir. El encargado de tal acto lo puso dentro de una bolsa de arpillera a la que ató fuertemente con una soga y lo arrojó sin mirar a las aguas del arroyo Arazá. Pasó el tiempo, llegaron las vacaciones escolares y muy prontas las fiestas de navidad y año nuevo. Esa navidad ella no pidió ningún regalo. Sin embargo encontró un paquete con un gran moño rojo sobre sus blancos zapatos que los abrió solo por curiosidad; aún recordaba a Tobi y el tiempo del olvido aún no había llegado. Una mañana, precisamente un dos de enero Carmencita estaba sentada en su sillita de niña en la vereda de casa cuando vio a Poncho verde doblar la esquina; el siempre la saludaba desde lejos pero ahora pasaría a su lado, eso le causó una sensación agradable ya que a esa altura ya era un personaje muy querido de la zona… - Hola niña bonita, ¿porque tienes esa carita tan triste, acaso se te perdió algo? – dijo Martín con una dulzura infinita. - Si don Poncho, mi perrito Tobi que estaba enfermo se perdió hace tres meses y nadie lo puede encontrar, yo creo que el lobisón que una vez vi. sobre el muro del fondo me lo robó - Carmencita quedó avergonzada pues creyó que Martín se reiría de ella como las demás personas al escuchar su ingenua sospecha, pero su interlocutor frunciendo el ceño sacó un viejo papel del bolsillo delantero de su pantalón y también un lápiz tan viejo como gastado y anotó… perro… Tobi… Lobisón, y hablando con voz serena replicó: - Veremos como arreglar este asunto - metió la mano en el bolsillo izquierdo y sacando una soga la entregó a la niña diciendo - -como primer medida quiero que guardes esta cuerda debajo de tu almohada y se la entregues a don Moncho, el albañil de parte mía justo el seis de enero bien temprano cuando llegue a tu casa, te aseguro que será un día inolvidable - - Si señor Poncho - contestó Carmencita cuando Martín se perdía a lo lejos rumbo al arroyo Araza. Y llegó una nueva semana… los chicos no pensaban en otra cosa que en esperar el 6 de enero, cuando los reyes magos traían sus juguetes a los que se habían portado bien durante el año. En Cambio los pensamientos de Carmencita estaban totalmente dirigidos a recordar a su perro, a veces tenía que hacer un esfuerzo para sacarlo se su mente, ya que ésta se dirigía siempre al mismo punto… no lo podía evitar. Por fin llegó el seis de enero. A las ocho de la mañana, todos dormían cuando golpeaban la puerta, Carmencita saltó de la cama al recordar las palabras de Poncho Verde, sacó el cordel que guardó celosamente bajo su almohada y al abrir la puerta se lo entregó a don Moncho, que al verlo casi cae desmayado. - De donde sacaste eso – casi gritó al reconocer el cordel con que había atado la bolsa de arpillera con el perrito adentro para que se ahogara en la aguas del arroyo Arazá; ¿acaso alguien lo vio y descubrió ese acto casi criminal que había cometido? - Me lo dio don Poncho verde para que se lo diera a usted – Repuso asustada Carmencita cuando la presión de don Moncho se elevaba más allá de los 18/12… el pobre albañil no pudo contestar una sola palabra al agarrar la cuerda entre sus manos temblorosas, sin embargo se puso a trabajar en silencio mientras la niña procedió a continuar con su descanso. Pasaron algunas horas y de pronto unos fuertes ladridos despertaron a Carmencita y a los demás habitantes… Tobi estaba de vueltas en la casa, la niña no lo podía creer y lo abrazaba contra su pecho con lágrimas de felicidad. Tobi, Tobi… gritaban todos en la casa mientras el perro feliz los miraba ladrando y moviendo su cola. Tobi vivió muchos años más para alegría de la familia y del barrio entero que enterados del milagro realizado por Poncho Verde, comenzó a mimarlo y cuidarlo hasta el día que se perdió definitivamente. –No puede ser- decía el pintor, -si yo le - … Muchas personas han dudado de la veracidad de sus afirmaciones en lo concerniente al caso de Toby y también sobre la aparición del lobisón. Aparentemente se han escrito libros y nacieron muchas leyendas sobre ellos, pero ni uno solo o solo muy pocos los vieron, como ellos mismos admiten. Yo los vi, afirma Carmen. LA DAMA MISTERIOSA La taberna de don Pastor como siempre seguía siendo el segundo hogar de muchos trabajadores, donde los domingos se reunían a la hora del aperitivo frente al mostrador. En este ambiente alegre y chacotón siempre llegaba el hombre de poncho verde en su calidad de persona humilde y culta, quien gozaba ya a esa altura del respeto y la benevolencia de los presentes, quienes lo saludaban con una sonrisa de agradecimiento por las veces que sin pedirlo, este les había sido útil. Siempre se sentaba en la parte de atrás casi junto a la puerta, desde donde observaba llegar a las demás personas o veía los rostros de los parroquianos, ya que también poseía el don de leer los labios, así que podía dar cuenta de las tertulia dominical, mientras esperaba que le sirvieran algunos fiambres hechos por doña Marisol. Ese domingo, los amigos del vermouth y del picado tuvieron una agradable sorpresa. Aquella mañana llegó el hombrecito paraguayo que una vez vino a ofrecer “chiancho”. Había quedado en volver con su arpa. Ah, otra cosa más; Doña Marisol le había dicho la fecha de su cumpleaños y en su homenaje fue llegando ese día. Nadie sabe como, pero al ratito fue apareciendo doña María Inés con una enorme torta. Un gran movimiento en su casa hacía notar que algo fuera de lo común estaba ocurriendo. Más aún cuando comenzó el concierto de arpas. Al son de la música fueron llegando los habitués de los domingos. Más y más gente se fue agolpando. Era ya una fiesta pública. Juan Barrios fue el encargado de sacrificar al chancho que don Pastor había comprado al paraguayo, pero; el nunca había matado siquiera una mosca, así que cerro los ojos y descargó casi sin ganas el “amansa loco” sobre la cabeza del pobre animal, al que cargaron sobre una mesa para carnearlo. - Pobre animalito hangá – lagrimeaba Sabrina, mientras alcanzaba el agua hirviendo para afeitar al cerdo. Pero tal fue el susto que se pegaron cuando derramaron el agua sobre el lomo. El chancho no estaba muerto. Entre gritos de dolor se incorporó de golpe y salió escapando para el lado del monte, mientras era perseguido por los ocasionales parroquianos que estaban dentro del bar, mientras el paraguayo reía recordando que sus chanchos son duros de matar. La mañana se prestaba; ni una nube en el cielo empañaba la quietud, solo un soplo suave del viento acariciaba la faz de los felices oyentes que se deleitaban con el vuelo azul del arpa que interpretaba el “Pájaro Campana” y luego “Felicidades” a lo que siguió una y otra vez el Cumpleaños feliz. En el momento en que la energía no tenía límites entró un hombre que, a la vista de los presentes era un desconocido en el lugar. Dijo dirigiéndose a Don Pastor: - por favor un vermouth – y agregó - ¿puede ser un asiento? Quiero escuchar la música Don Pastor le ordenó a una muchacha de la casa que lo ubique en el lugar con una mesita y una silla. Allí se quedó en silencio. El desconocido al sorber su copa estaba pensando ¡Ah! Estoy envejeciendo. En otros tiempos yo ya estaría frente al arpa cantando una polca y recibiendo los aplausos de esta gente maravillosa y ahora solo tengo penas. ¡La vida se va muy rápido! Para que me habrá citado Martín acá? En medio de tanta algarabía todos levantaron la vista ante la presencia de una hermosa mujer, elegantemente vestida. Ella entró, se dirigió directamente a don Pastor. Le preguntó algo que no pudo oírse a causa del sonido del arpa. El le indicó algo con el dedo índice. La misteriosa mujer que misteriosamente fuera invitada al cumpleaños de doña Marisol, luego de saludarla y agradecer el cumplido al parecer iba a salir, pero se quedó frente al arpista. Estuvo un largo rato frente al artista hasta que este no aguantó más las ganas de dirigirle la palabra. - ¿le gusta la música señorita? – preguntó – ¿quiere que le interprete algo de su agrado? Ella lo miro un momento llena de melancolía y contestó: - Hace añares que no canto acompañada de un arpa… ¿puedo? – Haberlo dicho antes cuñatay porá… - contestó el paraguayo en su dulce idioma guaraní. Ella dudó un poquito, pero fue más fuerte el deseo. El paraguayo templó su instrumento una vez más y luego interpretó Serenata Ocara, para acompañar a la desconocida, quien de inmediato hipnotizó al auditorio con su voz tan dulce como la de Anahí: La música galana que vuela a media noche Vestida de armonía cual novia de Chopin Se vino a la tranquera del rancho en que ella vive Trayéndola en su sueño un raro purajhéi Dos músicos muy tristes eran los que cantaban Sentados sobre el tronco de un viejo guayaibí Guaraní eran los versos que del cantar fluían Mientras tristes lloraban las dos mbaracá í De pronto en la tranquera, del rancho campesino Apareció la musa, envuelta en su tipóy… Sus pies al descubierto, dos cocos parecían… Mientras su boca abría al dulce pucavy Enmudecieron lentas, las nobles guitarritas Los fieles compañeros del bohemio vy´á yn´ Y firmes sobre el tronco, los dos la contemplaron. Libando la dulzura de su ma´é rorí. Los que estaban ahí presentes, más los que estaban adentro de la casa se habían agolpado a su alrededor. El hombre del vermouth tampoco quiso ser menos, más cuando esa polca y esa voz le recordaba algo querido. Jhí aitente picó cheve Balbuceó la moza Peé pé yapo jhaicha Cheavé apurajhey Jha é jahuá peéme La dulce “muchas gracias” Peyú jahuére coicha Torypé che mombay (Quisiera yo también cantarles las muchas gracias, así como hacen ustedes al despertarme con alegría) Cuando el forastero vio la cara de la dama quedó pálido. Ella también se sorprendió como si hubiera visto un fantasma. Dejó el instrumento, dio unos pasos y… - Natalicio…- - Anita…- El abrazo fue largo y emocionante hasta para el público que contemplaba extasiado ese momento sublime. Los dos tomados de la mano salieron a la calle, casi sin despedirse de la gente. El auditorio quedó sorprendido. Algunos salieron a la calle para ver si veían algo, luego se agolparon alrededor de Poncho Verde; que estaba sentado en la parte de atrás casi escondido, para que le cuente algo. El siempre tenía respuestas para la gente cuando estas no entendían lo que ocurría… siempre recurrían a el. Sin embargo, el reía feliz pero no dio ninguna respuesta. De lo que si estaban seguros es que tanto la mujer como el mozo eran paraguayos se conocían y estaban enamorados. Iba llegando la hora de la siesta y la fiesta de cumpleaños no paraba en emociones, pero de a poco las personas se fueron retirando en busca de su almuerzo habitual de los domingos. Cuando doña Marisol vio que quedaba poca gente invitó al arpista a pasar al comedor. La mesa estaba dispuesta en un largo comedor, limpio y ordenado y desde la cocina llegaba un apetitoso olor a asado con achuras. Además las hijas habían preparado un fuentón de pastelitos a lo que se sumaba la torta de doña María Inés y los chipá mbocá preparado por mary. Comieron a discreción sin que faltaran algunas chanzas, las que corrieron por cuenta de los jóvenes músicos que acompañaron al artista. Uno de ellos, Juan de la Cruz se había fijado en la hija menor del dueño de casa. Sabrina se dio cuenta y un momento ya estaban entablando conversación. - Juan de la Cruz, que hermoso nombre, ¿ha estado usted alguna vez en Asunción? - Claro que si, muchas veces – - Cuénteme de las galoperas, ¿por que bailan con un cántaro en sus cabezas? - - Bueno, eso se remonta ya desde el siglo diecinueve, cuando en un lugar llamado Tarumá, por estar esa zona cubierta de plantas de ese nombre, cada tres de febrero; fiesta de San Blas, las devotas de ese santo quien además es el Patrono de la ciudad se reunían ahí para honrarlo con los cultos tradicionales. Esa fiesta siempre era amenizada con la “Banda Jheycué de Trinidad” y así, mientras la orquesta ejecutaba polcas las mujeres que para cumplir sus promesas bailaban con los famosos cántaros llenos de agua en sus cabezas y cuando la música terminaba las servían a los peregrinos que venían llegando, diciendo “Tupasý ymí, o San Blas ymí”. Una de la más hermosas era María pío que ataba su cabello negro azabache con un kiguá verá del que caía en tranzas su larga cabellera - - ¡Ah señora! – dijo a la dueña de casa – quisiera invitarla alguna vez a Asunción, claro… tendrá que acompañarla su hija Sabrina -. Sabrina ruborizada, pero mirándolo con sus grandes ojos verdes le contestó con su acostumbrada firmeza: - y ¿Por qué tendría que ir yo? - - Bueno, confieso que me traicionó mi otro yo, supongo que no se ha ofendido conmigo - - Nada que ver - contestó la damita – Créame que lo tome como un halago – El viejo sauce llorón del fondo de la casa expresaba sus sentimientos con sus largas hojas que caían verticalmente como el canto de la naturaleza, cuando ella es testigo del nacimiento de un nuevo amor entre Sabrina y Juan Cruz; hijo de unos de los hacendados más ricos de su país. El sol caía cual bola de fuego sobre el arroyo Arazá. El verde vegetal parecía más hermoso con las caricias de los últimos rayos solares. La alegría en el patio de la cumpleañera iba en declinación. Parecía decir ¡Basta por hoy! De pronto Aparicio, el arpista dijo: - Permítanme que les diga que me siento feliz de haber compartido con ustedes tan hermosos momentos. Gracias por todo. Tenemos que retirarnos porque la lancha que nos va a llevar de regreso parte dentro de una hora – Al notar la indecisión del dueño de casa fue la del cumpleaños la que agradeció con estas palabras: - Les voy a decir que esta no es una despedida, sino un hasta luego. Siempre serán bienvenidos. Gracias y vuelvan pronto. El Paraná esplendoroso desplegaba su belleza ese anochecer. La lancha a motor partía hacia el Paraguay. Juan de la Cruz llevaba el pañuelo de Sabrina en su mano izquierda y su cabeza recostada sobre la baranda de la embarcación, recordando algo hermoso. El amor navegaba sobre las olas del río. EL REENCUENTRO - ¿De donde saliste Ana? - preguntó Natalicio - ¿Y vos por donde andabas? – contestó sonriendo Ana Caminaron un rato casi sin hablarse. Ambos estaban sorprendidos; no sabían si alegrarse o llorar. Por fin rompieron el silencio. Dijo Natalicio: - Las cosas que pasé no las deseo a nadie. Navegué por el río no se cuanto tiempo. En la canoa escapé por milagro hasta una isla del lado del Paraguay. Allí no había nadie. Fue una odisea tenebrosa, creí que no llegaría a la Argentina. Pero llegué – Interrumpió Ana: - Yo lloré mucho. Creí que el río te había tragado, no deberías haberte involucrado en la sublevación… - Natalicio continuó contando: - Los isleños me ayudaron. Así andando me encontré en un camino en el que un camionero me alzó. Viajamos por el Chaco hasta la balsa que cruza el Paraná y conduce a Corrientes. Allí el camionero me bajó. Tomé una calle y caminé sin saber que hacer: llegué hasta el arroyo Arazá y me senté bajo un árbol con el propósito de aclarar mi mente. De pronto… de la nada Apareció Martín y fue el quien me salvó. Me indicó donde vivía un médico paraguayo en la Isla del Cerrito quien me ayudó. Te digo más, para no descubrir mi paradero me escondí entre leprosos y desde ahí, el llevaba mis cartas al Paraguay en persona, para que al menos supieses que estaba vivo, pero nunca recibí contestación y la casa donde vivías era ya una tapera; allí estuve hasta que me descubrieron y escapé por milagros a una isla de acá enfrente – - Ocurre que mi familia también tuvo que emigrar. Nos establecimos en un pueblo que se llama Esquina. Nunca supe nada de vos – - Yo nunca te olvidé, siempre estabas presente con el esplendor de tu belleza, con la magnificencia de tu compañía. Te busqué pidiendo a mis amigos que viajaban al Paraguay que trataran de encontrarte. Nunca tuvieron éxito. Se pararon en una esquina en silencio. Se miraron tiernamente sin saber que decir. En eso apareció una mujer que le habló a Ana: - Está toda lista señora… - - Ya voy Valeria… - dirigiéndose a Natalicio – Por favor, tengo que resolver unos asuntos – Quedó pensativa y continuó: - Natalicio, yo nunca te mentí. Aquella vez quise salvarte para mí, pero el destino es cruel. Ahora tengo que decirte que me casé con un argentino…- - ¿Te casaste?... entonces ¿murió nuestro amor? – - No. Natalicio, hay amores que nunca mueren… - El quedó enmudecido, su alma estaba exaltada por la terrible noticia. No atinaba a aclarar sus pensamientos. En eso volvió la muchacha para hablar a su señora. - Señora, es tarde… - - Por favor – dijo Ana suplicando – Tengo prisa. Quiero volver a hablar contigo - Parecía que la suerte estaba echada, con tristeza Natalicio aceptó una nueva entrevista. Osvaldito, uno de los parroquianos sentado desde temprano dijo: - Debe ser hermoso sacar del purgatorio a un alma enamorada. Sería como sacar los valores dormidos del fondo del corazón. Este Arroyo guarda cosas insondables de los espíritus inquietos y enamorados. Les aseguro que vi el alma de Mariana acurrucada en un rincón del Arroyo. También les aseguro que el pombero no es malo. Es un buen amigo – - ¿Vos le viste? Preguntaban los del público sonriendo - No, pero sé que andan. El ayuda a sus amigos. Lo malo que tiene es que es muy celoso. Si se enamora de alguna de sus hermanas, ella va a tener todo, pero no le va a dejar que le mire a otro hombre – - ¿De donde sacaste eso? ¡callate!!! – gritaban los presentes en plena algarabía. - Yo se que es así. En cuanto a Cambá Palito, el morocho brasileño que hoy no vino y que dicen que a la siesta suele raptar criaturas, para venderlo a un leproso del centro de la ciudad, quien se baña con la sangre infantil para paliar su enfermedad… la otra vez le seguí. Pude averiguar que nunca molestó a ningún niño y que el tal ricachón del centro tampoco existe. Él es cuidador de caballos de carrera en un establo. Aaaah, muchos no saben, pero una pareja que se amaba mucho le va a salvar a Mariana de la prisión del purgatorio - CLARO DE LUNA Natalicio fue al encuentro de Ana desmoralizado por lo que había dicho que se había casado. ¿No será una broma? El aire estaba tibio, por los alrededores caminaba la gente al parecer sin preocupaciones, la primavera regalaba su aroma nocturno. Desde donde se hallaba se escuchaba practicar al piano la “Sonata Claro de Luna” de Beethoven. Ella tardaba en aparecer. – ¿Será que Ana se arrepintió? A lo mejor el marido no la dejó salir. ¿Pero que estoy pensando! Ahora vendrá, siempre ha sido puntual. Esperaré, es agradable esperar escuchando Claro de Luna, con el corazón henchido de esperanza. Por fin la dama apareció, pero no por donde el esperaba. De pronto escuchó una voz dulce detrás de él, que le decía: - ¿Esperaste mucho? - - Nunca es tarde cuando se trata de vos – respondió lisonjero Aparicio Se miraron sonrientes, no se notaba en ellos el tiempo transcurrido desde la noche aciaga del escape. Trataron de comprimir la larga ausencia. El amor estaba presente, palpitando desesperadamente. No, aquello no has muerto y hoy renace con más fuerza. - Tratemos de arreglar lo nuestro – dijo Ana - No hay nada que arreglar si estás casada – respondió cabizbajo Natalicio - Si, y tengo dos hijas – dijo tímidamente Ana – pero perdí mi marido - Al oír esto Natalicio iba a decir algo, pero quedó pálido y mudo. Ana continuó: - ¡Cuánto me hiciste falta en aquel momento! Increíble pero fue así. Mi esposo un médico de acá se fue a trabajar a Esquina, pero no le pagaron nunca. Un político se quedó con la plata de sus sueldos, pasamos hasta hambre… y el pobre murió del corazón a causa de tanta tristeza e impotencia. Allí me di cuenta que nosotros habíamos nacidos el uno para el otro; una vez el amor nos unió y otra vez, a causa de la tragedia de la vida el amor nos separó. Te quiero mucho Natalio. En aquel momento de soledad he llegado a comprender lo mucho que te quiero - - ¿Porque te casaste? - Porque creí que te habías muerto… mi amor – Después del encuentro, tan caro a sus sentimientos Natalicio se dirigió a su casa. Vivía solo en las afuera de Corrientes. Cada vez que llegaba le gustaba prender su calentador “Primus” calentar agua y tomar unos mates amargos. Esa noche estaba feliz. El sueño de amor de toda su vida había despertado y entraba por su ventana en un rayo de luna. El encuentro de la noche siguiente fue definitorio. Ya no en la calle, sino en la residencia de Ana. Una sala bien dispuesta, con un piano, con una mesa redonda cuyo centro lucía una fuente con frutas naturales. - Yo vivo habitualmente acá, mi casa Está en esquina donde heredé el negocio unos tíos lejanos. Trabajo en sociedad con mi cuñado. El siempre me insiste en que me vuelva a casar porque necesita un socio que lo ayude. Es un muchacho muy bueno – Natalicio la escuchaba, pero no oía lo que Ana estaba diciendo. ¡Qué terrible pasión es el amor!... Que interesaban las cosas materiales de la vida si el amor estaba allí, palpitante. Por fin se animó a hablar: - ¿Y tus hijas, donde están? – - Ellas se fueron con su abuela, quería estar a solas contigo – Natalicio la escuchaba, sus ojos se le avivaron; miró a los ajos de su Ana con pasión. Las pocas sombras de dudas que se ocultaban en sus sentimientos se disipaban. El amor y la pasión regresaron con la misma fuerza de siempre. La Sonata Claro de Luna que se escuchaba a lo lejos echó más leña a ese fuego que ardía. En ese momento se dieron cuenta que las horas habían pasado y que ellos estaban sellando sus destinos. En realidad, estaba todo dicho. SEGÚN PASAN LOS AÑOS Y pasaron los años. Estaban felices, poseían una familia adorable. Hijas, cuñado y suegra se entendieron perfectamente con Natalicio. La frescura de la vida los ayudó a seguir adelante. Diecinueve o veinte años es poca cosas en la vida del hombre, siempre que el amor presida los momentos más preciosos del hogar. Una vez, caminando por la vera del Arroyo Arazá, Natalicio le contó a Ana de como fue que ese espacio geográfico fue un factor muy importante para cambiar su vida. Nunca se enteró que Martín, el paraguayo que vendía chanchos y el comisario influyeron y programaron el encuentro en el Almacén de don Pastor. - Si aún vive quiero saludar al viejito – dijo Natalicio Bajaron por un largo caminito desde la cima de la barranca hasta un rancho que se hallaba entre los árboles. - Buen día don Martín – saludó Natalicio - hola señor - - ¿Se acuerda usted de nosotros? - - No señor - - Somos Natalicio y Ana - - Ah, ahora si – dijo el viejito del poncho verde, mientras se acomodaba en su silla de madera… - ahora si -. La conversación giraba en torno de esa historia de amor vivida más allá de todas las vicisitudes y peligros que les ha tocado pasar, pero el amor, el buen amor siempre triunfa. Ellos decidieron no regresar al Paraguay a pesar de que amaban a su país prefirieron seguir viviendo en Argentina, ya que su tierra se desangraba en revoluciones entre liberales y colorados, por tal concepto eligieron el amor y la paz. Cuando le tocó hablar a Poncho verde dejó escapar algunas lágrimas recordando un tiempo mejor… mientras le ponía al tanto de los acontecimientos últimos del lugar. - Al negro Yaguá Caí se lo suele ver con la mirada perdida en un remoto pasado, tal vez rememorando su antigua altivez y cuidando lo poco o mucho que consiguió en la vida pisoteando a sus semejantes – decía - eso si; su fiel amigo el alcohol nunca lo abandonó- - Demás esta decir que nunca vieron al lobisón, aparte de Carmencita aquella siesta en su casa cuando enfermó su perro Tobi. Cambá Palito también desapareció. Nadie supo ni encontró el domicilio de quien decían que se ocupaba de matar inocentes con el propósito de conseguir sangre para el hijo de un hombre de mucha fortuna, que padecía una enfermedad cuyo tratamiento precisaba constantes transfusiones. Pero nunca se denunció ningún caso de alguna criatura asesinada. Se cuenta que vivía entre el monte a un costado del arroyo. Muchas personas lo vieron pero nadie se preocupó en denunciarlo ya que no creían en esas cosas; al contrario se reían de la ignorancia de la gente crédula, pero eso si… los viernes a la noche cuando sale la luna llena… todos se quedan en sus casas, asustados al escuchar unos aullidos provenientes del monte de guayabos. - Que Alegría Natalio, me acuerdo que eso pasó hace mucho tiempo en el almacén de don Pastor. Allí usted se encontró con su novia, se hablo mucho de eso - Trataron de seguir hablando, pero el hombrecito estaba impedido por su vejez. Las pronunciadas arrugas de su piel denunciaban su estado de senectud que le impedía pensar como en antaño. Al contemplar al anciano Natalicio pensó que cada hombre trae escrito su destino que a veces no lo sabe usar para si, pero lucha para ayudar a encontrar el amor y la felicidad a los demás. Poncho verde está aquí por una pena de amor, pero disfrutando de los frutos que Dios puso en su camino y en la naturaleza para el goce de sus hijos. Cuando decidieron despedirse Natalicio sacó de su billetera un puñado de billetes y los depositó en sus manos temblorosas. Don Martín simplemente dijo: - Gracias, ¡Un gran amor!... ahora si Mariana descansará en el cielo – En el camino de regreso Ana preguntó: - ¿Por qué dijo eso el anciano? - - ¿que dijo? - - Que Mariana ahora iba a descansar en el cielo porque hubo un gran amor - - La verdad que no se, ¡que raro! – contestó natalicio. Ninguno de los dos sabía la leyenda de Mariana. Tampoco sabían que su gran amor había liberado un alma del purgatorio. Solo conocían el amor que había sellado dos almas, la de un hombre y una mujer que habían nacido para amar, vivir y luchar venciendo todos los obstáculos. El mes de julio de 1.942 fue particularmente frío; Poncho Verde no esperaba más sorpresas a su vida que ya se iba apagando lentamente. A esa altura ya era un personaje en el barrio. Todos hablaban del hombre del poncho verde. Algunos contaban hechos de lo más disparatados que se convertirían en leyenda, como aquella que decía que el enfrentó a una docena de policías solo con un facón en la mano derecha y en la otra su infaltable poncho verde, y que el mismo era nada menos que el paño de la mesa de billar arrancado de un tajo para defenderse. ¿Acaso fue el?... solo Dios sabrá LA AVENIDA - Vamos a cenar esta noche por Poncho verde – dijo Hugo Insausti - Será Avenida Pujol che – replicó Sofía - Mejor queda Poncho Verde – discutían entre todos los amigos esa noche Hubo un tiempo que lo que llamamos Avenida Pujol, se llamaba Arroyo Poncho Verde. Eso fue hace mucho tiempo. Ahora este espacio está ocupado por negocios, bares y parrilladas. La leyenda de Poncho Verde quedó atrás. Los alegres visitantes no saben que esta zona había un guayabal entre las altas barrancas que vio pasar generaciones enteras de correntinos y guarecía todas clases de alimañas, y porque no a algunos individuos que escapaban a la justicia y a la policía brava. Estos hechos daban pie a cuentos o casos inventados o no, pero que caían en la cultura de cada generación que debía pasar por ese sitio. Esos amigos que estaban discutiendo para ir a cenar ¿pudieron ser acaso, uno de ellos descendientes de Ana y Natalicio? Ellos llegaron a una conocida parrilla de la avenida. Se ubicaron a una corta distancia del escenario donde actúan los músicos. - Mozo, ¿que hay para cenar? – preguntó Mary El mozo le entregó una cartilla con el menú de la noche. Pidieron una parrillada completa con vino tinto. Jeny, una paraguaya hermosa que acompañaba al grupo, miraba fijo al locutor cuando anunciaba un trío de arpas y guitarras, Griselda Doldán, Catalo Rodríguez y Florentín Arévalo. ella sin querer se estremeció, un hormigueo le subió por el cuerpo. La sangre llama. Se le dio por preguntar cosas raras. El locutor para darse de sabiondo y dar un halo de misterio a su exposición agregó: - Amigos, por debajo de este pavimento corre un río de leyendas. Cuentan que una hermosa muchacha se ahogó en sus aguas y fue al purgatorio, y solo un gran amor la pudo salvar – Todos se rieron de la ocurrencia del locutor. Menos Jeny. Ella se quedó seria, presa de un profundo atavismo. Su espíritu se comportó como si fuera heredera de aquellos lejanos protagonistas de la leyenda del Poncho Verde. Pensó en un gran amor. Ese espíritu de Ana y Natalicio, a quienes ella no conoció, se había escondido en lo más recóndito de su conciencia, para renacer en un momento de intensa emoción. Una noche de alegrías y cena, escuchando la música que uno lleva en la sangre, siempre es buena para despertar la curiosidad. Para encontrar un rincón desconocido, buscar palabras que nadie ha pronunciado jamás. El paso de los siglos sobre el mundo no ha podido borrar las ansias de saber algo sobre lo misterios, entonces es cuando nos independizamos de la realidad que nos absorbe para entrar en el mundo de la fantasía, para resaltar en algunos personajes, el tormento de amar y morir. Como Pedro Héctor Blomberg, que describe el sufrimiento de la vieja irlandesa: …Que todavía sueña Con los ojos azules de aquella pequeña Que se fue para siempre, una noche de bar. Los misterios del Poncho Verde, que hoy nadie recuerda, estarán latentes. Mientras haya amor, habrá leyendas. Y las leyendas acarrean los recuerdos y abren las esperanzas. FIN PALABRAS FINALES Los pobladores más antiguos de pronto recordaron aquel caso que ocurriera una década antes en un billar de la zona… (Según la escritora Mirtha Mirella el hecho sucedió de este modo): Un caballero apuesto, vigoroso, de condiciones valientes, de apellido Ponccio, que venia de Misiones, entreverado con las tribus, había dado libertad a más de trescientas familias, con haciendas y tierras, se asentó en Corrientes, renegando de aquella gente que habitaba el norte argentino. Ponccio, hombre inteligente y audaz, pronto se relacionó con lo mas high-life de Corrientes Colonial; los militares. Como había llevado muchos años en Misiones, entre jesuitas e indios, había adquirido una astucia especial, y un valor estoico. Cuando llegó el año 1811, Ponccio lucía jinetas propias, con el grado de Sargento Pero nunca falta un roto para un descocido, Ponccio, tenia pasión por el juego. ¡Era muy jugador!! A mediados del año 1812, regresaron de campaña, los Capitanes y contaron las hazañas del Sargento Ponccio, su valor y maestría en las contiendas El Gobernador de entonces, pretendió celebrar con grandes actos el 2º aniversario de la Patria. Convocó a las tropas hacerse presente para asistir al solemne Tedeum que se realizó en la Iglesia Matriz con el motivo Patrio En la Iglesia de la Cruz de los Milagros se leyó la orden del Superior Gobierno por el cual se lo ascendió a Alférez de los ejércitos de la Patria al Sargento Ponccio. El Sargento Ponccio faltó a la cita dando parte de enfermo. -Como ya soy Alférez - se dijo - plata tengo, tendrán algunas consideraciones si falto al toque de diana - mejor sigo jugando.- Se lo busco por doquier, así se supo que había pasado l a noche jugando en el billar de Don Ángelo. (Hoy zona del Barrio La Rosada) Había ganado mucho dinero y bebido en exceso caña, Don Ángelo encaró a Ponccio por la rotura del paño del billar. Ponccio, metió manos al bolsillo y le tiró monedas de oro y plata no sin antes arrancar de un solo tirón todo el paño de la mesa, que se lo colocó a modo de poncho, sobre los hombros, con el que se ausentó, luego de haber dado muerte a Don. Ángelo de un certero puntazo en el pecho. Ponccio era símil a un pájaro, tenía su nido en el arroyo Manantiales que desemboca en el de las las Baterías y luego al Río Paraná. (Entrada al Parque Mitre) Una compañera y tres niños. Guarecido en su enramada del arroyo, esperó a que se calmen las voces callejeras, que lo buscaban por la muerte de Don. Ángelo. . Mucho tiempo estuvo oculto en el Arroyo, lugar impenetrable aún para la milicia, perdiendo absolutamente todo su dinero y rango social... Hizo hacer con su compañera, un agujero en el medio del paño que se lo ensartaba como poncho Más de una vez se deslizó sigiloso por los suburbios sin ser reconocido, por lo cual la gente comenzó a llamarlo el loco del Poncho Verde. Versiones comenzaron a correr, atando cabo por conversaciones de los pobladores, se intentó investigar a este ser misterioso ser, envuelto en un poncho que se metía en el Arroyo luego de conseguir algo para comer. La Guardia Urbana encomendó al Sargento Piris, disfrazado de paisano, a seguir sus pasos, junto a tres hombres. Piris organizó un gran fandango en una casa de la calle hoy 9 de Julio, antes de llegar divisó un bulto que a tientas y en la oscuridad venía atraído por el barullo. Piris se enfrentó a el y lo reconoció, es Ponccio, este no ofrece resistencia, vislumbra una emboscada, como buen valiente enfrentó a su rival en gran pelea, esgrimiendo ambos grandes hojas de acero. Ponccio atravesó a Piris con trece puñaladas cayendo muerto a sus pies en un gran charco de sangre, Ponccio resistió un poco mas, apoyado en un añoso tronco de espinillo con el coraje que lo caracterizó, quiso incorporase , pero fue inútil cayo para siempre con el último suspiro de la muerte. Martha, su fiel compañera y sus tres hijos, clavaron una tosca cruz de madera en el lugar, (próximo a las calles 9 de Julio y Av. España) la que visitaba todos los días lunes encendiendo velas de cebo. Cuentan… que una imagen tambaleante cubierta de un gran poncho verde hasta el suelo aparecía de vez en cuando por el Arroyo, o el lugar de su muerte, quienes lo vieron se persignaban prontamente aludiendo, -es el alma del valiente Poncho Verde.- PD. El Arroyo Manantiales fue entubado, en 1957-58, este hermoso lugar , desaparecio a la mirada de los correntinos para siempre,...sobre el se levanta la Av. Gobernador Juan Pujol, (las verdaderas ciudades hubieran construido la avenida a cada lado de su margen...) pero todos, todos... lo conocemos como EL ARROYO PONCHO VERDE | | El Séptimo Quark. Capítulo Uno. El Nuevo Escenario. Ocho de Enero de Dos mil ocho. - Ven Jesús, no corras, espérame ahí- vociferaba Verónica desde un banco de la Plaza de España, en Roma, a escasos metros de la gran escalinata de ciento treinta y cinco peldaños, inaugurada en el Jubileo del año mil setecientos veinticinco y que lleva a la Iglesia Trinitá dei Monti. La muchacha se levantó de un salto para ir en busca de su pequeño hijo, de su especial niño. Sin embargo, el veloz gurrumino, desatendiendo el llamado, se había alejado ya algunos metros de la protección de su atenta madre, preocupándola sin razón. Sofía la observaba , risueña con la situación, distendida, y con muy buen semblante; con agudos gritos estimulaba al niño para que se aleje más aprisa mientras se acomodaba en uno de los asientos dispuestos alrededor de la Fontana della Barcaccia. Disgustada con su madre, Verónica giró su cabeza para lanzarle una airada mirada al tiempo que levantaba al huidizo muchachito que trataba de impedir que lo despeguen del suelo pataleando y gritando, empecinado por correr. Con sólo dos años de edad, su único deseo era jugar, divertirse...y correr, era muy inquieto y podría decirse que nunca paraba de moverse. Entre besos y abrazos, entre ambas, lograron calmarlo y su “nona”, aprovechó para acunarlo entre sus brazos, cosa que le deleitaba el alma. Desde el momento de nacer habían tomado la decisión de educarlo como si fuera un chico común, lo cual no era, pero no contaban con otra alternativa, no existía el Manual de Crianza de Mesías, sería sin duda una tarea difícil de afrontar, pero no cejarían en el deber que les habían encomendado y que aceptaron. Con sus cabellos renegridos y delicadas pero angulosas facciones, Jesús se parecía mucho a las representaciones que de Él habían realizado, si bien de adulto, en infinidad de grabados y dibujos, salvo en el color de sus ojos, los cuales por supuesto, no son claros, sino pardos, tan oscuros que parecen negros, un color de iris que en realidad no existe. De contextura media, de amplia y blanca sonrisa que resalta de su faz, demuestra ya en su carácter la decisión y la convicción con las cuales lleva adelante sus simples acciones y requerimientos. Largas charlas entre las mujeres encargadas de guiarlo a través de su vida ponen de manifiesto todas las expectativas que poseen sobre este niño, sus reacciones cuando sea un adolescente y por supuesto, la parte más preocupante de todas, la interacción con la Iglesia, cómo reaccionarán cuando se haga público y la gente común se entere que junto con nosotros camina nuevamente el Cristo. El Papa ya se encuentra al tanto de la Verdad, conoce la existencia del nuevo Jesús, y debería estar tomando los recaudos necesarios para el futuro. En la mañana que Sofía se llegó al Vaticano para pronunciar las palabra predispuestas por José de Arimatea, las cuales darían la certeza a SS del regreso del Mesías, apenas una semana después del Nacimiento, encontró al Santo Padre con un leve resfrío; desde Londres gestionaron la entrevista. Permanentemente acompañada por dos jóvenes clérigos, quienes muy cortésmente la escoltaron hacia los aposentos papales sin dejarla sola ni un instante, la mujer llegó al fin ante la presencia del Pontífice, sin duda se trató de un encuentro fuera de todo protocolo, se detuvieron frente a una puerta que parecía ser muy pesada, de tamaño un tanto desmesurado, los sacerdotes golpearon tres veces rítmicamente con intervalo perfecto y esperaron. En pocos segundos, pues se encontraban aguardándolos, se abrió muy lentamente la, ahora comprobada, pesada abertura. Otro clérigo, quien parecía de más rango que los dos anteriores, hizo pasar a la dama y la invitó a tomar asiento en los sillones más lujosos que jamás había visto, ni siquiera imaginado, lo que aceptó de inmediato. Casi quince minutos debieron transcurrir hasta que Benedicto XVI se hizo presente, caminando lentamente con la cabeza bien alta y con la mirada enfocada tan lejos que sin duda no veía sus propios pies. Sofía se incorporó y se adelantó hacia el Santo Padre quien se detuvo y esperó que ella llegue hasta él, estiró su mano ofreciéndole el anillo y expresó en voz baja y levemente ronca - Buenos días hija. Tomó su mano y arrodillándose, besó el anillo dorado, al ponerse de pie nuevamente dijo - buenos días Su Santidad, es un placer y un honor conocerlo señor. - No es para tanto- aseguró el hombre entrado en años. - tengo entendido que has venido para darme un recado de un viejo amigo, no es así?- continuó el anciano. -así es Padre, usted sabe. Debo decirle: “El Señor ha regresado. José ha cumplido”. Dicho esto y aún de pie, el sacerdote alemán solicitó un vaso de agua a los sirvientes y se sentó. Con un gesto de su mano izquierda, con la palma hacia arriba, la invitó a que tomara asiento nuevamente. Todo sin pronunciar palabra. La bandeja de plata con el agua no se hizo esperar más de dos minutos, el encargado de traerla ingresó presuroso a la sala deteniéndose a la derecha del jefe de estado; éste tomó el vaso displicentemente y lo bebió íntegramente, todavía en silencio. Secó sus labios con una blanca servilleta y por fin dijo -no esperaba que sea yo el Papa que oiga esas palabras, en el fondo, el pequeño Círculo(los diez cardenales que conocen las palabras de José, y que se renuevan por elección del mismo Padre al morir aquellos) no estaba convencido que sea una verdad absoluta, asimismo deberemos asegurarnos que el niño sea quien parece ser- objetó. La mujer no notó una alegría desbordante en el hombre, lo que le pareció muy extraño, dos mil años de espera y cuando llega el momento sólo frunce el ceño y expresa inseguridad, pensó. Entonces se decidió a hablar. - no sé quien es ni donde vive, sólo soy una mensajera que cumplió su objetivo. Si me usted me lo permite, ya hice lo que debía, y necesito retirarme a seguir con mi rutinaria vida- solicitó Sofía, decidida a no brindarle detalles de del chico. - por supuesto querida, puedes retirarte, has sido de gran ayuda al traerme tan bellas palabras- autorizó el Papa, ahora con un tono de voz mucho más suave y forzadamente bondadoso, además de la amplia sonrisa dibujada en su rostro demacrado quizás por un poco de fiebre. - ha sido un verdadero honor conocerlo Su Santidad, espero que todo salga bien y hallen al Mesías, es tan grande el mundo- agregó socarronamente. - no tengas dudas, pondremos en marcha el plan tal cual está establecido y encontraremos al Salvador, estoy emocionado. Hay tan pocos Mesías- concluyó irónicamente en respuesta a la caradurez de la señora, dándole a entender que no sería difícil dar con Él. El hombre de la puerta apareció de la nada sólo para abrirla nuevamente, del otro lado aguardaban los dos conocidos escoltas quienes la acompañaron hacia el exterior del ala del edificio donde habita S.S. La tarde comenzaba a caer sobre la ciudad de las siete colinas y el frío se dejaba sentir casi paralizante en los desprevenidos transeúntes que no habían notado el avance de la oscuridad, mientras, ya en el taxi que las devolvería a su casa, las mujeres y el niño los observaban apresurarse para desaparecer de la acera rumbo al calor de los hogares. Un nuevo ciclo luz- oscuridad había comenzado. Todas las noches, desde aquellos días de incertidumbre y muerte, cada vez que se avecinan las sombras, madre e hija se preparan para la batalla, nunca más las tomarán por sorpresa, lo prometieron. Había sido un día especial, no sabían porqué pero así lo sintieron durante toda la jornada, los tres experimentaron una particular sensación de alegría, de plenitud; quizás el compartir más horas de lo habitual al aire libre, quizás porque Jesús pudo corretear libremente entre la gente, su gente o simplemente por estar, por ser y sentirse una herramienta con la cual construyeron el artilugio Divino. Joel seguía con su trabajo en Londres, Inglaterra, se podría decir que vivía en dos lugares a la vez; prometió cuidar a la Familia y cumplió; en esa ciudad se encargaba del reclutamiento y del adiestramiento de fuerzas especiales para la defensa, nunca mas ocurrirá lo que esa noche aconteció. Se observaba claramente el recurrente estado de alerta y desconfianza en que se encontraban todos los que de una u otra manera se vieron implicados en esa batalla. La Hermandad ya contaba con casi doscientos adeptos de probada confianza, conformando un grupo muy peculiar, por un lado con una estricta disciplina militar y por el otro con una fe ciega y un convencimiento pleno en lo que estaban actualmente aprendiendo y lo que ejecutarán, sin duda, cuando llegue el momento. Demasiadas idas y vueltas, de las Islas Británicas al continente, hacia Italia, hubieran despertado las sospechas de más de uno, tanto del lado gubernamental como de parte del Mal, los que no mostraron la cara desde entonces, de no ser por que una parte de la organización se trasladó en forma permanente a la ciudad romana bajo la forma de una empresa importadora y exportadora de software y hardware, lo que además les reditúa ganancias reales que son utilizadas, además de otras inversiones, para financiar todo el movimiento para-militar. El grupo asignado a la vigilancia consta de veinte hermanos, por supuesto entrenados, y con dos Ángeles permanentes, uno sobre el niño y el otro se alterna entre Verónica y Sofía, según se separen y dependiendo de quién se encuentra con el pequeño cuidándolo en cada momento. El gigantesco Airbus aterrizó en Fiumicino a las veinte horas exactas, procedente de Gran Bretaña, con Joel y otros miembros de la cofradía abordo; si bien era muy raro que se reúnan con la Familia, esta vez era impostergable el encuentro. Una llamada telefónica dio aviso a las mujeres, acordaron recibirlos en la propia casa, dos horas después, a las veintidós. El portero visor se oyó cinco minutos después de la hora establecida, como siempre, el primero que corre para ver de quien se trata es Jesús, empuja su sillita de madera hasta el monitor y trepa decidido hasta ponerse de pie sobre ella, mira fijo la pantalla y espera que su madre lo autorice a presionar el interruptor para abrir la puerta, siempre el mismo proceso, siempre la misma pregunta -Tá?- mirando fijo y alternadamente a los ojos de Verónica y de su abuela, para recibir la aprobación requerida con su mirada y sus pícaros ojitos lo antes posible; luego de cerciorarse de quién se trataba por sobre la cabecita de su hijo, le permitió abrir la puerta, con su pequeño dedito no lograba infringirle la presión necesaria para accionarlo por lo que agregó dos dedos más, tampoco era suficiente, entonces comenzaron a aflorar los nervios, con la palma de su pequeña manito golpeaba incesantemente el pequeño pulsador sin los resultados pretendidos, lo que aumentaba su desazón. Sabiamente, la Madre tomó entre sus dedos el diminuto índice y ayudó a presionar en el sitio preciso accionando el electroimán de la cerradura y permitiéndole ingresar a sus amigos procedentes del Reino Unido. Luego de los saludos de rigor, Joel alzó a Jesús sentándolo sobre sus hombros provocándole una risa descontrolada, toda la velada debió subir y bajar al niño para conformarlo. Luego de la cena lograron coordinar una conversación sin que el Hijo interrumpiera, gracias a la abuela que llevó a su único nieto a la cocina para que la ayude con los platos. Anhelaba ser una abuela como todas. El muchacho tenía serias dudas sobre la seguridad del grupo y sostenía que deberían mudarse, cosa que ya habían hablado tiempo atrás. -El momento ideal es ahora, cuando todo está tranquilo y no hay a la vista ningún inconveniente; contamos con el tiempo necesario para hacerlo sin apuro y planificar detalladamente los movimientos a realizar- explicó convencido Joel. -quizás tengas razón, pero no estoy segura- replicó indecisa Verónica. Sofía estaba atenta desde la cocina, escuchaba, lavaba y entretenía a su nieto al mismo tiempo, ella sentía que debían marcharse de Italia, debían moverse primero, necesitaban ganarles de mano, a quienes? No sabía, pero sentía que ya era tiempo. -talvez podamos ir a América- aventuró Joel. - Estados Unidos?, Canadá?, México?- preguntó la muchacha, conociendo poco o nada de los lugares que nombraba. - no, estaba pensando en Chile, Uruguay o Argentina, si, Argentina sería un buen lugar para que el niño crezca, porqué no?- supuso nuevamente el joven, quien, recordemos era argentino. - me gusta Argentina, es un bello lugar; incluso hace muchos años unos primos de mi padre emigraron a ese país, me gusta, le preguntaré que piensa a mi madre- se entusiasmó Vero. En ese instante, el pequeño, regresando desde la cocina a la sala se cruzó con su madre que se dirigía a hablar con Sofía, la esquivó hábilmente al querer ésta levantarlo y muy decidido se sentó a un lado de Joel, evidentemente el Mesías veía en el hombre una figura paterna que no había tenido nunca al alcance, así se comportó las pocas veces que se encontraron, y a decir verdad se trataba de un chico muy comprador cuando así lo deseaba. Vale la pena decir que si bien Joel era un poco reacio a la relación con los niños, tenía cierta preferencia por éste, o por su madre? Nadie tenía tiempo de pensar en otra cosa que no sea el cuidado y la crianza de Jesús, pero ya habían pasado dos años desde la muerte de Franco y Joel se encontraba realmente interesado en Verónica, en cambio ésta demostraba una indiferencia total al respecto, quizás es por eso que no le había hablado aún. Por otro lado siempre supuso que jamás se fijaría en él, creía que lo miraba únicamente como un abnegado y sacrificado amigo que se jugó la vida por su hijo, sería sólo eso? La idea de invitar a cenar a la bella Madre rondaba por la cabeza del joven, pero… era la madre del Salvador, no era esto un sacrilegio? Estaría esto permitido por Dios? La joven Verónica debería pasarse la vida como en un claustro sin vivir como una mujer por el resto de su tiempo? Desechó el oscuro pensamiento por el momento, sin embargo, en forma recurrente se imaginó en su país natal, Argentina, al cuidado de la Familia; pero esta vez como integrante, no como un simple custodio. Sacudió su cabeza en forma insistente para borrar las sucias imágenes que se le presentaban, después de todo él era un hombre y ella una mujer, viuda, que habría de malo en eso? Trató de olvidarlo nuevamente dirigiendo la conversación hacia uno de sus colaboradores, junto a él habían llegado dos de ellos. - qué opinas tú, Eric?- invitó Joel al callado y robusto hombre a que participe, ya que de otra forma no habría abierto la boca, haciendo referencia al lugar de destino posible para llevar al niño. El muchacho, de clásica apariencia vikinga, o por lo menos nórdica, tomó aire pues no se esperaba tener que hablar, no era lo suyo. Oriundo de Londres, estaba de acuerdo con el país de destino, tenía muchas referencias acerca del lugar, algunos amigos realizaron intercambios de estudiantes y quedaron enamorados con el lugar. - es el lugar ideal para la Familia- aseguró concretamente el educado muchacho. - y tú, Sebastián?- inquirió al restante hermano. - pienso igual que Eric, conozco personalmente ese país, el interior es tranquilo y seguro- agregó convencido el esmirriado y cerebral agente. - bien, sólo resta la aprobación de los interesados- sentenció Joel, seguro que las mujeres aceptarían la propuesta. Jesús se hallaba tomando una mamadera de leche levemente azucarada, de otra forma no lograrían hacerlo dormir, parecía mentira que el hombre más importante de todos sea tan indefenso, se encontraba en un estado de sopor inducido por la ceremonia que se llevaba a cabo todos los días casi al mismo horario, un rito muy importante como era la preparación del biberón. En el momento en que Verónica o Sofía colocaban la leche en el horno de microondas el pequeño se dirigía en silencio y sin que nadie le diga nada hacia su sillón preferido, o a la cama si su madre se lo indica especialmente Mientras la Madre le brindaba e alimento a su hijo, Joel observaba su bello rostro, descuidado por cierto, en el sentido que no se maquillaba desde hace dos años, tampoco se tiñó el cabello, naturalmente rubio ceniza, ahora con algunas canas que comenzaban a preocupar a la bienaventurada. Abstraído totalmente, se encontraba en un estado similar al del niño, pero con su cerebro maquinando algo, sin darse cuenta que Verónica giró su cabeza hacia él y lo miraba en busca de sus ojos. Nunca se enteró de eso. El joven, apuesto, elegante y esbelto podría haber conseguido a cualquier chica que desee en cualquier momento, sin embargo, cuando el amor golpea al corazón no se fija en situaciones. La joven bajó la cabeza hacia su hijo para cerciorarse que dormía cuando él volvió a su cuerpo, notando la indiferencia hacia su persona por parte de la doncella. Resignado al fracaso, se incorporó e invitó a sus secuaces a retirarse, dejando que ellas piensen la propuesta, lo que desconcertó a todos en la sala. Tenía el corazón roto sin haber hablado con nadie. Así es la gente. Así somos los humanos. Se dirigió hacia la puerta saludando a todos sin detenerse, los demás lo siguieron. Salieron presurosos. Con el niño dormido en sus brazos, la chica veía desde la ventana del primer piso a Joel subiendo al automóvil aún con un gesto de ira en su rostro casi aniñado. Qué le habrá pasado? - pensó sin darse cuenta del motivo de lo que se podría llamar una huida. Sofía se acercaba a su hija con un repasador en sus manos, luego de haber ordenado la cocina totalmente y lavado hasta el último trasto. -porqué se fueron de esa forma intempestiva?- preguntó inocentemente la señora. - no lo sé, quizás hubo algo que les molestó- acertó sin pensarlo la joven mujer. Luego, ya con el chiquito en su cama, se acomodaron en los sillones a debatir la conveniencia de marcharse a ese lugar tan lejano. - yo estoy de acuerdo- aseveró Sofía. - no lo sé- dudó Verónica. - es una decisión muy importante, no quiero ni debo apurarme, no es mi futuro, es el futuro de todos -reflexionó acertadamente la más joven. - es cierto querida, mejor vayamos a dormir, lo pensaremos mañana nuevamente, más tranquilas y lúcidas- dijo la abuela. En la habitación vacía destelló una luz, la oscuridad la hizo más intensa de lo que en realidad fue, centelleó nuevamente en el cuarto del niño Jesús, entre las sombras que ocasionaba la tenue claridad que se ganaba entre las tablas de la celosía de la ventana que daba a la calle, el contorno de un hombre se dibujó en la pared luego de otro destello mas potente. Luego, el silencio, la oscuridad acompañaron al niño a su viaje al mundo de los sueños. Con qué soñaría el Salvador? Comenzó a llover sobre la ciudad, primero muy suave, luego muy tenazmente. Un rayo, dos.. Verónica se sentó en la cama, pensó en el amor de su vida, Franco… lo volvería a ver? se levantó suavemente y se dirigió al cuarto de su hijo, quien dormía placidamente, sin preocupaciones, como un ángel, sintió ganas de llorar, notó un destello en el corredor que supuso otro refucilo, esperó bajando su cabeza y levantando levemente los hombros, no hubo trueno…entonces lo supo, lo había sentido, estaba con ellos. Un destello de amor. Mucho agua en las calles romanas, había llovido toda la noche incesantemente, con ganas, era domingo, a las ocho el pequeño ya se encontraba despierto y activo, alerta y con ganas de vivir su adorable existencia, de blandir su inocencia, de ejercer su niñez pura; la Madre preparaba su leche, con poca azúcar como siempre, Sofía se acercó con la idea de asistir a Misa, parecería mentira pero hacía cerca de un año que no concurrían a la iglesia, al recordarlo le dio vergüenza, cierta vergüenza, ya que desde un tiempo a esta parte había comenzado un proceso paulatino de descreimiento de la institución, nada tenía que ver la fe por supuesto, ya que crecía todos los días un poco más. - me parece muy bien mamá, a este diablito le vendrá muy bien -bromeó sonriendo Vero. - de acuerdo, preparémonos para asistir a la de las nueve. Llegaremos a tiempo para esa hora, luego iremos a almorzar de Don Julio, hace mucho que no vemos a esos locos- invitó con alegría la abuela. La chica bajó la mirada y giró para que no pueda notar la lágrima en su mejilla, el recordar los momentos en la trattoría junto a su esposo, se mostró decididamente susceptible durante los últimos días. Sofía lo notó pero se mantuvo en silencio. Ya hablarían. A la hora exacta del comienzo las mujeres y el niño se acomodaron en los largos y vetustos bancos, aunque bien mantenidos, de la pequeña parroquia a la que Sofía no concurría desde hacia casi treinta años, es decir desde que su hija nació. Sentadas en una de la últimas filas, la mujer mayor no se había percatado que el cura era el mismo que la miraba sin decir nada durante horas, mientras ella, medio desquiciada, rezaba y le pedía a Dios que la guiara por la vida luego de la pérdida de su primer hijo. El rito siguió su curso normal hasta que llegó el momento de tomar la Hostia, Verónica trató de alzar a Jesús, pero este se negó estirando sus bracitos hacia su nona, quien orgullosa de su nieto lo aupó con una sonrisa mientras la madre se colocó detrás de ellos en la cola que se forma para recibir el Sacramento; así, lentamente, llegaron frente al altar, frente al Cristo crucificado, frente al sacerdote que había conocido años atrás, el la reconoció enseguida y se quedó en su mirada, a ella le tomó unos segundos darse cuenta de la identidad del religioso, la insistencia de los ojos de él sobre los suyos activaron su memoria, en ese instante todos los mecanismos de defensa de la agraciada dama se pusieron en marcha, dando como resultado… una sonrisa, era clásico en ella, todo lo arreglaba con una sonrisa. - El Cuerpo de Cristo- dijo el cura, colocando el trozo de masa bendita sobre su lengua. -Amén-respondió en voz alta Sofía. Jesús observaba la escena en silencio, en un instante el padre Pedro quedó extasiado con los ojitos del niño, su rostro; tomó su pequeña manito derecha y la besó, luego la otra mano y por último la frente, corriendo primero hacia un costado el rebelde e insolente mechón de cabello que caía hacia su carita, el tiempo se había detenido para el hombre, no reaccionaba, debía seguir con la ceremonia pero no podía dejar de mirar a ese chico, entonces, la abuela dijo -luego hablamos- giró hacia la izquierda y camino contra la pared rumbo a su lugar sin esperar a su hija que estaba detrás de ella. Cuando la Misa finalizó, Verónica esperó con el niño mientras su madre iba a dialogar con el cura. -Pedro, cuántos años han pasado!- aseguró la mujer. -es cierto, hija, muchos años, el tiempo es un fabricante de historias y nosotros los protagonistas, sigo y seguiré creyendo en que es el Escritor lo que importa; pero dime, cómo te ha ido a ti en estos años?- preguntó interesado el hombre de hábitos. -bien, muy bien, nunca volví a esta iglesia pues me recordaba al tiempo sufrido, momentos en que no era yo, tuve una hija, Verónica, ella tiene un hijo, el pequeño Jesús, la luz de nuestra vida… - y la de todos- interrumpió el experimentado religioso, quien dio la vida por Dios y su rebaño, aún quedan muchos sacerdotes con los principios intactos. - porqué dice eso, Pedro?- demandó la dama. - un niño es una luz por sí mismo, sea quien sea, venga de donde venga, o no es así mi querida Sofía?- aclaró hábilmente. - tiene usted razón, si me permite, debo irme, les prometí que visitaríamos a unos viejos amigos- se disculpó la mujer. - veo que hoy es día de visita. Que el Señor esté contigo, hija, y tú, Jesús, no la dejes sola nunca- solicitó el hombre - regresaré padre, fue grato volver a verlo- se despidió besándolo en la mejilla. Alguna ideas habían comenzado a dar vueltas por la cabeza de Sofía, le solicitó al taxista que las lleve a su casa lo más rápido que pueda; a su hija le dijo que tenía un poco de dolor de cabeza, se recostaría unos minutos así podrían ir a degustar unos “vermicellis” de Julio. Apenas llegó a su domicilio, disimuladamente buscó unas viejas fotos que, pensó, la ayudarían a recordar. La conversación con el padre Pedro, casi un amigo en aquellos momentos, le había sentado muy bien a Sofía, siempre fue un hombre muy intuitivo o perspicaz, supuso que no estaba enterado de nada, o si?. Comenzó a recordar imagen por imagen esos días, el cura, quien debería contar aproximadamente con su misma edad, se paraba siempre en el mismo lugar, al costado de la puerta que daba a la sacristía, y desde allí observaba el recinto en silencio por varios minutos, a veces hasta una hora, cuando desaparecía y retornaba en un corto lapso. Fue en ese momento que recordó, como en una película, a Pedro acercarse y aconsejarla de esta forma: -deja que tu alma guíe tu vida, Dios tiene un rol para cada uno de nosotros, no te desanimes, Él siempre estará contigo, hija. Luego se marchó. El ejercicio que realizó trajo a su memoria esta vívida escena, minutos después John y Mike aparecieron en sus vidas, casualidad? El estado de su mente era tal que hubo borrado parte de los hechos que ocurrieron durante ese período oscuro, alterada y confundida perdió parte de su vida. Deberé recuperar otras vivencias, seguro he perdido más datos, cuanto tiempo habré vivido sin que haya plasmado los recuerdos en mi memoria? se preguntó angustiada Sofía. -tengo que averiguarlo- culminó. Nicole estaba anímicamente bien, su hijas, ahora todas casadas, contaban con sus esposos para entretenerse, la mayor ya tenía una hija, por lo que el recuerdo de su padre, Alberto, no se presentaba en forma que las lastimara. Se trataba de un recuerdo agradable, teniendo en cuenta que era un padre y esposo ejemplar, había compartido innumerables experiencias con la familia y no faltó nunca a un acontecimiento que reclamara su presencia. Sólo en el primer año, su esposa sintió la ausencia de una forma dolorosa, extrañaba su risa, su humor, compartir todo con él y extrañaba también las noche que pasaban juntos hasta la salida del sol en muchas ocasiones, pero superó todo eso y decidió rehacer su vida, sólo tenía cincuenta años y era muy bella aún, toda su vida cuidó su cuerpo; era en realidad digna de la envidia femenina y del deseo masculino. Su nieta, Susanita, una divina criatura con rizados y largos cabellos dorados de poco más de dos años de edad, vivía prácticamente con ella, la empresa funcionaba de manera inmejorable y todas la hijas y esposos trabajaban en la compañía que día a día crecía en estructura. Comenzaron a incurrir en otros negocios además de la construcción, y aumentaron el espectro de ganancias de manera increíble, sin duda, Al estaría orgulloso de su familia. Nadie conocía, ni siquiera imaginaba la doble vida del magnate fallecido, fue muy cuidadoso con la relación con Stéfano y en general con su deseo por jóvenes muchachos, aunque en los últimos meses perdió un poco el recato generando roces con su compañero, ya que éste soportaba todavía a su esposa, Nicole, pero no a otro hombre en su vida. La vasta colección de obras de arte que poseía ahora la familia fue exhibida en una galería que construyeron especialmente para que la pasión de Alberto siempre estuviera viva de alguna manera, nunca supieron de la existencia de las demás pinturas y objetos valiosos que fueron mal habidos y que no se encontraban en la casa, muchos millones que había allí invertidos se esfumaron sin dejar rastro. Por otra parte, los padres del joven que se suicidó en su casa, imprevistamente, ya que se trataba de un hombre muy centrado y cabal en su proceder, se encontraban en una encrucijada de sus vidas, su otro hijo, Franco, esposo de Verónica, había sido asesinado en un confuso episodio. El dolor de la pérdida de sus dos hijos terminó generando un sin fin de ingresos y egresos de una clínica mental a la madre y una depresión de la cual no terminaba de sobreponerse al padre, Carlo, un buen hombre. Nunca apareció un familiar de Adriano a reclamar su cuerpo. El olvido había conseguido otro adepto. Verónica, viendo la realidad de lo que era su familia, o por lo menos su entorno decidió reunirlos a todos en una cena, al enterarse de esto, Nicole, ofreció inmediatamente su casa, lo que era ideal ya que poseía las instalaciones necesarias para un evento de estas características. La organización entonces corrió por cuenta de la anfitriona, quien contaba con todo el tiempo del mundo para hacerlo y era además especialista en eventos sociales; sus hijas la ayudaron, no serían muchos, sólo los más allegados: Nicole, sus tres hijas, Susanita, sus tres yernos, Carlo, Sofía, Verónica, Joel y por supuesto el querubín. La velada ocurrió tranquila, con muchos recuerdos pero todos muy animados, incluso el padre de los gemelos fallecidos hizo un esfuerzo por no decaer, Jesús encontró una partenaire especial para sus juegos, Susanita, quien no ceso de girar alrededor de su nuevo amigo, lo que les permitió a los adultos dialogar y divertirse sin tener que estar atendiéndolos permanentemente, hubo fotos y filmaciones, todos participaron. Joel estuvo un poco más distante, continuaba con sus ideas amorosas, no se animaba a hablar con la agraciada Madre, en un flash volvió a verse al frente de la mesa familiar, se estaba convirtiendo en una verdadera pesadilla, debía decirle a Verónica. Si bien era mayor que las hijas de Al, congeniaron de maravillas, todas profesionales, sus diálogos fueron elevados en contenido, aunque las hermanas demostraron una falta de visión global, viviendo en un mundo de abundancia, simplemente no conocían la necesidad y la falta de recursos, lo cual es moneda corriente en todo el mundo. Sin duda, un mal de todos o casi todos los pudientes, en sus actos diarios denostan al que necesita y en su vida pública ofrecen sumas de dinero impensadas a instituciones que sólo sirven para desgravar impuestos, ingresando ese caudal nuevamente al circuito financiero en una especie de tome y traiga perverso; en otro de los casos a través de fundaciones que sólo son parte de campañas publicitarias enormes y cuyos recursos nunca llegan al destino por el cual se instituyó tal entidad. Mucha de esa gente lava sus pecados hipócritamente en la Iglesia. Hay también, muchos justos que equilibran el sistema. Cada uno sabe y conoce cuál es su equipo. Con mesura y frases muy inteligentes, Verónica mostró a las jóvenes, y a sus esposos, en una especie de evangelización posmoderna, parte de la realidad desconocida por ellos; en verdad, parte de realidad que no les interesaba, pero que con una mujer como esta enfrente debían aunque sea tener en cuenta, sin embargo fue bien asimilado y se entusiasmaron proponiendo hacer algo al respecto, lo que agradó sobremanera a la arqueóloga y a su madre. Joel reía en un rincón observando a lo niños corretear y tomarse de la ropa, no miraba a los demás, no deseaba cruzar la mirada con ella, mantenía su cabeza a la altura de los incansables infantes. Habían surgido ideas que fácilmente se podrían llevar a cabo con semejante respaldo económico, con objetivos claros, sin demagogia y sin desidia. Complicado pero posible, el compromiso final de la noche fue reunirse en una mesa de trabajo para organizar todo, lo que ellos no sabían era que el futuro de la humanidad dependía de esa reunión, Joel agregó que a través de su empresa, aún cuando no poseía la solidez económica con que contaba la familia Cane, colaboraría con el proyecto. Verónica miró al joven con ternura, conmovida por el ofrecimiento espontáneo de apoyo, el muchacho aprovecho para mirar a los azules y cada vez más bellos ojos de la Madre y hacerle un guiño en clara muestra de complicidad, ella le respondió con un beso al aire en dirección a él, no lo podía creer, esa reacción significa algo, pensó entusiasta. Dieron por finalizada la reunión cuando el silencio llamó la atención de los presentes, no se oían gritos ni taconeos sobre el perfecto piso de madera importada, entarugada y plastificada, notando la ausencia de los amiguitos; los descubrieron tomados de la mano y dormidos muy juntitos sobre la alfombra, en un rincón de la sala cerca del hogar, incesante generador de calor y sensaciones durante todo el invierno, no se trataba sólo de un adorno, era a su vez un complemento de la calefacción central y el lugar preferido de toda la familia, él fue testigo de la felicidad que habitó la casa por mucho tiempo, y decidieron volver a alojarla nuevamente tomando su calidez como génesis del futuro, como símbolo de unión familiar. En su casa, Verónica decidió traspasar las fotos de la velada a la computadora esa misma noche, dentro de las cuales había una que llamó su atención, todos los comensales acomodados en una posición que les permitía a todos ser vistos, es decir en un mismo plano ubicado detrás de la mesa, y en el centro, el pequeño Jesús sobre la falda de su madre; casi sin darse cuenta contó las personas presentes arrojando un número de doce, doce y Jesús. Como en la Última Cena. Se percató que se trataba de todo lo contrario, era la Primera Cena, supuso sin temor a equivocarse que era el principio de algo nuevo. Capítulo dos. El Proyecto Fénix. Veintiocho de Setiembre de mil novecientos cuarenta y seis. A sólo unos meses del triunfo del General Juan Domingo Perón en las elecciones del veinticuatro de febrero de ese mismo año, un barco de bandera italiana arribó al puerto de Buenos Aires, procedente como era común en esa época, de Brasil. A bordo, entusiasmados por la ilusión de una vida mejor, viajaban ciento veintitrés ciudadanos italianos de diversos estratos sociales y profesiones, la mayoría eran campesinos, albañiles y herreros, algunos llegaban con sus familias armadas, con esposas e hijos, los demás venían por un futuro en todo sentido. Entre la oleada de gente que bajaba por la planchada, se destacaba uno en particular, en realidad eran dos, el más alto sobresalía de los demás casi por veinte centímetros, casi tenía dos metros de altura y el cabello muy rubio, de contextura delgada pero de anchas espaldas. Su compañero era un poco más bajo, igual de rubio y pómulos prominentes, ambos se notaban aislados de la multitud, caminaban juntos, en silencio y se dirigieron sin detenerse a la mesa donde entregaban los papeles. -nombre y apellido- preguntó el oficial sin mirar a los hombres a la cara. -Giovanni Tasca- contestó apresuradamente el más bajo. Se retiró a un costado con el pasaporte sellado. -nombre y apellido- repitió automáticamente el uniformado. -Pietro Tasca- informó casi con un grito. -ah, son los hermanos- murmuró el encargado, quien se hallaba sentado a un lado sin hacer nada más que observar los rostros de lo recién llegados. Con el mismo ademán, su pasaporte fue sellado también. Nada se les preguntó, nadie los retuvo ni un minuto para conocer siquiera su ocupación. Pasaron muy rápido por los controles de migraciones. A paso vivo, los hombres, se alejaron del puerto, al salir por el ancho portón, un hombre de traje negro y sombrero del mismo tono se les acercó, intercambiaron unas palabras y se alejaron juntos, hacia un Ford V-ocho, modelo cuarenta y dos que se encontraba estacionado en la calle siguiente frente a un conocido bar y comedor de la zona, cuyos dueños eran de origen italiano. Los visitantes subieron al sedán por la puerta trasera, mientras el del sombrero se ubicó en la posición de chofer, puso en marcha el potente motor y salieron raudos hacia el oeste de la ciudad. El silencio dentro del habitáculo era total, incluso parecía que no respiraban, luego de andar casi veinte cuadras, el más alto dijo en perfecto alemán y muy ofuscado -les repetí infinitas veces que deberíamos haber venido en otro barco, más decente, no era así el arreglo! -cálmate Helmutt, ya estamos acá- solicitó desde el lado derecho del automóvil su compañero de viaje. -tú te conformas con cualquier cosa, Hans!- volvió a gritar Helmutt. -nos merecemos mucho más que esa sucia cáscara de nuez que nos trajo de Europa, sabes que nuestra teoría es muy importante para todos, sabes que Werner anduvo detrás de ella durante dos años- aseguró un poco más calmado el grandote. -Bah!, sabes que si no fuera por nosotros no podría haber hecho volar nunca nada, no nos podemos comparar con ese inútil- repitió Hans demostrando que él también era capaz de enojarse. -escucha Hans, con tus conocimientos del átomo y los míos de cohetería nada podrá detenernos- afirmó Helmutt. Mientras ellos discutían, Ernesto, así se llamaba el que conducía el auto, oía discretamente la conversación, por supuesto no entendía nada de lo que dialogaban, en un momento supuso una pelea por el tono utilizado, pero luego se dio cuenta que sólo eran muy sanguíneos en sus apreciaciones y en su forma de expresarse. Salieron de la Capital, cruzaron un curso de agua denominado Riachuelo y se internaron en la Provincia, un viaje que les tomó prácticamente dos horas. Los italianos devenidos ahora en alemanes comenzaron a impacientarse e inquirieron al conductor para que se apure y los deposite en el lugar indicado lo antes posible. Medio en español, medio en lunfardo trató de hacerse entender diciéndoles que faltaban unas pocas cuadras aún. El dúo entendía, aunque a medias, el español, se quedaron con la duda cuando el chofer les dijo -falta un cacho, recién entramos al arrabal. Una posterior aclaración les hizo entender lo que significaba. El Ford se detuvo contra el cordón, frente a una hermosa casa de dos plantas, con una arboleda importante a un costado y una galería elevada con una corta baranda de madera de laurel, especial para la intemperie. Los inmigrantes descendieron en forma precipitada, olvidando incluso una de sus valijas en la parte trasera, fue Hans quien regresó en su búsqueda. Cuando estaban subiendo la escalera hacia la puerta de ingreso, la misma se abrió imprevistamente y del interior salieron dos hombres de cabello muy corto y muy bien arreglado, ambos con camisa blanca y al parecer de los observadores alemanes, en muy buen estado físico. Los teutones se detuvieron de inmediato, uno de los prolijos caballeros extendió su mano derecha hacia Hans, quien devolvió el gesto, mientras el otro hacía lo mismo con Helmutt y se presentaban. -buenas tardes, soy el mayor Jerónimo Pardo, el señor a mi lado es el coronel Leandro Azcurra, del ejército argentino, seremos sus…en realidad no sabía en calidad de qué los habían enviado, continuó el coronel -Estaremos a su disposición por el tiempo que residan en este hermoso país. -buenas tardes- repitió Helmutt mientras estrechaba su mano derecha y presentando a su hermano. -un gusto, yo soy Helmutt Walter Hoffmann, él es mi hermano Hans Johan Hoffmann; era un orgullo para ellos el sonido de su apellido germano, un placer, por ese motivo lo repetían cada vez que podían. En voz alta y mirando al horizonte. -adelante caballeros, esta es su casa…por unos días, disfrútenla-invitó el coronel. Una vez en el interior de la vivienda, fueron invitados con té y cigarrillos, ambas cosas aceptadas. Los extranjeros se quejaron del insoportable calor que deberían soportar durante su estadía, resoplando y transpirando demasiado para su costumbre. El mayor, para tranquilizarlos un poco les comentó que llevarían adelante sus tareas en una zona del país donde el clima sería un poco más benigno para ellos: el sur. Deberían esperar que se termine la avanzada construcción de las instalaciones para tomar posesión del laboratorio, seguramente el más moderno del mundo en esa época. Los militares ignoraban el lugar exacto del edificio, incluso dudaba que fuera un edificio a la vista de todos, muy internamente pensaban que se trataría de algún tipo de reducto subterráneo. No se equivocaban para nada. La pareja de hermanos habitó esa casa casi sin salir a la calle por un mes, todas las necesidades eran cubiertas por los agentes especiales del ejército, todas, era muy común ver en las noches, descender del mismo auto que los trajo desde el puerto el primer día, a señoritas de tacos altos que rápidamente eran ingresadas a la morada y permanecían en su interior hasta la madrugada, incluso luego del amanecer, momento en que las recogía nuevamente nuestro conocido Ernesto, quien parecía estar totalmente a disposición de los Hoffmann. El tres de noviembre, temprano en la mañana, un grupo de cinco uniformados, cosa que no había ocurrido hasta el momento, llegó a la casa de los alemanes, tocaron la puerta e instruyeron a los ocupantes para que preparen sus maletas, saldrían cuanto antes hacia el destino establecido, el cual ellos ignoraban o por lo menos eso afirmaban. Sólo confirmaron que se dirigirían al sur. Una hora bastó para que los invitados se presenten en la galería, con su equipaje presto a ser cargado en la camioneta, de uso civil, sin inscripciones de ninguna índole, y en perfecto estado. Se dirigirían en primer lugar a la base aérea de El Palomar, y desde allí volarían hacia su destino incógnito. Los científicos, preparados por el Reich, habían escapado a Italia poco antes de la rendición de Alemania en mayo de mil novecientos cuarenta y cinco; una vez allí se dirigieron a costa de pagos en oro, hacia el sur del país, a la ciudad de Nápoles, donde se hospedaron durante más de quince meses en una casa de pescadores enfrente a la isla de Capri, sobre el mar Tirreno. El contacto vino a través de la Iglesia, desde Roma negociaron con el gobierno argentino, intercambiando protección a los físicos alemanes a cambio de sus conocimientos, lo que era en realidad muy ventajoso para el país desde la visión de sus gobernantes. Es así que a principios de setiembre del cuarenta y seis zarparon hacia América los hermanos Hoffmann con cierto grado de incertidumbre, ya que desconocían en forma absoluta Argentina y todo lo que tuviera que ver con ese lugar. Al hacerse pasar por ciudadanos italianos trataron de borrar sus rastros, Nadie debería ni siquiera imaginar que se hallaban en ese país del sur del mundo, nunca. Si bien ellos no habían tenido contacto con prisioneros o soldados, habían colaborado con Von Brown en la construcción de las conocidas V-uno y V-dos, siendo en realidad los creadores de semejantes armas. Pero la especialización de estos genios de la ciencia tendía a otra cosa mucho más nueva que la cohetería, mecánica cuántica. La ciencia se encontraba en sus albores, pero los descubrimientos que lograron en los últimos dos años de la contienda mundial, serían suficientes para posicionar a quien lograra capitalizarlos, en la primera potencia mundial, sin segundo lugar, todo quedaba fuera de competencia, incluso la incipiente y promisoria energía nuclear, devastadora y asesina. La idea se resumía en crear un rayo coherente de fotones, similar al L.A.S.E.R, creado a partir de las teorías de Albert Einstein teniendo como origen un campo magnético excesivamente potente y de una frecuencia impensada para la época, suficiente para excitar toda la materia que se encuentra en su centro, convirtiéndola primero en plasma para luego dirigir todos esos iones con caótico movimiento a una cámara de bombeo produciendo una cascada que se pueda manipular y direccionar. En síntesis, ellos sostenían que al atrapar la luz, sus cuantos de energía, en un campo magnético, no dejándola escapar y por lo tanto conteniéndola en su interior, sus partículas comenzarían a acomodarse hasta lograr un caudal suficiente y útil para ser expulsado a voluntad, de enorme y destructora energía. Previeron la absorción de cualquier masa al traspasar lo que hoy se llama el horizonte se sucesos, pero no la magnitud de tal hecho; así como la falta total de entropía (energía que se pierde y no es factible de realizar trabajo)en su interior masivo. Robert Openheimer, quien fue parte del equipo que construyó la primera bomba atómica, detestable artilugio, pero totalmente coherente con la humanidad y su destino, hubo de formular en el año mil novecientos treinta y nueve algunas apreciaciones acerca de la formación en la naturaleza de lo que se había dado en llamar agujeros negros, es decir el principio de los hermanos Hoffmann pero en el espacio. El helicóptero depositó al grupo que voló desde La ciudad de San Carlos de Bariloche hasta el cerro Machete a escasos dos kilómetro y medio del Lago Larga, en la provincia argentina de Río Negro. Dos oficiales acompañaban a los científicos en el descenso por la ladera oeste, bajaron aproximadamente veinte metros hasta lo que parecía ser una pequeña abertura natural de no más de un metro de diámetro, la cual pasaba totalmente desapercibida en contexto geográfico que la contenía, se introdujeron por ella, era la boca de un túnel de unos diez metros de extensión que los transportó, mientras se tornaba mas espacioso hasta una puerta de acero de dos metros por dos metros, instalada directamente sobre la piedra que fue cortada en forma perfecta. Cuando, lentamente comenzó a abrirse pudieron observar el espesor, veinte centímetros de blindaje, los ingenieros constructores del búnker lo pensaron inexpugnable y sobre todo indestructible. El recinto en el interior era admirablemente espacioso, contaban con una especie de hall central desde donde aparentemente dirigían todas las tareas a realizar en el interior, otro lugar donde se cocinaba y se tomaba alimentos, por cierto también muy cómodo, tres cuartos de baño pegados entre sí, y tres recintos destinados a dormitorio, uno para el personal militar, otro para los encargados de servicios y maestranzas y el último para los científicos; éste se encontraba en el piso inferior, adyacente al extraordinario laboratorio instalado allí. Luego de acomodar sus poco voluminosos artículos personales, ingresaron por una puerta directa a la sala de pruebas, ese acceso les permitía cierta privacidad y celeridad en el traslado. La tarea encomendada era construir el arma en el menor tiempo posible, probarla y recién entonces recibirían lo pactado, una pequeña fortuna en oro y el respaldo de por vida del Estado Argentino, sea quien sea el gobernante de turno. Al otro día comenzaron con sus trabajos de prueba, no era fácil pasar de la teoría a la práctica, sobre todo verían frustrado su proyecto en la parte del oscilador, corazón del arma que deseaban desarrollar, ya que se estaba hablando de magnitudes de frecuencia cuyas unidades aún no habían sido inventadas tales como el Yottahercio, o sea diez elevado a la vigésimo cuarta potencia. Eso hubiera sido admisible, pero cuando comenzaron a hablar de frecuencias cuyo valor debería superar la octogésima potencia o quizás más, el escepticismo ganó la atmósfera controlada del lugar, viciándola de duda. No era para menos, se trataba de una cantidad de ceros impensada para la tecnología moderna; qué tipo de oscilador resonaría a esa frecuencia? Deberían primero idear una configuración y además un material apropiado capaz de soportarla. La tecnología de estado sólido se encontraba recién en sus comienzos, así que comenzaron solicitándole especialmente a una compañía de los Estados Unidos, en funcionamiento actualmente en forma de multinacional, la construcción de válvulas de vacío muy peculiares, péntodos con una grilla extra( técnicamente no existía tal configuración, pero fueron enviados detalladas especificaciones para su construcción, lo que ellos llamaban por supuesto un héxodo) lo que les permitiría interconectar las voluminosas lámparas( deberían manejar una extrema carga eléctrica) entre sí y con los soñados cristales. La mente privilegiada que los Hoffmann poseían les permitía realizar los experimentos sin utilizar las anotaciones de su teoría, sólo de los resultados de las distintas configuraciones probadas. La prioridad era lograr esa frecuencia extrema. Los demás científicos e ingenieros que allí desempeñaban una labor de meros ayudantes continuaban aumentando sus dudas, les costó concebir la idea principal, pero una vez visualizada comenzaron a elucubrar soluciones al entuerto oscilatorio. Otro de los inconvenientes era la canalización de dicha frecuencia, cómo lograr incluirla en sendos conductores que en primer lugar deberían ser de una sección considerables, irradiarían al “eter”, para usufructuar un término de la época, una potente y además desconocida radiación electromagnética, muchísimo calor por el efecto Joule, y una reactancia inductiva descomunal. Como se ve, el diseño era en verdad una quimera, sería factible o sólo se trataba de una teoría irrealizable? Dentro de las posibles soluciones se encontraban la posibilidad que un cristal de diamante soporte los niveles deseados para mantener la oscilación, el esfuerzo mecánico sería devastador y una batería de capacitares equilibrarían la impedancia de sistema. La vida dentro del pétreo hogar no era sencilla, no podían hacerse ver en el exterior sí que era como la peor cárcel del mundo. En un año sólo dos veces les fue permitido salir al exterior, en una especie de vacaciones en la ciudad Bariloche, por seis días, custodiados permanentemente por efectivos de inteligencia. Los experimentos y pruebas se extendieron por dos años más, sin los resultados esperados, los problemas supuestos culminaron con la brillante idea de los germanos. El mismo Perón debió armar un bluff, construyendo inmensos laboratorios en la isla Huemul, muy cerca de la posición de las instalaciones de la montaña e invitando a un científico austriaco llamado Ronald Richter, quién decía ser capaz de generar energía por medio de la fusión del átomo. Mientras se disolvía el verdadero y secreto Proyecto, El Fénix, el anterior dejaba por el piso las promesas de Perón de repartir energía a los hogares en botellas similares a las de leche, simple, limpio, económico, interminable…soñado, imposible. El Proyecto Huemul culminó como una farsa, pero fue el puntapié inicial para que la energía atómica inicie su camino en Argentina. Acordaron dejar las anotaciones de todos los trabajos y ejercicios realizados hasta la fecha en poder del estado, a cambio de la posibilidad de retornar a la vida civil; el encargado general del proyecto, en ese momento un coronel doctorado en física, luego de consultar con el mismo Perón, dejó en libertad de acción a los sabios y manteniéndoles la protección y el apoyo por los servicios prestados al país, fue una inversión costosísima pero que rindió sus frutos, las instalaciones fueron mantenidas en condiciones de funcionamiento en pos de la posibilidad de lograr la resonancia requerida. Helmutt y Hans continuaron trabajando en distintas investigaciones hasta que el veintiocho de setiembre de mil novecientos setenta fueron hallados muertos, en su casa de Tandil, baleados aparentemente por el servicio secreto israelí, el Mossad, por orden de la primer ministro de ese país por aquellos años, Golda Meir. Meir ordenó una ejecución masiva de criminales de guerra nazi por todo el mundo; algunos fueron secuestrados para ser enjuiciados. La tecnología prosiguió con su evolución y desarrollo, permitiendo a los científicos acercarse más a los parámetros requeridos. Durante el período del proceso de reorganización nacional, llevado a cabo por militares argentinos a partir del año setenta y seis, quienes tomaron el gobierno y cometieron atroces crímenes, el proyecto Fénix continuó y fue la principal preocupación de dichos homicidas, el poder absoluto o inclusive la idea del mismo les proporcionaba placer, serían todopoderosos. Las investigaciones avanzaron, pero durante ese oscura era de Argentina, al sentirse omnipotentes, cometieron errores, y cierta información se filtró al círculo científico civil. Confiados, trasladaron parte del proyecto hacia la provincia de Buenos Aires, a una estancia situada a doscientos kilómetros al sur de la ciudad de Tandil, perteneciente al Capitán Ignacio Salinas, construyendo en esas tierras las instalaciones pertinentes y el primer acelerador de partículas de América con un radio de dos kilómetros. Subterráneo por supuesto. Fue en ese lugar que comenzaron las experiencias con superconductores, materiales que en ciertas condiciones se despojan de la resistencia al paso de la corriente eléctrica, ofreciendo una conductancia total, lo que significa que no habría incremento de la temperatura en el sistema. El físico nuclear Ricardo Jiménez, egresado del Instituto Balseiro, justamente llamado de esa forma en honor al Doctor Antonio Balseiro, quien luchó para que las instalaciones y equipos destinados a la fraudulenta iniciativa sean utilizados para la enseñanza de la naciente disciplina en ese país, estaba a cargo del proyecto, un hombre de familia, desconocedor de la realidad imperante en el país, como la mayoría, pues ciertos medios de prensa oficiaban de protectores del régimen opresor. Concretamente el trabajo de Jiménez era lograr que un oscilador alcance los niveles necesarios para excitar un supuesto acelerador de protones. Vivía en el campo y regresaba todos los fines de semana a su casa, a compartir todo el tiempo posible con sus pequeños hijos, Pablo y Andrea de doce y once años respectivamente y su esposa Adriana. Corría el año mil novecientos setenta y nueve. La tecnología del silicio y del germanio había avanzado enormemente, tanto así como las alquímicas mezclas de cerámicos para lograr una conducción ideal, pero a siderales distancias aún de lo requerido. Ricardo repetía siempre, con amigos, en su casa, o incluso en medio de una reunión del laboratorio. -moriremos todos y varias generaciones y no llegaremos a lograr esa resonancia. La mayoría estaba de acuerdo con tal afirmación, pero su ayudante, su asistente personal, el Dr. Jorge De los Santos, no compartía esa postura. Era permanente el intercambio de ideas entre ambos, eran buenos compañeros y se respetaban mutuamente, el más joven, Jorge parecía tener respuestas para todo, y Ricardo hacía de moderador de ímpetus y caracteres. Se estimaban y se notaba. El mayor contaba con cincuenta años de edad, casi veinte como investigador, oriundo de la ciudad de Mendoza, donde había trabajado hasta que dos años atrás consiguió ingresar a este proyecto, Fénix, le atrajo el nombre y el dinero que ganaría era poco menos que soñado. Con su familia a cuestas fue a parar a Tandil, logrando alquilar una casa muy linda y cómoda pero no muy bien ubicada, se conformó, ya encontraría otra en mejor lugar. Al ingresar en el espacioso centro de investigación, la primera persona que vio fue Jorge, quien desde un primer momento demostró un especial afecto por el abuelo, como llamaba cariñosamente a su amigo Jiménez. Fue el muchacho quien le consiguió, gracias a la ayuda de una amiga una casa acorde a los deseos de la familia, amplia, con detalles de fina terminación y sobretodo con un amplio jardín, apto para realizar el sueño de Ricardo, una piscina. El resultado fue una pequeña reunión que se realizó a los dos meses de haberse mudado a su casa, para festejar la compra de la propiedad, con algo de dinero ahorrado y con algunas cuotas de su envidiable sueldo cerraron el negocio en pocas horas. El agradecimiento fue tal que le juró, un poco en broma un poco en serio, que siempre haría lo que Jorge quisiera. El comedido amigo era oriundo de la ciudad de Tandil, toda su vida, treinta años, vivió en el mismo lugar, su casa paterna. Lamentablemente, sus padres habían fallecido en un accidente automovilístico cuando regresaban, en el verano del sesenta, de la ciudad de Mar del Plata, sobre el atlántico, turística por excelencia. La suerte, el destino o como se quiera denominar salvó la vida del joven, había regresado unos días antes con su tía Ileana, hermana de su madre, Beatriz, ya que pasaría unos días en casa de ella, quien era viuda y vivía sola en la misma Tandil. La verdad era que los padres querían disfrutar de unos días como novios, solos y sin nadie alrededor. El plan consistía en quedarse cuatro días más, pero Beatriz insistió en que extrañaba a su pichón y decidieron regresar al día siguiente. Amaneció lloviendo pero subieron a la ruta igual, la cinta asfáltica resbaladiza y la poca visibilidad hicieron el resto. El muchacho era un niño de once años. Su inocente cabecita no logró asimilar el desgraciado suceso en el momento, casi un año le llevó aceptar el hecho que sus padres no volverían a acariciar su ensortijada cabellera, ni que su madre no le prepararía nunca más la leche de la cinco de la tarde con pan y manteca, como tampoco que en cada acto de su escuela, ambos estén atentos al nene que sale a escena desde la primera fila, lagrimeando su madre y emocionado Andrés, su padre. Cierto día, Jorge ingresó a casa de su tía corriendo, eufórico y con una noticia que deseaba revelar a toda costa. - qué te pasa Jorge, porqué estás tan contento?- preguntó Ileana. -tengo dos amigos nuevos- respondió con la respiración acelerada, tanto como su pequeño corazón. - que bien, quienes son?- averiguó la intrigada mujer. - son dos hermanos, primero me dijeron que se llamaban de otra forma, no me acuerdo, pero después que sus nombres significaban Juan y Pedro- narró el niño entusiasmado por el encuentro. -porqué dices eso, usaban otros nombres?- preguntó esta vez con desconfianza la tía. - me dijeron que cuando eran chicos como yo se llamaban de otra forma, ahora son Juan y Pedro- aclaró convencido el simpático mocoso. - no son chicos como vos?, cuantos años tienen?- inquirió ahora más asustada que desconcertada la pequeña mujer. - no, antes eran chicos, ahora son viejos como vos, tía- respondió socarronamente Jorgito. -viven cerca de aquí, querido?- preguntó la mujer mientras tomaba el paraguas. - si tía, en la otra esquina, a una cuadra, son muy buenos, en la casa tienen aparatos rarísimos, con antenas y otros con luces que marcan rayas en una pantalla como los televisores, me dijeron que con ése pueden ver las ondas que nosotros escuchamos en la radio, la novela que oímos a la noche- exclamó en un tono informativo el asombrado pequeño. - vamos, ven conmigo- ordenó la señora mientras ansiosamente trataba de tomar de un brazo al niño. - enséñame cuál es la casa. Solicitó con cierto encono la viuda. Jorge le pidió que lo suelte, que la llevaría a conocer a sus amigos, pero no de esa forma, él tenía su carácter. Tomó unos pasos de ventaja con respecto a su tía y se detuvo frente a una bien cuidada residencia, que si bien no era ostentosa, denotaba una buena posición económica de los supuestos propietarios y amigos del chico. Con el paraguas en la mano, la mujer tocó el timbre que sonó fuerte dentro de la casa, un hombre muy alto, rubio y de facciones angulosas salió por un pasillo situado a un costado de la construcción, con una sonrisa que remarcaba aún más sus pómulos prominentes. -qué sorpresa, Jorge, has venido acompañado, debe ser tu tía Ileana- atinó en correcto español pero con un dejo extranjero. -Hola Juan, si es mi tía, y girando hacia la señora le dijo muy cortésmente- él es Juan. Por un instante dudó, pero se repuso de inmediato y le pidió al hombre que le diga como se llamaba cuando era chico. Juan rió y explicó a Ileana la risueña situación. No había sol, ni llovía, sin lugar a confusiones el paraguas era para la cabeza de Juan o como se llame, siempre fue alguien que cuidó a los suyos. Sufrió mucho, cuando según ella, dejó morir a su hermana, no debí haber traído al nene a mi casa, repetía cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo. El hombre, amable y pausadamente narró lo sucedido con Jorge, su verdadero nombre era Giovanni y el de su hermano, Pietro, el niño no conocía esos raros apelativos por lo que le comentaron que cuando eran chicos, en Italia, todos los llamaban así pero si deseaba podría llamarlos Juan y Pedro. Ileana comprendió perfectamente la situación y le pidió disculpa por la forma intempestiva de su accionar. Juan los invitó a pasar a la casa para mostrarle a la mujer que los raros aparatos eran sólo equipo electrónicos de reparación y fabricación de los nuevos televisores, como osciloscopios e inyectores de señales. Pedro apareció desde el jardín trasero, con sus manos llenas de tierra, una pequeña palita en una mano y un rosal aún con sus raíces envueltas dispuesto a ser transplantado. La tía se convenció al instante que se trataba de buenas personas, más aún, luego de presentarse, el jardinero comenzó a narrarles historias de su país natal, sus padres, su familia, su trabajo antes de emigrar a América, de pronto una lágrima asomó desde su ojo derecho y se deslizó hasta la barbilla dejando en su viaje un hilo húmedo de dolor y añoranzas. Habían pasado catorce años sin tener noticias de sus amigos y parientes, estaban solos en el mundo, su hermano lo veía lagrimear y envidiaba el hecho por no poder hacerlo. Quería llorar. Debía llorar. Desde ese día, Jorge, el niño sin padres, visitó esa casa todas las tardes, luego de la escuela, y aprendió, vaya si aprendió, le apasionaba la electrónica, la física pero sobre todo escuchar las experiencias de vida de esos hombres. Cuando era casi un hombre, quince años, su tía enfermó, iba y venía desde el hospital a la casa, él no sabía que padecía, sus amigos si. Se trataba de su hígado. Un cáncer diezmó la salud de la mujer hasta que falleció un año después, el día de su cumpleaños número dieciséis. Continuó habitando la casa que lo vio nacer, pero al mediodía y a la hora de la cena se dirigía religiosamente a la casa de sus amigos italianos. Era un hijo para ellos, en todo sentido, todas las necesidades eran cubiertas por los hermanos Tasca, ya habían perdido las esperanzas de recuperar el contacto con lo que habían quedado lejos. Tomaron la decisión de redactar un testamento en favor de su preciado y querido Jorge, él no lo sabía, no hubiera aceptado. Al poco tiempo lograron adoptarlo. Cuando llegó el momento de ingresar a la Universidad, no lo dudaron, proveyeron los recursos para que ingrese a la Facultad de Ingeniería de la U.B.A.( Universidad de Buenos Aires), alquilaron un departamento en la Capital. Todos los meses se veían, generalmente los tíos, como el los llamaba, iban en pos de lo único que poseían en la vida, eso les brindaba fuerzas para seguir adelante; en un momento pensaron en regresar a su patria, pero no, desistieron de la idea muy rápidamente, nada era igual, no tendrían cabida en el nuevo mundo. La base técnica y el bagaje de conocimientos que poseía el muchacho eran impresionantes, a tal punto que culminó en dos años el ciclo básico. En enero del sesenta y nueve logró el ingreso al Instituto Balseiro, un orgullo nacional, y los tíos no cabían en sus cuerpos, su sobrino sería Físico nuclear, lo habían conseguido, desde ese punto no había retorno. Contaba con veinte años. Un verdadero prodigio. Era un estudiante de excelente nivel y dedicación, reconocido entre sus compañeros, muchos conocían su historia, lo que le otorgaba mayor mérito aún. Durante el escaso tiempo de descanso que tuvo durante el verano, regresó por supuesto a su casa, a ver a sus tíos, estaban muy bien, su salud era de hierro y no eran tan viejos, el mayor cumpliría setenta años el doce de agosto del setenta. Por una vez en su vida se sentía realmente feliz y pleno. A dos días de su regreso al estudio, hicieron que descienda al sótano y le enseñaron unos cuadernos que dejaban adivinar su rica y sustanciosa historia, le comunicaron el deseo que sea el portador de esos documentos y que podría disponer de ellos a su antojo y conveniencia. Emocionado, abrió el anotador, que contenía también muchas hojas sueltas con temas independientes, y notó un nombre con letras subrayadas: Proyecto Fénix. Pedro, con un solo movimiento sacó el cuaderno de las manos del joven y lo cerró, diciéndole que lo podría estudiar más tarde. Luego se lo regresó manteniéndolo cerrado. -vayamos a cenar- Invitó Juan. La moción fue acatada por unanimidad. Fue una noche diferente, distendidos, como si sus vidas hubieran sido distintas, como si la hubiesen disfrutado a pleno como la gente que no tiene problemas. En ese preciso instante algo pasó por su mente, ayudaría a la gente que estuviera a su lado y que lo necesite, sin más, sería una forma de disfrutar de su vida. Pedro estuvo de acuerdo, Juan dudó; Jorge comenzó a reír como nunca - quién podría necesitar mi ayuda? No lo imaginó. Nadie podría haberlo imaginado. No regresó a su casa en todo el año, pasó horas y horas estudiando las anotaciones de sus tíos, cada vez que ellos llegaban sabían que deberían dar clases magistrales explicando y debatiendo sus teorías. Todos disfrutaban de esos momentos. Sus vidas habían tomado otro matiz desde que conocieron al muchacho. Nuevamente un mes de vacaciones, de regreso a su casa, corría enero del setenta. Le dieron la noticia del año, irían a vivir con él, o en su defecto comprarían otra casa para estar juntos en n lugar más cómodo que el departamento que habitaba. Fue entonces que decidió, loco de contento, ir a Capital en búsqueda de un lugar para todos, no lo podía creer, estarían juntos otra vez. Trataron de hacerlo reflexionar, que espere, no era algo de vida muerte, podrían, apenas en diez días viajar todos y decidir. Jorge se negó, era tal el entusiasmo que demostraba que dejaron que vaya. Un ómnibus nuevo, a las once de la noche, partió de la terminal local rumbo a Retiro. Su corazón latía incontrolado, soñador, ilusionado. El viaje le pareció más corto que de costumbre. Llegó a su pequeño cubil y se durmió por unas horas. Alrededor de las seis y treinta de la mañana, el encargado del edificio golpeaba frenéticamente la puerta de su departamento. Abrió sobresaltado -qué sucede, qué pasa, Marcelo? - la policía está abajo, te buscan, debes bajar- rogó el portero. Sin vestirse, alcanzó el pantalón que traía puesto a la noche, y descendió los cuatro pisos hasta la planta baja, efectivamente, un móvil de la policía de la Provincia estaba estacionado en el frente del edificio, tres oficiales lo aguardaban en el hall, junto a la señora de Marcelo, Laura, quien lloraba en forma desconsolada. -qué pasó, porqué me buscan? -el señor Jorge Horacio De Los Santos ó Tasca?- preguntó el efectivo. - si señor, que pasó?- volvió a preguntar el joven casi desesperado. - soy el Sargento Flores, lamento comunicarle el deceso de sus tíos en la ciudad de Tandil, aparentemente en un intento de robo, los ladrones ultimaron con disparos a los ancianos. Lo siento mucho. Creo que usted debería……. El sufrido joven ya no escuchaba lo que el policía le decía, fue demasiado para su castigado ser. Cayó desmayado. Apenas segundos duró el desvanecimiento del joven, regresó de la inconciencia inmediatamente, solo para angustiarse al sentir la realidad en sus retinas nuevamente cuando abrió los ojos y observó los uniformes junto a él, deseó la muerte, pero aún no era su hora, de ninguna manera. Nota del autor: Sin embargo, las heridas del alma se rellenan con un material especial que uno segrega, de manera espontánea y duración eterna, gracias al amor, a los sucesivos actos de bondad, de compromiso con las personas, con una postura superior, es decir observando el bienestar general y preocupándose por el futuro de todos, abstrayéndonos de nuestro pequeño mundo, dándole cabida al universo más abarcativo de la humanidad. Poco a poco esas pequeñas laceraciones son cubiertas por una capa de espiritual consistencia, aún más resistente que la original que nos permite enfrentar procesos todavía más exigentes y dolorosos. Debemos preocuparnos por comenzar a curar nuestras propias almas por un futuro mejor para todos. Unifiquemos conceptos para que los objetivos puedan confluir en algo substancial y promisorio, la esencia de cada ser humano es intrínseca a él y es plausible de cambios, pero la esencia de la humanidad la debemos construir entre todos, deberemos lograr una coherencia de nuestros pensamientos, deberemos obtener una sumatoria de esencias positivas para lograr un todo del mismo signo, deberemos convertirnos en iones humanos positivos, es decir dejando ir nuestra componente negativa. Los iones son átomos que ganan o pierden un electrón, tornándose negativos o positivos respectivamente. Esa palabra que he iterado, esencia, no es otra cosa que el alma, se le puede dar una categoría divina o no, pero el objetivo es idéntico, nuestra meta debería ser siempre la misma. La clave de nuestra evolución no se encuentra en la ciencia, de ninguna manera, a medida que vayan adentrándose en los párrafos de éste libro se darán cuenta dónde reside ese secreto no revelado. Como apéndice, quizás como aclaración, he agregado al final, un resúmen de la Teoría del Pensamiento Relativo, que les sugiero lean en el tiempo y espacio que le corresponde, es decir en último término. Se preguntarán ustedes entonces para qué los pongo en conocimiento, es sólo por que no merecen esperar más para desentrañar el misterio más grande de la humanidad. No habrá castigos para el que lo haga y si lo hay nunca será desproporcionado como el que sugiere la iglesia. El maestro Jorge Luís Borges decía, no recuerdo ni donde ni cuando, que es desproporcionado castigar a alguien eternamente habiendo vivido, supongamos, solamente ochenta años. Yo pienso que es así. Nuestro castigo es vivir como vivimos. Con respecto a no recordar autores ni títulos sino sólo la idea que me fue útil (salvo honrosas excepciones como la anterior) me siento como un cedazo al que diariamente traspasan miles de ideas, de pensamientos, de frases, de imágenes; por medio de la televisión, de libros, de revistas, de la misma gente que te cuenta sus penurias y sus alegrías. Pero sólo soy capaz de retener, siendo muy generoso, el uno por ciento de esos proyectiles informativos, por eso trato de ser lo más selectivo posible y empleo toda mi capacidad para lograr que ese pequeño porcentaje me sirva para ser mejor. Es por eso, esperanzados lectores con ansias de cambio, estaré sumamente feliz si ustedes creen que una sola frase de este libro es útil. Jorge salió adelante, se sintió culpable durante un tiempo por haberlos dejado solos esa noche, luego comprendió y puso en práctica su teoría de la ayuda, honró su promesa utilizando parte de su dinero en hacer felices a otros a quienes no conocía, y a conocidos también. Fue grande su sorpresa cuando se enteró de la herencia de sus tíos, no por las dos propiedades, las cuales poseían sin duda un valor económico excelente, sino por las tres cajas de seguridad en el banco colmadas de oro y cientos de miles de dólares. Desconociendo su origen, pensó en el futuro, contaba con el financiamiento para su altruismo creciente. Continuó estudiando y se recibió cuatro años después, con los mejores promedios y siendo un ejemplo para todos entre sus amistades. Jorge había moldeado su carácter, había crecido, sufrió duros avatares y conocía respuestas que nadie conocía gracias a su relación con los científicos alemanes, ni aún otros especialistas en física, esa era la diferencia que notaba personalmente su amigo Ricardo y cuyo origen desconocía. Había decidido, que no proveería de una solución, aún teórica, al sistema impuesto por los golpistas represores y asesinos, tenía claro de que lado estaba ubicado, sobretodo sabiendo el fin que tendría el oscilador funcionando, no se trataba de un acelerador de protones, era, según rezaban los manuscritos de Juan y Pedro (una de nuestras paradojas) para generar el arma más poderosas de todas, un mortal, desproporcionado e imprevisible haz de fotones. Su ingreso al proyecto se debió a la posibilidad de tener alguien “adentro”, los eximios promedios le valieron la oportunidad de ser convocado y además recomendado, cosa que al acontecer motivó la consulta con sus compañeros, quienes opinaron que sería útil y también desconocían su secreto, y el de la Junta. La relación que tenían con Ricardo era casi de hermanos, ambos eran hijos únicos, y si bien los padres de Jiménez, fallecieron cuando este ya contaba con cuarenta años, compartían el mismo dolor. Las reuniones en casa del veterano amigo eran cada vez más comunes, siempre con la presencia de alguna amiga del matrimonio, quienes estaban obstinados en conseguirle pareja, lograron un par de acercamientos pero no pudieron concretar nada relevante. Las amistades del joven e intuitivo físico eran todas relacionadas con su carrera o con antiguos compañeros que compartieron años de facultad, núcleo de los disidentes al gobierno de facto, dentro de los cuales se encontraban importantes representantes de Montoneros, un grupo Peronista de izquierda, quienes lucharon en inferiores condiciones y que culminó con la muerte de más de treinta mil personas durante el período de gobierno castrense. Muchos insisten en que además de los asesinatos, esas víctimas y lo que quedaron sufrieron un avasallamiento ideológico, la sociedad argentina toda fue vapuleada intelectualmente, aún hoy estamos pagando consecuencias por la pérdida de innumerables baluartes del pensamiento. Por sugerencia de los mismos implicados, Jorge se alejó de las reuniones y de todo lo que tenga relación con ellos, pero una noche, se encontraban festejando el cumpleaños de un amigo, Carlos, de su misma edad, cuando un grupo de militares ingresó apunta de pistola y fusiles y los obligaron a subir al camión para su traslado a Campo de Mayo, eran alrededor de quince personas las secuestradas, los separaron en tres grupos y los encerraron atados de pies y manos, con vendas en los ojos. No les estaba permitido hablar. Durante diez días los mantuvieron sólo con agua y alguna sobra de la comida de los guardias, sin decirles ni preguntarles nada, el daño sicológico se acentuaba hora a hora, minuto a minuto. Al cabo de ese tiempo, uno a uno fueron interrogados en pos de averiguar los nombres de los cabecillas del grupo, al negarse eran colocados sobre el elástico desnudo de una cama en una habitación destinada especialmente a esa práctica o a veces incluso en sus propias camas, y se les aplicaba corriente eléctrica alternando con baldazos de agua, en muchas ocasiones el blanco de las descargas eran los testículos de los hombres o los pezones de las mujeres, eso provocaba reacciones diversas, inventar algo que ignoraban para que cese el castigo, contar toda lo que conocían, lo que ocurrió muchas veces, o cerrarse y soportar lo soportable; el desenlace era el mismo para todos, la muerte. Hay que tener en cuenta que cientos de capellanes de las distintas unidades conocían dichas prácticas y no se oponían a tales aberraciones inhumanas. La iglesia volvió a lavarse las manos, y sigue haciéndolo. Fue una casualidad que el jefe del laboratorio, Salinas, donde Jorge trabajaba se acercara y tuviera acceso a los registros de los prisioneros, para asegurarse de su identidad, solicitó hablar con él. Se trataba de un despojo humano, no hizo falta el diálogo, ordenó la inmediata liberación bajo su responsabilidad, los llevó a su casa y le aconsejó que se fuera de inmediato del país, el muchacho le agradeció como pudo y se despidieron, nunca olvidará a su salvador. Sin esperar un minuto juntó todo lo de valor y se dirigió a casa de Ricardo, le narró lo sucedido y la historia del Proyecto Fénix y por supuesto, su idea de dejar Argentina. Su amigo comprendió y se ofreció para ayudarlo en lo que necesite. -sólo llévame al aeropuerto, me dirigiré a España, todo esto pasará algún día. Regresaré. -lo que quieras, déjame vestirme- solicitó el amigo. Mientras se vestía, Jorge le comentaba que iría al primer lugar hacia donde haya pasajes disponibles, luego vería que hacer. El diálogo durante el viaje al aeropuerto de Ezeiza fue una verdadera demostración de amistad, la tristeza colmaba sus frases, trataron de no llorar, las despedidas son sinónimo de fracasos o de injusticias, en este caso la justicia vendría muchos años después. El avión partió a las dos de la mañana, tuvo suerte, gracias a la ineficacia del aeropuerto, ya que el horario normal era a las veintitrés horas, rumbo a San Pablo, logró un pasaje hacia la península Ibérica dos días después. Su futuro estaba echado. Ricardo regresó de Ezeiza dos horas luego de la partida de su amigo, no alcanzaba a comprender aún la magnitud de lo que estaba aconteciendo en la Argentina, se hallaba desconcertado y con el solo conocimiento de lo narrado por su amigo, ahora rumbo al exilio, no le comentó nada a su esposa, supuso que sería mejor así, se decidió a continuar con su labor y a cumplir con la tarea encomendada. Después tendría tiempo de analizar los hechos en forma más objetiva. Tendría tiempo? Siempre había sido un creyente de la voluntad del Señor, católico y respetuoso de los Sagrados mandatos. Ese domingo por la mañana, muy temprano, luego del desayuno y junto a Adriana, su mujer desde hacía casi quince años, quien gustosa lo acompañaba a la iglesia todas las semanas se dirigieron a pie hacia el templo, localizado a escasas cuatro cuadras de la morada familiar. El padre Ignacio, demostró sus dotes de buen sacerdote y de comprometido ciudadano ofreciéndoles a los feligreses un sermón en contra de los perversos desestabilizadores del país, asesinos y criminales que no alcanzarían jamás el perdón y por ende el Paraíso. Ricardo escuchaba atentamente las palabras del clérigo, pero su mente se hallaba a más de diez mil kilómetros, junto a su amigo que debió abandonar su país por miedo a que lo asesinen. Algo comenzaba aclararse en la mente del inteligente profesional. Concluida la ceremonia, el párroco se colocó en la escalinata de ingreso al sagrado recinto y saludaba a los incondicionales asistentes dominicales, en el momento que Adriana iba a estrechar la mano del cura, Ricardo ve aproximarse a un oficial del ejército argentino, luciendo un impecable uniforme y con su gorra debajo del brazo derecho; no supo porqué, pero detuvo el ademán de su esposa para permitirle al coronel que saludara a Ignacio en primer término. El militar agradeció con la mirada fija en los ojos del doctor en física y un recio movimiento de arriba hacia debajo de su cabeza, ornada con un impecable corte de cabellos muy rebajado. En ese momento un escalofrío erizó sus vellos en la espalda. Juan Carlos Izaguirre era el nombre del coronel, encargado de Campo de Mayo, aclaró luego el religioso al marcharse éste. -Un hombre muy correcto- agregó después. Se despidieron con risas del amigable pastor, no imaginaban lo que vendría. En las oficinas de la delegación que dirigía, Izaguirre recibió al sargento principal Páez, un suboficial que había ingresado a las filas castrenses al culminar el año que cumplió como soldado de acuerdo al servicio militar obligatorio, una persona agradecida al sistema. -todos los días tengo para comer- argumentaba el militar de bajo rango. Un hombre de poca altura, de oscuro cabello renegrido y acento norteño, era oriundo de la provincia de Jujuy, y en el primer día de cuartel decidió que era ese su futuro al ver las mesas llenas de alimentos y camas limpias. Supuso que se trataba del mejor lugar del mundo, y eso asimiló. Sólo defendía lo que sus superiores ordenaban. No cuestionaba. Sólo obedecía y acataba. Ingresó con una nómina en un cuaderno de tapas duras y amarillas, abierto en la página que debía mostrarle al superior. -Buenos días mi coronel, traigo una nueva lista- vociferó el sargento, con un tono respetuoso. -adelante, sargento- saludó cordialmente el oficial. -dónde se la dejo?- preguntó casi apoyando el cuaderno en una esquina del escritorio totalmente ordenado, nada había fuera de su lugar. -no, ahí no- ordenó el jefe levantando sorpresivamente la voz y tornando áspero el tono. -colóquelo sobre aquella mesita- agregó usando el tono más cordial. -como usted diga, señor… acá esta bien?- aventuró el subordinado apuntando esta vez más certeramente. -si, ese el lugar indicado- aseguró decidido el de más rango. El obediente hombre se despidió lo más cortésmente posible del cambiante superior, ya conocían al hombre elegante y acicalado, no podían imaginarse cuál sería su próximo capricho, sin lugar a dudas la había sacado barata. Cerró sigilosamente la puerta sin hacer que golpeara ni que emitiera el mínimo ruido, la última vez que la hizo sonar contra el marco se ganó cuatro días de arresto, estaba educado. El joven militar era un hombre de buena familia y muy creyente, católico practicante, de conducta y conocimientos sobresalientes. Un verdadero ejemplo para la sociedad. Cualquier madre hubiera soñado con un hijo así, y cualquier mujer, pero él ya había elegido. Había decidido casarse luego de algún problemita ocurrido durante sus años en el Colegio Militar de la Nación, cuando una novia se “cayó” de las escaleras que llevaban a sus habitaciones, en casa de sus padres, durante una fiesta con amigos. El hecho no trascendió más allá del entorno, la mujer, después de todo no era de su clase y la mitad de su dentadura pudo arreglarse en poco tiempo sin generar escándalo. Tomó el ajado cuaderno con su mano izquierda, sosteniéndolo desde la base para permitirse hojearlo con la derecha desde el vértice superior derecho muy lentamente, tal como le habían enseñado en la escuela primaria a la que asistió; aún podía oír la voz del padre Camilo dándole las debidas y severas indicaciones; leyendo detenidamente, nombre por nombre, hoja por hoja, iba armando en su brillante mente el mapa del recorrido de la unidad que enviaría para traer a esos bestias hacia el destacamento. Cerca de cien nombres se habían agregado a la ya extensa lista que continuaba con un crecimiento casi geométrico. Su labor era asegurarse que los reclusos pongan de manifiesto datos sobre cabecillas de las organizaciones de izquierda que mantenían en vilo a la indefensa sociedad de aquel entonces, una sociedad que amaba y que, aunque trate de demostrar lo contrario, aún hoy extraña los procedimientos militares. El decidía, él tenía el poder de dirimir quien vivía y quien no, y lo hacía sentir, gozaba con la tortura, solo, dentro de las cuatro paredes del calabozo era capaz de lograr que hablen los colchones húmedos, ordenaba que se retiren todos, y así, realizaba las más perversas acciones en pos de la verdad, según sus propias palabras en ruedas de amigos, quienes se reían y disfrutaban de los relatos sobre los prisioneros vejados y ultrajados, en total estado de indefensión. Conformó las acciones pertinentes para localizar y apresar a los desdichados que serían traídos ante su presencia, el nombre que le correspondía al número veinticuatro en el orden era Ricardo Jiménez, físico, casado y cómplice de Jorge De Los Santos, que había sido liberado por error días atrás, ambos se presumían infiltrados en el laboratorio donde se desarrollaba el proyecto Fénix. El fuerte chillido de las cubiertas al deslizarse frenadas sobre el asfalto se escuchó desde lejos, y por supuesto desde el dormitorio de la casa del doctor Jiménez, quien al despertarse por tal ruido, notó a un grupo de soldados armados con fusiles livianos (F.A.L) que trataban de ingresar a su domicilio; el hombre, por supuesto desarmado, aún aturdido por el sobresalto, se dirigió hacia la puerta de ingreso para abrir y ofrecer su colaboración ignorando totalmente su futuro, por cierto inimaginado. Encendió la luz del porche de su casa y quitó las dos vueltas de llave de la puerta de cedro lustrada; cuando bajó el picaporte, cuatro soldados casi se caen por el envión que habían tomado para ingresar por asalto al domicilio, detrás de ellos ingresó un teniente, Ricardo conocía las insignias perfectamente, quien le ordenó que se sentara y que llame a su esposa. -Ricardo Jiménez, el doctor… así que vos sos el que ayudó a escapar a De Los Santos… mirálo al científico- balbuceaba el oficial mientras Adriana bajaba las escaleras muy asustada, y al ver el espectáculo en el amplio living de su casa entró en pánico. Trató de correr hacia arriba apara poner a salvo a sus hijos pero fue detenida rápidamente por los efectivos armados; bajaron a la mujer y la sentaron a un lado de su esposo. -hay un error- trataba de aclarar el hombre de ciencia. -no señor, no hay errores acá- aseguró el teniente. La madre de la espantada señora también fue traída a la sala. -Adriana lloraba e imploraba que no toquen a sus hijos, lo mismo hacía Clara, su madre. Luego de un confuso y fútil intercambio de palabras, dónde trataban de explicar algo que no comprendían y alegando inocencia sobre cualquier cargo, los soldados llevaron a la pareja hacia el vehículo que llegó pocos minutos luego que el primero, los subieron al auto verde y los dos hombres que se habían quedado en la vereda como apoyo se acomodaron a cada lado de los prisioneros. El auto partió sin esperar a nadie. En la casa, la abuela de la familia era instruida para que no moleste, ya los devolverían al hogar. En el camino les vendaron los ojos y comenzaron el trabajo sicológico, repetían una y otra vez que los que hablan se salvan y que los otros no vuelven nunca. Era un trabajo ya realizado cientos de veces, todo el mecanismo estaba aceitado, se enorgullecían de no haber fallado nunca. Descendieron del coche tomados del brazo por los custodios, fuertemente asidos, fueron llevados a una habitación y depositados en silencio en ella; poco a poco fueron llegando más prisioneros, todos callados, nadie emitía un sonido, parecía que nadie respiraba; a pesar de la agitación, nada se oía. El miedo le ganaba a la razón, ese era el sentido de todo este proceso. El sargento Paez ingresó al cuarto, los colocó en línea y les ordenó que se enumeren con gritos, le gustaba gritar, era un poco sacar el odio que mantenía también prisionero dentro de sí, ese era su tiempo, y el era el protagonista. Con temor y con voz trémula, uno a uno fueron adjudicándose un número correlativo, el terror se apoderó de Adriana cuando oyó a su marido gritar -quince- , el propio era el trece, se habían separado, estaba convencida que se hallaba a su lado, no volvería a sentir sus manos nunca más, tampoco su voz. Los separaron, mujeres y hombres. Habían pasado ya cuatro horas, la situación era análoga a las vacas en camino al matadero, se podía olfatear la desazón y el temor. Así estuvieron hasta la noche, la oscuridad comenzó a ganar lentamente el lugar, alguno atinó a pronunciar alguna palabra, se sentaban, se incorporaban y volvían a acomodarse en el frío suelo de granito. Comenzaron por repetir sus nombres en voz baja, nadie se conocía, sólo eran números. La incertidumbre se acentuaba cada vez más. Se escuchó un taconeo acompasado, pasos que se acercaban por el corredor, interminable espera, se detienen, la puerta se abre, una voz conocida les comunica que serán interrogados en pocos minutos. Deben hablar. Entre los primeros tres, llevaron a Ricardo, tres hombres, tres habitaciones. Cada grupo poseía un especialista en procedimientos para recabar datos. El coronel, jefe del destacamento, le tocó al asustado científico. Izaguirre: -nombre, apellido, ocupación- solicitó sin mirar al hombre sentado y vendado. Ricardo: - Ricardo Jiménez, trabajo en una delegación del ejército, en un laboratorio de física, a doscientos kilómetros de Tandil. Cual es el problema señor? -sollozó el hombre. Izaguirre: responde sólo lo que pregunto, nada más- sentenció enérgico. Conoce a Jorge De Los Santos?- requirió con voz firme. Ricardo: -si señor, trabaja conmigo en ese lugar también. Izaguirre: -sabía que dejó el país? Sabía que es un traidor a la patria? Ricardo:- no se nada señor, sólo hago mi trabajo y me retiro a mi casa, con mi familia. Izaguirre:- no te hagas el otario, sabes de qué te estoy hablando, vos lo ayudaste. Qué tienes que ver con ellos? Quién está detrás de todo esto? Ricardo:- nada, no se quienes son ellos, de quienes habla? El coronel cambió la forma en que miraba al hombre, ordenó que le quitaran la camisa y el pantalón, esta era la parte que a él le gustaba. Ricardo continuaba repitiendo que no sabía nada, que no tenía nada que ver. Izaguirre: -recuéstenlo – gritó. Ricardo estaba desesperado, no sabía nada más de lo que le había dicho. Lo acostaron en el elástico de alambre de la cama, ataron sus muñecas y tobillos a los barrotes, siempre vendado. Izaguirre:- enchufen a Maruja- indicando claramente que enciendan el transformador de alta tensión que utilizaban como picana, cuyo electrodo de masa unían a la estructura metálica y el restante era aplicado en zonas del cuerpo muy sensibles, como ya he narrado, testículos, tetillas, labios, incluso en el glande cuando la situación así lo requería. Jiménez nunca imaginó para qué lo habían atado, y nunca se enteró. Cuando sintió la primera descarga en el pezón derecho gritó como nunca lo había hecho en su vida, era un dolor desgarrante, desconocido. No sabía lo que debía decir, se desesperaba aún más, estaba aturdido. El sádico jefe continuaba con las preguntas que no tenían respuesta. -España, se fue a España- gritó el hombre en un intento de lograr que cese la tortura. - ya lo sabemos, vos lo llevaste al aeropuerto, ya lo sabemos… escucha, decime quién es el organizador de todo esto, un nombre, sólo uno y te salvás, nada más que eso, no querés morirte por un don nadie, no?- invitó el desalmado coronel. -no lo sé, no sé nada- afirmó llorando el desamparado hombre. Aumentaron la tensión y le aplicó el electrodo en la sien, era la máxima potencia, estaba decidido a conseguir la verdad. Luego lo deslizó por el pecho hasta los testículos, muy lentamente, se podía percibir el olor a carne chamuscada, no lo despegaba de la piel del hombre. Comenzó a gritarle- hablá, estúpido , hablá- Ricardo no lo soportó, la tensión fue demasiada, se arqueó levantando sus caderas, pro no se trataba de electricidad, era su corazón, la sangre comenzó a brotar de su boca semiabierta, primero un fino hilo, luego comenzó a llenar la cavidad bucal, se ahogaba, movía frenéticamente sus piernas, hacía fuerza tirando de las correas que lo tenían prisionero, pero eran reflejos de sus músculos, el dolor debe haber sido insoportable, Juan Carlos lo observaba, lo miraba morir, inmóvil, él lo había originado, Ricardo quedó quieto, con sus ojos abiertos, desesperadamente abiertos, sin vida, ya no era más, se había marchado, disfrutó haberlo echado de la vida. - idiota!- fue lo único que dijo, giró y se dirigió a la puerta para retirarse a lavarse las manos. Cuando regresó habían retirado el cuerpo del pobre hombre. -traigan a la esposa- pidió con un grito, otro más, y por lo bajo agregó – no es una belleza, pero merece atención, veremos. Minutos después, la nueva víctima era recostada directamente en la cama y atada de acuerdo al procedimiento. Izaguirre se paró junto a la cama y le dijo acercando la boca a su pabellón auditivo derecho- tu marido está muerto, o me decís lo que quiero saber o lo vas a acompañar. Adriana comenzó a llorar inmediatamente, percibió que era cierto, que no estaba asustándola solamente, no podía parar, no lograba hablar, comenzó a temblar y le siguieron gritos de rabia, de impotencia, de miedo. -cállate, quién es el jefe de todos, debes decirlo ya, por hoy no tengo más paciencia… hablá- gritó con el rostro desfigurado, parecía un sacrificio humano, un rito satánico, un adorador del mal imbuido por un espíritu lascivo y aún más perverso que él. Ella continuaba llorando y gritando que no sabía nada, no tenía idea de nada. Sin demorarse en pensarlo golpeó con el arma, una pistola once-veinticinco, pesada y contundente, atontando y casi desmayando a la víctima; con pocos movimientos arrancó la ropa de la inanimada mujer y jadeando de sólo pensar en lo que haría la poseyó en forma animal, hasta alcanzar el orgasmo y desparramar su simiente sobre todo el cuerpo de la desafortunada e inconciente mujer. En ese momento, intentó abrir los ojos, se podía apreciar el esfuerzo por recobrar la lucidez, un grito apagado emergió de su garganta, el detestable ser tomó nuevamente el arma y la golpeó hasta matarla. El desalmado coronel, regresó al cuarto de baño al otro lado del corredor, un bolso con ropa limpia se hallaba sobre una silla que estaba dispuesta únicamente con ese fin. Tomó una ducha y se vistió de hombre, mientras se peinaba, observaba en el espejo su anguloso rostro, satisfecho de la labor realizada -dos menos- pensó aún excitado por el acto consumado, tomó su miembro con su mano derecha y lo restregó pensando en el rostro de la mujer muerta, eso le bastó para un segundo orgasmo. Salió impecable del sanitario, se sentía todavía más poderoso que antes de los interrogatorios, omnipotente, invencible, todos deberían arrodillarse a su paso, esa era la impresión que daba al espectador y es exactamente la que deseaba causar. El tiempo se deslizaba presuroso por la vida de Clara, madre de Adriana, y de los hijos de la desdichada pareja, la abuela había concurrido en incontables oportunidades a la comisaría del barrio requiriendo información acerca de su hija y yerno; siempre la misma respuesta: - quédese tranquila abuela, cuando tengamos novedades le avisamos- repetía un entrenado suboficial en la mesa de entrada, o guardia, como ellos la llaman. Uno, dos años desde la desaparición, sin noticia, asistía a la caminata de cada semana que las Madres de Plaza de Mayo, madres de personas desaparecidas en la misma forma que su hija, que comenzaron una lucha por conocer el paradero y el destino de sus hijos, llevaban a cabo en silencio; pero incomodaban al régimen. Recibió el apoyo de las valerosas mujeres pero sin llegar nunca a una respuesta determinante: habían desaparecido; así afirmaba quien se auto- erigió presidente de la Nación, Jorge Videla, no están muertos, no están, están desaparecidos. Clara se hizo cargo de los niños, por supuesto, y llegó a verlos culminar el colegio secundario, falleció en el año noventa. Los jóvenes se volcaron hacia la misma carrera de su padre. Con ayuda de sus tíos, por parte de Ricardo, lograron ambos recibirse y luego doctorarse en física. Corría el año mil novecientos noventa y cuatro. Ignominia, barbarie, desolación, muerte, un verdadero genocidio, el proceso militar en Argentina fue sin dudas, una de las tantas bofetadas que el Supremo recibió de sus creados. Capítulo Tres. El Retorno. Jorge arribó a buenos Aires el dos de setiembre del noventa y cinco, le tomó diez años decidirse a regresar, nunca se enteró de lo ocurrido con su amigo, no hubiera retornado de haberlo sabido. Notaba todo muy cambiado, pero la misma esencia inundaba las eternas calles de la gran ciudad, sonrió y decidió ir en busca de Ricardo. Pensó en el regreso en el año ochenta y tres, luego de las elecciones que restauraron la democracia en Argentina, pero no logró el coraje necesario, luego simplemente lo dejó pasar. Su trabajo le insumía todos sus recursos intelectuales, era el director de un secreto proyecto francés, un gigantesco T.O.K.A.M.A.K( sigla en ruso, referida a cámara toroidal de bobinas magnéticas), un artilugio que permite contener o confinar plasma entre el campo magnético generado por una bobina toroidal( es decir con un núcleo en círculo cerrado) y las altísimas corrientes eléctricas de dicho elemento; la temperatura sería tan elevada que no existe ningún material que sea capaz de resistirla, por eso se la separa de la cámara con potentes campos, la idea de la fusión nuclear a partir del plasma comenzaba a desarrollarse con intenciones de obtención de energía, pero la potencialidad de su poder retumbaba en las mentes de los científicos de la época, lo que a la construcción de armas superpoderosas infería, un proyecto similar al Fénix, ideado por sus tíos, pero no tan ambicioso; incluso él estaba seguro que el diseño original fue creación de dichos físicos alemanes, era muy similar en el concepto y construido muy poco tiempo después de la guerra, año mil novecientos cincuenta, quizás algunos más, por dos rusos que habían sido estudiantes de la misma universidad que aquellos, en Alemania. La diferencia fundamental con el viejo proyecto de Helmutt y Hans, se hallaba en la frecuencia de la corriente que alimentaría a los inmensos arrollamientos responsables de generar las fuerzas magnéticas helicoidales. El gobierno francés asistía económicamente a particulares para desarrollar la fusión nuclear en forma controlada y beneficiosa para el país, es decir energía económica y limpia. Jorge tenía otras intenciones, pensaba incesante y casi descontroladamente en Fénix, lo tenía al alcance de las manos y se sentía capaz de lograrlo; tecnología y medios disponibles para conseguirlo. No era su intención la creación del arma en sí, sino demostrar que la teoría brillante de sus tíos era acertada, y luego perfeccionarla para potenciar esa producción de energía. Pero el plan Divino era otro. Había vivido cinco años en Madrid, para luego emigrar nuevamente a París, donde finalmente formó su hogar. Nadine, su esposa francesa era una delgada joven cuyas facciones no se condecían con la clásica belleza que tradicionalmente poseían las mujeres de la Ciudad Luz. Dedicada y experta también en física, su pasión era la filosofía, se hallaba convencida de su teoría del pensamiento cuántico, una avanzada y revolucionaria hipótesis que hermanaba la Teoría de la Relatividad y la física cuántica con procesos filosóficos de vanguardia, capaces de responder enigmas y dudas que durante siglos fueron un verdadero misterio para la humanidad. Juntos, investigaban las pequeñas partículas que componen a los átomos, su comportamiento, sus efímeras apariciones, y en general todas las propiedades intrínsecas que poseen, dándoles carácter único e irrepetible a cada una de ellas. Habían abocado todos sus esfuerzos a las que son creadas a partir del bombardeo de átomos con partículas pesadas. Jorge compartía en parte las ideas de su esposa, insistía que había ido demasiado lejos con las elucubraciones. Luego de acomodarse en casa de antiguos amigos, el inminente científico se decidió a visitar a su amigo Ricardo. Cuando Andrea abrió la puerta, reconoció al viejo amigo de su padre al instante, el hombre le devolvió la sonrisa y abrazó a la hija menor de su amigo sin decir nada. Sentados en la sala de la casa, en el mismo sofá desde donde sus padres fueron abducidos por el régimen, la mujer narró la historia de sus progenitores desde la desaparición, y todas las situaciones vividas por Clara tratando de hallarlos. Jorge se sintió desfallecer al enterarse de la realidad, lo retrotrajo a los pocos días que él mismo estuvo detenido, lo que sufrió en carne propia, no pudo contener las ganas de llorar, no esperaba esto de ninguna manera; en ese momento la puerta de calle se abría, se trataba de Pablo, se detuvo debajo del marco, asombrado por la por la presencia del desaparecido amigo, de cual siempre pensaron había corrido la misma suerte que Ricardo. La pregunta de rigor fue pronunciada por el hijo varón de Ricardo. - porqué no te comunicaste con mi abuela? -tienes razón, Pablo, pero temía involucrar a tu padre en algo que no le convendría- Jorge volvió a quebrarse y entre sollozos les pidió perdón por no haber estado junto a ellos en esos momentos. - fue culpa mía, estoy seguro que fue así, lo relacionaron conmigo y lo secuestraron pensando que estaba involucrado; cuando en realidad y en honor a la verdad tampoco yo hice mucho en contra de esos asesinos. Ahora me arrepiento. Debería haberme quedado y combatirlos, malditos hijos de puta! La conversación fue bajando en intensidad hasta convertirse en una liviana charla entre amigos, luego de casi dos horas de diálogo. Todos se hallaban en la misma rama de la ciencia, una pasión que llevaban dentro de sus corazones y cuando el veterano amigo les contó que su señora también todos rieron afirmando que no podría haber sido de otra manera. Ambos hermanos habían formado familia, una hija cada uno, de tres y dos años, Paola se llamaba la hija de Pablo y Alejandra la de su hermana. Chicas muy inteligentes y vivaces; las conoció al día siguiente cuando volvió a cenar con la familia en pleno, Guillermo era el nombre del marido de Andrea; Marcela era la esposa de Pablo; se habían mantenido unidos, todo ese proceso consolidó más aún el vínculo. La casa paterna quedó en posesión de la hermana, Pablo fue a vivir a casa de su abuela Clara. Parecía que el tiempo había cerrado todas las heridas, no era así, en cada oportunidad que tenían, salía el tema de la desaparición de sus padres, no lo tomaban como un drama, pero seguía vivo en su memoria. Les narró sus experiencias en Europa, España, Francia y también Alemania fueron sitios que Jorge visitó… y habitó. Hizo una carrera muy rápida en Madrid, lo que lo llevó a ser convocado por el gobierno francés para liderar el proyecto Napoleón, llamado así por la fuerza y la energía que puso en todas sus campañas, justamente de eso se trataba, poder, cómo crearlo y mantenerlo. Les informó en forma metódica sobre las teorías de Nadine, las revolucionarias afirmaciones mantenían a la pareja ocupada aún en tiempo de descanso. Pablo y su hermana se interesaron, sus parejas no entendían nada, a pesar de las especiales explicaciones que les proporcionaron entre todos. Era normal que así sea. Luego de varias cervezas, Jorge se retiró a descansar, prometiendo otro encuentro. En la habitación que sus amigos le habilitaron, comenzó a inspeccionar viejas notas sobre partículas que rescató de la valija que llevó a España aquella noche, pensó que le ayudarían a recordar y las colocó en el fondo de la maleta que usaría para el regreso; las colocó él o fue Dios? Releyendo detenidamente los escritos notó algo que no había visto antes, en las aclaraciones de la clasificación de los Quarks, los cuales eran seis, observó en una esquina de la página un número siete seguido con un signo de pregunta encerrados en un círculo, con la letra de Helmutt, seguramente colocada allí varia décadas después de las notas originales, lo que llamó su atención en forma inmediata y lo obligó a retomar la teoría de los mismos, que dada por sabida, se hallaba olvidada. Se trataba de algo tan habitual que pasaba desapercibido por ser tan evidente. Levantó la cabeza, dirigió su vista al Río de la Plata y pensó. - estaba esa anotación allí antes? -cómo no verla, cómo no darle importancia?- se preguntaba a sí mismo. -sus tíos sabían o sospechaban que faltaba un Quark por descubrir? Había partículas desconocidas que conformaban la materia oscura o se trataba únicamente de nomenclatura? -porqué sencillamente no se lo dijeron? -nunca la he visto, que extraño- se dijo sin hablar. Se quedó pensando en soledad y contando las estrellas hasta dormirse, aún le llamaban la atención esos puntos brillantes tan lejanos, que parecen existir y sin embargo no son. Por qué todo era de esa forma y no de otra? Será tan grande como aparenta? O existirán varios o infinitos universos, individuales, sin interrelacionarse entre sí, o quizás en esos nexos se encuentran las respuestas; no deseaba alejarse de su idea primigenia, dejó de lado la nueva propuesta relegando su análisis para más adelante. Qué desequilibrado y genial diseñador ideó la mecánica y las formas del universo, porqué escondió tras miles de puertas exactamente los secretos más importantes para el desarrollo del hombre, quizás no desea que sean descubiertas las claves de la vida y la muerte; tal vez Dios no desea que husmeen en Su creación, será una forma de decirle al hombre que no se meta en sus asuntos? Es capaz la ciencia de descifrar la clave de todo? O simplemente no se necesita ningún sistema elaborado para llegar a Dios, sino a través de la sola fe y de un pensamiento coherente a favor de la humanidad. Todos se devanan el cerebro por dos incógnitas: de dónde vengo y hacia donde voy y Dios, hace más dos milenios les envió a su hijo con las respuestas. Por la mañana, tomó unos mates amargos como hacía mucho tiempo que no disfrutaba, la última frase de la noche quedó impresa en su memoria, se levantó pensando en ellas…la frase y Nadine. Su mente acostumbrada a complicados cálculos las unió en forma automática, algo se gestaba en su cerebro, llevando y trayendo datos, extrapolándolos para poder observar el sistema desde varios ángulos. Nadine, pensamiento coherente, el reticente quark número siete, la voluntad de Dios y la fe. Llamó a su esposa que se hallaba almorzando, eran casi las trece horas en París, lo escuchó mientras le transmitía la idea que había cavilado en sueños. Nota del Autor. Dada la gran cantidad de partículas subatómicas existentes, la comunidad científica optó por simplificar el sistema, agrupando dichos elementos de acuerdo a sus características propias, se clasificaron de la siguiente manera y bajo la denominación de Quark: Up, Down, Charm, Strange, Top y Bottom (arriba, abajo, encanto, extraño, cima y fondo respectivamente). Cada grupo poseía peculiaridades o singularidades que, combinadas podían conformar el espectro completo de la materia y su comportamiento en el universo; aún así, existían puntos oscuros en dicha nomenclatura y la teoría que la avalaba. Hay menos materia disponible que la que debería haber. Dónde se encuentra el faltante? En forma de energía? Si es así, dónde se halla dicha energía? Jorge, por lo tanto pensó en un séptimo Quark, que debía encontrarse relacionado con la Voluntad Divina, lo llamó Will( voluntad) y se preparó para argumentar su teoría. Aparecería dicha energía cuando Dios lo decida? Como influiría tal cantidad en la aparente calma y estabilidad del sistema tal y como lo concebimos? No se trataba de un ferviente creyente, pero se percató que la búsqueda de la verdad no dependía de cálculos. Y sobretodo, por qué semejante cantidad de masa o energía se hallaba oculta a la percepción humana; era lógico pensar que esté donde esté debería encontrarse interactuando de alguna manera en el esquema cósmico, o no? O simplemente aparecería y ya cuando el Señor lo decida, lo que sería extremadamente peligroso para la frágil estabilidad del sistema. O ese séptimo quark sería manipulado de forma mítica o misteriosa por fuerzas sobrenaturales capaces de contener esa impensada fuerza incontrolable? Las ecuaciones que ambos físicos realizaron demostraron que dicha energía, inconmensurable por cierto, si no era dosificada, podría desencadenar una verdadera hecatombe; debería tener cuidado con el manejo en caso de hallarla, pequeños indicios le hacían suponer que los actores serían fotones muy especiales, capaces de mutar y de realizar la metamorfosis devastadora, energía en masa y materia en energía, en una fracción de segundo, aún debería imaginárselo. Por un momento pensó en la naturaleza y su mente analítica dio paso a la poesía de observar la naturaleza y su propia alquimia, la capacidad de mutar, de cambiar, de transformar en efímeros lapsos, por ejemplo la atmósfera, el clima, errante, incierto…premeditado? Plumbíneas formaciones gaseosas devienen en áurea luz cuando el Alquimista único utiliza el viento como piedra filosofal, despejando la tormenta y trayendo la calma. Se asombró por la frase lograda, tan llena de sabiduría y verdad, tan simple, tan pura, sólo naturaleza y Dios. Hay otra cosa que tenga el poder suficiente? Naturaleza y Dios representan la misma cosa, por eso es indestructible, no hay que preocuparse por ella, mientras exista Dios ella existirá, el hombre es el que está en peligro, sin la tierra no hay humanidad, pero en otro lugar del universo la divina naturaleza creará nuevas formas de vida. O el hombre podrá renacer en otros mundos lejanos? O será el mismo que, en una última evolución sobre la tierra comprenderá el juego y adquirirá la capacidad de viajar y salvarse? O esa capacidad se la brindará Él? Miles de preguntas en su mente se respondieron al unísono, le faltaba sólo eso, más de cuarenta años le llevó darse cuenta que Él decide, organiza y utiliza todos los medios para llevar adelante Su plan, que el Hombre comprenda al fin que hace mal las cosas y que aún tiene la oportunidad de resarcirse y cambiar. Sólo se trata de mantener el timón en una dirección, sin soltarlo ni distraerse, incluso nos provee de cuerdas para amarrarlo, todo es válido cuando de superarse se trata. Por supuesto, Jorge ignoraba que la Vuelta se encontraba cercana. Contaba ya con cuarenta y cinco años de edad. Estaría preparada la humanidad para eso? Desde su departamento en la avenida Saint Germain, a escasas dos cuadras del río Sena, Nadine oía detenidamente los argumentos de su marido destinados a apoyar su propia teoría del Pensamiento cuántico o relativo como a Jorge le gustaba llamarlo, se sentía, a pesar de sus cuarenta años como una colegiala cuyo novio le repite que la ama y que siempre la amará, cosa que en un alto porcentaje no se condice con la realidad; halagada porque Jorge, aún distante, continuaba pensando en ella y sus teorías. El marido le explicó lo que había estado imaginando y como deseaba que todo encaje dentro de las posibilidades teóricas para poder acumular argumentos válidos para el proyecto. La distendida, amorosa, pero adulta relación de la pareja les permitía la discusión sin que haga mella en la relación personal, lo profesional lo manejaban únicamente a ese nivel, y ahí quedaba. Cuando colgó el teléfono, ya se encontraba ideando la forma de incluir en sus escritos todos los detalles que le llegaron desde Buenos Aires. Las ideas no eran descabelladas y podrían conformar una buena ampliación de las suyas, terminó de almorzar y se dirigió al departamento de su hermana, algo menor que ella, treinta y seis años, quien casualmente hacía dos meses que vivía en pareja con otro argentino, luego de sufrir un accidente donde quedó viuda y perdió parte de la movilidad de sus extremidades superiores y cuello, lo que poco a poco alcanzó a recuperar casi totalmente; Andrés, oriundo de la ciudad de Santa Fe fue justamente el encargado de realizar la rehabilitación de Silvye, poseedora de un rostro admirable y de una sonrisa muy cautivante, un carácter tranquilo y muy dulce al trato con todos, no pudieron dejar pasar más de dos semanas para que la relación terapeuta-paciente pase a ser hombre-mujer, luego de seis meses, comparten el departamento y la vida. Durante la conversación con Silvia, como le decía su marido, mientras ponía de manifiesto las novedades de Argentina, Nadine cavilaba en un dispositivo capaz de entregar tal energía, supuso un T.O.K.A.M.A.K de una dimensión casi seis veces más grande que el dirigido por su esposo, una vez puesto en funcionamiento de comportaría casi como un agujero negro, absorbiendo todo a su alrededor, por supuesto con la frecuencia elevadísima del primer proyecto Fénix, quien ella conocía a la perfección gracias a las casi patológicas conversaciones con Jorge, para quien se trataba de una idea imposible de olvidar. Se generaría en su interior ese séptimo quark? Es posible que la masa de todo lo que esté en contacto con su alimentador abierto y voraz se convierta en energía, la clave es sólo la frecuencia o es el quark w? Fotones con masa? En este sistema carecen de la misma, por lo tanto no serían fotones esas partículas, el séptimo quark resonó nuevamente en su cabeza. Imaginó el artilugio en marcha, vio los objetos de alrededor ser absorbidos por un torbellino púrpura, que perdía su color hasta volverse totalmente negro, oscuro. Un horizonte de sucesos sobre la superficie de la tierra, o simplemente al agitarse las moléculas comenzaría a emitir luz en esa frecuencia, mutando de masa a energía, una forma de luz coherente capaz de cambiar la física de los nobles e inofensivos fotones hasta ahora conocidos gracias a una excitación digamos, un tanto descabellada. Cómo confinar tales oscilaciones a unas bobinas? Se transformaría en un gran emisor de radio; sin embargo paulatinamente, al ir ganando densidad durante la mutación masa-energía, comenzaría a evitar la irradiación de ondas electromagnéticas reforzando así la corriente circulante por las bobinas superconductoras en una especia de retroalimentación descontrolada en el tiempo, sin conocer el resultado final, Nadine se asustó un poco al pensar el desenlace posible. Devolvió la llamada a Jorge de inmediato, dejó la charla con su hermana y se pasó casi una hora discurriendo el dilema con el hombre desde el país del sur. Totalmente de acuerdo con las estimaciones de su mujer, Jorge se dispuso a generar esa frecuencia como la única función de su vida, no habían podido concebir, lo que había frustrado una parte importante de él; anhelaba dejarle algo a la humanidad, quizás algo más importante que un hijo, se dijo resignado, sin saber, por supuesto que no era así. Acostumbrado a los sobresaltos, decidió regresar a Francia con su esposa para lograr lo imposible, casi cincuenta años en los papeles sin una definición tangible; invitó a los que llamaba sus sobrinos a que lo visiten en su europeo hogar, les enseñaría lo que estaba desarrollando. Alguien tenía que continuar con su obra. Sabía que no era eterno. Como una tromba se dirigió al extenso, equipado y organizado laboratorio, Nadine decidió acompañarlo y dejar por unos días las cátedras a su cargo, muy a pesar del rector de la Universidad de París que le rogaba que no lo deje justo en esa época del año, demasiado complicada por los exámenes. Era muy responsable en sus tareas profesionales, pero dada las circunstancias no podía dejar solo a Jorge. Bajo ninguna condición. -te ayudaré con esto- sentenció de manera decidida la mujer. -no puedes dejar tu trabajo así porque si- aclaró Jorge. - querido, si hay algo en el mundo más importante que tener un hijo, es esto!- emitió con la cabeza gacha Nadine. - sabes mi amor, cada vez estoy más convencido que Dios nos utiliza para algo, quizás podamos ofrecerle al hombre la definitiva fuente de energía del futuro- expuso de manera terminante el cuarentón. Esos días se hicieron meses, durante más de noventa días trabajaron en la parte osciladora del proyecto; a pesar de la alta tecnología disponible y de los constantes aportes del gobierno, no lograban hacer que funcione, se trataba de algo nunca pensado ni imaginado, llevarlo a la realidad era más dificultoso de lo que creían, pero no cejarían en el intento. El físico decidió entonces generar un documento con todos los datos necesarios para la construcción del prototipo. Además, aún faltaban las bobinas, pero estaban convencidos que era un escollo menos voluminoso para superar. Transcribió prolijamente las notas de sus tíos, ordenando las distintas etapas del proyecto, observaba y miraba las amarillas hojas del cuaderno y no lograba dar con la respuesta. Poco tiempo después quitaron los fondos para ese programa especial, continuando únicamente con el proyecto original. Nadine regresó a sus clases y a su filosofía, pero continuó realizando bosquejos de un oscilador adecuado. Capítulo Cuatro. La Niñez. Año dos mil diez. El ingreso a la escuela no fue sencillo, la sobreprotección de Verónica hacia el niño generó en éste una dependencia muy acentuada que se vio reflejada el primer día de clase; lloraba y se quejaba sin detenerse, su madre pensó incluso en llevarlo hacia su casa nuevamente. El colegio de Jesús, una construcción de exactos cien años, era enorme, contaba con una amplia galería alrededor con grandes y añosos árboles, muchos de los cuales, según dicen poseían la edad del edificio. La Madre no imaginaba cómo se desarrollaría la vida de su hijo, en qué momento despertaría su verdadero Ser, cómo reaccionaría al darse cuenta quien es, todos los días era ese su pensamiento. Sin embargo, la criatura de los ojos tristes, a pesar que era un verdadero sabandija, vivía tan normalmente como cualquier chiquito de su edad, ajeno a los miedos y dudas de su familia, ni siquiera sabía a ciencia cierta quien había sido “ese hombre que está en la cruz”, como él mismo lo llamaba. Todas las mañanas se levantaba a las siete, sin quejarse, dispuesto de una manera impensada, tomaba su desayuno y corría a colocarse su mochila llena de cuadernos que no usaba todavía, pero que insistía en llevar. El problema comenzaba al llegar a la puerta del aula, tomaba la mano de su madre y no la soltaba por nada, cualquier promesa que se le hacía era poca, cuando emprendía el llanto no se detenía. La maestra, acostumbrada ponía en práctica todos los conocimientos adquiridos, académicamente y por la experiencia acumulada por casi quince años de trabajo responsable. Nada bastaba para calmar al pequeño, el procedimiento empleado, luego de tres días de similar comportamiento, fue optar por lo drástico: con cara de preocupación, la docente le comunicó a Verónica que debía retirarse y dejarlo solo con sus compañeros, quienes para esa fecha ya habían hecho buenas amistades. La primera impresión o sensación fue la de cambiarlo de colegio, pero luego de rever la decisión reconoció que estaba equivocada, era entendible, cualquier madre hubiera pensado lo mismo, aún sin haber sufrido lo que ella soportó. Por otro lado, el mundo seguía su rumbo a la debacle social y económica, más gente con hambre, más injusticias, más gobernantes ansiosos por detentar eternamente el poder o lograrlo para algún amigo. Los ataques de Estados Unidos a Irán, antes de lo previsto, es decir antes de abandonar totalmente Irak, habían logrado una definitiva coalición islámica en contra del imperio. Israel se apoyaba aún más en el país americano, sus vecinos alimentaban permanentemente la idea de atacarlos y borrarlos de una vez del planisferio, tal como Alá deseaba, según sus seguidores y para lo que los norteamericanos trabajan denodadamente todos los días en su política exterior. La alianza mas grande de la historia se estaba gestando, China había comenzado los diálogos con los dirigentes musulmanes para activar la coalición y suministrar armamento, casi el total de los países escindidos de la antigua Unión Soviética se unieron al equipo anti-imperio. La Unión Europea se mantuvo fiel a sus principios, esperar, lograron mantener la calma social por poco tiempo, luego de un año los focos de tensión comenzaron nuevamente su trabajo de socavar el poder capitalista. En América del Sur, Venezuela, Ecuador y Cuba eran los únicos países con claras intenciones de unirse a los rebeldes al sistema mundial impuesto por años de supremacía económica en manos del país del Norte. Comenzó lo que se llamó la Segunda Guerra Fría, miles de agentes de todos los países directa o indirectamente implicados coincidan en las capitales de los estados en busca de elementos que les indicaran el próximo paso de sus adversarios, nadie deseaba ejecutar el primer ataque armado; eso fue lo que detuvo el conflicto por varios años. Pero… La inteligencia de Jesús era admirable, bueno con las matemáticas, con el lenguaje y disfrutaba de ser casi un geógrafo, contando ya con diez años de edad era muy popular dentro del entorno escolar. Su abuela y su madre lo habían instruido en la religión católica, pero era llamativo la cantidad de dudas que todos los días el jovencito agregaba a la ya interminable lista, una duda una pregunta, el niño crecía; Sofía preocupada, comenzó a llevarlo a la iglesia todos los domingos para mitigar aunque sea un poco esa inimaginada e inconciente confrontación periódicamente acrecentada. Joel había logrado lo que tanto anhelaba, el día del cumpleaños número seis, luego de una larga espera y de un cortejo precavido y temeroso, el joven por fin confesó su amor por la viuda, quien pensó en un esposo, pero más en prodigarle un padre a su hijo, el niño necesitaba una figura paterna permanente, así que aceptó el acercamiento amoroso conociendo la buena relación que mantenía con el chico. Inmediatamente le propuso matrimonio, Verónica se sinceró con Joel transmitiéndole que también lo hubiera aceptado tiempo atrás, la atracción en realidad fue inmediata, en el momento que lo conoció, en sentido que el muchacho era muy apuesto y educado, dos cosas que llaman la atención de cualquier mujer. Ella amaba a Franco y nunca se le ocurrió algo indecoroso, pero sin duda la inminente relación con Joel, fue prevista y planificada de antemano. El casamiento fue refrendado incluso por los padres de Franco, quienes además reconocieron en el candidato una hombría de bien manifiesta. Un año después se casaron, en la iglesia del padre Ignacio, con el niño a un costado, divertido, expectante, ilusionado, tendría nuevo papá, alguien, por fin, lo llevaría a jugar fútbol, deporte que en verdad lo apasionaba. Ningún indicio de malignos agresores habían notado en los últimos años, la Santa Sede ni siquiera se preocupó de ubicar al nuevo Mesías, decidieron emigrar a un lugar donde definitivamente Él pueda crecer tranquilo hasta la edad de la Revelación. Decidieron entonces, cosa ideada por el flamante padre, retornar a Argentina y sentar su domicilio en su propia ciudad, Santa Fe, ejercer su profesión de abogado localmente y viajar periódicamente a Londres, para mantener el control de la poderosa Hermandad, dedicada ahora a las grandes transacciones comerciales de insumos y partes de hardware. Los soldados de Jesús, como llamaba a los hombres entrenados especialmente para la defensa de la familia, se concentrarían en una empresa subsidiaria ubicada en la parte céntrica de la ciudad. Se trataba de una compañía que ya actuaba en diez países de Europa, y nadie desconfiaría de una veintena de personas capacitadas para llevar adelante dicha organización. Arribaban a su casa en la litoraleña localidad en el mes de febrero del año dos mil trece, el tiempo corría y la situación en oriente era cada vez más tensa, hubo ataques de los isrelíes hacia Libia, y devoluciones de misiles por parte de estos. Finalmente, Estados Unidos medió una vez más en el conflicto deteniendo un ataque masivo al país de David propuesto por Egipto. El odio era desmesurado entre todos los habitantes de esa región, tan cerca, tan lejos, cuanta maldad, cuanta razón, cuanto fanatismo, cuanta injusticia. El idioma no fue escollo para el niño, el mismo origen latino fue determinante en la rápida comprensión que efectuó. Se adaptó rápidamente al nuevo mundo, sobretodo porque no se trataba de una gran ciudad, es decir no es tan grande como la Roma que lo vio nacer, no alcanza aún el millón de habitantes. San Roque era el nombre de la escuela elegida, erigida en un modesto barrio del norte de la ciudad, Sargento Cabral, a partir de una parroquia del mismo nombre creada en el año mil novecientos cincuenta y ocho, obra llevada a cabo por el Padre José Tarcisio Guntern, quien se desempeñó en ese puesto durante cincuenta y dos años, un verdadero ejemplo para la comunidad. La casa era una construcción nueva, ubicada en las calles Santiago Derqui y avenida General Paz, donde antiguamente los niños del barrio jugaban en la plaza Vucetich que allí se ubicaba. Era inimaginado el hecho de algún problema en esas latitudes, nada se parecía a Italia, eran sumamente conocidos por su origen europeo. Todo parecía estar demasiado bien, Joel disfrutaba de estar entre los suyos ya que nació a dos cuadras hacia el norte de su actual hogar. El casco urbano de la localidad era sencillo y simétrico, hacia el este flanqueado por la extensa Laguna Setúbal, hacia el oeste por el río Salado. Seis grandes avenidas atraviesan sus calles en sentido norte-sur. Otras tantas en dirección este-oeste, lo que le acerca una clara distribución de su plano y facilidad en el manejo, es digamos, fácilmente asimilable, por supuesto, al tratarse de una ciudad de tamaño considerable, hay sitios a los que no es sencillo llegar, como en todos los países del mundo, la periferia se refiere no sólo a las afueras sino también al trato de los ciudadanos que en ella habitan, menos servicios, despreocupación por la sanidad y la seguridad, alegando que es allí donde se concentra el foco de la delincuencia, que por cierto también está presente en Santa Fe. Nota del Autor: Esta ciudad y por qué no, toda la Argentina está habitada por mansos corderos que permitieron un intenso manoseo de libertades, políticas, sociales y económicas que llevaron al país a estar en los últimos puestos del nivel mundial; como decía mi abuela, sin ser una profesional, ni nada que se le parezca, “con toda la riqueza que hay en la Argentina, miren como estamos”, es cierto, se robaron todo; pero no sólo los gobernantes de turno, sino también contratistas del estado y empresarios, capaces de vaciar una fábrica en diez días luego de recibir un crédito cuantioso para renovación de maquinarias. Nadie dice nada, los medios están pagos( y pagan), la majada ve lo que le dejan ver, esto era en el año mil novecientos cuarenta y es hoy, año dos mil quince, con el nuevo Mesías, o el mismo?, caminando por calle San Martín con diez años de edad, deteniéndose a disfrutar un helado en la esquina con Mendoza. Esta misma situación no es ajena al mundo, cuántas ciudades y países existen que sufren el mismo flagelo?, indolencia de los gobiernos y habitantes que acatan, miles y miles, no es un mal santafesino, ni argentino, ni sudamericano, es mundial; incluso las potencias controladoras tienen el problema de la segregación, en menor grado, o la muestran menos, qué será? No se puede vivir lamentando la forma de vida que se tiene con los brazos cruzados, esperando que Dios nos salve, ese sí es un problema nuestro. Se han percatado que el mundo siempre fue igual, reyes y súbditos, señores y vasallos, eruditos e ignorantes, jefes y empleados, clero y feligreses, de todas las religiones, nunca seremos tan buenos como los sacerdotes, ni tan sabios como los científicos, ni tan ricos como los monarcas, que se mimetizan en los directorios de las grandes corporaciones. Simplemente la justicia no existirá nunca, es sólo el anhelo de una raza de ilusos, esperanzados en que todo mejorará. Dónde quedó aquello de Libertad, Fraternidad, Igualdad, qué pronto se olvidaron de su significado, se impuso alguna vez?, o solamente se trató de un efímero y demacrado descanso del poder. El pueblo común no tiene chances de llegar a otro nivel, de ningún sector, periódicamente incluyen un plebeyo en el círculo para que vean los demás que se puede, éste trabaja creyendo que es protagonista hasta que se da cuenta que fue usado de muestra. Pensemos y decidamos hacia donde vamos. El fin se acerca inexorable. Escasas seis cuadras separaban la escuela de la residencia de Jesús, todas las mañanas, cuando Joel salía hacia su estudio, dejaba a su hijo en ella. Nadie imaginaba, nadie podía llegar a suponer quién era su compañerito de clase. Sofía, la luchadora y decidida abuela, visitaba a la familia tres veces por año, pasando casi un mes en la húmeda y cálida ciudad, disfrutaba de la belleza de sus islas, lamentablemente, la fauna ictícola fue diezmada hasta que la pesca se prohibió totalmente en el año catorce. Recién en ese año! Durante su estadía en Europa, es la encargada de la Hermandad, responsabilidad compartida con su yerno, y que lleva a cabo muy prudentemente, monitoreando al niño permanentemente. El sistema de Ángel era la forma de vigilancia y custodia, ángel uno sobre Jesús, dos sobre la Madre y tres sobre Joel, así el cuidado celoso mantenido permanentemente sobre la totalidad de los miembros del grupo familiar. El clima claro de calma se mantuvo exactamente hasta el quince de mayo de dos mil diecisiete, cuando Él se hallaba cursando el séptimo año, con doce años de edad. Se había convertido, gracias a un natural y normal proceso, en un jovencito de ideas muy claras y firmes, con convicciones morales y éticas inamovibles, quizás como un presagio de lo que sucedería en algún momento de su futuro. Era viernes, Verónica había estado casi rogándole a su marido que la lleve a recorrer los arroyos más alejados del litoral de la provincia, no estaba acostumbrada a ver semejante magnificencia paisajística, ahora en recuperación de la fauna; se dirigirían por ruta hacia el pueblo de Cayastá, lugar donde se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, a ochenta kilómetros de la actual ubicación, y desde allí, alquilarían una embarcación para adentrarse en los interminables hilos de agua que tejían un vasta red de pura naturaleza, acertadamente el gobierno la Nación la transformó en una reserva natural. El camino por ruta fue cómodo y rápido, un termo de agua caliente de un litro fue suficiente para amenizar el recorrido, disfrutando unos mates amargos. Por detrás, los eternos guardianes los seguían a la misma velocidad a una distancia de cincuenta metros aproximadamente, los tres ángeles compartían el auto negro de seguridad. No les agradaba que la familia se alejara tanto de la ciudad, pero estaban acostumbrados a obedecer y no entremeterse con las decisiones de la feliz pareja. Verdaderos expertos en defensa de personas, confiaban que nunca serían sorprendidos, otro equipo los estaría esperando sobre la costa con otra lancha de menor porte pero más potente para reforzar la protección. Amables sauces brindaban su sombra rala para beneplácito de los visitantes, era agradable ese juego que los árboles proponían a sus huéspedes, un poco de calor, ya que era invierno, aunque no muy severo, y un poco de sombra quitando la incomodidad del sol sobre los ojos; así, bajo las ramas, saborearon unas empanadas cocidas con un horno de barro, muy sabrosas pero talvez demasiado calientes. Joel fue convencido muy rápidamente a enfriar su boca con un vino tinto de dudosa procedencia y calidad, pero muy eficaz como refrigerante. -sólo un trago- prometió el hombre, despojado ahora de su permanente atavío, un traje. - si Sofía estuviera aquí ya hubiera dado cuenta de varios de estos jarros- acusó Joel mientras miraba una sonrisa en los labios a Verónica. -el lunes cuando llegue, le contaré todas las cosas que has dicho de ella- amenazó su bella esposa. - a que hora llega?- preguntó el abogado mientras levantaba su codo nuevamente mirando las nubes. - Joel!, no tomes más- solicitó con tono imperativo su esposa. Llega a las ocho de la mañana, a Sauce Viejo. Si sigues tomando así ni siquiera podrás manejar para ir a buscarla- finalizó la airada mujer. -está bien, para contrarrestar el efecto comeré otra empanada!- sentenció tan serio que provocó la risa de todos los presentes, incluso Jesús reía a carcajadas con la primera empanada todavía en sus manos. -papá, me dejas probar?- aprovechó la situación el muchachito con curiosidad, ya que en su casa nadie tomaba vino, un poco quizás cuando recibían alguna visita, las que no abundaban, en algún lugar guardaban aún el recuerdo de esa noche trágica cuando murió Franco, nadie entraba a su casa, salvo alguna excepción de gente con identidad comprobada. - un squiaffo vas a probar vos!- amenazó la mamá un poco en broma pero muy en serio. El improvisado almuerzo fue decisión del niño, nunca lo había hecho a la orilla de un río, tan despreocupadamente, y así se los hizo saber. - mamá, por qué nunca antes comimos en el río? -sabes chiquito que el trabajo y las obligaciones de tu padre nos lo impiden, muchos viajes también nos restan tiempo- explicó con calma Verónica. -en Italia tampoco íbamos, no?- insistió con la demanda conociendo la respuesta muy bien, un truco que todos los chicos usufructúan y lo que les permite a veces preguntar cualquier cosa sin inmutarse, un comportamiento que un adulto no sostendría jamás. -no, Jesús, nunca fuimos, pero acá estamos, disfrutemos del hoy… mira cuantos pájaros hay en el cielo, mira!- propuso la Madre para evitar que continúe con las investigaciones. Jesús la miró levantando una ceja, desconfiando de la respuesta y le espetó -por qué me cuidan tanto?, ya estoy grande…esos hombres siempre están detrás nuestro…a veces son otros…cada tres o cuatro meses son otros, quienes son? La pregunta dejó sin habla a Verónica, Joel se atoró con la quincuagésima empanada, pero en ese momento el guía de la expedición gritó- todos a la lancha! Sintieron el mismo alivio que siente un boxeador grogui al sonar la campana. -luego hablamos- prometió su madre mientras recogía las pertenencias que se hallaban sobre las sillas desocupadas para abordar el pequeño navío. Mientras el muchachito hablaba y enloquecía a preguntas al timonel, el matrimonio discutía la forma de hablar con Él; la mujer aseguraba que debería ser de frente y ya, pero Joel pensaba otra cosa. -puede ser, querida, pero Él tiene doce años, dejémosle que disfrute una vida normal, quien sabe por cuanto tiempo lo podrá hacer- finalizó el marido convencido de sus dichos. - normal?, su vida no es normal, en todos sus años esta es la primera vez que se detiene junto a un río, los paseos nocturnos en el coche por la avenida costanera no cuentan, esto es otra cosa- pronunció levantando un poco la voz la Madre. - cálmate, Verónica, has vencido al propio Mal, al tiempo, al qué dirán cuando nos casamos, ya sabes que las pruebas continuarán hasta el día del Juicio Final, serénate y hablemos mañana cuando estemos solos en casa, iremos a la iglesia y cuando regresemos dialogamos tranquilos, no le provoquemos más dudas a tu hijo- habló acertadamente el muchacho. -nuestro hijo-aclaró Vero. -gracias vida- se regocijó Joel. Llevaban casi una hora de marcha a media máquina, unos veinte kilómetros por hora, junto a ellos iban otros doce pasajeros más, desconocidos, pero chequeados por los hermanos con escáneres portátiles en busca de armas, con resultados obviamente negativos, únicamente el timonel poseía un cuchillo en la cintura a la vieja usanza gauchesca, pero era ya conocido de los hombres. Jesús dejó su lugar de copiloto y regresó al asiento asignado, a un lado de Joel, desde el otro lado del pasillo que dividía las hileras de asientos, Verónica lo reprendía diciéndole que ponga atención a lo que el guía comentaba. -esa son las barrancas del río Paraná- informó a los gritos el piloto, Marcos, mientras señalaba hacia el este con su dedo índice y mayor juntos, y ninguno de los otros dedos; no habían notado el defecto en su mano hasta ese momento. Se veía raro, Joel se peguntaba por qué no los habían separado, su esposa pensaba en lo molesto que debía ser y Jesús se preguntaba por qué Dios permite que cosas así pasen Así era Él. Nunca había visto la realidad cruda del mundo, esto era lo más grave que sus retinas habían ayudado a plasmar en su mente inocente. Parece imposible, pero sin darse cuenta habían creado una barrera de control tal que el niño no conocía nada que pudiera ser malo, nunca lo había notado. A partir de ese día se prometió a si mismo informarse sobre todas las cosa que no deberían ser. No permitiría que apaguen el televisor durante los noticieros, o que cierren las ventanillas al ver algún accidente y cientos de cosas más que sus padres y abuela hacían, con las mejores intenciones, para mantenerlo separado del dolor y el sufrimiento. Así era Él. La conversación de sus padres continuaba distraídamente, así como las de los demás turistas, indiferentes al entorno, no vieron acercarse una veloz lancha azul, a unos doscientos metros hacia el este, es decir hacia la provincia de entre Ríos, se encontraban en el medio del río más importante del país, imponente en su anchura, insondable en su profundidad, victorioso en sus crecidas pero bondadoso por su belleza y por la vida que cobija; ellos se dirigían hacia el norte, es decir escalando las aguas, lo que a la embarcación le quitaba un poco de velocidad, la distancia con la furtiva barca decrecía rápidamente, se dirigían sin duda a su encuentro, detrás, otra lancha, con los custodios al volante, perseguía a la azul. Marcos notó la situación y sabiamente se retiró rumbo a la orilla santafesina, lo que obligó a cambiar de curso a sus perseguidores. Sonaron detonaciones que supusieron disparos, Joel reaccionó de inmediato haciendo que todos se tiren al piso, con su cuerpo, protegía al niño y a Verónica, con una mano tomó el handy y habló con sus custodios. Dos se encontraban heridos, levemente pero podían continuar con el despliegue, el tercero guiaba el bote. Como si se tratara de turistas, los agresores se acercaron a los celosos guardias y los atacaron con ráfagas de ametralladoras, que por suerte sólo rozaron a los hombres. Luego se lanzaron a la persecución de la familia, eran evidentes las intenciones de los malvados, no se trataba de delincuentes comunes, eran ellos. Podía observar las gafas negras en sus rostros. Faltaban aún cincuenta metros para la costa y se oían las balas impactando en la borda, los pasajeros estaban aterrorizados, una mujer mayor se hallaba herida, se trataba de una lluvia de proyectiles, Joel agradecía la acostumbrada impericia de los asquerosos seres, sacó su arma manteniendo la cabeza del pequeño Jesús apretada contra la espalda de su madre para que no lo viera armado y apuntó hacia la azulada amenaza y en el momento de accionar el gatillo, una explosión hizo trizas el plástico vehículo, desintegrándolo por completo; al tiempo que tiraban la soga a la orilla, Joel saltaba a tierra ya con el arma enfundada y amarraba la punta a un viejo timbó caído. La sangre de la señora de edad escapaba de su cuerpo en forma preocupante en el primer instante y desesperante luego, había perdido el conocimiento, Jesús la miraba, se trataba de la peor escena que había presenciado, angustiado, enojado con la situación se incorporó alejando la mano de su madre que trató de asirlo de la cintura, y se sentó junto a la anciana que mantenía sus ojos cerrados, inconsciente. Colocó su mano izquierda sobre la frente de la desvanecida víctima y le dijo en voz muy baja- Cúrate, no te mueras- como un ruego o favor personal hacia su propia inocencia; la señora abrió los ojos lentamente y con un magnánimo esfuerzo tomó su mano derecha, le sonrió y le dijo – gracias Señor- Verónica miró a su hijo y luego a su esposo y pensó para sí- ya comenzó. Algo indescriptible ganó el lugar de su corazón, sentía que no estaba allí, pensó que se trataba de un sueño, creyó desvanecerse, no fue así, algo había ingresado en su cuerpo, sentía calor, podía sentir la vida recorriendo sus venas, de pronto una sensación de plenitud, de gozo, de paz inundó su mente. Un verdadero éxtasis espiritual. Joel le quitó las prendas para poder comprimir en el lugar exacto, pero la hemorragia había cesado; mientras arribaban los hermanos, Margarita, una ferviente creyente, había logrado acomodarse entre dos asientos, recomponiendo su amigable mirada y su semblante confiado. Entre todos la ayudaron a cambiar de lancha para ser llevada más rápidamente al hospital zonal, también subieron la sobrina de la dama y la Familia completa, ya habían disfrutado de muchas aventuras por ese día. Margarita era una simpática descendiente de alemanes, emprendedora, solitaria, pero anhelante de compañía, era oriunda del pueblo llamado María Luisa, Entre Ríos, y muy joven optó por dirigirse a Buenos Aires a buscar su lugar, al encuentro de su vida, de su destino. Un hermano apenas mayor que ella era sacerdote, y en su familia siempre habitó la fe, algunas desgracias familiares, como la muerte de uno de sus sobrinos, quien pereció ahogado, le hicieron revalidar y no dudar de su convicción con respecto a Dios. Su historia, si bien triste, está repleta de amor y esperanza, un padre ausente durante toda la vida, ya que falleció cuando apenas contaba con dos años de edad y su madre falleció en el momento de dar a luz a su hermana menor, pocos años después. Refugiada en la oración y la ayuda al prójimo, trabajó incansablemente en la Capital del país durante largos cuarenta años para lograr regresar a repartir el amor que aún quedaba en su corazón, un corazón erosionado por el sufrimiento pero dispuesto a seguir latiendo con fuerza y devoción a su creencia. Siempre decidida, una tarde se despidió de sus amigas de la parroquia a que asiduamente asistía, de sus vecinas de departamento y de otros conocidos, quienes de alguna forma siempre se burlaban o descreían de Margarita, de su fe, de su tranquilidad espiritual y de su convencimiento del hecho que el Señor siempre la ayudaba a superar los problemas y las situaciones adversas. Cuando abrió los ojos y vio al pequeño Jesús junto a ella, supo de inmediato quien era ese niño de renegrido cabello y ojos tristes que la miraba deseando estar en su lugar. Esa noche fue la mejor de su vida, se durmió con su fe enaltecida y probó lo que siempre sostuvo……Margarita tenía razón. Luego de asegurarse que la mujer herida se hallaba en condiciones estables, la Familia se retiró desde el hospital de Cayastá hacia su casa, uno de los hermanos heridos viajaba con ellos en el vehículo que circulaba adelante, con apenas un rasguño en el brazo derecho. Durante el viaje de regreso, como sus padres esperaban, Jesús comenzó con una cascada de requerimientos, sus dudas necesitaban respuestas urgentes y no se encontraban en condiciones de proveérselas, por lo que supusieron que sería una dura travesía. Jesús- quienes eran esos hombres que nos seguían y querían herirnos? Joel- no se trataba de nosotros, creemos que deseaban robar a los pasajeros. Jesús- es por ellos que siempre nos siguen para cuidarnos, mamá? Verónica- no chiquito, no es por ellos, esto ha sido sólo una situación fortuita, nos encontrábamos en un lugar equivocado. No deberíamos haber venido. Nada más que eso. Joel- debes creernos Jesús, tu madre tiene razón, quizás iban detrás de algunos de los otros pasajeros o lo que es más factible, de las pertenencias de todos. El niño quedó pensativo unos instantes y prosiguió el diálogo como si tuviera un peso sobre su cuerpecito, se notaba apesadumbrado. Jesús- mamá, Joel, hoy cuando toqué a Margarita sentí como que una parte de mi se iba con ella, me quemaba el pecho y me parecía que se fundía mi mano en su frente, qué fue eso, ustedes lo saben? Verónica- no se, hijo, quizás estabas muy nervioso, o triste por lo que pasó en el río, es muy común que las personas sientan en sus cuerpos lo que sucede en sus almas, sobretodo en casos como estos. Jesús- pero yo no estaba nervioso, si triste porque no quería que la señora se muera. Verónica- eso es muy hermoso, Jesús, ojala todos pensaran como tú. Joel- es cierto, hay mucha gente que no piensa en los demás. Jesús-por qué? Si yo siempre me intereso por los otros, no entiendo mamá. Verónica- es lamentable pero cierto, así es el mundo hoy, chiquito, a muy pocos le interesan sus semejante. Los ojitos se le nublaron por las lágrimas que se negaban a deslizarse por las mejillas, sólo alcanzaron a acumularse sin lograr el peso suficiente para vencer la poderosa cohesión y por supuesto la gravedad; no pudo evitar el pensar en toda la gente que ese instante podría necesitar ayuda, en ese exacto momento se dio cuenta de la magnitud de la situación, de la impresionante escenografía donde se llevaba a cabo la tragedia mundial, miles y seguramente millones de personas están faltas de alimento, corporal y espiritual, enfermas o heridas, naturalmente o víctimas de alguna guerra caprichosa y sin fundamento( como todas las guerras). Fue ahí que lloró. Jesús lloraba por el mundo que acababa de descubrir, un único acto le bastó para tomar conciencia de todos los actos, de todas las falencias que el propio hombre generó. Llevó a cabo su primer milagro, no faltaría mucho hasta que se le revele la verdad, pero dado el desarrollo de los sucesos, el mismo descubriría quien es o que es. Las dudas y las preguntas continuaron esporádicas en los días subsiguientes. Redoblaron la vigilancia, lo que incomodó más al niño, comenzó a asimilar información, era imposible impedirle que se empape de actualidad, en poco tiempo se convirtió en un experto en política internacional, en salud y en asistencia humanitaria, también observó el rol de la iglesia católica y el de las demás. Estaba enojado. Casi furioso. Le llevó un poco más de tiempo entender que el combustible que mueve la gran rueda de la vida es material y no espiritual, que todo se trata de dinero y no de amor, que se trata de poder y no de fe o esperanza, que ponderan las relaciones innobles a las fraternales, se dio cuenta, claro que se dio cuenta, cualquiera se da cuenta de la verdad; pero ese niño de sólo doce años estaba dispuesto a hacer algo para cambiar las cosas, desconociendo el potencial que en forma intrínseca habitaba en Él, ya había decidido que el rumbo no era el correcto. Pasaron unos meses de tranquila inquietud, obligado a ir de la escuela a la casa, Jesús sólo pensaba, creaba en su imaginación la ilusión de un mundo ideal, quimérico, pero una vez más su ágil mente dio en el blanco, los hombres no son perfectos, nunca lo serán, por qué exigirles algo imposible, qué sentido tiene? Tres hechos ocurrieron, uno en cada uno de los últimos tres meses del año; en octubre, una mañana, al salir de la casa rumbo a la escuela, presenció como un automóvil arrollaba a un niño que Él conocía, Ernesto, un año menor que Jesús, muy delgado, de carácter tranquilo, extremadamente callado y vergonzoso pero que frecuentemente dialogaba con Él en los recreos del colegio, era según creía, su único amigo, ya que su carácter le impedía relacionarse con otros chicos. No se frecuentaban en sus hogares, la relación existía en el ámbito escolar y nada más, para Jesús no se trataba de una relación más, en verdad todas las amistades del pequeño Mesías eran especiales, se brindaba completamente y abría su corazón a todos los que lo requerían, pero éste cohibido compañerito era aún más especial, Él lo buscaba porque lo notaba solo y ahora lo veía tirado en la calzada, en la peligrosa avenida con un tráfico infernal, corrió hacia el lugar del accidente junto a los custodios que se hallaban en la esquina esperando que, con su padre ingresen al vehículo estacionado frente al domicilio; Ernesto yacía boca abajo, su blanco guardapolvo estaba empapado con la liviana sangre proveniente de dos heridas visibles, una en la cabeza, arriba de la nuca, lo que probablemente provocaba las rítmicas pero espaciadas convulsiones que sufría la criatura sacudiendo sus delgadas piernas, y otra en uno de sus bracitos, con los ojitos cerrados se quejaba produciendo una especie de bufido sin fuerzas, inconsciente, la saliva se acumulaba espesa en su cavidad bucal para luego escapar por la boca entreabierta hacia el frío asfalto atravesando el inmóvil mentón. Rodeado de personas que se hallaban en el lugar a la espera del transporte público para concurrir a sus trabajos y de particulares que detuvieron la marcha y descendieron al ver cúmulo de gente, el pibe se hallaba inerte, inmóvil, todas las contracciones habían cesado, Jesús se horrorizó con la quietud, supuso que era tarde, la ayuda médica no había llegado aún, se abrió paso como pudo para llegar a un lado de su amigo; con el mismo impensado e improvisado procedimiento ya practicado se colocó de cuclillas y colocó su mano, con largos y finos deditos, sobre la cabeza de Ernesto, deseando con todas sus fuerzas que se reponga, iterando las mismas palabras utilizadas con Margarita meses atrás -No te mueras, por favor, no te mueras- sollozaba el nuevo Salvador, el muchachito abrió los ojos enmarcados en ébano y trató de girar para colocarse mirando al cielo, lo logró ayudado por los espectadores que, por lo menos, asombrados, presenciaron la inmediata e inesperada recuperación del accidentado. Ernesto no pudo hablar, pero apretó la mano de Jesús de una forma tal, que Él supo que su esencia había ingresado en el niño herido; luego fue separado de la escena por la policía y el equipo de emergencia que se habían hecho presente al mismo tiempo y actuando con profesional celeridad, estabilizado en el piso, fue subido a la ambulancia y transportado hacia una clínica cercana donde ingresó alerta, hasta parecía sonreír. Jesús le pidió a Joel que lo lleve a verlo, deseaba hablar con el. Joel asintió. El corto trayecto fue recorrido en silencio, con la cabeza gacha, el hombre sabía que el Hijo estaba haciendo uso de su lúcido intelecto, preparando una nueva andanada de consultas que volverían a colocarlos a él y Verónica en una situación incómoda de la que no podrían desentenderse. Ingresando por la guardia, recorrieron el largo pasillo que los llevaba a la sala de rayos, el pequeño Ernesto estaba allí, su madre lo aguardaba impaciente abrazada a su hijo mayor, Cristian, de dieciséis años, quien pese a su edad no podía detener el llanto de angustia que le cerraba la garganta, Samantha se encontraba en el borde del colapso y sin embargo mantenía aún la fuerza y la claridad mental suficiente para apuntalar al desconsolado hermano. Jesús se acercó a la mamá de su amigo y la abrazó, algo le dijo en su oído, luego hizo lo mismo con el dolido joven, se acomodó delante de la puerta de la sala de rayos mientras les aseguraba que todo estaba bien, que se calmen y tengan Fe, repetía por lo bajo, Fe…Fe. A los pocos minutos sacaron a Ernestito rumbo a una habitación común, quedaría en observación sólo por precaución, parecía haber desaparecido la causa de las convulsiones, se trataba de la tomografía de una persona normal. Jesús saludo y tomo a Joel de la mano, en el momento que le comunicaron el buen estado de su amigo miró al cielo y le agradeció a Dios, e insistió en asistir a la escuela. - el Señor escuchó mis oraciones, siempre me concede lo que solicito- aseguró pleno de alegría e ignorante de su condición. Joel-es por eso que eres especial, quizás es tu destino, hijo. Jesús – qué significa eso? Joel- no se, talvez puedas ayudar a la gente, intercediendo ante el Padre. Sin querer hacerlo había llevado al Hijo a una conversación que él mismo deseaba evitar- -soy un tonto- pensaba Joel- qué estoy haciendo? -no debo interferir con sus decisiones y sus deseos, mucho menos inducirlo a nada, nunca aprenderé!- se regañó disgustado con su estupidez. Jesús le restó importancia a los dichos de su padre adoptivo, descendió del lujoso auto e ingresó al establecimiento educativo como un relámpago, para comunicarles a sus compañeros que, aunque dolorido, el niño se hallaba en buenas condiciones. El segundo episodio ocurrió cerca del fin de noviembre, el veintiocho; nuevamente tuvo que ver con la escuela, esta vez con el abuelo de un pequeñito del primer año, a quien el hombre mayor retiraba todos los días ya que sus padres no podían hacerlo, no se trataba de un anciano, era fuerte y vigoroso, había dejado el cigarrillo muchos años atrás, cansado de andar siempre con el paquete y el encendedor permanentemente en el bolsillo como único accesorio, era lo primero en que se preocupaba cuando debía dirigirse a algún sitio, hastiado de eso, cierto día decidió arrojar los cigarrillos que aún contenía el paquete a la basura. Jubilado ya, luego de haber servido en la policía de la provincia como oficial, contaba con sesenta años de edad. Disfrutaba de la caminata que realizaba por la mañana, a la hora del ingreso y al mediodía cuando su dilecto nieto, el primero, salía en el segundo lugar de la fila del grado. Siempre el mismo árbol, eludiendo el excremento del mismo perro, que sin duda era paseado por un indiferente vecino que parecía ensañado con sus suelas, jugaba un solitario juego de estrategia poniendo a prueba sus reflejos y memoria, hoy acá, mañana a treinta centímetros, pasado quien sabe, mientras se aproximaba por la angosta vereda observaba el sitio de la contienda, se aseguraba que contaba con el camino libre de aromáticos misiles y arremetía, a la carga en pos de su misión. Facundo se divertía pensándose Römmell en el desierto, entre dunas interminables de fina e inquieta arena, esquivando minas personales en territorio hostil; muchas veces se concentraba tanto en la batalla que la gente que lo cruzaba se quedaba observándolo mientras pasaba a su lado, tan concentrado, con la vista fija en un punto, no deseaba pasar nuevamente por tan indeseable situación, su esposa le había advertido: - la próxima vez los lavás vos! El lo tomó muy seriamente, nunca había lavado nada, no le interesaba comenzar ahora, era una cuestión de vida o muerte; tantos años conviviendo con asesinos, delincuentes de todo tipo, injusticia, amigos corruptos, participando en tiroteos y también en sangrientos accidentes, decidió borrar esa parte de su historia, de otra forma le sería imposible vivir como una persona normal, no estaba loco, estaba retirado. Se apoyaba en el grueso tronco del fresno americano, y masticaba su chicle de menta, todos los días, de lunes a viernes. Llegaba unos diez minutos antes del horario indicado para poder cruzar algunas palabras con alguno de los padres o delegados como él que poco a poco iban llegando y acomodándose en la puerta de la institución escolar; con el tiempo, se formó un nutrido grupo de personas que compartían un liviano diálogo circunstancial, tres o cuatro jubilados, tres o cuatro amas de casa a las que no les interesaba mucho la cocina y algún despistado con los horarios también, todos, un heterogéneo grupo con un interés común: sus hijos. Cerca de la finalización del ciclo lectivo, había pasado casi un año desde la primera vez que se encontraron en la vereda, parecían grandes amigos, conocidos de toda la vida, continuaban al día siguiente la conversación interrumpida el día anterior y conocían el desarrollo cronológico de los problemas personales de todos y cada uno, era una cita ineludible. A pesar del calor del verano, que en estas latitudes puede llegar a ser agobiante con temperaturas cercanas a los cuarenta grados Celsius, e incluso pasar esa barrera con los problemas de salud que ello acarrea, sobretodo para los niños y los ancianos, la gente estaba contenta, las clases estaban prontas a finalizar, ya faltaba poco para las ansiadas vacaciones estivales. Esa mañana amaneció particularmente caluroso, se divisaban unas oscuras formaciones gaseosas que indicaban posibles lluvias, ya era tiempo de ellas, Facundo, al mirar hacia el sur mientras desayunaba con mates amargos y algunas galletas con grasa, como todos los días, predijo que el alivio llegaría cercano al mediodía, era martes y además día de cobro de sus haberes jubilatorios. Decidió ir temprano al banco, sorbió el último cimarrón y se incorporó dirigiéndose a su dormitorio para vestirse adecuadamente. Casi treinta grados a las nueve de la mañana, con los kilos de más que portaba, el sudor empapó la impecable camisa recién puesta, se quejó diciendo que debería bajar de peso, como hacía todas las mañanas en los últimos diez años. Planeaba retirar a su nieto luego de realizar todos los trámites y diligencias, pago de servicios en su mayor parte, calculaba que el tiempo con que contaba sería suficiente para todo. El horario de salida de los chicos era a las doce y treinta horas; a pesar de los treinta y siete grados a la sombra no pudo con su genio y le pidió al chofer del taxímetro que lo deje a una cuadra de distancia de donde le hubo indicado al subir, tenía unos minutos y no quería desaprovechar la analogía del calor con las agrestes tierras argelinas del año cuarenta y dos; miró el cielo. -me equivoqué, lloverá después que llegue a casa- pensó despreocupado. Encaró el último tramo del camino hacia el inmóvil enemigo, dudaba de la existencia, no lo veía, no lo ubicaba, pero…sí…allí estaba, como siempre, desafiante; como todos los días, caminaba con su sonrisa franca hacia la escuela, el juego culminaba con el avistamiento, ese día lo descubrió estando a veinte metros, caminaba pausado, más lento que de costumbre -el calor- pensó. Sintió primero un ardor en el centro del pecho, siguió su camino, tres metros más adelante percibió una leve puntada muy rápida, se detuvo, apoyó su manos en las rodillas agachándose un poco, faltaban casi cinco metros para llegar al lugar de reunión, esta vez se habían corrido apenas unos metros para aprovechar la sombra de un árbol mas frondoso, todos observaban al hombre en esa rara posición, se quedaron callados, como esperando que se incorpore y continúe hacia ellos, eran las doce y veinticinco ya; Facundo, al contrario de lo supuesto, se agachó tomándose el brazo izquierdo, así en cuclillas esperó el dolor final, lo presentía, lo sabía, al verlo en esa postura, todos corrieron para asistirlo, estaban a un paso, lo tomaron de las axilas y le indicaron que se recueste…en ese instante su visión se nubló y se produjo lo temido, el desgarrador dolor no lo sorprendió, se tensó para soportarlo, estaba acostumbrado a dar pelea, alguien tomó el celular y llamó a emergencias, Facundo no se movía y su respiración era entrecortada y dificultosa. Un constante quejido de sufrimiento apenas se dejaba oír, las palmas de sus manos totalmente abiertas, a un lado del cuerpo, realizaban una descontrolada fuerza hacia abajo, sin sentido. Los estudiantes comenzaron a salir en orden, de acuerdo al curso que asistían; Juancito, el nieto de Facundo fue el segundo en recibir la bofetada de calor debido al sol sobre la cara, notó el tumulto. Se acercó y vio a su abuelo sobre las antiguas baldosas acanaladas, con los ojos abiertos, apenas movía la lengua en un esfuerzo por respirar; el sonido de la ambulancia ya se dejaba escuchar a unas cuadras de distancia. Dejó caer la mochila que no se había colocado pues se trataba de lo primero que el ex policía tomaba al verlo, quedó parado con un dedo en el lugar que hasta el día anterior ocupaba un pequeño incisivo de leche, no lloraba, no comprendía. Detrás de él los demás chicos se amontonaban para observar al”viejo muerto” que estaba en la puerta; cuando Jesús escuchó el comentario apresuró sus pasos para colaborar, en su mente se estaba gestando la idea que era capaz de curar a la gente, Él se hallaba casi convencido que no habían sido casualidad los dos anteriores episodios en los que participó. No lo sabía pero estaba en lo cierto. Francis, Ángel uno, se adelantó para alejarlo de la muchedumbre por seguridad. -ven Jesús, debemos apresurarnos para llegar a casa- ordenó con autoridad el custodio preocupado. -no, déjame un instante con él- y se acercó al hombre, que a esta altura había dejado de moverse y ya no se esforzaba en respirar. -déjenlo en paz. Gritó alguien desde atrás, dando a Facundo por muerto. Una flota de grises y leves acorazados se hallaba anclada sobre la ciudad, empujada por el viento sur que avanzaba ganando fuerzas, fresco, renovador, el Mesías miró al cielo cuando la primera gota de lluvia caía pesadamente y ansiosa de tocar tierra, extrañando talvez cuando era río; esta vez se arrodilló y colocó una mano, la izquierda en el pecho y la otra en la frente, la nostalgia devino en diluvio, el agua comenzaba a correr junto al cordón del asfalto. Jesús pronunció esta palabras - quédate acá, tienes mucho que hacer aún- Facundo se despertó tosiendo, la lluvia había ganado su garganta, miró a un lado y al otro, Juancito aún estaba inmóvil, cuando sus miradas se cruzaron el chiquito corrió a abrazar a su abuelo, ahora si lloraba, no sabía porque. La ambulancia llegó en ese instante, nadie hablaba, sólo vagos murmullos sin ilación daban indicios del asombro de los presentes, luego que el médico corroboró sus signos y no percibió alteración alguna, fue trasladado al centro de atención. -tu madre se va a preocupar si no te apuras Jesús- indicó Francis. - ya voy, tienes razón- reconoció el jovenzuelo. Ahora los comentarios se dejaban escuchar más fuerte, se hablaba del niño del milagro. - se llama Jesús- decían algunos. - es el segundo que cura- aventuraban otros. Las voces y sus ecos recorrieron la tranquilidad del barrio en poco tiempo, en tres o cuatro días todos conocían la historia de Jesús y sus milagros, fue una preocupación para la Familia. Esa noche, durante la cena, Verónica le preguntó al niño sobre la frase que había utilizado en la supuesta cura, habiendo sido informada por Francis ya que le había llamado la atención la seguridad con que la pronunció. Jesús contestó- no recuerdo mamá, solo quería que se cure, como las otras veces, ahora sé que no soy yo, es Él quien cura por mí- Los padres no esperaban esa respuesta, era demasiado pronto, por Dios, era un niño aún. -probablemente se trataron de coincidencias, o no era su tiempo- dudó Vero. -mamá, sé que no es así, mi padre… ( se corrigió) el Padre confía en mí, estoy seguro, lo sé!- aseguró enérgicamente el niño. Joel sabía que esto sucedería pero no tan pronto, no sabían como reaccionar. -por qué estás tan seguro de eso, querido?- demandó Verónica. -Él me lo dice todas las noches, sueño todas las noches, no me mentiría jamás, le creo!!- gritó Jesús. Se retiró llorando y muy nervioso pensando que nadie lo comprendía, desconocía la verdad, la hermosa e impiadosa verdad, ignoraba su futuro de Salvador, de Guía, de sacrificado servidor del hombre. Hasta cuándo? El tercero y definitorio suceso nada tuvo que ver con accidentes ni enfermedades, pero bastó para afianzar sus creencias y tiene a la tecnología como co-protagonista. Se dio en el ámbito de su cuarto, estando solo con sus pensamientos cada vez más complejos, tratando de encontrar respuestas a lo que estaba atravesando. Una ventana de madera de cedro era el nexo con el exterior, amaba la luz, la celosía siempre se encontraba abierta, con cortinas color maíz, aún cerradas permitían el ingreso de claridad. La paredes de color salmón se dibujaban perfectas en sus líneas, las nuevas pinturas secadas con presión de aire caliente formaba una capa dura y brillante que daban un aspecto vítreo, era uno de los últimos logros de las industrias químicas en Europa. Se lograba aplicando el producto con rodillo en una gruesa capa, luego se armaban bastidores entre el piso y el techo a diez centímetros del muro en todo el perímetro para luego inyectarle por un pico el fluido a casi setenta grados de temperatura por un lapso de un minuto y medio, provocando la contracción inmediata de la base de color brindándole el incomparable acabado final. Al piso lo vestía una alfombra uno o dos tonos más oscura que las cortinas, de casi veinte milímetros de alto, sintética e indeformable, capaz de soportar cualquier eventualidad en lo que a maltrato se refiere. Un pequeño baño privado completaba la geografía personal del pequeño Salvador, una segunda puerta lo comunicaba directamente a una galería techada con acceso a la piscina de la residencia, todo lo demás era de categoría, amplios sillones, lujosos aparadores conformaban un marco al que el niño estaba acostumbrado y que en realidad ni notaba, nunca se había dado cuenta de las comodidades que disfrutaba, hasta ese día. El televisor de cuarenta pulgadas se encendió con la orden verbal del amo. - arriba- volvió a ordenar al tiempo que los canales cambiaban hacia los más altos del espectro. Lo detuvo en el sesenta y cinco, le llamó la atención el árido paisaje que mostraba la pantalla, color ocre, giró y observó las delicadas cortinas, con una vegetación casi inexistente, apenas alguna chatas matas espinosas se dejaban notar a escasos centímetros del seco suelo, más atrás un alto árbol pero sin hojas, o muy escasas; se levantó, caminó hacia la ventana lentamente y con una mano entreabrió las telas que le impedían ver claramente hacia fuera, miró el jardín y notó la infinidad de especies que en él crecían despreocupadas por la falta de humedad, rozagantes, plenas de salud y color. Regresó a la cama, amplia, con suaves sábanas blancas de puro algodón y se acomodó nuevamente a contemplar el desolado paraje, su mente estaba trabajando sin parar, por qué esa diferencia?- por qué, Padre?- pensó. No conocía el lugar que mostraba el documental, esperó atento hasta que al fin lo supo: Somalia, Africa. El nombre del país quedó en su incansable mente, no lo olvidaría, el narrador contaba las dificultades de los habitantes para conseguir agua y alimentos para la subsistencia, las imágenes mostraban escenas tremendas de miseria y carencias, niños y bebés enfermos, precarias viviendas que ofrecían solo tierra bajo sus pies, bajó la mirada a la alfombra, las cuencas oculares apenas contenían un globo blanco, no había vida en ellos, no habitaba la esperanza en esas chozas primitivas; año dos mil diecisiete-pensó- será nueva esta situación? A medida que las lágrimas brotaban lento, se acercaba a la pantalla, necesitaba ver de cerca las caritas oscuras y sucias de lodo seco, el sol brillaba impasible en lo alto con verdadera inquina, mostrando su poder donde más se siente, algunas telas rotosas trataban de darle cobijo a los sufridos habitantes, se acercó más, la podía tocar, deseaba tocar los rostros del dolor, cuántos habría en esa situación, apoyó la palma de su mano en la fría pantalla deseando aliviarlos con su corazón, un estruendo sonó en los parlantes luego del destello del relámpago sobre la sabana, las oscuras nubes se arremolinaban y la lluvia cayó de repente llenando canales y depresiones olvidados del líquido elemento, dejó de oírse el locutor en off y al segundo el televisor quedó negro, Jesús retrocedió, un poco asustado pero muy satisfecho, pensando- fui yo? Habré sido yo? Ese acto fue determinante en el desenlace de los hechos, terminó de convencerlo que tenía la facultad de ayudar a la gente. Esa era una de las tantas aptitudes que descubriría con el paso del tiempo. Comenzaba a ser Jesús. El veinte de diciembre cumpliría recién los doce años. El teléfono sonó durante el almuerzo, mientras su madre atendía, Él observaba la fuente de milanesas y la cuantiosa ración de puré de papas con crema que le habían servido, el vaso con soda, ya que por fin fueron prohibidas las gaseosas que no fueran naturales, es decir la mayoría, con el consiguiente manoseo político y económico en los congresos legislativos de los países de América del Sur, tierra que aún en ese año era utilizada para experimentos de todo tipo por las potencias de turno; extrañamente, esta vez había triunfado el bien común. Pensaba en los chicos del mundo que no tenían acceso ni siquiera a un vaso de agua. - es la nona!- gritó contenta Verónica. Sofía les estaba confirmando que llegaría el dieciocho de diciembre, nunca faltó al cumpleaños de su nieto, su único nieto. Todos se alegraron y el clima cambió en la casa. Por primera vez lo festejarían con algunos de los amigos de Jesús, era imposible que todos asistan a la casa por cuestiones de seguridad, la popularidad del niño era un problema, todos querían estar con Él, cuál sería el criterio de selección, decidieron rever las decisiones tomadas. El patio era amplio y si convocaban tres o cuatro hermanos más podrían invitar a la división completa, veintitrés chicos, y volver realidad la ilusión de Jesús, un deseo que nunca pudo cumplir, pero que hasta este año no había reclamado con tanto tesón. Junto con Sofía, el dieciocho llegó la noticia de nuevos enfrentamientos en la lejana Somalia, luchas internas venían produciéndose desde hacía unos veinte años o algo más. Él escuchaba con atención, su ánimo cayó hasta el suelo. La audaz abuela venía con noticias frescas de Londres y Roma, se había enterado que el Papa hubo conformado un grupo de búsqueda del nuevo Mesías, luego de tanto tiempo recién se dignaban a buscar al Salvador. La noche los tomó de sorpresa, esta vez había pasado más de cinco meses desde la última visita, normalmente eran tres, así que al caer la noche aún se encontraban intercambiando datos. Decidieron que estando en Argentina la mejor manera de festejarlo era con asado a la parrilla, completo como en ningún lugar del mundo. Por supuesto, todos estuvieron de acuerdo. Durante la cena, Sofía trató de llegar a Jesús, deseaba averiguar qué sentía el chico, qué pensaba, y sobretodo qué era lo que seguía. Verónica le narró los hechos milagrosos realizados por la criatura, es decir le amplió lo que le hubo contado por teléfono-visor, un servicio muy difundido en la actualidad. -estás contento por la fiesta de cumpleaños, Jesús?- preguntó Sofía con una sonrisa. - si nona, estoy nervioso, nunca hubo tantos chicos en mi casa; nunca hubo chicos- terminó aclarando Jesús. -bueno querido, esta vez será distinto, te divertirás mucho, ya verás- prometió la abuela. Al otro día la casa se llenaría de gritos y juegos, sólo unas horas para festejar el cumpleaños y cuatro días para la Navidad, era el nacimiento de la misma persona, exactamente el mismo cuerpo, sería idéntico su final? El aeropuerto de la ciudad de Sauce Viejo se encuentra a unos veinte kilómetros de la capital santafesina, a la vera de la ruta nacional número once, es el único acceso aéreo de la zona para aviones de cierto porte, a las diecinueve horas del diecinueve de diciembre una pequeña nave con treinta pasajeros decoló en la pista recién reparada. Dos de ellos eran sacerdotes, procedentes de Roma, quienes al salir de las instalaciones aeroportuarias en un auto de la diócesis de Santa Fe, se dirigieron a las oficinas de Monseñor Galetto, Arzobispo, quien los aguardaba impaciente con la mitad de la información, la otra parte le sería entregada a la llegada de los emisarios del Pontífice. -buenas noches Monseñor, les traemos el saludo de Su Santidad… y su preocupación- saludaron al unísono y aclaró el de más rango. -buenas noches saludó Galetto- desconcertado por la visita tan importante y totalmente inesperada de los Prelados. Ingresaron sin más al despacho principal, tenían preparado un ágape para después de la reunión con la presencia de los más importantes representantes de la iglesia en la jurisdicción. Se trataba de un modesto escritorio muy antiguo, en excelentes condiciones, ordenado simétricamente, tal como sus ideas y un recinto sobrio y decorado con buen gusto, algunas reproducciones de pinturas famosas del renacimiento e imágenes religiosas se hallaban en lugares de privilegio. Las maletas habían sido llevadas a las habitaciones de huéspedes, los recién llegados sólo traían consigo un maletín y un paquete largo en forma de rollo, envuelto en un rústico y antiguo papel madera. -monseñor- comenzó el cura romano, el otro era de Nápoles, SS Pedro II le envía esta pintura realizada por un conocido artista de Roma, Franco Crovatto, lamentablemente desaparecido hace ya hace doce años. El desea que la exhiba en su despacho como muestra de su amistad. Conoce usted la intención de nuestro nuevo Papa de descentralizar la Iglesia, no? -por supuesto, Eminencia, por supuesto, conozco todos los puntos de su plan para pacificar el mundo- aseguró Galetto. -Sabe usted que desde la muerte de Benedicto XVI hace dos meses, el Vaticano cortó todas las comunicaciones con el exterior, hasta hoy; se trató de una reestructuración interna, de la institución y de sus componentes- aclaró a modo de pregunta el Obispo Giuseppe Conti. - estoy totalmente de acuerdo con la medida- volvió a asegurar el ahora desconcertado Pastor. Los embajadores retornaron a la pintura con la charla. -la obra nunca tuvo nombre, La Santa Sede la adquirió a un amigo del autor, un tal Adriano… no recuerdo el apellido, unos meses antes que Crovatto fallezca; la llamaron El Hallazgo de la Verdad, en alusión a una leyenda donde intervenían José de Arimatea, el Cáliz Sagrado y el Manzano que se encuentra en el óleo, es en verdad una belleza, cuando nos enteramos que sería para usted, todos lo envidiamos un poco, sanamente – aclaró mintiendo el cura. - tiene algún significado? Posee algo especial? No entiendo nada- se quejó Galetto. - usted debe averiguarlo, háganos el favor, antes de colocarla en su pared, expóngala unos días en alguna galería de la ciudad, la más importante, la más conocida, entonces… Los emisarios pusieron al Monseñor al tanto de lo acaecido hasta la fecha, lo anoticiaron respecto a todos los datos con los que contaban y por último le confirmaron que el nuevo Mesías ya había nacido, hecho confirmado por los referentes de la Hermandad de los Custodios en Roma el mismo año del nacimiento. Miguel Galetto se sentó en su sillón ergonómico de negro cuero, el toque de modernismo que poseía la habitación, y se acomodó el escaso cabello que habitaba en su cabeza de tamaño importante. Por fin expresó lo que pensó luego de las primeras frases oídas una hora atrás- yo que tengo que ver? - qué ocurre?- preguntó por lo bajo suponiendo la respuesta y que luego se las hizo saber. - está en Santa Fe, si, está acá, Dios mio… está acá- anheló seguro de su corazonada, no podía ser de otra forma. -Qué estarían haciendo acá si no fuera así?- coligió correctamente. Minutos después, más tranquilo terminó de atender las instrucciones de los sacerdotes, no lo podía creer. Cenaron en silencio, la mirada del anfitrión iba de acá para allá, eufórico, contento, era un buen hombre y deseaba cumplir la palabra de Dios. Por la mañana ambos emisarios se retiraron a un hotel céntrico de la capital, deseaban cierta intimidad y a nadie alrededor, se despidieron cortésmente y le dejaron un número para que les avise de los resultados de la estrategia. Esa misma mañana, haciendo uso de sus relaciones, el padre Galetto, como era conocido en el ámbito social, llevó la pintura a una sala de arte propiedad de una feligresa incondicional de las iglesias santafesinas, cuyo esposo era muy conocido también, como usurero prestamista; pero como las donaciones eran destinadas a fines altruistas no importaba la supuesta e insegura procedencia. Tres días más tarde, era publicada en el periódico local la muestra que se realizaría con la pintura de Franco incluida como invitación especial de la Iglesia, que efectuaba el desinteresado aporte con la afamada obra del desaparecido artista italiano. Sofía ayudó a su hija en la atención de los pequeños invitados, vigilados por seis hermanos en todos los puntos y con refuerzos en la esquinas, la fiesta se levó a cabo en total normalidad logrando una tarde y noche inolvidable para Jesús; a la hora de cenar, cerca de las veintidós horas, se retiró el último de los chicos, exactamente la hora impresa en la tarjeta de invitación; “De diecisiete a veintidós”. Horario pensado por las altas temperaturas reinantes por eso días. Luego de compartida la sobremesa, repitiendo el niño la anécdotas del día una y otra vez, se dispusieron a retirarse a sus dormitorios, Jesús se despidió de cada uno de los comensales con un beso, dejando a Verónica para el final. - hasta mañana mamá, te quiero mucho, gracias, nunca olvidaré este día- prometió con lo ojitos húmedos. Tenía doce años, apenas doce, en su cuarto, feliz, recostado, volvió a proyectar la imágenes de la tarde, las vivió y las disfrutó nuevamente, cada palabra, cada situación…y pensó que todo debería ser distinto, mejor, se sintió capaz de hacerlo, deseaba hacerlo. Estaba dispuesto a dar todo de si para que eso suceda, para que sea realidad, todo. Daría la vida por lograrlo- pensaba antes de dormirse disfrutando la idea. La infancia no fue fácil, ocurrió controlada, quizás con errores de sus padres, pero siempre con la intención de defenderlo, del Mal, de los engaños, de la muerte, de las desilusiones, en fin , de la vida, qué es la vida sino un cóctel de todas esas cosas y más aún por supuesto, amargos, dulces, picantes, suaves gustos y sabores, forman un heterogéneo elixir indefinido, exquisito pero implacable, un fluido compuesto por uno y los demás, el entorno y uno. Cuando uno es un niño los padres tienden a evitar la ingestión de esa poción, tratando de cernirla y ofrecerle sólo los sabores agradables, quitarle lo agrio, no nos damos cuenta que los sabores se sienten en la boca, y si no los conocemos, no estaremos preparados para rechazarlos. Hay que tener algo del virus en la sangre para poder combatir a la enfermedad cuando ataca con todas sus fuerzas. La humanidad no conoce lo que la está diezmando, a pesar de multiplicar su población, los seres humanos son cada vez menos en el mundo, un mundo habitado cada vez por más mamíferos bípedos capaces de hablar y razonar, la razón no es la esencia. Capitulo Cinco. La Iglesia. Su Postura. El obispo Conti era un hombre que soportaba ya los sesenta años, su acompañante, un sacerdote belga llamado Paul Proust apenas contaba con cuarenta y portaba la imagen de un atleta, parecía más un guardaespaldas que un clérigo, sus modos no eran refinados y casi no emitía palabra, no llamó la atención de nadie, después de todo se trataba de un acompañante; siempre a un lado o detrás del canoso y semicalvo enviado papal. Ante cualquier gesto, Paul se disponía presuroso a asistir a su protegido, tomaba sus carpetas, o maletín, hasta corría la silla para que se siente, aún dentro de la habitación del cómodo y bien ubicado hotel. Deberían desplegar un preciso plan, encontrar al Mesías, debería tratarse, si era cierto la historia, de un niño con una edad entre once y trece años, el anterior Papa, desconocen el por qué, no divulgó la noticia hasta tres días antes de su muerte, provocando n verdadero revuelo y desencadenando una conmoción dentro de la institución, la secreta Hermandad ratificó los datos aportados por una desconocida mujer, Sofía, quien ignoraba el paradero del recién nacido Salvador. Benedicto lo mantuvo en secreto para mantener la cohesión del poder aunque sea durante su reinado, sabía que de conocerse la verdad, comenzaría una revolución y no deseaba que eso ocurra mientras él se encontraba al frente de la Santa Sede, cualquiera hubiera hecho lo mismo, cualquiera acostumbrado a las intrigas. A pesar de su enfermedad, se mantuvo lúcido hasta último momento, pero conociendo el inevitable desenlace llamó a los diez cardenales para ponerlos al tanto del importante hecho más de una decena de años después. Por supuesto, aunque lo pensaron, nadie fue capaz de reclamarle nada al moribundo y débil Pontífice. Debido a semejante incidente, la elección del nuevo Jefe de la iglesia se demoró más de lo acostumbrado, diversas corrientes internas se disputan el lugar de máximo poder, dispuestas a llevar el asunto hasta las más imprevisibles consecuencias. Las logias, extrañamente, se habían aislado y apoyaban sin demasiado ahínco a un fervoroso defensor de la extrema verticalidad y de las más ortodoxas líneas de planeamiento. Pero el poder económico que había optado esta vez por dejar de lado a los fanáticos mazones contaba con su candidato, un renombrado Cardenal español, Joaquín Castillo, conocido en las sombras como el propietario de una cadena de hoteles con millonarias ganancias, por supuesto improbable, gracias a los vericuetos legales ideados con ese fin, que no permiten la identificación fehaciente y definitiva de los componentes individuales de las organizaciones económicas internacionales, aunque en este caso particular se trataba más de ética que de un acto doloso. La puja fue larga, las discusiones sólo trataban de manejos políticos, la doctrina que había mantenido a los católicos por más de dos mil años vigentes era dejada de lado sin vergüenza por todos los electores salvo uno, el Cardenal Leandro Meneses y Puerta, quien fue misionero en africa durante quince años para luego dedicarse a su región, casi tan empobrecida como aquella. Luego se decidió por ir a Roma, enojado con sus congéneres sudamericanos por la mala administración que habían llevado a cabo y la posición tomada, defendiendo las castas y la oligarquía, tomó como segunda nacionalidad, la italiana, llamándose a si mismo el romano, debido a la admiración que despertó en él dicha ciudad. Atorados en las negociaciones, con una oposición ahora más definida por parte de la logia mazónica, obstinada en impedir a los grupos económicos, como otrora, tomar el poder, sólo por capricho, ya que no contaban con el apoyo necesario, derivó en la candidatura de Meneses, impensada y hasta inapropiada, ya que no respondía a nadie, por lo menos eso demostraba con su actitud y postura. Finalmente, ambos bandos coincidieron en que el ecuatoriano, o el romano, como a él más le agradaba, sería el mejor representante para ambos, dada su imparcialidad suponiendo que sería fácil de influir. No se equivocaban, se trataba de un verdadero inocente, ajeno a los manejos que nada tenían que ver con lo espiritual pero que habían influido en un gran número de las decisiones papales en el trascurso de la historia. El nombre elegido fue Pedro II, queriendo demostrar que se trataba de un renacer de la Iglesia, que volvería a ser como entonces, guiando las almas hacia la Verdad, dejando de lado las tentaciones mundanas. No lo iban a permitir, los intereses eran demasiados. Armagh, Irlanda, año un mil noventa y cuatro. Luego de un parto complicado, donde su madre casi pierde la vida, el niño recién nacido no cesaba en su alimentación, entre risas, todas las presentes se admiraban de la fruición con la que el pequeño Maelmhaedhoc O’Morgair trataba al pezón de su progenitora, a pesar de su convaleciente estado, la mujer no dejó que lo despeguen de su lado, era una ley que se debía cumplir. Se trataba de su primogénito, luego de la experiencia le rogó al Señor que no le enviara más hijos. Con unos pocos años de edad se notaba en él la admiración por el clero, muy inteligente y vivaz, esa idea persistió en su mente hasta la edad de doce años, cuando un anciano eremita llamado Ismar lo tomó bajo su dirección y guía espiritual. Se trataba de una verdadera y sincera vocación por lo que el Arzobispo de Armagh, San Celso lo ordenó sacerdote, convirtiéndose luego en un verdadero pilar de la iglesia en Irlanda, reformando monasterios y restableciendo la disciplina y el orden dentro de sus muros. Durante su vida efectuó cientos de milagros, se decía que Él le había otorgado el honor de todas sus glorias, incluso resurrecciones. Una de las capacidades que poseía fue la de realizar profecías, dentro de las cuales se encontraba la de los Papas, desde Celestino II, quien reinó desde un mil ciento cuarenta y tres al cuarenta y cuatro hasta Pedro II, con quien, según afirma en su vaticinio que el mundo tal como lo conocemos llegaría a su fin. Ese último Pontífice sería el segundo luego de Juan Pablo II. Esa visión apocalíptica se basa en lo ocurrido una tarde en que San Malaquías, así su nombre traducido, encontrándose orando solo, ve a Jesús quien le da la lista completa con los apelativos de los siguientes Papas, resaltando la importancia del último de ellos, sería el testigo del fin del mundo. Del Armagedón. El santo de Irlanda falleció en los brazos de su amigo, San Bernardo de Claraval (Clairvaux) el dos de noviembre de un mil ciento cuarenta y ocho, en Francia. Los primeros días del Papado fueron caóticos, nadie parecía hacer caso a los pedidos de S.S, todos conocían la forma en la que había sido elegido, así que apenas veinte minutos después que el humo blanco surgiera de la chimenea, ya los operadores se hallaban activos, yendo y viniendo como hormigas podadoras, llevando y trayendo información, no podrían desestimar un minuto en el armado del poder, el nuevo poder. Transcurrida una semana, Pedro creyó que había logrado controlar la situación, así se lo hicieron notar, acatando decisiones y obedeciendo órdenes de inmediato. El romano se sintió satisfecho. Decidió entonces comenzar la redistribución de tareas y prioridades. Lo primero era encontrar al Niño, cueste lo que cueste, deberían hallarlo bajo cualquier circunstancia, es por eso que enviaron a los dos hombres a la ciudad de Santa Fe a partir de los datos vertidos por Ratzinger en el lecho de muerte, con la pintura de Franco en su mano derecha, pensó en atraer a la señora misteriosa, sabiendo que se trataba de la suegra del artista, para lograr obtener algún dato fresco, actual. El plan era sencillo, sólo deseaban una pista para llegar a Él, no tenían idea que esa mujer era integrante activa de la Hermandad y menos aún que el Niño era su nieto, pero todo parecía transcurrir de una forma preestablecida. Amantes del arte, acostumbradas a convivir con él en Roma, acudían a todas las muestras disponibles, madre e hija se desesperaban por disfrutar de las más variadas exposiciones de pintura, cualquiera sea su procedencia y calidad, Verónica sostenía que el arte no se genera en la mente, sino en el alma, que es una forma material de la esencia de cada persona, es la materialización del espíritu, cualquiera sea su forma, se trate de escultura o de música, cuántas melodías ha creado el hombre? Cuántas restan por crear? Cuántas naturalezas se han plasmado en lienzos? Cuántas formas le han dado vida a un trozo de piedra o barro? Son infinitas porque el alma es eterna, la función del cerebro es solamente coordinar las manos para la realización, es la interfase que conecta el interior a lo externo. Han visto llorar a alguien por resolver una intrincada ecuación matemática de segundo grado? Seguro que no; pero sin duda, se conmovieron ante una pintura o escultura de Miguel Ángel o Picasso, con cientos de años de diferencia en su concepción, o sollozado al mirar una película de cualquiera de los miles de directores y realizadores. Cuando las mujeres leyeron en el periódico que se presentaba en la ciudad una muestra en la que participaba una obra de Franco Crovatto no salían del asombro, sencillamente no lo esperaban. Por supuesto, decidieron asistir, Joel se comprometió a acompañarlas. Por la noche, cálida y luminosa noche de enero, antes de la cena, la Familia completa se presentó en la flamante galería, totalmente remodelada y ampliada, la actividad cultural crecía en la ciudad y requería nuevos y más apropiados espacios, así lo había entendido Natalia Zimermann, la propietaria, que contaba con muy buenas ideas y el dinero, aunque dudosamente habido, para llevarlas a cabo. De familia conocedora del arte, Natalia se esmeró por recrear el estilo en boga en los últimos años en Europa y New York, cada cuadro era enfocado con cámaras diminutas que les permitía al público observar, a través de modernos procesadores de vídeo, acercar, iluminar, rotar y manipular los colores de cada obra en particular. Para las esculturas los escáneres eran elementos obligados en cualquier sala que pretenda estar en el primer nivel. Contaba con todos los recursos tecnológicos disponibles en el mercado, lo que colocó a su galería a la cabeza de las expositoras del país, aún por encima de Buenos Aires. “El Hallazgo de la Verdad”, nombre poco poético, se encontraba en un privilegiado espacio destinado a grandes obras, más iluminación, ubicación central, en pocas palabras, muy destacado, esa era la idea, que lo noten y que los fotógrafos publiquen muchas fotos de él, la misteriosa dama debería verlo. Sofía, quien se había convertido en una mujer sumamente precavida, se separó del grupo de inmediato, dos pasos luego de ingresar al espacioso ambiente, notó el movimiento descuidado de uno de los guardias, eso le bastó para sospechar del escenario, se dirigió al toilette y desde allí llamó a su hija para que retiran del lugar sin prisa pero en forma inminente. Sin la abuela, los demás se retiraron prontamente sin acusar inconvenientes, seguidos por Ángel uno y dos, el número tres se quedó con la vieja guerrera, quien comenzó la recorrida lentamente deteniéndose delante del cuadro de su querido yerno, se veía imponente, de veras su corazón latía más aprisa - cuánto tiempo sin apreciarlo, sin disfrutarlo!- pensó y se lamentó. Mientras se relamía de placer por lo que presenciaba, notó de soslayo una figura que se escurría a su espalda, giró sobresaltada. -disculpe, no se asuste señora- pronunció Natalia en perfecto italiano. -oh, no, no estoy asustada, sólo sorprendida-respondió Sofía en el mismo lenguaje. -como supo que era italiana?- preguntó la dama de cabello renegrido, esta vez en español - la escuché hablar por teléfono, su acento, mi madre es italiana y …haciendo un gesto con sus manos abiertas… es increíble, suena como ella, era italiana, falleció hace dos meses. Usted me hizo recordarla. Lamento haberla asustado- finalizó la propietaria bajando la mirada. -soy Natalia, la creadora de este sitio, me gusta más esa palabra que dueña, no todo es dinero- aclaró la joven. - mi nombre es Sofía, y tiene usted razón, no todo es dinero, sobretodo cuando uno cuenta con él- bromeó la abuela distendida. - es cierto, cuando se tiene, parece que no es tan necesario- acordó la chica. Luego de unos segundos de silencio, con la mirada cambiante entre el cuadro y los celestes ojos de Sofía, Natalia prosiguió. -le gusta este autor, señora? -si, mucho, es uno de mis preferidos, Franco era muy buena persona- aclaró y se arrepintió al instante, haciendo un gesto al apretar los dientes suavemente. -conoció al autor? Es un honor, es…bello, es un cuadro simple pero hermoso, me transmite paz, desde que lo trajeron no puedo parar de observarlo- opinó Natalia inocentemente. -si, y muy bien, era mi yerno, un gran hombre, el mejor que he conocido en mi vida, que como puede ver, ha sido larga- comentó Sofía pecando de lengua larga. -no debí haber hablado tanto- pensó resentida con su proceder. - no lo puedo creer!, no puede ser cierto! Hay una verdadera novela detrás de este cuadro, usted conoce la historia?- declaró ilusionada y expectante la joven mujer. Sofía arrugó primero el ceño, luego la nariz y por último torció la boca hacia la derecha, todo en medio segundo, dando como resultado un “sí, pero no te cuento” más que evidente. -no, en realidad no encierra nada fuera de lo común, sólo la historia de amor entre mi hija y él, creo… - finalizó dubitativa y convenciendo a su interlocutora luego de la fallida mueca reveladora. - se encuentra sola, Sofía? -si, quizás mi hija Verónica venga mañana- prometió la dama. -permítame invitarla entonces a una pequeña reunión, mañana a las veintiuna horas, usted ingresa como todo el público y se dirige hacia aquella puerta vidriada, allí las estaré esperando ansiosa para conocer a su hija, ahora debo atender a otros invitados especiales que dejé olvidados- se despidió la bella anfitriona. La vio retirarse mientras se lamentaba de haber hablado de más. Optó por retirarse, en ese instante Joel la llamaba por teléfono. Atendió. -hola, Sofía, estás bien?- preguntó el joven, tenso. -si, todo está bien, fue una falsa alarma, dónde están?...ah, cenando? Voy para allá… pídeme algo de carne asada por favor, me muero de hambre- solicitó la impróvida nona, sin percatarse que la seguían a corta distancia, casi descaradamente, de manera inexperta. El taxi la dejó al lado de la mesa que ocupaba su hija en la vereda del comedor, lugares ganados a los vecinos, quienes ahora exigen a los comerciantes una devolución por usufructuar sus aceras en horario nocturno, los tiempos cambian. Antes se conformaban con algunos lisos al paso, o a lo sumo acompañados con alguna porción de pizza común. El que se encontraba tras sus pasos descendió del auto de alquiler a pocos metros, definitivamente no se trataba de un discreto profesional. Caminó lentamente hacia una mesa aledaña y tomó asiento, desplegó el diario, el cual no podía leer pues la luminosidad no era suficiente y esperó al mozo, moza en este caso. Mientras traían la parrillada, tomaron una cerveza con algún bocadillo incluido extremadamente sencillo, los clásicos “ingredientes”, generalmente maníes y alguna sonsera similar. Nadie se percató de la vigilancia que efectuaba sobre la nona el hombre del diario, excepto Ángel tres, quien seguía a la señora por detrás del desmañado e inhábil persecutor. El custodio estacionó su vehículo y esperó apoyado en él a unos ocho o diez metros de su protegida, observando al sospechoso, quien parecía haber perdido el interés por la mujer. Al cabo de diez minutos el incauto espía replegó su periódico, pagó la adición y se retiró caminando por la vereda; recién ahí, en contraste con la luz del centro de la calle notaron su figura, que hasta el momento había pasado inadvertida, para la familia. El custodio personal encargó a los otros dos ángeles que tomen a Sofía bajo su guarda y se apresuró a seguir al individuo de comportamiento extraño, caminó tres, cinco, ocho cuadras en dirección al microcentro, Mark, el tercer y decidido Ángel, siempre detrás a prudencial distancia, se detuvo cuando el fornido caballero, luego de girar su cabeza y dirigir una mirada al entorno, ingresó a un lujoso hotel de cinco estrellas. Esperó unos instantes y aprovechando su calidad de extranjero, ingresó al lobby en busca de pistas que le indiquen la identidad del sujeto con aires de sabueso. Se acercó a la conserjería y solicitó una habitación, sus inquietos ojos no paraban de recorrer el lugar, no le prestaba atención al empleado que le preguntaba insistentemente en un correcto pero insulso inglés si poseía una reserva. -ah, perdone, es que me quedé pensando en el hombre que subió por el ascensor recién, creo que lo conozco, es…- silenció su boca esperando que su truco de resultado. - si, el padre Luciano Toscanelli- aclaró el locuaz encargado. Agregó luego en voz baja y en actitud decididamente incorrecta -viene del Vaticano- por si al desconocido le quedara aún alguna duda. Prosiguiendo con el interrumpido pedido de reserva, luego de romper todas las reglas de discreción posibles, sobretodo en ese nivel de alojamiento, el babieca detrás del mostrador le solicitó por fin el apellido y la reserva. - no, disculpe, fue un viaje imprevisto y no hice tiempo de reservar- explicó sagazmente el Ángel. - es una pena, señor… -Tyson- mintió descaradamente y casi riendo el hermano. -Mr. Tyson, le entrego una tarjeta del hotel Internacional Santa Fe con todas las posibilidades de comunicación para efectuar la reserva, si usted prefiere le puedo ofrecer alguna habitación para mañana, es muy posible que… - no se moleste Sr. Papiolo, desdramatizó fijándose en el nombre del joven colocado sobre el bolsillo del saco negro, en un llamativo cartelito verde, totalmente inadecuado, que le hizo suponer que era una avanzada idea del propio sujeto, si lo necesito lo llamaré- interrumpió Mark. -hasta pronto Mr. Tyson, lo esperamos pronto- saludó con una falsa sonrisa que generaba el efecto contrario al deseado por el hombre, era demasiado exagerada, ampulosa. - ni reírse sabe- pensó el resignado guardián. Salió rumbo a la casa de Joel, previa llamada para confirmar el paradero de su protegida. Minutos después se hallaba narrando paso a paso lo ocurrido, obviando la ineptitud del Sr. Papiolo para no extender el relato, sentado en el living de la confortable y moderna vivienda de la Familia. El jefe de la casa se tomaba el mentón mientras recorría el lugar de un lado a otro, tratando de imaginar lo que estaba sucediendo, o mejor todavía, lo estaba por acontecer, que tramaba la iglesia? Qué oscuras intrigas habrán cavilado en esta oportunidad? Todos pensaban lo mismo. Sin duda sospechaban que Sofía tenía relación directa con Jesús, tal vez Benedicto haya anotado el nombre el día que fue a ponerlo en conocimiento del nacimiento, la identificación personal es solicitada para ingresar a tan íntimo lugar de la Sede; o luego de conocer la noticia, el grupo de Cardenales puso atrabajar a alguien que descubrió la relación a través de la fecha. La cronología resultaba incierta, pero la pista que seguían era la correcta, todo lo demás no importaba, deberían cuidarse de ahora en más. Deberían averiguar ahora si los clérigos serían aliados o adversarios del Hijo de Dios, era muy chico aún para hacer frente a un desenlace de la situación, se vieron obligados a rever el paradero del jóven Mesías. La clave sería, según la lúcida Sofía, Natalia Zimermann, creyó ver en esa mujer cierta franqueza que le llamó la atención. - averigua si su madre falleció hace dos meses- ordenó enfática a uno de los ángeles apostados en la sala, a Mark, un muy eficiente colaborador. -si es verdad, podremos comenzar a confiar en ella, si no lo es…- no culminó la frase, no hizo falta. A las siete y media de la mañana, su custodio personal golpeaba la puerta de su habitación con la novedad, había fallecido en la fecha señalada por la hija luego de casi un año de agonía, cáncer de huesos. Abría una pequeña hendija a la posibilidad de un aliado. Natalia no había faltado a la verdad. Esa noche, fue sola a la recepción en la galería de arte, es decir ningún miembro de la familia la acompañó, llevó a Mark, a quien presentó como un sobrino, hijo de una hermana que vivía en Londres desde que se casó, siendo muy joven; en verdad se veía resplandeciente, ataviada con lo más selecto de su vestuario, su estampa resaltaba aún más, con un conjunto turquesa que mostraba un tono similar a sus ojos, en contraste con su cabello azabache y su blanca y tersa piel, a pesar de sus años algunos caballeros encontraban excusas para volver la miraba y contemplar la madura e incontrastable belleza de la dama. - debería haber venido sola y menos elegante- se dijo inequívocamente. Tomó al pasar una copa de champagne junto a un bocadito de atún, mientras veía a Natalia acercarse; el Ángel tuvo más suerte ya que a su derecha había una pequeña mesa de servicio colmada de los más exquisitos bocadillos, de los que el muchacho ya estaba dando debida cuenta de manera muy delicada. -Sofía, me alegro que estés aquí de nuevo!- se abalanzó la rubia. -no pude evitarlo, soy adicta a las galerías de arte- falseó la abuela pero con más oficio y gracia que Papiolo. - ven conmigo, te presentaré a unos amigos- invitó eufórica por tener nada más ni nada menos que a la suegra del pintor estrella del salón. La tomó de la mano y la exhibió por todo el perímetro antes de llevarla de grupo en grupo. Los primeros fueron, una casualidad, Monseñor Galetto y el Obispo Conti, enviado papal. -es un placer Su Excelencia- vertió con respeto Sofía en puro italiano. -de ninguna manera, es mio el placer, señora.- devolvió el agasajo el Prelado. Luego saludó a Galetto de manera más liviana pero igualmente correcta. La conversación fue corta y giró en torno de la pintura del manzano, como la llamaba Conti. La mujer narró alguna anécdota de Franco sin dar demasiados detalles, los sacerdotes se mostraron curiosos respecto al mito que se había generado a partir de la misteriosa muerte del autor, fue una verdadera masacre. - se trató de delincuentes comunes, ingresaron seguramente a partir del dato de algún entregador- sostuvo Sofía. Luego de eso y tratando de evitar más datos referidos al hecho, la decidida mujer los arrimó a su terreno. Sofía -cuál es el motivo de su visita a Argentina? Galetto-el Obispo llegó a impartir las nuevas directivas de la administración de Pedro, por fin alguien conduce!- expresó aliviado el clérigo, quien contaba con una vena artística interesante. Sofía- que buena iniciativa, viajar doce mil kilómetros y no hacerlo a través de la red, loable- ironizó. Conti- así es señora, sentíamos el deber de visitar a nuestros relegados pastores del sur, hacía mucho tiempo que nadie se encargaba de estos ejemplares evangelizadores. A la mujer le sonaba mal todo lo que decían, el clima se estaba tornando áspero, pero con nivel, eso le agradaba. Para ayudar a la agitación climática Sofía pregunta- dónde adquirieron la pintura de mi yerno? Conti- creo que de un amigo de él, un tal Adriano, no me informaron el apellido. Sofía – si, lo conocí muy bien, no recuerdo que él fuera el propietario de la obra- agregó en tono acético. Conti- oh si, la adquirió la Santa Sede, no sospechará del mismo Papa, no? Sofía – por favor Su Excelencia, como se le ocurre, sólo que no conocía esa parte de la historia de mi familia, mi hija nunca me dijo nada al respecto- espetó volviendo a hacer de las suyas. Galetto – lo importante es que la tenemos acá y la podremos disfrutar por unos días- trató de amenizar sin resultados. Conti – si, es muy hermosa, en verdad ilumina el alma, parece hecha a pedido de Dios, no? O guiada por su mano- agregó. Sofía – justamente eso es lo que alegó Franco el día de la exposición en Londres, y en otras charlas también- aclaró. Conti – según dicen tiene algo que ver con el Grial, con la segunda venida de Jesús, es apasionante, no cree? Sofía- es cierto, según dicen Jesús ya se encuentra entre nosotros, o no? Ambos carraspearon en el mismo instante, las miradas se cruzaron, el diálogo había derivado en una pelea de esgrima verbal, con más estocadas que en Scaramouche, de Rafael Sabatini, coterráneo de la señora. A la apuesta dama le alcanzó para saber qué sabían, y estaban al tanto de todo, se decidió a continuar con la contienda otro día, ahora debería planear la defensa. Conti – no sabría decirle, cara señora, creo que es apresurado- minimizó. Sofía - si así fuera, qué actitud tomaría la Iglesia?- lanzó sin remilgos. Conti- deberíamos localizarlo y corroborar la identidad como primera medida- aseveró. Sofía- ha sido un gusto caballeros, seguro volveremos a encontrarnos en otra oportunidad.- se despidió segura de la verdad, deberían anticiparse. Mientras retornaba al lugar desde donde Mark la observaba atento, una conocida figura para éste cruzó por delante de ella, no lo reconoció, se trataba del misterioso hombre del hotel, el padre Toscanelli, quien muy desenvuelto se acercó a su superior, comenzando una plática muy fluida y con quizás, demasiados ademanes. Natalia le hizo conocer algunas personalidades más, pero ella deseaba irse para poder pergeñar una defensa con tiempo, era su mejor arma, la astucia. En un momento la retiró hacia un costado y se aseguró que nadie las escuche. Sofía- debo hablar contigo en privado, en otro lugar, querida, es urgente, Natalia- si, por supuesto. Ven conmigo. La guió entre corredores y pasillos hasta una trastienda privada, cómoda y libre de gente, era segura. Sofía- dime la verdad, cómo llegó la pintura hasta ti? Por qué la trajeron acá? Natalia entre sollozos le contó- primero fue un pedido de buena forma, pero cuando te conocí me negué a continuar, Galetto me obligó junto a mi marido; ellos tienen negocios en común y Rodrigo le debe dinero, demasiado dinero como para negarse… Así como se la veía, siempre sonriente, divina, hermosa; su vida era puro sufrimiento, a medida que narraba su triste historia los salobres mares de la desesperanza inundaban el espacio que deberían estar ocupando sus hermosos y vivaces ojos verdes, teñidos ahora de oscuros tonos vacíos de alegría, delineando una caprichosa y poca caudalosa cascada sobre una ladera carente de contención, no había percibido sus evasivas lágrimas hasta que tomaron contacto con su boca, las notó amargas, no comprendía por qué le contaba todos sus pesares a una desconocida a quien había visto apenas dos veces en su vida. Supuso que era un llamado del destino, así lo asimiló. Natalia- discúlpame, tenía que sacarlo, no puedo más, podrás ayudarme? Sofía-por supuesto que lo haré. Te vienes a mi casa hoy mismo. Conti sabe de los negocios turbios? Natalia- no lo sé, pero anoche fue un descontrol de alcohol y drogas, me obligaron a desnudarme delante de todos… logró continuar en medio de un llanto descontrolado esta vez... bajando la voz, con la mirada sobre el cerámico ocre y brillante confesó… tuve sexo con los tres al mismo tiempo, Rodrigo me observaba y jadeaba como un animal, nunca lo había visto así. Hace mucho tiempo que me trata mal y me degrada, pero nunca de esta forma, esos asquerosos pollerudos se babeaban viéndome sufrir. Sofía- prepara tus cosas, lo más importante y vámonos de aquí- ordenó. La joven ingresó a una segunda habitación que comunicaba con su departamento, Sofía la siguió lentamente, no deseaba ser impertinente, esperó y la llamaba desde lo que debería ser la sala. De pronto escuchó gritos y luego súplicas, se apresuró, comenzó a correr, llegó en el momento justo en que Rodrigo la tiraba al piso con intención de seguir golpeándola. -déjala animal, aléjate de ella ahora- ordenó a los gritos sin titubear Sofía. -no es tu asunto vieja metida, andate o te doy a vos también- amenazó mientras caminaba hacia la veterana. Sofía no se inmutó, metió la mano en su cartera y sacó una Glock nueve milímetros presta para ser utilizada, le apuntó a los testículos. - te los desarmo- amenazó mientras montaba el arma, El hombre se detuvo, sin dejar de encañonarlo, ayudó a Natalia a levantarse tomándola de un brazo y la sacó del lugar muy rápidamente. Cruzaron la maraña de corredores y desembocaron en el salón expositor, con el arma nuevamente en su bolsito de fiesta se dirigieron a la vereda mientras Mark se acercaba a auxiliarlas luego de darse cuenta que algo andaba muy mal. Las mujeres salieron raudas, el hermano cubrió las espaldas, pero nadie apareció, tampoco ningún visitante notó la escaramuza, se dirigieron a casa de Verónica. Una vez explicado lo ocurrido, Joel expresó sus sentimientos, presentía días de miserias y desventuras, no volverían a tomarlo descuidado. No Señor. En ese mismo segundo llamó a Roma por refuerzos, luego a Londres, no le gustaba el giro que había tomado la situación. Más tarde, cuando estuvieron solos, le reprochó a su suegra por inmiscuirse en situaciones domésticas, poniendo en peligro el Plan y su vida. -lo lamento, pero ella será una aliada en la batalla, conoce todos los secretos de Galetto y compañía, créeme que lo hice pensando justamente en Él- explicó en forma convincente Sofía. - puede ser- aceptó su yerno- pero deberemos ser más precavidos, y no irás sola a ningún lugar, por tu bien. Luego del cruce de palabras la señora abrazó y besó en la mejilla al muchacho, sabía que algo de razón portaba en sus palabras. Comenzaron a pensar en dejar el país o cambiar de ciudad, conocían sin duda su localización y las intenciones de la Iglesia, de acuerdo a sus emisarios, no parecían de las mejores, la decisión debería ser tomada pronto. Mientras la familia debatía sobre los inciertos horizontes que verían emerger sus intranquilas miradas, el nuevo Papa deseaba consolidar a su iglesia, imaginaba un catolicismo renovado y carente de ambigüedades, sus intenciones eran realmente dignas pero los intereses cruzados del poder no estaban de acuerdo con dichas propuestas. Decidió entonces comenzar con una especie de cruzada pacífica, viajando personalmente a Tierra Santa; deseaba llegar a un acuerdo con las autoridades religiosas de esos sagrados sitios devenidos en campos de batalla, eternos y expectantes, pacientes sabedores del desenlace. Sus declaraciones fueron dirigidas a todos los habitantes de la tierra, sea cual fuera la doctrina que profesaban, desde la antigua y venerada ciudad de Jerusalem, S.S comunicó la intención de trasladar la Sede Papal. -…y deseo, que esta bendita ciudad, quizás la más representativa de la cristiandad y cuna de religiones, se convierta en un emblema de la unión de todas las naciones, independientemente del credo que profesen- auguró Pedro II en un multitudinario acto el día dieciséis de enero de dos mil dieciocho, contando el pontífice con apenas cuarenta y siete años. Transmitido en directo para todos los continentes, fue el acto religioso más visto de la historia, generando en los fieles una nueva esperanza y una renovación de fe impensada para estos tiempos modernos. Luego de algunos días de pensar y repensar la postura abierta y en verdad revolucionaria, muy valiente por cierto, se decidió el definitivo traslado de la Santa Sede a Israel, generando descontento en los más altos círculos eclesiásticos. Algunos notaron el negocio de la construcción de la nueva Sede, y callaron, otros vieron el espacio vacío de poder que quedaría en Roma, y callaron pensando en ocuparlos o por lo menos disputarlos, muchos otros se cansaron de vilipendiar en contra de musulmanes y judíos, demasiado cercanos en ese lugar; extremadamente pocos pensaron en la obra de reconciliación que trataba de llevar a cabo el Santo Padre y un sector muy poderoso supuso que el traslado les restaría poder sobre occidente, y preocupados por tal motivo planearon destronar al Elevado Sacerdote, o destruirlo. La culminación del plan de la cabeza de la iglesia era presentar al nuevo Mesías al mundo una vez culminado todo el proceso, cuando se encuentren en funcionamiento pleno las nuevas instalaciones, la Sede del Renacimiento, como era llamada por los creyentes; pero para eso deberían encontrar al Niño, no imaginaban que otra facción de la misma institución ya había dado con su paradero, sus propios enviados respondían a dicho sector, y mantenían desinformados a Pedro II acerca de la localización de Jesús. Deberían evitar a toda costa que el Papa sea quien Lo presente al mundo, si así fuera sería imposible de eliminar. Por lo tanto deberían prescindir primero “del muchachito que según dicen es el nuevo Salvador”. Por otro lado, el sistema financiero de todo un país, Ciudad del Vaticano, se vería devastado por dicho cambio a pesar de las promesas del gobierno italiano y de algunos más de ayudar a contener la repercusión en otras regiones con quien el Santo Estado mantenía relaciones. Demasiados motivos terrenales como para que un ignoto Hijo de Dios sea capaz siquiera de llegar a pasar a la adolescencia. La impensada e inhumana? realidad ya había sido vislumbrada por Joel y Sofía, quienes decidieron en poco tiempo que la cuenta regresiva había comenzado, con Jesús y su paradero al descubierto, el riesgo era demasiado, viajarían hacia algún desconocido lugar del globo que les permita asilarse hasta que el devenir de los días conviertan a ese inocente pequeño en el definitivo Mentor de la humanidad, en su Educador y Meta. Irían en primer término a Madrid, una escala de no más de tres meses, viajarían en automóvil hacia el sur, tal vez Marbella y desde allí a Canadá, quizás Montreal, para luego, por ruta nuevamente dirigirse a New York, con una estadía de otros tres meses para regresar por aire hacia el sur, a la frontera con Méjico, seguramente San Antonio o alguna ciudad de las inmediaciones para retomar el camino terrestre hacia Monterrey, y desde allí efectuarían un peregrinaje hacia Perú o muy probablemente Ecuador. Si bien sonaba engorroso, harían que dure un año o año y medio, observarían la evolución de Jesús y lo protegerían de posibles atentados. El fluctuante recorrido y los continuos cambios de medios de transporte les brindarían cierta protección, o por lo menos era eso lo que suponían. El periplo comenzaría en una semana. La fecha exacta no estaba aún definida. El Creador de la Iglesia era perseguido dos mil años después por sus propios representantes. Sofía, por su parte, decidió regresar a Roma en forma urgente para recuperar de la caja fuerte de la Hermandad los manuscritos de José de Arimatea, el último y definitivo testamento que el hombre debería tener en cuenta para lograr la Redención, volvería a encontrar a su hija en Madrid una semana más tarde para analizar dichos escritos y dilucidar, si tenían suerte el futuro del Hijo de Dios. Tanto Jesús como José, su amigo e impertérrito colaborador y servidor, fueron muy claros en su legado, el primero como generador de todo, el otro como celoso narrador. El mismo Mesías narra minuciosamente su vida, desde su infancia, su juventud, sus años de peregrinaje, hasta su calvario y su deceso. Las emociones del escriba se revelaban con diversas expresiones que denotaban el sufrimiento de ambos, en la primera parte del relato el Salvador dicta, eso se encuentra aclarado por referencias directas, en la otra mitad, con Jesús ya muerto y resucitado, José no muestra tristeza en sus frases, como si la paz hubiera invadido su espíritu, seguramente así fue. En ningún párrafo dice Él que se deberán construir templos, habla del corazón de cada individuo como un templo propio y suficiente; si bien les encomendó a sus apóstoles que pregonaran sus enseñanzas, tampoco les dio o les quitó atributos especiales, es decir no debería existir un orden de jerarquías. “La esencia del Hombre debe ser pura, su alma inmaculada para llegar a Mí”. “Los Hombres deberán vivir como Hombres, no deben permitir que les impongan terrenales mandamientos” “Él es el Único, Yo sólo soy su mensajero”. “Esperen mi regreso, la Paz del Fin de los Días estará cerca”. “Desdichados lo hombres sin fe porque nunca volverán a vivir”. “Éste es mi único legado escrito, Yo lo dije”. “Cuidado con los falsos profetas, sólo la ambición los alimenta”. “Los hombres no deben adorar al hombre”. “No teman quienes han sido justos, el nuevo Ciclo los incluirá”. “Crean en mi Padre, en Mí y en el que seré cuando sea el momento del retorno, de ustedes depende el Final, ustedes serán sus jueces y sus verdugos”. Estas son afirmaciones extraídas de distintos pasajes de los Escritos de José. Creo que las explicaciones son innecesarias, serían obvias y quizás le quitarían pureza a las definiciones como ha ocurrido con el Pentateuco, un texto manipulado hasta la vergüenza, acomodado una y mil veces para adecuarlo a los más escabrosos procedimientos, doctrinas derivadas de sus interpretaciones, las cuales son utilizadas para crear otro polo de poder, y el mundo continúa su rumbo. No es difícil comprender lo que Dios quiere, ser bueno, justo y respetuoso de la vida y el prójimo, esto le permitiría a la humanidad la perpetuidad de su existencia, pero en el afán de vivir mejor descuidan lo esencial, o alguien no se ha dado cuenta que Él está cansado de castigar a sus hijos, de tratar de enderezar sus caminos y ver que es ignorado, de brindarles medios para la salvación y presenciar la perversa indolencia de su dejadez. Sin embargo, la autoaniquilación es el futuro inmediato y por demás previsible, y Él no hará nada para impedirlo. La mayoría de las religiones, por no decir todas y que suene demasiado irreverente y desafiante, ha utilizado las Escrituras para generar miedo a Dios, temor al castigo, a la forma de vida, a los pensamientos indecentes, al sexo, pero por sobre todas las cosas para evitar que desistan de creer en sus representantes, extinguiéndoles de esa manera la bendición que Él mismo les otorgó tanto tiempo atrás, de acuerdo a interpretaciones propias y que casualmente coinciden en casi todos los credos. Si bien ninguna enseña nada que vaya en contra de la vida, tampoco le deja lugar al razonamiento intrínseco del ser humano, para que necesita una persona pensar si sólo debe obedecer lo que otra le indica? es decir, lo que imponen los intermediarios de Dios resultante de sus disquisiciones. En España, la familia se había instalado en un barrio adyacente de la capital madrileña, en una confortable pero austera vivienda con un pequeño jardín en su frente, modesto y cálido hogar. Si bien se trataba de escasos noventa días, las instalaciones, en lo que a comodidades se refiere, no eran del tipo que estaban acostumbrados y ese corto lapso no alentaba para nada el ánimo de ninguno de los componentes del grupo familiar, sólo Jesús se notaba conforme con el lugar. El plan era pasar inadvertidos escondiéndose a la vista de todos, de esa forma, con los hermanos alrededor, incluso dentro del mismo edificio, transcurrieron ochenta y seis días. En la mañana siguiente partieron en auto, adquirido por un miembro de la hermandad hacia el destino preestablecido, Marbella. Situada sobre las costas del mediterráneo y receptora de un clima excelente durante todo el año, la hermosa ciudad fue una tentación para todos, decidieron quedarse por tres días en un hotel para mitigar las privaciones sobrellevadas en la gran ciudad europea. Jesús no comprendía el porque del periplo, no asistía a la escuela y pasaba su tiempo, supuestamente seguro, entre las cuatro paredes de su morada de turno, de los tres días de lujoso alojamiento con vista a la playa, sólo disfrutó de ella uno, a pesar de una decena de guardias, tratando de no hacerse notar entre la gente que pasaba al lado del Niño, indiferente y con sus pensamientos dirigidos en subsistir de manera digna. Decidieron, por la salud mental de todos, dirigirse a un lugar que si bien pertenece a España se encuentra en el continente africano, Ceuta, creyeron que era un sitio ideal para pasar unas cortas vacaciones con relativa seguridad. Una pequeña parte de tierra en el extremo noreste del continente negro, posee una larga lista de dominaciones, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, visigodos, bizantinos, musulmanes y portugueses recalaron en esos parajes, batallas y cambios de soberanos durante la historia, marcaron a sus habitantes en forma definitiva, logrando una especial y fraternal convivencia de credos y costumbres, actualmente siendo aún una provincia dependiente del reino español ha logrado un marcado desarrollo económico gracias al turismo internacional, y por su ubicación se convirtió en el centro neurálgico de la nueva guerra fría, donde numerosos agentes lo utilizaban de paso. La avanzada de hermanos, enviados a la península hizo desviar la comitiva familiar hacia el destino fijado con anterioridad, luego de enterarse que sus hoteles se encontraban habitados por numerosos espías de distintas potencias, si bien no era lugar de lucha, se trataba de personas sumamente peligrosas, siempre atentas y dispuestas a investigar y husmear. El Aeropuerto Internacional Pierre Elliott Trudeau, anteriormente Aeropuerto de Dorval, recibió a Jesús y a sus familiares directamente desde la terminal aérea de Málaga a las veintitrés horas; la ciudad de Dorval se encuentra prácticamente unida a Montreal, de esa forma el tiempo empleado en ingresar a la hermosa recepción del hotel, en pleno centro, no fue demasiado. Si bien los sucesivos viajes, aviones y autos, los mantenían alertas, estaban realmente cansados y luego de más de cuatro meses de periplo, necesitaban un poco de estabilidad. Cuatro días en Canadá fueron suficientes para todos, incluso el niño mostraba los efectos de la constante tensión relativa a la seguridad, decidieron volar a Méjico, al distrito federal, en forma directa, evitando por completo los Estados Unidos, ciertas revueltas sociales comenzaban a vislumbrarse en las grandes capitales del imperio del norte, comunidades latinas y afroamericanas se habían unido en contra del impuesto y recurrente sistema xenófobo que defendía el presidente, permanentemente apoyado por la comunidad hebrea, muy influyente y numerosa. Innumerables asesinatos fueron cometidos en la frontera con el país azteca contra gente desesperada por cruzar el límite hacia la esperanza y múltiples atentados contra diversas comunidades musulmanas sólo lograron amalgamar las distintas colectividades en contra del gobierno central. Sumados al ataque a Irán, y la permanente amenaza a Venezuela la situación se tornaba preocupante, la Comunidad europea no deseaba alinearse, les intranquilizaba el medio oriente, sabían que de mostrarse del lado del país de América las represalias llegarían a ellos primero, y las batallas se librarían prácticamente en sus territorios; los servicios de inteligencia trabajaban en incansablemente para conocer los movimientos de Estados Unidos e Israel, los ingleses se mantenían estoicos en su posición imperialista, Pakistán, Libia, Egipto y todo el mundo árabe en general estaba decidido a brindarle la gran batalla de una vez por todas al gigante americano. Por otro lado, China, los países de la ex Unión Soviética y demás estados comunistas vieron una incomparable oportunidad de socavar el poderío norteamericano, asimismo pequeñas organizaciones socialistas de todo el mundo apoyaban a la Gran Coalición, se congregarían en las capitales de cada país. La iglesia católica se refería a la situación como “algo pergeñado por el mismo demonio”, el Papa Pedro II, veía desvanecerse sus sueños del traslado, sin embargo continuó firme en su decisión, sostenía que debían hacerlo al revés, es decir, llevar adelante el traslado y de esa forma afianzar la paz, jamás detendrían la pelea para permitir el tranquilo asentamiento católico en tierras de oriente. Las voces del terror comenzaron a alzarse, salieron a la luz los dichos nuevamente que el último de los Pontífices llevaría por nombre el de Pedro, según la profecía de Malaquías, todo concordaba perfectamente, pero no era tiempo aún. Las tensiones entre los hebreos y musulmanes continuaron aumentando durante casi un año más, la Familia se había asentado en una finca, cerca del D.F. mejicano, contando con unas treinta hectáreas de campo, donde, custodios de por medio, el joven Jesús asistía a la escuela semi rural cercana a la estancia, contando ya con trece años y medio, las nubes de la ignorancia se vieron arrastradas por los vientos de la fe y sus convicciones comenzaron a aflorar como el sol en el amanecer, de a poco, lento pero imparable y sabiéndose pleno quizás también bellamente altivo, tenía muy en claro lo que deseaba para su vida, acostumbrado a recorrer el mundo, viendo sus miserias y las necesidades que sufrían pueblos y comunidades completas, incluso países enteros sumidos en el hambre y la desolación, Él había decidido llevar consuelo a esas almas imposibilitadas de disfrutar, deseaba convertirse en el repartidor de posibilidades, entregarles en sus propias manos la esperanza de una vida mejor y más digna; esa noche, arrodillado al costado de su cama, oró como siempre, hablándole al Hacedor, le exigió que le permita ser quién quería ser, algo diferente hubo en el tono, no sonaba resignado a su voluntad, sino casi prepotente. - Debes dejarme ayudarlos, no puedes impedírmelo- rogó. -y Tú debes ayudarme a Mí, debes darme las armas de la Fe y la Comprensión para que lo logre- exigió. -Tú me has visto, tengo el mundo impreso en mis retinas, Me tienes en las Tuyas, conoces lo que ocurre en él y dejas que desaparezca, permites que se destruyan entre hermanos, no retaceas en desastres climáticos donde los que más sufren son los que menos tienen, no impides que las víctimas de las guerras sean inocentes niños, millones de personas muertas sin que nadie reaccione ante la matanza indiscriminada, no intervienes ante la indiferencia de las miradas que aceptan la ignominia de la humanidad, Tú… sabes que no tienen salvación y no levantas un dedo para cambiar el infame y negro porvenir, es que no te importa?- culminó desahogado, consigo y son Su Padre. Su cuarto oscuro, el silencio, apenas se oían algunos graznidos de un ave despistada, a lo lejos. Una brisa poco más que inexistente soplaba corajuda desde el sur, cálida, húmeda, se incorporó y se dirigió a la ventana, corrió apenas las cortinas, observó el horizonte, a la distancia se dejaban avistar, aunque esquivas, las luminarias de la gran ciudad, llena de vida, de movimiento, bajó la mirada a su tierra, pequeños terneros paseaban escapados por su jardín, los contornos de sus cuerpos era todo lo que lograba distinguir, pero estaba seguro. Se estaban comiendo sus flores. Eso lo volvió a la realidad, no servía que se enoje, lo entendió en ese instante, se sentía especial, se sabía diferente, pero cuán distinto era? Y por qué él? De su bolsillo derecho sacó una goma de mascar, de menta, amaba la frescura en su boca, creía, con su corta edad que el aire ingresaba más fácilmente en sus pulmones con el chicle como víctima de sus emociones. Notó un relámpago, ignoraba si provenía de adentro o de afuera de la casa, no había nubes en el cielo – qué raro – pensó. El televisor era el causante, lo descubrió con el segundo fulgor, otro más, de pronto la pantalla completa se iluminó y comenzó a mostrar imágenes que nunca había observado, una película de Jesús que no había visto, le extrañó, le agradaba demasiado el cine como para habérsela perdido, se sentía raro, un poco más liviano, era Jesús de Nazareth, caminaba seguido de sus hermanos, se detuvo, acercó su rostro barbado a la cámara y con voz firme y en arameo dijo: - Yo soy Tú, Tú eres Yo, no me ves pero estoy dentro de ti, búscame, busca a nuestro Padre, no es ira lo que Él desea, te quiere a ti- finalizó la ininteligible frase en un idioma muerto desde hace siglos y el niño asombrado comprendió palabra por palabra todo el mensaje, en su cabecita retumbaba aún Tú eres Yo…la imagen se distorsionó primero y luego otra vez la oscuridad. En un momento creyó que se trataba de una imagen especular, se veía igual al actor, pero niño. -Somos parecidos, no debe haber tenido más de veinte años, nunca se lo vio en una imagen tan joven; me hablaba a mí?- supuso el niño. -era una película, no se pude dirigir individualmente a cada espectador, no se puede- finalizó convencido. Pero su mente no se rendiría fácilmente y durante todo el día siguiente no dejó de argumentar lo que pudo haber ocurrido, el idioma empleado sonaba raro, distinto a otras filmaciones anteriores en ese mismo lenguaje, se sentía natural. Ese fue el primer contacto con su verdadera Familia, no lo supo hasta la segunda vez que se tuvo frente a frente. Con el correr del tiempo, Jesús logró reconocer el lugar de turno como Su lugar, se amoldó de manera total a la vida en el campo, a la tranquilidad de las tardes, a no actuar con apuro, a meditar debajo de un frondoso árbol y a observar cada ocaso como si fuera el último; continuaba con su increíble asimilación de conocimientos, sin desearlo se convirtió en el mejor estudiante del establecimiento al cual asistía, avergonzándose un poco de tal situación. A pocos kilómetros de su morada se levantaba del suelo una iglesia muy pequeña, cuyo párroco no habitaba en ella, iba y venía de la ciudad, llegaba los viernes y retornaba los domingos luego que algún feligrés lo invitara a almorzar, Él era un ferviente creyente, si bien no asistía a Misa todas las semanas, llevaba en su corazón su significado y el desarrollo completo del sagrado Rito, Sofía no le prohibía acudir a la ermita, casi iglesia, sino que trataba de brindarle alguna actividad que ocupe su lugar, el temor era que sea visto por alguien que lo reconozca, situación harto dificultosa pero posible en un planeta globalizado totalmente, con transportes que unen lugares ubicados en las antípodas en pocas horas, transacciones electrónicas que demoran minutos, y un mercado consumidor prácticamente unificado a través de Internet. Pero el otro escenario es igual al de diez años atrás, los que venden, compran, disfrutan, viajan y efectúan las demás transacciones de la vida moderna siguen siendo los mismos, les brindan ganancias millonarias a cambio de servicios mundanos y necesidades creadas por los mismos vendedores altamente satisfechas por los consumidores; el resto, que no tenía acceso a esos empalagosos ofrecimientos no conocía las bondades del sistema, millones de personas sin energía eléctrica, sin agua potable, sin un sistema de salud adecuado, sin una vivienda mínimamente habitable, simplemente no eran tenidas en cuenta como un mercado interesante y descartadas, dejadas de lado y utilizadas solamente como lo único que pueden ser, ejército, prueba de medicamentos aún en desarrollo, y por supuesto blanco para todas las misiones humanitarias habidas y por haber en pos de la tranquilidad espiritual de viles gobernantes o asociaciones internacionales de ayuda a los desvalidos. En más de diez años nada había cambiado, y lamentablemente no cambiaría jamás, pero la sabiduría y la paciencia del Señor es tanta que creó la Eternidad para lograrlo, o ya existía y Él solo la usufructuó? El Padre Miguel se ordenó de sacerdote en dos mil diez, es decir contaba ya con una experiencia de diez años, conocía el pensamiento de las autoridades eclesiásticas y se sentía un servidor de dichas jerarquías, nunca haría nada que pudiera ofender siquiera a ninguno de sus superiores, por otro lado era un férreo defensor de la verdad y de los desvalidos, le resultó fácil ganarse la confianza y la entrega de los pobladores de la zona, quienes no contaban con una educación adecuada y otras carencias. Su ayuda y su dedicación lo colocaron en un pedestal que debido a su ambición personal no rehusó aceptar; de comportamiento ambiguo, justo por un lado pero ávido de gloria por otro, fue decisivo en el desarrollo de lo que vendría. El Fallo final dirá si será o no merecedor de las preferencias de nuestro Señor. Ese sábado, Miguel recorría con su viejo auto, descascarado y oxidado, los caminos internos de su zona, amplia y de difícil acceso debido a las formaciones rocosas que dominaban la geografía, le insumía demasiado tiempo culminar una vuelta completa, es por eso que la gente trataba de concurrir a la Misa dominical aunque sea una vez por mes; se detuvo en el límite norte de la casa de la familia de Jesús, un arco de dimensiones llamativas, conteniendo un portón antiguo de hierro forjado, según dicen durante la revolución mejicana, descendió del coche y destrabando el postigo fijo por intermedio de un eje que se hundía el suelo y que debía ser levantado para poder ingresar con cualquier vehículo, ingresó al campo. Recorrió unos doscientos metros hasta dar con la sólida edificación y golpeó sus manos para llamar la atención pero sin molestar, lento y suave. Jesús se asomó por la puerta del costado y lo observó unos segundos antes de preguntarle qué deseaba. - si? Qué necesita señor?- se expresó tímidamente el jovencito. -hola, soy el Padre Miguel, de la iglesia de la montaña, la conoces?- preguntó simpáticamente el cura. -si señor, he asistido unas cuantas veces, es muy linda- afirmó Jesús. -no te he visto nunca…. Cómo te llamas? - Jesús, señor, mi nombre es Jesús Crovatto- se presentó. - que nombre hermoso, podemos charlar un rato? Con quién vives?- indagó el clérigo. Los custodios, detrás de la puerta de entrada principal, controlaban la situación; no deseaban ser vistos como un grupo de guardia, eso podría llamar la atención innecesariamente. Dejaron que continúe el diálogo. - con mis padres y mi abuela, que viaja mucho. Pase, siéntese, la voy a buscar a mi mamá- invitó. Verónica se presentó un poco desarreglada, aunque su belleza persistía más allá de su indumentaria. -buenas tardes señora, soy el Padre Miguel, es un placer conocerla. - buenas tardes- respondió un poco desinteresadamente la mujer. - es posible que tengamos una charla acerca de nuestra pequeña iglesia y la necesidad de hacerla grande?- propuso el cura entusiasmado. - por supuesto, adelante padre- invitó cordialmente Verónica. - muchas gracias, permiso- dijo sonriendo el hombre. El coloquio comenzó con las necesidades de la parroquia y culminó en Jerusalem, con el traslado de la Sede, pasando por la beligerante actualidad política. La Madre le narró su vida, la versión que podía ser contada, y cómo llegaron a ese inhóspito lugar, cansados de las grandes ciudades. El agobio de los citarinos, sobre todo los de lo conglomerados urbanos de gran tamaño, era insostenible, es por eso que Vero aprovechó el tema; pero era verdad, los habitantes de la torres de acero, vidrio y concreto descendían al llano en busca de vida, el stress, la dificultad para trasladarse de un lado a otro, por el tiempo que eso demandaba y la inseguridad de las calles y autopistas, se había convertido en un verdadero campo de batalla medieval, se trataba de quién poseía el auto más veloz y más seguro, para poder colisionar sin temor. Todo comenzó en Argentina, cuna de los inventores del transporte colectivo de pasajeros, pensaron que limitando la velocidad de los vehículos motorizados por intermedio de artilugios electrónicos plausibles de control por parte de las autoridades disminuiría los accidentes y bajaría el nivel de tensión en los conductores, a eso le sumaron una educación rigurosa con exámenes obligatorios, luego de asistir durante tres meses a clases teóricas, para la obtención de la licencia de conductor. Se tomó como referencia la velocidad máxima en las autopistas que permitían la mayor velocidad, unos ciento diez kilómetros en la hora, y la deducción luego fue sencilla, ninguna planta fabricaría motores capaces de superar esa velocidad y los que existían, los más, se limitarían. Por supuesto que eso generó las más diversas protestas de parte de todos los sectores, fábricas y conductores, pero el gobierno, firme en la convicción logró mantener el acatamiento por parte de las marcas instalada en el país que al ver que las unidades de menor cilindrada se vendían igual, con un costo de producción menor, apoyaron la medida felices. Después de todo era totalmente incoherente permitir viajar a ciento diez y que los automóviles desarrollen doscientos. El gobierno vislumbró un ahorro importante en combustibles. Cambiaron potencia motriz por confort interior y tecnología en seguridad, una solución que trajo tranquilidad en las calles. Todo el plan funcionó casi bien, dentro de las ciudades la velocidad continuaba siendo excesiva y por otro lado, se habían impuesto talleres donde bloqueaban a voluntad el dispositivo de control de los autos más antiguos, con los inconvenientes consecuentes. Nuevamente el gobierno, increíblemente decidido a solucionar el problema de fondo, incorporó sensores en las esquinas, cada tres cuadras, que leían una identificación individual, emitida por radio, desde los vehículos permanentemente, y calculando desde la central la velocidad automáticamente, con emisión, de la misma forma, de la pertinente multa y descontada vía electrónica de las cuentas bancarias de los ciudadanos, quienes debían autorizar al gobierno en el acto de retirar su licencia. En las rutas, los sensores se colocaron cada tres kilómetros. Este sistema, luego mejorado en otros lugares del mundo, se impuso logrando bajar el índice de accidentes a números prácticamente insignificantes. Viviendo en las afueras se podía disfrutar un poco más de las familias, así se lo hizo saber Verónica al cura y a éste le pareció muy acertado. El diálogo finalizó con el compromiso de madre e hijo de visitar la iglesia el domingo siguiente. Ambos quedaron encantados con la forma de expresarse del joven clérigo y las buenas intenciones por él demostradas. Supusieron que no les traería ningún inconveniente asistir a Misa, mientras los hermanos se mantengan a una prudencial distancia nadie notaría el movimiento particular, sabían muy bien como mimetizarse con el entorno. Hacía más de una semana que Sofía se hallaba en Londres junto a Joel, la organización de la comunidad fraternal desde el lejano país americano imponía una dedicación especial por parte de la gente que se hallaba en Europa, se trataba de personas sumamente comprometida con la causa y muy capacitada pero lo que se avecinaba era demasiado para ellos, no deseaban dejar a su cargo toda la responsabilidad, por lo tanto decidieron llevar la dirección de la Hermandad momentáneamente a la ciudad de México, era tiempo de revolución, de cambio en las instituciones, eclesiásticas, gubernamentales y también empresariales, la mayor demanda de los mercados obligaba a las compañías multinacionales a llevar subsidiarias a todas partes del globo. Por otra parte los hermanos que se hallaban aún en Argentina, mantenían el mínimo de actividad comercial, derivarían ahora el negocio hacia el norte. Todo estaba arreglado. El sermón dominical de Miguel fue dedicado íntegramente a la Paz, o mejor decir, a la carencia de ella en la actualidad. Jesús se emocionó con las palabras vertidas, críticas pero alentadoras y esperanzadas, llenas de fe y confianza; quizás eso lo predispuso para lograr una relación más estrecha con Miguel, luego de ese día era muy común la visita a la casa por parte del párroco. En realidad toda la familia lo veía como alguien de confianza, incluso Joel y su suegra, los más incrédulos y escépticos aprobaron la nueva amistad del niño. Pensaron que algo de socialización le haría bien, de todas formas siempre estaría el Ángel sobre su persona. El obispo de la diócesis mexicana era una persona acostumbrada a las luchas, sociales y armadas, aguerrido y permanente defensor de la sociedad, es decir estaba abiertamente en contra de todas las actitudes que podrían hacerle daño a sus componentes individuales, sostenía que uno sólo se ellos es tan importante como el conjunto, pues de no existir uno no existiría un todo. Bajo esa premisa vivió toda su vida el Obispo Ramón Ismael de la Casa, todos lo sabían y lo tenían presente a la hora de las propuestas; un Nuncio papal requirió una entrevista urgente con él, alegando una cuestión inaplazable y definitiva para el futuro del catolicismo. Como había sucedido en Santa Fe, el ala de los mazones poseía agentes mejor capacitados que los comandados por Pedro II, con objetivos distintos e ideas contrapuestas, una particular guerra fría se había desatado dentro del seno de la Santa Sede, que comenzaría la construcción en un año aproximadamente; la colocación de la piedra fundamental estaba fijada para el veinticuatro de diciembre de dos mil veintiuno, si todo salía bien y se les permitía utilizar el espacio alrededor de la tumba de Jesús. El proyecto se hallaba totalmente terminado, faltaban aún los permisos del estado de Israel, quien se hallaba ocupado únicamente en evitar la guerra con la coalición y por lo tanto en sus acciones de inteligencia. Fueron ellos los que descubrieron por casualidad, con su costumbre de inmiscuirse en todo, que un nuevo Mesías caminaba sobre la tierra. Inmediatamente el Mossad se puso en contacto con la C.I.A para unir la fuerza investigadora; lo que lograría desviar la atención sobre oriente, aunque sea solo un poco y demostrarle la cooperación al gobierno. Por su parte, el organismo secreto norteamericano tomó con pinzas la demostración de afecto judía pues ya había habido varios intercambios de opiniones entre sus agentes, sobre todo territoriales y muchas veces superposición de objetivos. Bajo estas condiciones mundiales, Jesús crecía, en cuerpo y espíritu, despojándose de las pocas actitudes mundanas que había adquirido en su corta existencia, comenzó a reconocer entre los dirigentes mundiales quien era cada cual y que objetivo perseguía, se dibujó en su mente un planisferio con datos de cada país y su interacción política y religiosa, con ese procedimiento se dio cuenta que ambas cosas se encontraban más estrechamente relacionada de lo que correspondía; para cerrar el panorama general le faltaban algunos datos, que le aportaron los medio de difusión, justamente se trataba del poder manipulador de esos mismos diarios o cadenas de televisión y el propio poder económico que estaba detrás de ellos sumados a las grandes multinacionales y organizaciones macroeconómicas. Decidió intervenir. Un sacerdote polaco fue el enigmático enviado por el flanco masón de la iglesia, como manejaban más dinero y poder que la otra parte, poseían más adeptos y seguidores, no pasaba por la ideología, sino por lo meramente monetario, una cosa trae a la otra. Josef Kuchcma respondía directamente al Cardenal Vostoky, quien era el Primer Ministro del Vaticano, mano derecha del Pontífice y a la vez su oscura sombra y jefe de la secta masónica. Esta historia, de intrigas hacia el propio Jefe de la Iglesia ya ocurrió gracias a los mismos protagonistas, codicia y poder. Con el Mal presente. El servicio secreto israelí tomó la información de una fuente cercana a Vostoky, quien ignorante de la importancia que ello representaba, continuó con su plan inicial, encontrar al muchacho, supuesto Hijo de Dios, y darle muerte antes que salga a la luz mundial. Kuchcma, se presentó ante el Obispo De la Casa como emisario directo del Santo Padre, quien por supuesto ignoraba tal visita, el prelado mexicano no pudo más que recibirlo con todos los honores que merecía por su investidura. Luego de las presentaciones protocolares y de rigor se retiraron a una habitación para dialogar solos acerca del mandato especial del Papa. -cuénteme padre, qué es tan importante?- solicitó curioso De la Casa. - verá Padre, Su Santidad me ha ordenado comunicarle a usted que según los datos que poseemos y que son fidedignos, un nuevo Salvador ha nacido y camina entre nosotros, creemos que se encuentra en sus tierras gracias a la colaboración de un sacerdote que pertenece a su diócesis, el padre Miguel Ángel Lozano, un verdadero baluarte de nuestra institución- informó el polaco. - alabado sea nuestro Señor, padre! Al fin! Ahora si el mundo terminará con las guerras y las disputas entre hermanos, regresó a salvarnos! Lo sabía, lo sabía!- expresó casi gritando de alegría el Obispo. - cálmese padre, necesitamos hallarlo para llevarlo ante S.S, lo antes posible y presentarlo al mundo- propuso con tono de entusiasmo el impostor, ya que obraba a espaldas del Santo Padre. -cuente conmigo, qué desea que haga?- se ofreció de inmediato el asombrado sacerdote. El indigno religioso le encomendó una misión impostergable, que debía realizarse lo antes posible, en pocos días. El Obispo aceptó. El plan era claro, el Padre Miguel debía ganarse la confianza de la familia y sus custodios, quienes a pesar de ser sumamente celosos del niño y los demás, habían bajado la guardia con respecto al simpático cura. En todas las salidas que efectuaron juntos, los hermanos los siguieron de cerca, prudentes pero implacables. El delicado trabajo del nuevo amigo del muchacho rindió sus frutos en la tarde de un sábado, cuando sin previo aviso lo hizo subir al destartalado auto verde con la excusa de llevarlo a conocer una familia carenciada muy especial, aunque era tarde ya. Ángel uno, al darse cuenta de lo ocurrido, dio aviso a Joel y a los demás hermanos; de inmediato tomaron el camino a toda velocidad, se trataba de una sospechosa actitud por parte del aparentemente inofensivo y esmirriado hombre de hábitos, supusieron lo peor. Al llegar a la precaria vivienda, Miguel hizo descender a Jesús del auto y le indicó que ingrese por la parte trasera, debiendo rodear toda la construcción a través de altos pastizales, Él se detuvo, quedó inmóvil, y mirando fijamente a los ojos del moderno Iscariote le dijo: -por qué me has traído aquí, amigo? -ya te lo he dicho, aquí vive una familia que necesita de nosotros- respondió calmo el apóstata. -no es verdad, me has engañado, por qué lo has hecho, quién vive en este lugar?-preguntó el Señor tristemente. - es cierto lo que te digo- volvió a asegurar, sin convicción esta vez, el traidor. -me duele el pecho, me duele el corazón- afirmó Jesús. Nada más. En esa precisa marca de la línea que indica la eternidad, entre el aleteo incesante de un picaflor, antes del sonido que produjo la caída de una fantasmal manzana al tocar suelo e iluminado por el relámpago que en ese instante cegó su confianza, antes del trueno; el hijo del Hombre entendió, comprendió qué era, quién era; supo que vivía, que existía por Él, que su historia era Su Historia, y también que su muerte sería Su muerte. La más ínfima parte de un segundo le bastó para saber todo, el Espíritu Santo estaba dentro de Él. Abrió los ojos, el hombre que se hallaba a su lado no reaccionaba, parecía petrificado, observó en derredor, nada se movía, aún la hojarasca quedó suspendida en el aire elevada por alguna impetuosa ráfaga, ese tiempo se había detenido, era Su tiempo, el sol quedó sostenido con el horizonte como tangente, creyendo que ese día saldría victorioso sobre las penumbras, rojo, inmenso, parecía sonreír al acariciar el triunfo, sus rayos simulaban brazos infinitos que se aferraban al firmamento, ignorando, a pesar de eones transcurridos, que éste no lo podría soportar siquiera un segundo. Se trataba de su tiempo y su decisión, supo qué debía hacer. Miguel pestañó, las hojas secas volvieron a la tierra para ser removidas nuevamente y el astro luminoso, resignado comenzó a pagarse lenta pero orgullosamente. -por qué me has hecho esto?- volvió a preguntar el Maestro. El cura, sin saber qué responder en esta oportunidad, solo dijo, con lágrimas en los ojos – perdón, Señor, no me imaginé que fuese verdad, perdón. Cuatro hombres salieron de la casucha y tomaron a Jesús por los hombros, era solo un niño de dieciséis años, apenas cortos bellos asomaban en sus mejillas, a ambos lados de la boca y sobre esta. Mientras tres lo conducían hacia el auto que se hallaba detrás, escondido de miradas curiosas, el cuarto hombre, el único de gafas oscuras siendo casi de noche, le voló la cabeza al azorado Miguel de un disparo de pistola, calibre once- veinticinco. No dejaron que lo haga con sus propias manos. No tendría tiempo de arrepentirse. Jesús no se resistió, bajó su cabeza al oír la seca detonación, lo acomodaron en la parte posterior, en medio de dos hampones, callado, sumiso, conocía la historia. Como hace dos mil años atrás, un amigo lo entregó a los miembros de una iglesia, no habría por que pensar que el hombre sería mejor, pero su alma derramaba fe en la creación de su Padre, creía en la humanidad, sin embargo esta vez no le permitieron llegar a adulto. Mientras el auto arrancaba, notaron un bólido que se acercaba desde el sur, negro, enorme, el B.M.W de Joel y sus hermanos, no les dieron tiempo a que salgan del perímetro alambrado de la huerta familiar; Jesús pensaba, de pronto se decidió, golpeó con el codo en pleno rostro al de su derecha, abrió la puerta con dificultad y se arrojó al camino luego de empujar al desorientado secuaz, el acompañante disparó un par de veces hacia Él pero sin puntería, los proyectiles dieron a escasos centímetros del valeroso muchacho. Al perder velocidad por el incidente, cedieron terreno precioso para su escape, no lograrían girar sin enfrentar a los del gran auto azabache, se detuvieron y se parapetaron detrás de se propio coche, los recibieron con disparos de pistola, uno de ellos, corrió al baúl en busca de un arma más pesada, no lo logró, sí su compañero de gafas que fue tras él. Joel detuvo la marcha a un lado de su hijastro, abrieron la puerta trasera y tomándolo de sus ropas lo introdujeron para huir rápidamente sin pelear, cosa que no se imaginaron los raptores. Sorprendidos por la estratagema, debieron acceder rápidamente al Mercedes azul para comenzar una persecución a más de ciento cincuenta kilómetros en la hora, por un camino compactado de tierra y pedregullo apto sólo para algún carro o camioneta de andar tranquilo, los autos poseían similares características, los choferes no, el engendro que conducía a los persecutores, no sabía lo que era un camino difícil, en una cerrada curva notó que Joel aplicaba sus frenos por más tiempo que el requerido, según él, el jefe de la hermandad logró girar de milagro, los del coche azul derraparon en el seco y flojo suelo para iniciar una serie de tumbos que los hermanos contaron detenidamente a través de la luneta trasera con alegría; siete tumbos. Se detuvieron. Esperaron que se disipe la nube de tierra prácticamente impalpable, antes que suceda vieron acercarse corriendo a uno de los agresores con el arma apuntando hacia ellos, comenzó a disparar a ciegas, le faltaba la mitad derecha de la cara, Henry, el franchute, le disparó con su escopeta de perdigones, al centro del pecho, la asquerosa viscosidad continuó por inercia hacia delante por casi dos metros, otro tanto fue empujada hacia atrás. Jesús seguía en silencio, se quedó en el vehículo mientras los otros se dirigieron a observar los restos del accidente, tres hombres muertos yacían con un tiro en la cabeza cada uno. No deseaban dejar testigos. -por qué tanta muerte, Padre, por qué?- repetía sin parar. Joel se imagino que se había producido la Revelación, no estaba errado. -tan joven, pensé que se daría más adelante- afirmó entre dientes. No había palabras, él continuaba pensando que nadie supo nunca a que edad se le reveló al Primero. Llegaron a la finca y Verónica los esperaba preocupada, corrió hacia ellos. - Jesús, querido, estás bien?- solicitó compungida la Madre. -estoy bien madre, sólo un poco dolorido, en cuerpo y alma- expresó claramente el Maestro. Parecía más grande, con más años, incluso sus ojos habían cambiado, ya no eran tan oscuros, tampoco su cabello, sin duda había mutado. En silencio, a paso firme se dirigió a su habitación, preparó una valija con algunas cosas personales y les comunicó a todos su decisión de ir a buscar su mundo, su futuro, el futuro de todos. Decididamente se produjo antes de lo previsto por su familia, pero a pesar de las lágrimas de su madre, abuela y Joel, lo despidieron sabiendo que su trabajo había terminado, ahora si, se iba el hijo, nacía el Salvador. Capítulo Seis. La Divina Resignación. Tristes, contritos, pesarosos, las palabras no alcanzaban para definir los sentimientos de la familia de Jesús. Físicamente representaba un jovenzuelo de dieciséis años, en realidad se trataba de un espíritu sin edad en un tierno cuerpo mortal, así lo entendieron, a pesar de diversas posiciones frente al hecho de la inesperada partida, todos estuvieron de acuerdo que su destino y misión eran inaplazables. Nunca imaginaron que se daría tan pronto, que sería como aconteció, en verdad imprevistamente, sin más preámbulo que el propio hecho. Si su alejamiento fue difícil, el pensar en la consiguiente ausencia se tornó insuperable, es así, como decidieron seguir al Hijo, sin que Él lo sepa, con la gente que ya se encontraba organizada, sin variar nada, sólo que a escondidas, sería un verdadero desafío para la Hermandad y sus seres más próximos. Jesús fue directo a la ciudad de México, justamente el lugar donde la iglesia mantenía más colaboradores, con un jean, una remera de color roja y zapatillas decididamente sucias comenzó su peregrinaje hacia el sur, colocó un pie delante del otro, levantó su agudo mentón y emprendió su lucha interna, no dudaría en pelear para salvar al hombre, no lo volvería a desperdiciar, le agradeció a su Padre por haberle dado la segunda oportunidad, ahora sabía que hacer, esta vez aprovecharía a su aliado hasta el fin. Muy poco dinero llevaba encima, deseaba trabajar y conocer a todos los hombres, deseaba levantarles un hogar a cada uno, pero este mundo nada tenía que ver con aquel, en el que sufrió y pereció, por decisión propia; lo que no había cambiado demasiado era el comportamiento de la gente, justamente lo que más le concernía, comenzó a pensar en los medios de difusión masivos, en Internet y en cómo llegar a cada corazón, para ser comprendido. En los pueblos y ciudades pequeños, escogía una esquina concurrida para hablar de la fe y de Dios, no revelaba su identidad celestial, la gente lo confundía con locuaces charlatanes cuya verborrea es utilizada para esquilmar a los desperados, quitándoles el poco dinero con que cuentan y despojándolos de la verdadera fe, la sincera, la que no pide, la que no requiere nada. Solo algunos lo escuchaban con atención, pero luego giraban y se retiraban a cumplir con las obligaciones que se les imponían para subsistir, se quedaba abatido, sentado por horas, pensando en la forma de crear un movimiento que pueda adquirir la fuerza necesaria para el cambio. Sin dinero las emisoras no le brindaban espacios, y ya ni siquiera se detenían a oír lo que tenía para decir. Así ocurrió con todos los parajes y pueblos donde se detuvo, vivió como pudo durante los dos meses que le tomó atravesar el vasto país azteca, algunos solidarios fueron capaces de llevarlo en auto en varias oportunidades. Sus intentos era convencer a la gente a través de la sola palabra no le reportaron los resultados esperados, por lo menos dentro del territorio mejicano, ya había cruzado la frontera hacia Guatemala, un país que fue devastado por luchas internas durante años, se sintió más confiado, trataría nuevamente de lograrlo. Recaló en un pequeño pueblo llamado San Miguel Acatán, otra vez Miguel, pensó y se entristeció cuando vio acercarse el derruido cartel que informaba de la proximidad del próximo poblado. Agradeció a la mujer que lo había acercado hasta el parador, con quién extrañamente no dialogó de Dios, seguramente sabía que en su corazón había sólo paz. Cuando sus pies cansados y ampollados por el andar sin descanso tocaron el suelo al descender del auto, supo que se quedaría más del tiempo pensado, algo pudo percibir en el ambiente, el calor era insoportable esa tarde y creyó oír un grito a lo lejos, efectivamente, algo no se veía bien en San Miguel. Comenzó a caminar, cansino andar del peregrino agotado, su meta se hallaba lejos, pero esta vez el tiempo era suyo; en oriente y en el resto de Europa se gestaba el final, todo dependería de Él, y lo sabía muy bien. Pensó en procurarse algo para almorzar y beber algo, enfiló hacia una estación de servicio en cuyo frente había algo parecido a un bar, ofreció sus servicios para cualquier tipo de labor a cambio de comida, la encargada del lugar lo miró de la cabeza, con sus cabellos largos y tan sucios como su calzado, hasta los pies, con más tierra que en el camino, y asintió. -está bien chico, puedes limpiar el piso del playón y en el que te encuentras ahora- aceptó con una orden la señora de pelo recogido y cadencioso acento. -muchas gracias mujer- agradeció con una sonrisa enorme el joven, quien a esta fecha, parecía como de veinte. Sin preguntar nada más buscó un balde y los elementos en el baño de afuera y comenzó su tarea; de esa forma había logrado comer por lo menos una vez al día desde su rauda partida. Más delgado y con una visible barba pasaría desapercibido en la zona pero su acento, sin ritmo lo delataría apenas abriera la boca. Al finalizar la trapeada se acercó nuevamente al mostrador. - tiene otra tarea para mí, señora? – siempre con una llamativa sonrisa. -No chico, siéntate, te traeré un plato de comida y algo para beber; cerveza o aguardiente?- preguntó confiada la dueña. -podría ser una cerveza?- preguntó tímidamente Él. Luego de saciar su hambre, se sintió incómodo al no ver a nadie en la barra, tomó el plato y los cubiertos y los llevó atrás sin esperar, a la pileta y comenzó a lavarlos hábilmente, cuando cerró la canilla oyó sollozar a la mujer, en la diminuta trastienda, una especie de santuario personal donde apenas cabía una mesita y una cama; chocó sus palmas para llamarle la atención y le habló. - qué tienes mujer? -nada, nada me pasa, déjame, si ya comiste vete por ahí, puedes venir a la noche si así lo quieres chico- invitó en un raro dialecto producto de la pelea lingüística entre el español y aborigen. El brillo en la mirada de Jesús hizo cambiar de idea a Rosa, de casi cuarenta años, cuyas manos se veían partidas por el trabajo de toda una vida, de niña en las cosechas y de adulta en casas de familias pudientes, dos años atrás logró adquirir la vieja estación en ruinas, colocando un parador, trabajando sola, sin la ayuda de nadie, su sostén era su cuerpo y la fe la base de su existencia, su madre le repetía que debe compartir lo que posee. - sabes hija, todos los necesitados son Jesús, un día Él llamará a tu puerta y deberás responder, deberás saber qué decir. - no te he preguntado tu nombre, chico, disculpa, tengo problemas y tu no tiene nada que ver con ellos- sentenció la cabizbaja mujer. - Jesús, mi nombre es Jesús. Yo te puedo ayudar- propuso. - cómo? apenas tienes… eres muy joven para saber lo que es vivir- creyó equivocada la decaída dama. Él no se pudo contener, sabía que debía ayudarla, como sea. -no creas, generosa mujer, tengo más años de lo que tú podrías imaginar, el número que supongas será poco. Ven acércate… Primero desconfió del pedido, pero su mirada… Rosa se acercó, él levantó sus manos y la tomó de los hombros, lentamente la acercó hacia sí y besó su frente, su cuerpo se estremeció, el dolor abdominal, provocado por un despiadado cáncer de estómago, que la aquejaba desde hacía un año cesó por completo. Se sentía obnubilada, confundida, Jesús no la soltó, la acompañó hasta cama y la recostó, se sentó a su lado a orar. Ella entreabrió sus ojos con dificultad, y lo miró…. - cree en Mí. Cree en mi Padre- esas fueron sus únicas palabras. Varias horas durmió mientras el Maestro rezaba por ella, cuando despertó, Él aún se encontraba sentado en la misma posición, sólo mirándola dormir. -qué me has hecho? Quién eres tú?- demandó un poco asustada. - ya te dije, soy Jesús, has visto? tu madre estaba en los cierto, he golpeado a tu puerta y me has respondido correctamente, con el corazón, con tus actitudes, con un alma pura libre de intrigas, dile al mundo que Yo estoy aquí, habla con todos, diles que he regresado, una parte de Mí está contigo ahora, no deberás temer nunca más, pero debes saber que cuando me vuelvas a ver será para que me acompañes. Salió por la puerta apoyando su mano derecha contra el vidrio manchado de décadas, ella lo seguía con los ojos puestos en las zapatillas, con los cordones desatados, estaba tranquila, en paz, pensó que les molestarían colgando, que los pisaría; Jesús se detuvo, se agachó y se quitó el calzado, lo arrojó a un lado y luego giró para verla con una sonrisa, con esa sonrisa. Ella le correspondió el gesto, de repente sintió hambre, un año sin poder disfrutar de la comida, sus tripas estaban vacías, su alma…colmada. En cada pueblo, en cada paraje o villa que atravesó realizó una curación milagrosa, la gente comenzó a seguir su rastro, con automóviles llenos de enfermos y trastornados, ya sabía de todo eso. Vaya si lo sabía. Si no les brindas nada, nada te devuelven, fe por favores, no le gustó. En Guatemala no lograron encontrarlo jamás. De seguro, así sería en todos lados, el necesitaba llegar a los más poderosos, a ellos quería tenerlos frente a frente. Deseaba llegar a Santa Fe. Desde allí recorrer Africa y luego ir a Jerusalem, cuando los templos del hombre caigan por la mano del hombre. Tenía tiempo. El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, El Pastor caminó por ahí, luego le siguió Panamá, donde encontró a alguien que no le pidió nada, como Rosa. Esta vez se trató de un joven, Ramiro Sierra, diecinueve años, ciego de nacimiento, a quien encontró sentado en al banco de una plaza de la ciudad de Yaviza, cercana a la frontera con Colombia, su próximo destino junto a las agitadas tierras venezolanas y ecuatorianas, el muchacho acostumbraba a quedarse horas escuchando el canto de las miles de aves de la zona, nutrida variedad en estas tierras cálidas y generosas, en las afueras de la ciudad, postergado barrio lleno de necesidades. Jesús ingresó a la ciudad por ese camino de polvo y desolación, pequeñas casas bajas y primitivas amontonadas, es decir una tras otras sin un orden urbano, hechas como se puede, diferenciándose de los esbeltos rascacielos de las ciudades del norte, o por qué no de las del sur, San Pablo, Río de Janeiro, Buenos Aires, dónde la riqueza desplaza a los desvalidos que aún les falta eliminar y que deben ajustarse y aglomerarse en lugares como este, pero a su vista; la ampulosa ostentación de los pudientes que los observan desde sus polarizadas camionetas con desprecio y muchas ganas de que dejen de existir. Ramiro no sabía de líneas ni de colores, pero era capaz de distinguir los llamados de todos sus alados compañeros de la vida, sus únicos amigos, entre los chirridos oyó un sonido que no había escuchado antes, muy cercano, pensó en un animal desconocido, sintió un poco de temor, tomó su bastón blanco, casi gris, y lo colocó sobre sus rodillas, esperó, el sonido se acercaba y el muchacho comenzó a temblar. -quién anda por ahí?- preguntó al viento. Era capaz de sentir la respiración del Maestro, esa era la sensación que tuvo a escasos dos metros. -no temas muchacho, sólo soy un peregrino en busca de almas abiertas al Señor, como te llamas?- preguntó mirando a los extraños ojos celestes del moreno muchacho. - Ramiro, me asustaste, no haces ruido al caminar, estás descalzo?- preguntó el ciego. - y desnudo, mi alma desnuda anhela ser arropada-declaró el Conocedor. - ven a mi casa, tengo ropa y talvez con suerte podamos compartir algo de comer- invitó el ciego. - te agradezco, con gusto iré a tu casa, será un honor visitar el lugar donde descansa tu mirada, porque a pesar que tu cerebro no recibe la luz de tu entorno, dejas que ingrese a través de tu corazón, quizás el lugar más indicado para ella. En pocos minutos arribaron a la humilde vivienda del no vidente, no poseía puerta, sólo una colorida cortina que alguien piadoso había colgado sin cuidado. -entra … no me has dicho tu nombre aún, amigo- le reclamó con una sonrisa, mientras estiraba su mano ofreciéndole una papaya madura. - Jesús, no tengo nada para darte a cambio de ésta jugosa fruta que me ofreces. Ramiro- es la más dulce de las que están sobre la mesa, puedo sentir su aroma, siente el dulzor en el ambiente. Jesús- gracias amigo mío, es el manjar más sabroso que he probado en mi vida, te lo agradezco. Ramiro- no es nada, siempre invito a alguien que lo necesita, pero aún así no tengo amigos, tú serás mi amigo? Jesús- por supuesto, siempre estaré contigo, te llevaré en mi corazón por la eternidad. Ramiro- eso es mucho, por qué estás tan seguro? Acaso eres eterno? Jesús- no sabes quien soy, si seremos eternos ambos, tu estarás conmigo. Ramiro- siempre pensé que algún día sería capaz de ver, y que cuando abra los ojos a la luz, Dios estaría conmigo, he soñado miles de veces con ese momento, si logro ver podría ayudar a los niños, que como yo nacieron sin poder apreciar lo que uno ama. Tengo una vaga imagen de mi madre, imaginada, desde que era un niño, desconozco si ella era como yo la idealicé, sólo le puse un rostro a la dulce voz que me llamaba por las mañanas a desayunar…un día …no la volví a oír. Mi hermano mayor, me cuidó hasta que cumplí los doce años, luego su voz también desapareció. Desde ese momento, no me importaron más las voces, hasta hoy. Habla Jesús, habla, quiero llenarme de tu sonido, quiero que su eco se mantenga por siempre en mi cabeza, sabía que un día te vería, te tendría frente a mí- Sus ojos, vacíos de vida, emanaban el más bello llanto que el Señor hubo observado. Se apiadó de su amigo Ramiro y colocó sus pulgares sobre las umbrosas cuencas, le dijo: -tienes el alma sana, sabiduría en tus palabras y mereces la luz en tus ojos- Quitó las manos de la cara del joven y éste levantó sus párpados lentamente, la claridad se sentía como un puñado de arena golpeando en sus retinas, parpadeaba rápidamente, pero deseaba mantenerlos abiertos y ver, al fin, al Hombre. Supo que se trataba de Él al acercarse a su banco predilecto, en el parque, pudo sentir su corazón. Ahora el mar brillaba por el sol. La refracción de la luz en su iris hacía el agua más clara aún. Jesús se incorporó y a modo de despedida le rogó: Ramiro, dile a todos que he vuelto, que camino hacia el sur y mi destino es el reino de la iglesia, diles que te he traído la luz, y que a todos les espera el mismo destino si están conmigo. Corrió la cortina y se volvió para sonreír, Ramiro no pudo más que devolver la mueca al notar el espantoso estampado cometido contra el indefenso trozo de tela. Jesús le arrojó la fruta, que todavía conservaba en su mano sin haberla probado, el muchacho la atrapó en el aire. La frontera con Colombia estaba convulsionada, Jesús conservaba el pasaporte dentro de sus pocas pertenencias, en el siglo primero no existían las autoridades aduaneras, acá notó la verdadera decadencia humana. Con la apariencia de un hippie de los setentas, trató de atravesar el límite fronterizo, fue tratado como un criminal, pensándolo traficante de regreso y fue interrogado de una brutal manera, con golpes de puño y patadas en sus costillas. Lo arrojaron a una celda para olvidarlo. Una barba larga pasaba por varios centímetros su mentón, días después un guardia con algún tipo de jerarquía entre sus compañeros se acercó al reo y se asombró del parecido al Hijo, sobre todo en la expresión del rostro – es igual a Jesús, cómo se llama?- preguntó indiferente. - Jesús …Crovatto- le respondió alguien, una indeterminada voz del montón. - no puede ser, me estás embromando chico- se rió el cancerbero. En el documento que portaba y que ahora se hallaba en poder de los policías, constaba la nacionalidad italiana del detenido. -el jefe sabe esto? hay que dar aviso a la embajada, si este habla la vamos a pasar mal- aseguró otra voz. - no lo sé, deberemos avisarle antes que llegue algún reclamo de alguien- aclaró una tercera voz, dilapidando humanidad. - tienes razón, llámalo- afirmó quitándose la responsabilidad. - tú lo descubriste, llámalo tú, chico- corriendo el cuerpo también. Le dieron aviso al capitán a cargo del departamento, la orden fue precisa, deberían aguardar hasta que él llegue al edificio. -muy bien Bermúdez por su actuación responsable- felicitó el oficial al indeciso cabo, quien henchido de orgullo se floreaba por los pasillos por la mención del superior. - han visto? Ustedes son unos cagones, no suben en el escalafón por maricas- vociferaba agitado. Un griterío ensordecedor de sus compañeros lo hicieron callar y retirarse para continuar con su actuación de héroe en los pasillos rumbo a la salida. - iré a esperar al jefe, maricones- se jactó el suboficial. Poco tiempo después, el capitán Cardozo ingresaba a la repartición con su impecable uniforme, Bermúdez lo atajó antes de llegar a la guardia para ponerlo al tanto de la situación, fue felicitado nuevamente. Parado frente a la reja que lo separaba del Mesías, lo miraba fijo, dudando, qué hacía un muchacho italiano en esos inhóspitos lugares, sólo, sin equipaje, vagando como un pordiosero, procedió a interrogarlo personalmente, esta vez de manera calma y adecuada. - su nombre? - Jesús Crovatto. -en el pasaporte dice nacido en dos mil cinco, pareces mas grande. - no señor, es verdad, tengo la edad que muestra mi documento. - deberemos llamar a la embajada italiana en Bogotá, ellos nos dirán qué hacer. Por el momento…toma un baño, te llevarán a mi oficina y comerás algo, de acuerdo? -si señor. Increíblemente en apenas cuatro horas, Joel arribó a la dependencia policial, venía tras su rastro a escasos kilómetros del lugar, gracias a la pista de eventos milagrosos era ya reconocido en toda la región, lo que había generado era apenas el comienzo. - Jesús – emitió el hombre al ver a su hijastro. - Joel, que bueno verte- contestó el Hijo. - el cónsul de Medellín vendrá personalmente para arreglar todo, no te preocupes, te sacaremos- informó el hermano. - no me preocupo Joel, he estado aprendiendo mucho acerca de estos hombres, hay mucha gente buena sobre la tierra, mucha más de la que te imaginas, la realidad es lo que los lleva a ser lo que son, solo tratan de sobrevivir, eso es todo, debo mostrarles el camino a Dios, mi Padre los guiará hacia Él, está conmigo ahora. -tienes razón Jesús, desde ahora debo tratarte como lo que eres, hemos estado equivocados todos desde un principio, yo iré contigo, te seguiré incondicionalmente y te ayudaré en tu misión terrena, fuimos ciegos, realmente ciegos, perdónanos; es que nosotros te vimos convertirte en hombre, Verónica aún no se ha dado cuenta de cuál es tu misión, para ella sigues siendo el niño que corría por las plazas de Roma y se apuraba para abrir la puerta cuando el timbre sonaba, debes comprender, nosotros somos humanos, hijo. -te entiendo papá, mi Padre celestial nos comprende a ambos, tú eres el que no se debe preocupar, si tu deseo es seguirme yo lo acepto y me reconforta. La corta charla entre ambos hombres despejó el corazón de ambos, el sincero diálogo unificó sus almas. El trámite para que el Hijo sea liberado fue sólo eso, los oficiales no deseaban comprometer sus carreras con un asunto internacional. Al llegar a la calle, Verónica se acercó, emocionada y alegre por volver a ver a su pequeño, lo abrazó, Jesús la apretó muy fuerte. Él les comunicó que seguiría su peregrinaje hacia Santa Fe y que luego, en Jerusalem, daría fin a su misión. La reacción de su madre no se dejó esperar, inmediatamente le solicitó una explicación acerca del significado del “fin de su misión”. - sabes que debo hacer la voluntad de mi Padre, sólo Él distribuye las tareas en la planificación- explicó el Salvador. - hijo, debes confiar en nosotros, necesitamos que nos digas qué va ocurrir, debemos estar preparados, necesitamos estarlo- afirmó la Madre. -no Madre, tu sufrimiento es poco en relación a la humanidad, tengo que salvar al Hombre, eso es mucho más que una persona- indicó convencido. Verónica comprendió que su propia vida era sólo una más entre todas, lo que se estaba decidiendo no era ni su vida, ni muchas vidas, era sencillamente La vida. De los hechos que se llevarían a cabo en el próximo año, estaba hermanado el futuro final de la Humanidad, así de sencillo, así de simple, la misión del Hijo era aún más importante que acontecida en el siglo I, esta era la definitiva. Era el fin de la eternidad? Entonces, la eternidad no dura indefinidamente? Sodoma y Gomorra, el Gran Diluvio y otros cataclismos fueron advertencias de alguien que poco a poco se fue desilusionando de su creación. Esa noche pudo dormir en un lugar confortable, les solicitó una habitación individual, tenía una conversación muy relevante. Mirando hacia el techo, de yeso blanco, le rogó al Señor que le hable, que lo instruya, que lo guíe. Éste respondió de inmediato a su requerimiento, indignado por siglos y siglos de blasfemias en su contra, y de comportamiento indigno: “No pueden dudar de Mi clemencia, Mi piedad y Mi buena voluntad, ten la seguridad que respetaré tu pedido nuevamente Hijo, pero esta vez será la última oportunidad, haz tu deseo, trata de encontrar la salvación de todas las almas, la única verdad Soy Yo. -Estás seguro que deseas intentarlo nuevamente? Tú conoces el desenlace, deberías regresar a Mí, debemos comenzar con la etapa siguiente, reconoce que ésta está acabada. Tu sufrimiento ha sido en vano Hijo, la doctrina que enseñaste ha sido interpretada de cientos de formas, salvo de la correcta, los hombres no han alcanzado la madurez para llegar al Paraíso aún, creo que ya ni les importa llegar a el. Haz lo que debas hacer, pero el álabe que marca el fin y el comienzo de una nueva era ya se encuentra dentro de la corriente de agua, tienes tiempo hasta que emerja para lograrlo. Luego de esas claras palabras el silenció tomó la habitación como rehén, demostrando que tiene el poder sólo por existir, el propio Jesús fue su víctima, se sintió solo y apesadumbrado. Logró dormir apenas unos minutos, decidió soñar con una playa repleta de personas dispuestas a dar la vida por su Padre, estaban todos, todos los habitantes de la tierra aguardaban para sacrificarse, uno a uno, hasta que uno, sólo uno desistió de la idea, dudando y sembrando la duda en los demás, vio como poco a poco, la humanidad se desconcentraba de tal perfecto sitio, en su imaginación quedaron apenas veinte personas, niños casi adolescentes, de entre ocho y doce años, vio sus caras convencidos de la Verdad, recordó quienes eran y decidió que ellos serían los que tendrían la oportunidad de comenzar con la nueva etapa, diez hombres y diez mujeres, serían los elegidos para llevar a cabo el Plan, Algunos años deberían pasar ya que esos niños aún no habían nacido, nacerían como Él los soñó, supo en ese momento que su accionar generaría solamente un efecto pasajero, deberían comenzar nuevamente, así como lo hicieron diez mil años atrás. Nuevamente, hablar con su Padre le dio la respuesta que necesitaba, y al fin comprendió que Él era solo amor y el Hacedor debía amar y mantener el orden. De un salto salió de su cama y le solicitó a sus padres terrenales que tomen nota de todo lo que les narraba, detalladas instrucciones acerca de lo que sería el negro devenir de los acontecimientos sobre el planeta. Las profecías que oían Verónica y Joel terminaron con las dudas que estos soportaban en su corazón, la mujer no lo pudo soportar y rompió en llanto, el hombre, resignado al desenlace y dispuesto a afrontarlo, continuaba escribiendo prolijamente lo dictado por el Mesías. El conocimiento había recalado sobre esa mesa. El cambio de planes sorprendió a los padres, pero no abrieron la boca, Verónica llamó a Sofía para pedirle que regrese a América, la aguardarían en Bogotá por unos días. Joel anotó los veinte nombres de los niños que deberían ser localizados seis meses antes del Día de la Salvación, sus datos personales y demás especificaciones fueron detalladas detenidamente por Él, direcciones, ciudades y los países a los que pertenecían. Continuó escribiendo durante toda la noche, lo que conformó una segunda sección del Último Testamento de José de Arimatea. Los ojos del hombre brillaban de emoción al notar, por los dichos de Jesús, que la Hermandad no culminaría su trabajo… todavía. Por la mañana, decidió que ya había hablado lo suficiente, su rostro parecía ajado, erosionado por el paso del tiempo, un tiempo personal que en un corto lapso había transformado esa cara aniñada en la de un verdadero hombre, una extraña mutación que se desarrolló paulatinamente. Diez años transcurrieron en pocas horas, nadie notó el cambio hasta que Él se incorporó para retirarse a descansar. Esos escritos se conocerían más tarde como los de Joel de Colombia, los cuales, junto a los Arimatea contendrían el desarrollo del Nuevo Orden. La verdad pasada y la que vendría se hallaba detallada en los extensos escritos, años más tarde, los de Colombia continuaron completándose a manos de otros escribas, testigos del futuro. Fecha clave, año dos mil cincuenta. Cuando Jesús les confesó que el mundo tal como lo conocían no existiría más a partir de esa fecha, salvo una reconversión masiva, una comunión espiritual a gran escala, cosa simplemente improbable, Joel y el resto de la familia se conmovieron hasta el llanto; pensaron cómo sería el final de la humanidad y compungidos le preguntaron al Señor. - por qué Jesús? Por qué dices que el final es irremediable? -no soy Yo quien lo dice, es el propio Hombre quien lo ha determinado con sus actitudes, mi deber es claro, mi meta es impedir el Final a toda costa, pero no depende de Mí. Jamás dependió de mis acciones, no lo entiendes? Sólo soy un guía, la decisión última es de ustedes, estoy dispuesto a un nuevo sacrificio si es necesario, he decidido que el enemigo debe ser combatido con todas las armas que tenemos al alcance, pero mi Padre es el encargado de repartirlas y de decidir que es justo y que no. He realizado milagros mientras descendía por América hasta este país, esclavo de sus decisiones, y aún nadie está convencido de mi Verdad, solamente los pocos, individualmente afectados por Mí, me siento triste, decaído, desilusionado, así como mi Padre- culminó Jesús bajando la mirada al suelo, cubierto con antiguas baldosas de colores vivos. -pero hijo, está bajando los brazos- criticó Joel. -no papá, es parte de la verdad, los ciclos deben ser completados, éste llegará a su fin en diciembre de dos mil cincuenta con un cataclismo provocado por la propia humanidad; pero ustedes lo pueden cambiar, tienen tiempo, treinta años, aprovéchenlo como corresponde. Necesito llegar a Santa Fe lo antes posible, desde allí difundiremos, a través de la Hermandad, la Palabra del Padre. Comenzaremos con Internet y la televisión, sólo una noticia para generar expectativa, la página en la red contará la historia hasta mi nacimiento, que todos sepan que existo, luego iremos a Roma, debo hablar con Pedro, pobre, ignora que la profecía de Malaquías es cierta; el lanzamiento final será en jerusalem. Se dirigieron hacia el aeropuerto internacional El Nuevo Dorado de Bogotá, localizado apenas a quince kilómetros del centro de la capital colombiana, esa misma noche partieron rumbo a Ezeiza, veinticuatro horas después se hallaban instalados en su casa de Avenida General Paz, construida en el predio ocupado antiguamente por la Plaza Juan Vucetich, en honor al hombre que desarrolló y puso en práctica la identificación de personas a partir de las huellas dactilares por primera vez, quien en realidad era croata y nacionalizado argentino, supuestamente antropólogo y cuyo nombre de origen era Ivan Vučetić. Desde la antena del canal de televisión local, se irradió la noticia de la existencia de Jesús, a partir de ese momento el mundo comenzó a comentar y a opinar acerca del hecho, pero el escepticismo y el descreimiento impidieron que llegue a los niveles que se esperaban o deseados, nadie le creyó; optó el Nuevo Mesías por acortar el tiempo de su encuentro con el Santo Padre, la única persona que tendría la fuerza necesaria para llevar el mensaje a la gente, una nueva y perversa paradoja, el propio Hijo del Hombre no contaba con el crédito de su palabra. Mientras tanto, la facción masona de la iglesia estaba alerta, deberían impedir a toda costa que esa reunión se lleve a cabo, nuevamente la C.I.A y el Mossad se unieron a la falange que resistía al Cristo, movidos por ansias de poder y económicas, como durante toda la historia conocida de la humanidad. Previendo tal situación, la familia debió tomar los recaudos necesarios, se trasladaron a una pequeña isla, en la zona de Cayastá, perteneciente al sistema hídrico del río Paraná, en ese lugar se refugiaron durante casi un mes, debería evitar a toda costa que los servicios secretos los hallen, nada le podría ocurrir a Jesús , aún. La reacción de los musulmanes fue relativamente medida, ellos deseaban conocer al Profeta, el Coram avalaba la existencia de Jesús, no como Hijo de Dios, sino como un verdadero Mesías. Los judíos en cambio desestimaron toda posibilidad de diálogo, dejando cerradas las puertas de la fe y tratando de imponer la razón en una situación espiritual. Los gobiernos de todo el mundo católico se comprometieron a no dudar, sino a acompañar el proceso con coherencia y virtud, cosa que en realidad nadie creyó, los habitantes descreían de la historia, llevándolos a su propio desenlace fatal. El mundo moderno se rehusaba a aceptar la salvación, a recibir el Espíritu Santo, rechazaban a Cristo una vez más, era la oportunidad última, Él lo sabía y aún así prosiguió con lo estipulado. Con la edad de un adolescente y el alma del Hombre, viajó a Europa para su reunión con S.S. Madrid, doce de junio de dos mil veintidós. El aeropuerto de Barajas los recibió de incógnito, Sofía, que no había logrado viajar hacia Medellín, los aguardaba en España junto a un pequeño ejército de custodios, seleccionados especialmente para la ocasión, lo escoltarían hacia Roma, la mayor parte del dinero con que la Hermandad contaba sería utilizado en estas últimas acciones para lograr arribar a buen término, es decir evitar que sea atrapado por los defensores del Mal. La situación se planteaba de esta manera: Los países árabes cambiaron su modus operandi, comenzaron a utilizar agentes pagos de origen jafético, mercenarios que no podían ser detectados por su fisonomía ni por sus antecedentes, se requería una inteligencia previa para reconocerlos o detectarlos; eso complicó bastante la labor de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos e Israel, como así también a los masones y a la iglesia disidente con el Papa. Cientos de agentes de casi diez estados, entre los que se contaban Egipto, Libia, Pakistán, Rusia y su K.G.B, que había alcanzado un nuevo cuasi esplendor debido al decaimiento del sistema financiero norteamericano en el mundo y a la estrategia política del gobierno de realizar una unidad económica entre los países de la antigua U.R.S.S, además de un contrato de colaboración con la Comunidad Europea, la mini comunidad ganaba territorio en el campo de batalla que en estos tiempos se presentaba a nivel económico y como se mostraban al mundo las políticas internas. La Gran Alianza crecía cada vez más, pero nadie deseaba la lucha armada a ese nivel, sería autodestruirse, aunque parezca mentira todavía quedaba alguien con un poco de cordura. Políticamente a los Aliados les convenía que Jesús sea reconocido, eso le quitaría poder a judíos y Americanos, es por eso que comenzaron una estrategia que alteró aún más los ánimos, sin más los agentes eran aniquilados donde los encontraban, sin mediar una sola palabra; la contraofensiva era tardía dada la imposibilidad de identificar a los mercenarios que se mimetizaban con los civiles. La gran emboscada de Ceuta se cobró nueve vidas de espías israelíes y yanquis, eso colmó la paciencia del presidente de EE.UU. y sacó a la luz otros cientos de agentes con órdenes precisas, eliminar a todo sospechoso que cruce sus caminos. No podía ni debía salir a la luz, los medios solo sospechaban la situación, pero los profesionales no dejaban pistas y los mismos enemigos se encargaban de ocultarlas si las hallaban, el caos se generalizaba y el escenario de operaciones volvió a correrse a Europa central, las viejas escaramuzas de la segunda gran guerra quedaron pequeñas en comparación con las actividades desarrolladas en esa época, la cercanía de los actos con Rusia obligó a los rusos a desviar la atención hacia América, no podían permitirse los errores de aquellos años. Los sistemas de defensa fueron burlados infiltrando a cientos de latinos, mejicanos, argentinos y sobre todo brasileros, hasta el momento insospechados protagonistas en esas lides. El Departamento de Defensa sugirió a la Casa Blanca que debía reprogramar a los agentes, había demasiados inconvenientes dentro de la casa como para preocuparse por el jardín. Jesús llegó a Roma el primero de julio, se refugió directamente en las instalaciones de la Hermandad, que había sido reconstruida y acondicionada especialmente para el retorno del Guía a Italia, el lugar donde nació lo aguardaba acogedor. El Mossad conocía del arribo de la familia a la ciudad de las siete colinas, pero nadie suponía que Él se hallaba en las catacumbas que alguna vez cobijaron a sus seguidores, quién duda que todo regresa y recomienza? Mientras tanto el Papa, un hombre joven y fuerte, verdaderamente justo, se puso él mismo al mando de las operaciones del Vaticano, era común verlo de noche, en jeans, circulando en caros autos con oscuros vidrios con un grupo de apoyo coordinado militarmente. Un contacto de la Hermandad se comunicó con el Santo Padre en la noche del cinco de julio, a exactos cuatro días del regreso; Pedro I escuchó atentamente al emisario y reconoció su desesperación por hallarlo, era indispensable el encuentro de ambos en pocas horas. Al salir de la Santa Sede, el hermano mensajero, con las instrucciones para la reunión, fue seguido por el grupo de inteligencia de los masones, pero atento a la circunstancias viró su recorrido y dio aviso a sus confiables colaboradores. Estos, quienes se hallaban a pocas cuadras de su posición, se colocaron en pocos minutos detrás de los furtivos y poco profesionales espías, quienes sin duda no estaban entrenados para mantenerse a la altura de la situación ni contaban con un armamento adecuado. Ex profeso, el hermano ingresó a una calle sin salida, los masones pensaron que sería presa fácil pero luego de girar detrás del pequeño auto gris y detener la marcha, vieron las luces del Mercedes negro que giraba tras ellos, un segundo para pensar, la emboscada estaba consumada, trataron de dar marcha atrás a toda velocidad, pero las pesadas armas de los hermanos detuvieron el auto al atravesarlo e impactar en la cabeza del chofer y chocar con su paragolpe trasero incrustándolo en una columna de alumbrado. Los ocupantes del B.M.W. descendieron armas en mano intentando defenderse pero con pocas ráfagas de ametralladoras supersilenciosas acabaron con la vida de todos. El episodio duró apenas tres o cuatro minutos. Apenas quedó espacio suficiente para que el pequeño vehículo del mensajero pase a un lado del humeante coche negro, todo el grupo se dirigió sin demora hacia el edificio de la Hermandad. Allí ya los esperaban para eventuales atenciones médicas, no hizo falta, todos gozaban de un excelente estado y no habían sufrido ningún rasguño. Alertados acerca que los masones conocían que Él se hallaba en Roma, decidieron adelantar la reunión, conociendo ahora la línea directa con el Pontífice, lo llamaron de inmediato para narrarle lo sucedido. -Disculpe S.S. pero ha ocurrido algo que no teníamos en los planes- se disculpó Joel. - no te preocupes hijo, cuéntame- invitó el Santo Padre. Joel lo puso en conocimiento de los datos que manejaba la Hermandad, guardándose algo como reaseguro, la guerra de agentes en todo el mundo, la masonería que se ocultaba a la sombra del altar; la identidad de Jesús le sería develada en la reunión. Le solicitaron adelantarla para el día siguiente, deberían encontrarse lo antes posible. El Romano comprendió perfectamente el dilema y se ofreció para acercarse él mismo al lugar “donde el Señor me espera”, según sus propias palabras. Todos coincidieron que no era seguro traer al Papa al edificio, deberían pensar en un sitio del que no se tengan referencias y alejados de acechantes miradas; organizarían una puesta en escena en la que colocarían la figura del Pontífice rumbo a Jerusalem, y realizar el rencuentro mientras dure la confusión, el vocero oficial se encargaría luego de explicar por qué no se había realizado el viaje, aludiendo probablemente razones de salud de Pedro. El lugar establecido fue el Palacio de Castel Gandolfo, la Residencia Papal de verano, un sitio ideal para secretos encuentros, con una historia tan rica como ambigua, diseñado por el arquitecto Carlo Maderno para el Papa Urbano VIII; la guardia del Palacio recibiría la orden directa de sus superiores para que permitan el acceso de dos determinados autos, sin saber quienes eran los ocupantes, de ese modo no se filtraría la información hacia el exterior, la duda cubría a todos ya a todo. La noche ocultó a los protagonistas pero no el hecho, los mazones se enteraron que alguien se encontraba ocupando la finca, uno de los encargados de la entrada se comunicó directamente con el Obispo Conti, quien le ordenó que permaneciera alerta y que averigüe quienes eran los visitantes. Con una diferencia de tres horas, ambos vehículos ingresaron al interior de la construcción, Jesús y los hermanos arribaron en segundo término. Parecía desierto, seis hermanos quedaron de guardia dentro de los muros, la gran mesa del estar de la residencia fue el soporte para la reunión. Pedro se hallaba sentado en la cabecera, dialogaba fluidamente con un colaborador a la espera del Maestro, demasiado tranquilo, quizás porque no tenía nada para temer, siempre hizo lo correcto. Jesús atravesó lentamente el patio acompañado por Joel y Sofía, Verónica no intervendría en las conversaciones, un guardaespaldas personal de S.S. abrió la puerta para franquearle el paso al Hijo, éste agradeció con una sonrisa, el mismo hombre volvió a cerrar la puerta, quedando del lado de afuera, no sabía de quien se trataba, nunca se enteró. El Pontífice se incorporó al verlo acercarse, se adelantó unos pasos y quedó inmóvil, esperó que Jesús llegue frente a frente, sus miradas se cruzaron por primera vez, su cuerpo se estremeció y le pareció recordarlo como si lo conociera de toda la vida, cuando le tomó la mano entre las suyas y le besó el anillo agachándose un poco en claro gesto de sumisión hacia el jefe de la iglesia católica; pensó en retirarle la mano, pensó que debería haber sido al revés, nunca imagino que Él lo saludaría de esa manera. - Santo Padre, es un honor conocerte- exclamó Jesús. - mi Señor, eres tú?- preguntó atónito el Papa. - tú que crees, Pedro? Siempre serás mi Pedro, se que estás allí adentro, se que me conoces. Con la voz tan baja y casi inaudible, la charla era entre ellos dos, nadie lograba escuchar una sola palabra de lo que hablaban los Hombres. De repente, el Romano se arrojó a los pies del Mesías y se abrazó a sus piernas, mientras le aseguraba que lo conocía, que sabía que se trataba de Él, las lágrimas de alegría mojaban su rostro; los espectadores quedaron mudos, todos los presentes comprendieron. Pocas palabras bastaron para deducir lo cierto, al Papa no le quedaban dudas que se trataba de un Dios verdadero, deberían actuar de inmediato, cuáles serían los pasos a seguir? Sofía traía consigo el Testamento de José, el de Arimatea, el original y la traducción al italiano, poseían otra al inglés y por supuesto copia de ésta. Jesús y Pedro se esfumaron, como en aquella época, a dialogar y a coordinar el futuro. - tendremos una sola oportunidad Pedro, mi Padre decidió darle a la humanidad una sola chance de lograrlo- sentenció Jesús. - qué haremos, Señor? Es que tienes un plan?- preguntó Pedro. - deberás detener la guerra que se avecina, reunirás un ejército de creyentes que se opondrán a los gobiernos terrenales, en forma pacífica, si no persistes de esa forma no será válido, Yo estaré contigo, siempre- prometió Jesús. Cómo hacerlo mi Señor?- requirió sencillamente el sacerdote. - si crees que es la segunda vez que estoy sobre la tierra, estás equivocado, hace miles y miles de años que tratamos con mi Padre de encaminar a los hombres, para la historia conocida sólo he venido una vez, es por eso que se encuentra tan enojado y decepcionado, miles de generaciones no han logrado acercarse siquiera un poco al Creador, tantos cambios en la estructura de la tierra han logrado ocultar la verdadera historia de civilizaciones destruidas por sus propias armas, la tecnología de esos antecesores era aún más avanzada que la actual y por ende más destructiva, mares en la tierra y montañas en los valles cubrieron las huellas de la destrucción. Estoy dispuesto a hacerlo una vez más, pero será la definitiva, no me permitirá sacrificarme nuevamente, no lo podré repetir nunca más, la eternidad se ha terminado para el hombre, nunca comprendieron que el tiempo eterno de su existencia es a través de la renovación, nacer y morir deberían purificar sus pensamientos y sus almas, deberían comprender que vivir es un Don de Dios, tanto como morir, no se trata de pedir perdón ni de realizar buenas acciones cuando se enteran que padecen una enfermedad terminal, hace tiempo que mi Padre dejó de oírlos, fui Yo quien insistió en brindarles una posibilidad. El Maldito, el mismo Satanás debe estar refregándose las manos, de pensar que solo debe aguardar el desenlace, un final previsto, por qué debería cambiar ahora? Los milenios se sucedieron y el Oscuro siempre ha triunfado, las tentaciones siempre han sido más efectivas que las virtudes, que la fe, en el momento del Gran Convenio mi Padre le permitió a esa parte de Él tomar forma y escindirse de su propio ser Divino, poseyendo menor entidad y poder, pero siendo también Divino a su manera, los hombres siempre han caído presa de sus encantos, materiales y carnales, no será distinto en esta ocasión.- culminó apesadumbrado Jesús. - Dices Señor que no podremos hacer nada para alcanzar la salvación?- demandó tristemente el hombre. - querido hermano, tú eres Pedro y serás testigo de la destrucción, conserva los escritos de Joel, mi papá, y de José, mi gran amigo al que le debo mi último retorno. Síguelos, son mi palabra. Ocúpate de que los Elegidos sean llamados. Ocúpate que esos niños reciban el conocimiento de mis palabras y las de mi Padre, luego que Yo no esté más sobre la tierra, Tú serás el que deberá preparar al mundo para el Fin, el Armagedón llegará en el dos mil cincuenta si al momento del nacimiento de los niños el alma de los hombres no se ha aclarado. Se publicará en breve la clave del futuro, una nueva y revolucionaria teoría acerca del pensamiento, asegúrate también que los niños la conozcan, durante el largo viaje que realizarán, deberán practicar y adiestrarse en el manejo de sus mentes, sólo de esa forma llegarán a Mí. Si por el contrario, el hombre cambia, te daré la señal para que comiences con la instrucción masiva sobre la tierra, lograr la coherencia en el pensamiento le otorga coherencia a las almas, eso desea mi Padre. Si el andar continúa por un tortuoso camino, deberás decirle a los dos científicos, a los autores del artículo, lo que te digo hoy: “En mi voluntad se encuentra el secreto que desean descubrir, si esta frase llega a sus oídos conocerán cual es esa voluntad, con sólo pensar en lo que desean lograrán que el Séptimo Quark que contiene la mayor parte del universo, aparezca ante sus ojos” Dicho esto le pidió a Pedro que lo deje orar unos minutos a solas, se comunicaría con el Padre, necesitaba saber que hacía lo correcto. Cerca de una hora después, Jesús apareció con un rostro más demacrado aún, aparentando más años todavía. - deberemos decirle al mundo quien Soy, las masas deberán elegir su destino, debo darle a Él una respuesta rápida, debo demostrarle que sus hijos aprenderán a amarlo como tanto como los ama Él. - los ama tanto y los destruirá? Nada más que con su decisión?- preguntó Joel en un tono entre indignación y desconcierto. - así es papá, el ciclo se cumple, debe recomenzar para que puedan reconocer el ingreso al Paraíso, es verdad, el Edén existe, a pocos metros de ustedes y no lo encuentran, viven en él y no lo saben, por eso está triste, les ha brindado todo para que disfruten de la vida eterna y lo desechan. Luego de perder horas en un intrincado laberinto, debes tratar de llegar a la entrada para lograr alcanzar la meta, recomenzar es el término correcto…y la actitud que se debe tomar. - tienes razón Jesús, debemos mostrarte al mundo- enfatizó el hermano. Mientras tanto, la ignominia de una nueva ejecución se gestaba en el mismo seno de la iglesia, en el propio Jerusalem, la cúpula del Mossad se encontraba reunida con representantes de la C.I.A. y un par de Cardenales Católicos, perversa intención, eliminar a Pedro I, sin su apoyo el Pastor no podría demostrar su poder, no le darían tiempo. Luego sería un blanco fácil, simplemente desaparecería, sin dejar rastro alguno, como hace dos mil y tantos años. Antes del amanecer, de la misma forma que ingresaron, subrepticiamente, abandonaron las instalaciones papales, antes de salir del recinto donde se llevó a cabo el encuentro, Jesús le indicó de soslayo, casi al pasar, como parte de los motivos del desenlace: -asegúrate también que la iglesia no cometa los mismos errores, humildad y despojo de riquezas son esenciales para formar nuevas almas, el ejemplo de esas virtudes olvidadas por el clero los ayudará a juntar a los descarriados, te das cuenta que el pastor mantiene en control a la mayoría? No funciona al revés, hermano. Dicho esto ingresó al coche con una sonrisa preocupante, se acomodó en el asiento trasero y esperó hasta que el conductor arranque para saludar con la mano a través del vidrio bajo, que al tomar velocidad se cerró en forma automática. Estaba tranquilo, sabiendo que sus actos se hallaban avalados por el Supremo, a esa altura conocía la verdad, no había posibilidad de salvación, pero no podía sacarles a todos la esperanza de lograrlo, de intentarlo. Sabía lo que se acercaba y se mantenía calmo, incluso le pidió a Joel, quien estaba sentado adelante, que seleccione en el buscador del receptor de ondas autoregenerativas, un viejo tema del siglo XX, Imagine, de John Lennon, el deseo de un soñador de un mundo sin posesiones y sin religiones, donde no exista nada que proponga confrontaciones entre los hombres, que escuchaba cuando era apenas un niño y le llamaba la atención; apenas hizo un comentario antes de dormirse: - quizás sus anteojos le permitieron ver más allá. Por lo bajo Sofía le indicó: - era multimillonario. - sí, pero comenzó por algo, aunque sea escribió una canción, por lo menos lo pensó- dijo casi dormido y con su eterna sonrisa a flor de labios. Capítulo Siete. El destello final. Quien necesita de la religión es el hombre, no mi Padre. Jesús. Año dos mil treinta. Marzo. Durante esos años de desasosiego, Jesús intentó llegar al corazón de toda la humanidad, pero fue en vano, musulmanes, judíos y orientales simplemente desconocían al Salvador, no podían permitir que siglos de construir control se vieran derrumbados por un simple mortal. El previo apoyo recibido por el Mesías se vio deteriorado por las creencias del pueblo, la gente fue quién en definitiva no le brindó el apoyo que Él necesitaba para convertirse en quién decía ser o lo que representaba, siglos de no pensar, de acatar lo que les decían y les enseñaban desde pequeños fueron más fuerte y obtuvieron más poder que tener al mismo Hijo de Dios delante de sus rostros, era el desenlace de una forma de vida que no merecía otro final. Todos los esfuerzos para que el hombre logre entender, comprender la situación fueron vanos, millones de dólares gastados en televisión y en los últimos días antes de la Pascua de Resurrección, en agresiva publicidad en nombre de la verdadera fe no alcanzaron para revertir el resultado. Sin embargo, Él no deseaba mostrar sus dotes divinas ni supernaturales, deseaba ganar las almas con su palabra y su tesón. Un fútil esfuerzo que sólo logró mitigar sus fuerzas. Ese año, junto al Papa, habían decidido utilizar el as en la manga, luego de penosos años de construcción, inaugurarían el Nuevo Vaticano, la Nueva Santa Sede en Tierra Santa para demostrar que la iglesia era una sola, que las doctrinas, a pesar de las numerosas diferencias que mantenía con los representantes de su Padre en la tierra, era todavía capaz de generar algo bueno sobre la faz de la tierra, que merecía ser el encargado de guiar a sus feligreses hacia el Padre Verdadero. Jerusalem había sido dividido aún más por la noticia del traslado, pero el día que anunciaron la inauguración, que la edificación concluiría, estalló un revuelo de connotaciones dantescas, la gente de toda la zona, independientemente de su credo comenzó a acercarse al sitio donde se llevaría a cabo la ceremonia oficial, imaginemos una Misa con Jesús en el altar, no tallado en madera y colgando de una cruz, sino en persona, capaz de dar sermones y hablarle a su gente. Tierra de diversas creencias, tierra de tempestades y de no entendimiento, en ella comenzó todo, allí acabaría. Cristianos a favor, todos los demás en contra. Las cadenas de televisión de todo el mundo trataban de lograr la exclusividad, no les importaba quienes serían los oradores, sólo deseaban ser los únicos. Los hermanos, encargados de la parte monetaria de la que se podría llamar “la gran Campaña”, debían atender a tantos medios que deseaban la primicia que en realidad no daban abasto, estaban convencidos que se trataba de un evento comercial, tanto como la mayoría, a quién le cabría en la cabeza tener a Jesús en un palco hablando por micrófono en cadena para todos los hogares capaces de recibir la señal, los que a pesar del desarrollo tecnológico no alcanzaban a las dos terceras partes de la población mundial. Evidentemente el desarrollo era para algunos, exactamente igual que en los años que precedieron al Retorno. Aún persistían países infradesarrollados, y comenzaban a asomar a la luz los autodenominados antidesarrollistas, naciones que deseaban mantener cierta condición envidiablemente humana y que se negaban a conceder sus espacios y su soberanía a los imperios económicos que en este decisivo momento y desde hacía casi un siglo lograron imponer sus reglas de juego, ganar a cualquier precio. Países que a pesar de no contar con una floreciente economía, no sucumbían a los favores ofrecidos ni por el capital ni por el comunismo, quizás el resultado de tantos años de sufrimiento. Casi cinco millones de personas se agruparon en las inmediaciones del flamante templo cristiano, otra demostración de poderío monetario y político. Ni el mismo Jesús se opuso a que se lleve a cabo, las cartas estaban distribuidas y la última mano se jugaría en apenas dos días más. Mientras se ultimaban los detalles, Jesús se mantenía en oración, todo lo que debía hacer estaba hecho y dichas las mas fervientes palabras; se mantuvo en esa postura casi cuatro días, sin ingerir ningún tipo de alimentos, siquiera agua, el ayuno era total, despiadado consigo mismo, de la fortaleza en la que habitaba desde que llegó a Italia sólo quedaban las relucientes paredes que al mirarlas, las notaba opacas, los brillosos pisos que ya no reflejaban su imagen en forma fidedigna, sino que deformaban su figura haciéndolo parecer un hombre mayor, guardias y colaboradores iban y venían de un lado a otro sin rostro propio, Verónica y Sofía tratando de consolarse mutuamente y Joel, aunque fuerte y perseverante, solo esperaba el final. Decidieron viajar el mismo sábado por la noche, Él no pertenecía ninguna de las religiones que prevalecieron, pero reconoció en Pedro a un verdadero servidor de Dios y la Justicia, es por eso que se apoyó el él, sin desconocer la historia que había vivido veinte siglos atrás. El viernes por la tarde, el Maestro salió de su reclusión, demacrado y desaliñado, con barba prominente y físicamente disminuido. Su madre y abuela corrieron a abrazarlo, era imposible para ellas separar al Hijo de su hijo, es por eso que Joel participaba más de las decisiones del Enviado, tal vez por su aparente pero necesario desamor. Le alcanzaron ropa limpia y una afeitadora nueva, como la que siempre usó, descartable, jamás siguió ninguna clase de ritos pertenecientes a alguna religión. Tomó alimento cuando el reloj cambiaba sus dígitos a las veintiuna y treinta y uno, sentado cómodamente se rió de algunas ocurrencias de ambas mujeres referente a su aspecto al emerger de la oscuridad de la habitación que lo contuvo hacia el corredor soleado; los vermicellis estaban a punto y Verónica recordó los felices días con su marido, Franco, el Elegido, sin cuya ayuda nada hubiera sido igual. Recordó también a su amigo Adriano y a los ocurrentes propietarios de la trattoría Los Julios, simpática familia romana. El Hijo comenzó a hablar del futuro de la humanidad, de la historia, de las creencias y de la fe, ordenó adecuadamente y con la intención que tomen nota de lo que decía y proponía, sus pensamientos y reflexiones: que fuente de sabiduría! Decidió sentarse cerca de la ventana para observar el cielo, con una copa de vino tinto en su mano derecha, y la mirada perdida en la infinita sucesión de materia y energía, pensante y preocupado mortal con alma inmortal. El sol se sorprendió al notar a Jesús en la misma postura al asomarse por el entrecortado horizonte, gracias a la increíble sucesión de edificios de la ciudad romana. El semblante había mejorado, no demasiado, pero lo suficiente para no parecer de cuarenta años, sino de treinta. Eran las ocho y treinta minutos cuando se dirigió al cuarto de Verónica y golpeó su puerta. - mamá, estás despierta ya? Desde el interior una voz somnolienta le respondió. - ahora si hijo, entra, ven, pasa. - qué hora es?- curioseó Verónica. - hora que te levantes y desayunemos juntos, afuera- indicó su hijo. Sin ingresar, le encomendó a su madre que se apure, así podría aprovechar más el tiempo, ya que a la tarde deberían prepararse para viajar a la noche. Apenas quince minutos le tomó para ponerse presentable a la bella señora, nada de pintura, se veía mejor así. Joel se encontraba en Londres, viajaría a Jerusalem desde allí en forma directa para presenciar el evento. Sin ningún cuidado ni recatos, salieron desde el garage del edificio hacia la húmeda calzada, el muchacho conducía, decidió hacerlo esa mañana, era hora que lo haga; el oneroso auto negro era una maravilla tecnológica, totalmente inteligente y con un motor que desarrollaba casi doscientos caballos de fuerza, de combustión interna pero cuyo combustible era el hidrógeno, se trataba de una técnica que contaba con apenas cinco años de prueba y que consistía en generar el gas a partir de una reacción instantánea de agua, almacenándolo a una inmensa presión en compartimentos situados en la parte posterior del vehículo. Las partes interna del motor se hallaban lubricadas con un agente sintético, que incluía la nanotecnología de forma que los metales siempre se hallaban separados por una especie de micro-rodamientos que evitaba la frotación en un noventa y nueve por ciento, eliminando de esa forma la generación de calor llevando las prestaciones de pequeñas plantas motrices a inimaginados límites de potencia. La revolución de los bloques fabricados con diamante conseguido por medio de síntesis en el laboratorio, denominado cristal metálico, contribuyó en parte determinante en el desarrollo del sistema completo. La marca que fue la pionera lanzó al mercado mundial el primer auto apenas dos meses atrás. Se dirigieron a un céntrico bar de la ciudad, a la vera del Tíber, una amplia terraza, cubierta de una punta a la otra con madera de roble, los aguardaba solitaria, parecía que ese día serían los únicos clientes. Tomaron asiento al mismo tiempo, por unos segundos sólo se miraron, a los ojos, intensamente, luego la madre dijo: - hace tanto tiempo que no hablamos, casi no recordaba tu voz- - en cambio creo que nunca la olvidaré, aunque no me hables por eones- contestó Él convencido. - hijo, sabes que lo que se aproxima será difícil, estarás preparado para afrontarlo? - si madre, lo estaré. Olvidas quien es mi Padre? Ya he pasado por esto tantas veces… Ella no preguntó nada, en un efímero parpadear de su hijo comprendió de qué se trataba todo. - mamá, mañana será quizás el día más difícil de nuestras vidas, eres tú quien debe estar preparada, debes estarlo- sentenció. Lo que le faltaba saber era justo lo que no deseaba enterarse, tomó la mano de su niño y la apretó fuerte contra su pecho, sus lágrimas mojaban las manos de ambos, Jesús las levantó y las llevó a su boca, resecos labios que se humedecieron con la salobre secreción, las besó suavemente. Luego levantó su mirada y la mantuvo por siglos, fija en la de su mamá. El camarero los observaba desde una mesa aledaña sin animarse a acercarse, dudaba ya que no parecían una pareja de enamorados y no podía apreciar una diferencia de edad que denote la filiación, ella lucía muy bien y joven y Él avejentado y decaído; tomó coraje y enfrentó la situación, se acercó delicadamente al amoroso dueto y les dio la bienvenida al lugar, una costumbre de la casa desde que fue reconstruida veinte años atrás, luego que su dueño, Silvio Cátaro fuera acusado del asesinato y violación de su joven cuñada de apenas catorce años y condenado socialmente sin un fallo judicial, el cual llegó casi tres años después declarándolo inocente. El pobre hombre perdió su negocio, ya que la gente evitaba concurrir a su comercio, su caso fue demasiado mediático y mientras se encontraba en la cárcel esperando la sentencia, vecinos enfurecidos destruyeron el local, sólo sus paredes quedaron en pie. Al salir de la institución carcelaria, regresó y con sus propias manos y su cabeza en alto, reconstruyó su cantina y su futuro. Lentamente los clientes regresaron y llamativamente le pedían disculpas por haber hecho lo que hicieron, aunque nadie se hiciera responsable directamente por lo sucedido, en agradecimiento a la honestidad, instruyó a sus camareros a que les otorguen una bienvenida formal al lugar, para no olvidar jamás lo ocurrido, permitiéndole a todos recordar uno de tantos errores de lo hombres. - qué se van servir? Qué tipo de desayuno prefieren?- preguntó el mozo luego de la rima que auspiciaba de saludo introductorio. -tipo americano por favor- solicitó Verónica. El mozo no pudo evitar mirar a los ojos del hombre, lo reconoció. Se retiró de la misma forma en la que llegó, a paso lento, pero antes de ir a la cocina a realizar el pedido se dirigió a la oficina de Silvio, debía ponerlo al tanto de tan especial cliente. El propietario del negocio estaba con el teléfono visor en pleno diálogo con su esposa, su nueva esposa, ya que la anterior fue quien inició su decadencia al denunciarlo personalmente a la justicia y falseando la declaración, parte por su naturaleza celosa y parte por un problema de doble personalidad, una de las cuales fue la verdadera autora del hecho contra su propia hermana. -Silvio, en el salón está Jesús, en persona, desayunando…disculpe, yo se que usted lo…estima mucho, pensé que quizá quiera verlo, no se, hablar con Él- explicó el mozo. - gracias Domenico, iré a saludarlo. Con cierta dificultad, retrocedió con la silla de ruedas y tomó el camino hacia el Maestro, ingresó al mirador desde un exclusivo ascensor que utilizaba únicamente él, apareciendo detrás de la silla donde se hallaba sentado Jesús, quien estaba de pie mirando hacia la dirección por la que se acercaba Silvio. -acércate Silvio, ven hijo- invitó Él. Había perdido la facultad de caminar cuando intentó suicidarse en la cárcel, arrojándose de la galería del segundo piso hacia el centro del patio interior. Mientras avanzaba al encuentro del Señor sentía que sus piernas comenzaban a temblar, por sí solas, trataba de detenerlas, pero la sensación de movimiento que le llegaba al cerebro era demasiado agradable, diez metros lo separaban del hombre que lo había sacado del estado de total desesperación en la que se encontraba sumergido luego del episodio en que casi pierde su vida, anhelaba tocarlo, necesitaba saber si era cierto, si era quien decía ser, sabía que con solo pasar sus dedos por su rostro la verdad se le revelaría. Sentía a sus piernas recobrar la vida perdida años atrás. Se detuvo frente a Jesús que lo miraba desde su altura de un metro y setenta y cinco o seis centímetros, éste lo observaba como a un niño que acude a su padre ante una situación problemática, y comprendiendo ese problema le dijo: - Silvio, hermano, abrázame, soy Yo, me has hablado cientos de veces sin obtener respuestas, te conozco tanto o más que tú a Mí, sin embargo, a pesar del silencio de las respuestas sacabas fuerzas para un nuevo monólogo de a dos. Abrázame hermano- invitó el Mesías. No comprendía lo que Él intentaba decirle, desde el asiento lo observaba inmóvil, esperando que se agache para lograr el cometido, sin hablar, su mirada revelaba desconcierto. - vamos, hermano, me has llamado, acá estoy- volvió a invitar con voz firme. Lo tomó de su mano derecha y luego hizo un ademán invitándolo a erigirse sobre sus piernas, Silvio dudó, la escena de la caída pasó por su cabeza en el comienzo de un suspiro, luego se vio caminando hacia su Amigo invisible, ideal, siempre presente en el final de la misma exhalación, intuyó que el deseo de Él era el mismo que el propio… y se paró, tambaleante pero de pie, lo abrazó, lo estrujó con todas sus fuerzas y su esencia se liberó del martirio que él mismo se hubo prodigado. -lo sabía cuando Domenico me avisó, sabía que era mi Cristo, que se trataba del verdadero Salvador… oh Jesús, estás con nosotros para salvarnos… y comenzaste conmigo, gracias Señor, gracias por haberte acordado de mí…Marieta, el mundo está a salvo, Jesús está con nosotros- gritó a su esposa que estaba organizando la cocina. - si hermano, estoy acá para salvarlos, y tú estás a salvo, contigo estarán todos los que lo deseen de corazón, esa es la voluntad de mi Padre, también es su deseo que el hombre encuentre su camino. El asombro y el regocijo del hombre por sentirse completo nuevamente impedían que comprenda el trasfondo de las palabras de Jesús, simplemente pasó por alto el significado real de dichas afirmaciones; el Hijo, aún de pie, lo separó de sí tomándolo de los hombros y volvió a repetir: -son ustedes los que deben hallar el verdadero camino- iteró el Maestro. Silvio le agradeció y tomado de Domenico se alejó de Jesús con pasos firmes y cortos, riéndose y comentando lo que sintió, de verdad creía y obtuvo su recompensa, pero a los cinco metros ya se había olvidado del milagro y pensaba el viaje que podría realizar ahora como un hombre normal, Él lo miraba alejarse formando con sus pies un ángulo indefinido y cambiante, decidido, tenía dinero y recobró el andar, antes de ingresar al ascensor personal que lo había transportado durante más de quince años mientras se hallaba hemipléjico. Volvió a tomar asiento frente a su madre, quien presenciaba la escena en silencio; apoyó sus codos en la mesa y le confesó que se sintió vacío al darse cuenta de lo que ocurrió minutos atrás. - mi Padre tiene razón, este ciclo está concluido- afirmó vergonzosamente. Salieron del bar sin que nadie haya entrado en esos minutos, sólo dieron cuenta del café, dejando todos los demás componentes del servicio sin tocar. Él tomó el volante del automóvil, arrancó haciendo chillar los neumáticos franceses, parecía enojado consigo mismo, o con los hombres, o con el libre albedrío, o quizás con su Padre quien sostuvo siempre que “deben llegar a Mí por sí solos, de nada sirve que quite la maldad y las demás falencias que sufren y soportan y que también cultivan en algunos casos”. Rumbo norte, arribaron a un sitio hermoso, un paisaje que le devolvió la calma, que salvo en esta situación, siempre mantuvo. Su existencia no fue ni será nunca normal, llevar sobre los hombro el peso de una especie, responder por sus desaciertos y por sobre todo evitar su destrucción era demasiado aún para el Hijo del Supremo, el próximo ciclo sería diferente, se lo propuso al Responsable de todo y Éste, aceptando las disculpas tanto como la divina resignación de su Enviado, renovó las esperanzas del futuro hombre, un hombre nuevo. Quizás el definitivo? Habló con su madre y le agradeció todos los esfuerzos que hubo realizado y lo que sucedería en las próximas horas en su vida y en la vida de de la humanidad. - prepárate para el final, mamá, no necesito aclararlo- rogó el muchacho. - pensé en este día desde que naciste, me imaginaba cómo sería el desenlace de esta historia, tu abuela me decía que sería distinto esta vez, pero yo nunca lo creí, me preparé para esto, ve tranquilo, yo estaré allí, no sufriré pues conozco adonde irás y se que volverás, te quiero mucho hijo…vamos, se hace tarde. Ahora salieron lentamente, con las ruedas bien pegadas al piso, era la persona con la que debía dialogar, era la Madre, coraje, temple eran sus virtudes, tanto como Sofía y Joel, el papá definitivo y terrenal que le brindó todo lo que un hombre le puede dar a su hijo y más, pensaba, con lágrimas inmóviles debajo de sus ojos, en la dedicación que los padres le ofrecen a sus hijos, como los alimentan hora tras hora cuando son bebés, como los acompañan durante sus etapas de crecimiento; como los aconsejan cuando son adultos…descubrió que no sería nunca un hombre completo, que nunca lo llamarían papá, nuevamente sintió que era un ser vacío, que su tiempo propio era único, que había un reloj que marcaba únicamente sus horas, que era imposible compartir tiempo real con una persona, con un amor, con un hijo. No es justo, una dimensión especial para Él y su familia. No tenía sentido. Se dio cuenta que no existiría jamás esa realidad. Frenó de improviso y descendió del auto, necesitaba aire, el proceso de asimilar todo lo malo de la humanidad y la imposibilidad de una descendencia generó una crisis en su parte humana, bajó su mirada y la realidad lo golpeó desde atrás, cayó desvanecido en la acera, parecía muerto, Verónica bajó corriendo para asistirlo, cuando levantó su cabeza abrió los ojos, su mente se había desconectado para protegerse, lo ayudó a subir por detrás y recostarse; regresaron a la seguridad de la Hermandad. Al subir ya se encontraba totalmente recuperado y comenzó a prepararse para el largo viaje a Israel. Las imágenes previas del lugar, la noche del sábado, mostraban a millones de personas alrededor del nuevo edificio, absolutamente todo el mundo occidental estaba frente al televisor, se calculaban los concurrentes en alrededor de ocho millones de personas, los servicios secretos recorrían las calles, de todos los países. La celebración de la Pascua, la Resurrección, quedaría relegado a un acto secundario, Jesús estaba ahí, vivo, tangible, dispuesto a ofrecer su palabra, su obra…su vida; nada podría nunca compararse a un acto de esa naturaleza, Dios estaba vivo. Las cadenas musulmanas y hebreas ignoraban el desarrollo del evento que generó el mayor encuentro de fieles de todos los tiempos, continuaban con su programación habitual, así como los orientales, todos ellos, siguieron con sus vidas normalmente, esperando que la farsa culmine, que todo vuelva a ser como antes; es decir, retornar al clima de batalla permanente para dilucidar quien era el portador de la verdad y quienes eran los infieles. El nuevo avión Air Bus, tenía una capacidad de mil pasajeros, capaz de dar la vuelta al mundo en pocas horas gracias a la velocidad alcanzada, mach 3, es decir tres veces la velocidad del sonido en el aire; debido a las nuevas turbinas que lo impulsaban, aptas para combustible sólido. La inteligencia empleada para conocer en todo momento los pasos del Salvador funcionaba a toda carrera, solamente se mantenían en las sombras a la espera del zarpazo definitivo; quince días atrás, agentes del Mossad y de la C.I.A invitaron a Pedro I a que depusiese la actitud de confrontación ante los gobiernos de los países a los que representaban, dada la negativa del Pontífice, le hicieron saber que el problema mayor sería que Jesús alcance la popularidad que buscaba, que dicha situación sólo resquebrajaría las escasas y débiles relaciones entre los países del medio oriente. Pedro se disculpó con los emisarios de los gobiernos de Estados Unidos e Israel, y los incluyó en la lista de invitados especiales en una clara postura desafiante. La respuesta fue: - Santo Padre, no recomendamos desafiar a los creyentes de nuestros países, usted y nosotros sabemos que se trata de un intento desesperado para salvar su iglesia, sus creencias y en cierta medida, su propio cuello. No respondemos de los fanáticos que descreen de sus dichos y sus falsos dioses- amenazó el agente de alto rango, sin argumentos reales capaces de detener el evento, ni torcer la voluntad del valiente Pedro, quien se veía en una situación límite. En realidad, si terminaban las guerras y la carrera armamentista, los países amenazantes se verían en igualad de condiciones que los demás, todo se dirimiría en tribunales internacionales sin ningún tipo de favoritismo, la O.N.U y algunas otras mercenarias instituciones internacionales eran extensiones del gobierno norteamericano. No podrían tomar lo que necesiten por medio de la fuerza, ni amedrentar a los pequeños y temerosos países en inferioridad de condiciones por medio de sanciones de toda índole. La soga se hallaba a punto de cortarse, los ejércitos estaban en sus posiciones, inmóviles desde hacía ya varios meses, todo parecía indicar que el inicio de las hostilidades comenzaría en el Valle de Jezreel, la colina Har Megiddo, ya que era estratégica su posición entre Israel y los estados árabes. Eran las seis de la mañana del día de Pascua en Jerusalem, todo estaba dispuesto para el acto. Jesús había arribado desde el aeropuerto una hora antes, el helicóptero que lo trajo a las terrazas de la nueva Sede apenas demoró unos minutos, descendió por unas anchas escaleras hasta el lugar indicado por los custodios, al llegar a la glamorosa habitación que hacía de camarín encontró a Pedro ya preparado para salir, Jesús lo saludó efusivamente, lo tomó de los brazos y comenzó con una oración adelante de todos los presentes en la sala, nunca rezó ante otras personas, eso llamó la atención… Apenas una hora faltaba para que diera comienzo el festejo de Pascuas y la presentación oficial, por llamarla de alguna manera, del Hijo de Dios, en ese último instante la duda había ganado el ambiente entre los responsables. El Papa saldría en primer término, realizaría la bendición de las instalaciones y luego invitaría al Mesías a que les dirija el decisivo mensaje a los feligreses, no sería una Pascua como las anteriores, Jesús estaría allí. La mayoría del personal de la cadena International News creía que se trataba de una puesta en escena, que habían encontrado a alguien capaz de promover un cambio definitivo en la Iglesia a partir de un mega- espectáculo televisivo, no pasaba por sus cabezas que era en verdad quien decía ser, ya nada tenía sentido, todo era una maraña de presunciones y engaños de tal magnitud que ni la figura del mismo Jesús escapaba de la incertidumbre general, una situación propia del hombre. Exactamente a las ocho de la mañana del domingo catorce de abril del dos mil treinta el Papa Pedro I salió al escenario improvisado en la explanada construida especialmente para ocasiones como esta, quizás la más especial, la multitud que se había acomodado en la gran plaza principal y en las calles de la ciudad, podía observar la transmisión en directo por medio de pantallas que colgaban entre los edificios más altos de la ciudad, flexibles y capaces de ser enrolladas y transportadas en helicópteros para luego ser desplegadas a modo de pancarta, cada una con su receptor satelital propio y con un tamaño que podía ser determinado de acuerdo a los requerimientos de cada situación, en éste caso se encontraban al máximo de sus posibilidades, unos veinte por cuarenta metros, imponente y perfecta imagen; dieciséis de ellas se habían dispuesto para que la demandante e impaciente muchedumbre pudiera seguir con detalle el desarrollo del peculiar acto. El sistema de sonido implementado era de potencias descomunales, cada una de las pantallas contaba con sus propios altavoces, capaces de brindar en conjunto cincuenta megavatios de potencia acústica, suficiente para sonorizar el perímetro completo de la mítica ciudad, la que apenas lograba contener a tantas almas decididas a oír la palabra del Único. La algarabía se dejó escuchar de inmediato, micrófonos diseminados por toda la ciudad traían el murmullo de los millones de corazones presentes, totalmente convencidos, con la clara convicción de ser espectadores preferenciales de la figura y la palabra del Hijo de Dios, del Salvador. Minutos después, el silencio ganó el ambiente, desde casi veinte metros de altura, asomado hacia el público en actitud decidida, el Santo Padre inició el discurso, no celebraría él la tradicional Misa, dejaría el lugar a Jesús, quien, como un actor debutante trataba de ver a los concurrentes, sentir la presencia y la fuerza potencial que poseían en sus espíritus, su deseo era ser oído, comprendido y definitivamente aceptado, para que su Padre contemple y perciba que sus hijos merecen una chance; la ausencia total de sonidos dejaba sentir la acelerada respiración de Pedro, nerviosas inhalaciones producían las únicas alteraciones ondulatorias del medio, que claras y amplificadas cientos de veces le transmitían a la gente el mismo sentimiento que el Papa guardaba ilusa y celosamente para si, temor. El miedo que el resultado no se corresponda con lo que esperaban o que algo no deseado acontezca imprevistamente inundaba toda la ciudad, fueron apenas unos segundos hasta que las primeras palabras claras fueron pronunciadas: - Hijos míos, comenzó Su Santidad tratando de darle ímpetu a sus dichos, con el correr de las frases ganó tranquilidad y aplomo, eso también le llegó a los peregrinos, devolviéndoles la confianza. Desarrolló en casi una hora y media, una narración de la historia de la institución que representaba, orgulloso y concreto detalló la vida conocida del Jesús del siglo uno, y al fin presentó con entusiasmo al nuevo Mesías, al que traería nuevamente la esperanza a los hombres, el mismo espíritu, increíblemente el mismo cuerpo, el mismo desenlace? Cuando Él apareció y se acomodó a un lado de Pedro I, los presentes dejaron oír sus exclamaciones al unísono, e imágenes de la gigantesca platea se alternaban con la sagrada imagen del Maestro, quien esperó a que se acallaran los vehementes murmullos, colmados de regocijo y júbilo. Parado frente a los sensibles micrófonos, ataviado como era su costumbre, clásicos jeans, un sweater y zapatillas, con una barba que apenas se dejaba adivinar en su rostro cansado; siempre sonriente y de buen humor, trató de iniciar su discurso, dirigido a quienes aún confiaban en Él y su Padre, a los que habían comprendido su misión en el mundo, a aquellos que habían honrado su existencia, a los pocos, en relación a la población mundial, que merecerían una oportunidad; la que les llegaría siendo ya parte de las eternas huestes celestiales, pues no habría otra ocasión terrenal para los componentes de este ciclo que culminaba indefectiblemente, deberían pagar justos por pecadores, parecería una injusticia pero se trataba de Su decisión, y era indiscutible e irrevocable. Así como Pedro, comenzó con similares palabras, muy representativas y sentidas, hijos míos, y hermanos míos pensó, pero la congoja de saber el devenir nefasto de los que son parte de Él impidió que lograra continuar. Se detuvo, miró hacia el ápice del imponente rascacielos que lo desafiaba desde su avasalladora altura y extendió las manos al firmamento, su hogar, como encomendándose al Creador, todos lo creyeron y entendieron así, notó en una metálica superficie ignota un débil destello del sol, que a duras penas iluminaba la gris jornada, cerró sus ojos y en verdad entregó su cuerpo y alma al Señor, en silencio, todos aguardaban que continúe, pero Él ya no se encontraba entre ellos…sin vida, Jesús, cayó de espaldas en medio del escenario con sus brazos en cruz, con una marca de muerte en su frente por la que el icor regresaba a la tierra otorgándole el divino retorno al Edén… un seco ruido, análogo a una rama seca en un bosque decadente y el agudo silbido del proyectil supersónico proveniente del efímero fulgor observado segundos antes, fueron captados por los micrófonos de ambiente transformando el encanto que se estaba gestando por el magnetismo de Su persona en pavor e incertidumbre, en ese momento las imágenes estaban sobre la gente, de inmediato colocaron en foco al Maestro tendido en el suelo sagrado de Israel, las cámaras superiores lo mostraban desde arriba, en el centro del cuadro como si se hallara crucificado en la terraza, esta vez ni siquiera hubo juicio, tampoco defensa, comenzaron corridas desesperadas entre los asistentes que no los conducían a ningún lugar, los telespectadores, absortos por el inimaginado crimen trataban de conseguir información extra de la situación, sentimientos desconocidos para muchos nacieron esa mañana, Dios había muerto delante de sus ojos…otra vez. Capítulo Ocho. El Arca. Noé fue, según el Génesis, primer libro del Pentateuco (la Biblia judía) el hombre elegido por Dios para salvar a la especie humana del diluvio con el que el mismísimo Todopoderoso decidió eliminar a los injustos, palabra con que se designaba a casi todos por aquella época; llamativa similitud con la actualidad. Le encomendó la construcción de un barco de proporciones gigantescas, unos ciento cuarenta metros de largo y tres niveles de altura, en los que debería acomodar una yunta de cada animal terrestre y cada ave existente, a su familia, compuesta por su esposa y sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet y a las esposas de ellos, cuya descendencia repobló la tierra con vicios aún peores que los preexistentes, dando como resultado a una raza extinguida una y otra vez a punto ser destruida nuevamente pero que se preocupa en hacer valer sus derechos, sobre todo el derecho a ser estúpido. Con ochenta y un años cumplidos, Jorge De Los Santos, aún vivía en París, rodeado de sus hijos y nietos; su esposa Nadine había fallecido dos décadas atrás, meses antes que su teoría del Pensamiento Relativo sea publicada dando origen una nueva rama de la ciencia dedicada exclusivamente a investigar y a desarrollar los fenómenos psicofísicos generados a instancias de los conceptos que la componían. La revolución de las ideas y de las concepciones de la antigua Física fue decisiva en la forma en que el mundo reflejaba sus creencias; lamentablemente fue al mismo tiempo la misma generación que asesinó al Nuevo Mesías, el momento de pagar las deudas con el Supremo se acercaba, pero nadie se había percatado de eso, Pedro II era de los pocos concientes de tal situación, luego del suceso en la Sede Santa de Jerusalem, la historia del muchacho italiano que se decía Jesús fue perdiendo vigencia, salvo en los lugares por donde caminó en los últimos años de su vida, donde realizó sus milagros mas trascendentes, lejos del ruido de los medios y de la publicidad global. Se habían equivocado, nuevamente, cometieron los mismos errores, la gente no se convence con la propaganda, eso es efímero, lo que perdura son los milagros, si no recibe el don de Dios no cree, necesitamos, los hombres, una prueba fidedigna de lo divino para poder perseverar en la fe, de lo contrario el descrédito de la palabra será inminente, no perdurará más allá de la moda. La iglesia católica continuó funcionando de la misma forma en que lo hizo desde que fue creada, pero S.S. esta vez conocía algo que los demás, protagonistas del clero y en realidad la humanidad toda ignoraban, y que en verdad tampoco les importaba demasiado, si bien todos tienen la seguridad de saberse futuros cadáveres, la despreocupación se debe a que esa innegable realidad nunca los alcanzará, que morirán alguna vez, pero en un futuro muy lejano, que el fin de los tiempos y la cháchara del Armagedón (junto a toda la Biblia) fue una obra maestra de la literatura universal de todos los tiempos. Nota del autor. Debe ser válido sin duda, si no es así no sería posible que el comportamiento, las costumbres, la cultura, los negocios, las creencias y todo lo demás que algún despierto y observador lector desee añadir a esta interminable lista, confluyeran todos en un mismo destino único y previsible, la autodestrucción del hombre. Se debe notar que cualquier persona, de la religión que sea, o incluso, que no pertenezca a ninguna, al enterarse que padece una enfermedad o dolencia que lo llevará a la muerte o luego de sufrir un accidente con similar desenlace, en algún instante de lucidez si no la tuviera, recurre a Dios para solicitarle la absolución y rogarle que le permitan ingresar al lugar en el cual nunca en su vida tuvo en cuenta; morar en el Paraíso a través del perdón es la meta final de todo hombre. Los ateos devienen en agnósticos, pasando de no creer en ningún Dios a creer que nunca entenderíamos a Dios y sus actos, dándose una oportunidad sin renegar de sus ideas básicas. Mejor aún de sus básicas ideas. Y los agnósticos suben un escalón en la escalinata del perdón explicando que: “el hombre no entiende a Dios, pero Él está ahí”, casi un creyente! En cambio los practicantes, musulmanes, católicos, judíos y de otras creencias, realizan todo por Dios o gracias a Él, es así que con sólo pertenecer a una religión ya se encuentran a salvo, que mundo! El resultado final es que no existe la culpa, ni los malos actos, todo se disculpa y si es demasiado inconveniente, se oculta. Existen tratados filosóficos que sólo se encuentran entre nosotros para contribuir a la confusión general en pos de contrarrestar alguna peligrosa idea inteligente y útil, inocentes encarcelados y hasta conflictos bélicos internacionales para mantener el orden, es decir conveniencia de algunos pocos, los que a su vez le permiten a otro singular grupete de vasallos, ser parte del banquete; estos últimos defienden a los anfitriones a capa y espada con el único objetivo de pertenecer al bando dominante, muchas veces hasta ignorando en verdad de que lado se encuentran, si del bien o de los ganadores. Caos, orden, polarización, fuerza y cientos más, son todos vocablos definidos ciertamente por la ciencia, la física es contundente en sus acepciones, son además vertidos en otros órdenes de la vida diaria, pues bien, con estas líneas intento incorporar a esa verdadera ciencia madre palabras tales como Fe o voluntad; así como creo que un gobierno es el origen de todo lo que ocurre en un estado, lo bueno o lo malo, creo que el Jefe es el que decide lo que se puede investigar y lo que no, lo que se descubre y lo que no, si lo que han leído hasta aquí no los convenció, tendrán que soportar hasta el final para darse cuenta que Su voluntad es lo que prevalecerá…supongo. Pero en contraposición al deseo o anhelo, la increíble indolencia de saber qué es lo se debe hacer, decir, enseñar y pensar y actuar de manera contraria, lo llevan a contramano, y lo hacen sin miedo a Dios, no solo no le temen, lo desafían y lo enfrentan, lo retan a duelo, irrespetan su Ser. Anteponer el libre albedrío para cometer los más deplorables actos en contra de nosotros mismos es una aberración a la razón, no pretendo realizar un tratado filosófico, mi intelecto no me lo permite, pero personalmente necesito saber cómo se detiene esto, no me lo imagino, se asemeja a las domésticas discusiones con el esposo o la esposa, son tantas las falencias que uno acarrea durante años de matrimonio o convivencia que luego del segundo grito no se acuerdan cual era el punto principal del debate, entonces arrancan reprochando lo primero que se tiene a mano, para no perder la partida ni la posición lograda con anterioridad. Dios se ha cobrado varias veces y lo volverá a hacer hasta que su Creación Humana, hecha a su imagen y semejanza? no reconozca sus propios errores y falencias y dirijan todas sus buenas intenciones hacia una misma meta. Con un Dios o sin Él, el fin último de la humanidad debería ser el mismo, el sentido de sus derroteros debería llevarlos hacia el mismo sitio, Edén? Paraíso? Mundo Utópico? O como deseen llamar a ese universo en donde predomina lo mejor de la especie, guiados talvez por un ser superior, por un sabio caudillo o por una doctrina reveladora que aclare la verdad acerca de las cosas, la forma en que interactúan los fenómenos físicos con los mentales, es así como obtenemos una conjunción Física-Filosofía que nos enseña la real magnitud de nuestro cerebro y el por qué del más grande Don con que Él, algo o alguien nos ha premiado, el intelecto, la única llave para acercarnos al Conocimiento. El común denominador de las personas cree que la electrónica, la tecnología, disminuir el tamaño de los procesadores agregándoles transistores va a salvarlos en el futuro, que las poderosas armas existentes y por venir defenderán al planeta de agresiones externas, transplantes, avances médicos, clonación, les proveerán muchos años de vida más que el promedio actual, el cual es de casi ochenta años en los países desarrollados y de cuarenta en los suburbios del vasto y carente de equidad planeta que habitamos, aún como animales que pelean por ganar su lugar. En la edad media, los alquimistas eran los científicos de la época, se jactaban de poseer el conocimiento y las soluciones a todos los inconvenientes, la gente confiaba en ellos, la ciencia estaba mezclada con la magia otorgándoles virtudes especiales; la gente creía y se asombraba con los logros y resultados, confiaban en sus doctores y en los métodos empleados. Esa combinación descripta anteriormente mantenía aún el tratamiento del interior de los pacientes, si bien primitivo, era una forma de actuar sobre la esencia del individuo, cosa que actualmente no se tiene en cuenta. El renacimiento de la ciencia moderna, con bases teóricas sólidas y concretas dejó a un costado esa parte tan importante del hombre como un todo cuerpo –alma, o como deseen denominarlo. Cuanto más complicadas son las definiciones y las fórmulas, más crédito obtienen los modernos alquimistas; más originales y renovadores son los inventos, mayores ganancias les reditúan a los “abnegados investigadores” que trabajan en pos de la gente, menos comprensibles los procesos más adeptos se asombran de los “avances” de la humanidad. Ni la Iglesia ni la ciencia se han dado cuenta que son socios en la paulatina pero sostenida destrucción de la vida sobre la faz de la tierra, sólo logrando una coherencia en las actitudes personales podremos detener esta dolorosa evolución. El hombre que dedicó su vida a demostrar que los cálculos y teorías de sus tíos postizos eran correctos, Jorge De Los Santos, sufrió mucho con la larga enfermedad de Nadine que la llevó a su deceso, comenzó a poner en práctica las definiciones de su amada esposa recién en el momento en que se enteraron de dicha dolencia, desperdiciaron muchos años dejando los escritos sólo como eso, papeles con datos, olvidados, como si fuera un manual más, a pesar de haber desarrollado en conjunto el argumento, lo dejaron de lado para trabajar en lo que suponían les traería más satisfacciones, crear un oscilador adecuado para el T.O.K.A.M.A.K que se convertiría en el salto tecnológico del siglo, sin imaginarse que sería el motor que pondría funcionar el mecanismo cuyo objeto, no buscado, era el fin de la humanidad. Durante más de un año y tras varias operaciones, pusieron en práctica y desarrollaron un método adecuado para hacer realidad sus ideas, sin obtener ningún resultado aparente, sin embargo, los ejercicios realizados en largas y amorosas jornadas entre los esposos, quienes en el fondo de sus corazones ya conocían o por lo menos suponían el trágico desenlace del proceso canceroso irreversible que gradualmente debilitaba a la mujer y a su marido, rindieron sus frutos luego de la muerte de Nadine. Habían conseguido ampliar, gracias a la concentración y el amor que mantenía su relación, el túnel de datos que comunicaba sus mentes, volviéndolos coherentes por cortos lapsos intermitentes lo que les permitía comunicarse esporádicamente y sólo luego de largas sesiones de concentración, sin poder hablar directamente, ni imágenes ni apariciones, él sentía las palabras que ingresaban en su cabeza y le repetían que se hallaba en un lugar muy luminoso y pacífico, que carecía de materia, poseía un cuerpo intangible de pura energía, la misma energía que poseía en vida mantenía su ser conciente e individual, que podía trasladarse adonde quisiera con solo desearlo, que no podía verlo pero que se podría haber logrado de haber practicado mas tiempo…y que continuaba amándolo. Esos repetidos episodios animaron a Jorge a enseñar el método a todos los interesados en dedicarle tiempo, entre sus alumnos se encontraban sus hijos, los hijos de su amigo Ricardo, sus nietos mayores y amigos. Así, sus discípulos y descendientes se diseminaron por todo el mundo, que se había convertido en un solo gran país, ya que las fronteras fueron eliminadas, no así las diferencias entre ellos, las Naciones Unidas tomaron el control total de las acciones políticas y económicas mundiales, teóricamente para mantener ecuánimes las oportunidades de todos los miembros de la Organización. El proyecto inicial fue lanzado por Estados Unidos y apoyado por su bloque de obsecuentes, les llevó cinco años de negociaciones para pulir las diferencias y llegar a un acuerdo casi total, el bloque de aliados, que permanecía unido desde antes del asesinato de Jesús, y que por todos los medios trató de evitar el enfrentamiento armado, cosa que al fin lograron con mucho esfuerzo, aceptó las condiciones para iniciar el reordenamiento de países con algunas objeciones. Es de esta forma como la Teoría del Pensamiento Relativo, cundió en muchos lugares, sobre todo en lo que fue Europa y América del Sur. De esa manera, Jorge, comprobó fehacientemente que la teoría era válida, que posibilitaría una nueva forma de vida...y de muerte, que era posible la manipulación de la materia y la energía, que el espacio-tiempo pasaría a servir al hombre y no a someterlo a su caprichoso devenir, pero sus seguidores tuvieron un arduo trabajo ya que su vida se terminó una fría noche de enero del año dos mil treinta y cinco, mientras Nadine le repetía por enésima vez que lo amaba, su hijo mayor, durante una sesión de concentración, descubrió años después que dejó de respirar por voluntad propia logrando un Estado Utópico (ver explicación en el apéndice uno al final del libro) varios minutos antes de fallecer. Ningún componente de la familia de Jesús sobrevivió a Jorge, sus vidas jamás se cruzaron pero sus destinos se hallaban ligados de una forma muy especial, solo los integrantes de la Hermandad y Pedro II conocían el Testamento de José de Arimatea y los manuscritos de Joel dictados por el mismo Jesús antes de ser asesinado, ellos serían los encargados de hallar y adoctrinar a padres y familiares de los niños elegidos para convertirse en los creadores de la nueva raza humana. Su Santidad no confiaba en nadie desde hacía muchos años, solamente aguardaba el momento, la señal que marcaría el final del proceso que comenzó con la segunda venida de Jesús. Era evidente que la alianza no fue tal, la destrucción no se llevaría a cabo con una inundación de proporciones gigantescas, sino a través de la propia decisión de los hombres, de su ciencia, de su tecnología, de su necesidad imperiosa de ser mejor a través de medios superfluos, les hubiera bastado con lograr y mantener la esencia pura, Él les hubiera otorgado la posibilidad de tocar el cielo con las manos, de acompañarlo por toda la eternidad, pero no sería esta estirpe la que obtendría tal don, sería quizás, la siguiente, si al fin comprendían el fin último para el que fueron creados, Finalmente, el prototipo de la máquina de Jorge, en realidad de los hermanos Hoffmann, fue terminado cuatro años después de su muerte, sus nietos y los de Ricardo fueron los que impulsaron el proyecto aprovechando los adelantos en tecnología, justamente, dichos “avances” permitieron la finalización del proyecto ideado casi un siglo atrás. Comenzó a darse un fenómeno muy interesante entre los descendientes de las personas que practicaban frecuentemente la coherencia del pensamiento, algunos de ellos nacieron con capacidades que únicamente con una intensiva práctica de años podrían lograr, no todos, sólo algunos, que María, una bisnieta de Jorge que vivía en España, de treinta años comenzó a ubicar a partir de datos de los padres que hubieron pertenecido al grupo que comenzó con los primitivos ejercicios; ese efecto apareció recién en la cuarta generación, todos niños entre ocho y doce años María De Los Santos enseñaba música en una escuela media de Madrid, había estudiado en el Real Conservatorio Superior de Música de la capital española, egresando con los mejores promedios, y con especiales condiciones para ejecutar el chelo. Sin hijos, católica ferviente y conocedora de la historia del Segundo Mesías, como era llamado el Jesús que regresó para darle lo que aparecía como una segunda oportunidad al hombre, retraída socialmente y por ende sin una pareja que la ame, vivía sola en un departamento de pequeñas dimensiones. Su emancipación se produjo cuando apenas era una adolescente de diecisiete años y decidió dedicarse al arte musical en contraposición al deseo de sus padres que preferían una carrera técnica, como sus tíos, primos y toda su familia en general. Lo que llevó a la joven a tomarse semejante trabajo fue la dulzura de su pequeña sobrinita de apenas nueve años, quien parecía no comprender lo que le ocurría a ella y a su hermana mayor, con quien no tenía la necesidad de hablar, ni siquiera debían estar cerca para conocer de manera simultánea el pensamiento de la otra. Pero no era esa la única habilidad que podían controlar sin ningún tipo de esfuerzo, algunas incluso ocurrían sin percatarse que ella misma las originaba, sin duda un fenómeno muy significativo que las mantuvo bajo investigación científica por años hasta que ellas mismas decidieron “perder” sus poderes imprevistamente, evitando así los exámenes exhaustivos y cansadores a los que eran sometidas. Mirna y Violeta fueron el disparador de la cruzada personal de María, hallar a todos los niños con esos especiales dones a los que se les sumaba un nivel de inteligencia marcadamente superior a la media. Desde que contaban con sólo algunos meses de vida, las hermanas protagonizaron algunos sucesos que llamaron la atención de sus padres en primer lugar y del entorno luego. Algunas veces, cuando lloraban; primero la hermana mayor, Violeta, y luego la pequeña Mirna, se producían imperceptibles fenómenos que todos pasaban por alto dada la poca relevancia de los mismos, pero en la medida que fueron creciendo y se tornaron individuos concientes de sus actos, al fin fueron tenidos en cuenta por los familiares, entre ellos María, quien fue la primera en poner atención a dichos episodios aparentemente increíbles. Alteraciones en la imagen del televisor, en las lámparas y en general en todos los artefactos eléctricos que rodeaban a las niñas fueron ignorados por los progenitores, nunca pensaron que ellas, tan inocentes e indefensas serían las que originaban tales disturbios moleculares. María comenzó observando a Mirna, las luces de la sala disminuían su intensidad con cada alarido de llanto cuando apenas contaba con siete meses, alzó a la sobrina y la llevó justo debajo de la luminaria, compartían sin duda el mismo ritmo acompasado y directamente proporcional, más alto el llanto, más iluminación brindaba el artefacto. Era evidente la relación entre una cosa y la otra, pero desconocían las causas del fenómeno. Leonardo, el padre de las nenas y hermano de María, ejercitó por años el sistema creado por Jorge, su bisabuelo, adquiriendo ciertas habilidades interesantes pero nunca al punto de sus hijas, quienes obtuvieron esas facultades sin práctica alguna, es decir nacieron con ellas, originando casi una especie nueva. Tantos años de coherencia intermitente y de tratar alcanzar un estado utópico hizo que sus padres, sin desearlo de esa manera, hicieran mutar los genes de su descendencia, traspasando años de práctica del sistema y demostrando ya sin más vueltas la interacción de los cuantos y la materia. En un primer momento, el padre se opuso a la realidad, luego comprendió que se trataba de un hecho innegable y que debería ser estudiado y publicado, lo que le daría a la teoría de su bisabuela Nadine el lugar que le correspondía en todo el globo. La publicación despertó algo que se encontraba latente, muchos alumnos de los creadores de la teoría, sus hijos, nietos, familiares de viejos amigos y su descendencia, quienes al anoticiarse comenzaron a buscar respuesta de sus propios casos, cerca de ocho niños habían heredado capacidades similares que las de las niñas españolas, cinco de Francia, uno de Italia y dos de Portugal. La inmediatez de las respuestas y la cantidad de miembros de esa pequeña elite ayudó a María a tomar la decisión de la búsqueda de los que no estaban enterados o de algunos que deseaban mantenerlos en secreto. La punta del ovillo la obtendría de uno de sus tíos más anciano, Gerard, nacido en Francia y luego radicado definitivamente en Madrid, quien según los dichos familiares era el poseedor de la mayoría de las pertenencias de Jorge, dentro de las cuales se encontrarían quizás sus notas y los datos de toda la investigación, es mejor decir de ambas; las de la máquina y las de la teoría, aparentemente independientes y sin ninguna relación entre sí. De sus escritos se desprenderían, casi con seguridad, varios nombres de allegados que deberían conocer los alcances de la teoría, y por supuesto dónde ubicarlos, o a sus descendientes a través de sus apellidos. Gerard le proveyó, sin escatimar esfuerzos en buscar, todo lo que poseía respecto al abuelo, casi dos días estuvo revisando su biblioteca y los viejos armarios en los que guardaba las “reliquias” de la familia. -Siempre pensé que estas cosas serían inútiles, pero reconozco que debería rever el material- repetía mientras desempolvaba carpetas y cuadernos ajados. María se mudó a su casa durante ese lapso para adelantar la clasificación del material, ya que su tío era poseedor de una gran cantidad de manuscritos de su autoría ya que se desempeñó muchos años, ejerciendo su doctorado en física, como investigador independiente. Él mismo conocía perfectamente los alcances de los mentados cuantos de pensamiento, pero nunca había tratado de practicarlo, cosa que al enterarse de la notoriedad alcanzada en los últimos meses, lo llevó al arrepentimiento. La primera noche, la muchacha le preparó a su tío su especialidad, vermicellis con salsa de mariscos, lo que en verdad encantó al viejo. Luego de la cena, la amplia casona vacía se asemejaba a una clásica morada de principios del siglo veinte, grandes puertas y ventanas con pesados goznes, pisos de madera encajados con maestría por personal indudablemente idóneo, e interminables cortinados de pesadas telas color borravino, lo que le imbuía un toque señorial a los amplios recintos separados por arcos muy pronunciados. El hombre vivía solo, disponía de su prematura viudez de manera sorprendente, disfrutaba de la soledad así como se disfruta de una soleada tarde a orillas de un lago, pescando o simplemente compartiendo un rato de solaz con amigos; de forma natural, se vestía elegantemente al levantarse cada mañana y de esa forma disfrutaba de cada minuto del día. No quería que la mucama viviese en la mansión, que fue heredada de su madre, de noble familia europea, el decía que ninguna mujer merecía vivir en ella. Es por eso que todas los días a las siete ingresaba con sus propias llaves por la puerta de servicio, sobre un costado de la casona, desde hacía casi treinta años. Su esposa, Dana, falleció en un accidente automovilístico un mes después de regresar de la luna de miel, los mejores días de su vida en las playas de la Côte D’Azur, los que según el científico fueron demasiado pocos; desde ese momento decidió que disfrutaría de cada segundo de lo que restaba de su existencia como si fueran los últimos. Y cumplió con la consigna, pero nunca pudo superar la falta de la única mujer que era digna de morar bajo el mismo techo que su madre. Su vida estaba signada por la falta de las mujeres que más amó, y ese sentimiento apoyó su forma de sobrellevar los años, sobre sus espaldas pesaban ya cerca de ochenta años, según sus propios cálculos, admirablemente llevados, al punto de parecer un hombre de no más de sesenta, de físico admirable y un rostro de vivaces líneas, profundos ojos celestes, como el mar frente a Niza, la ciudad que lo vio pleno, pero un poco tristes, como fijos en un permanente anhelo de aquel momento. María pensaba que todos los objetos eran transparentes para él, que sólo veía la playa y a Dana tendida en ella. Pero no era en todo momento, se notaba en ciertos lapsos en los que no tenía nada que hacer, durante ratos de ocio. Su mente se transformaba en ese mar añorado, nostálgico se sentaba frente a la ventana; dos o tres veces lo encontró en ese trance, se alejó en silencio y con cuidado de no sobresaltarlo. -Adoro los vermicellis salseados con camarones, me hace recordar a una vieja amiga, fue una sorpresa que conozcas la receta de esta delicia- aseguró Gerard. - Puedo preguntarte algo, tío Gerard? – demandó lacónica la joven. - Por supuesto hija, esperaba ansioso el momento en que me llamaras para que te ayudara a resolver este enigma, no sabes lo feliz que me has hecho- aseguró sonriente el veterano. -Sabías que te llamaría? Cómo puede ser eso?- se sorprendió María. Ehhmm, dudó el hombre – es que soy yo quien posee todos los documentos de Jorge y su esposa, a quién otro acudirías?- aseguró escapando del atolladero oral en el cual ingresó al balbucear. -Tienes razón, a quién otro le preguntaría?- respondió la dama frunciendo levemente el sobrecejo, lo que le autorizaba a un gesto más duro. El hombre cambió de tema inmediatamente y continuó develando sus historias, narraciones que denotaban una intensa vida hastiada de vivencias. El tono de su voz se apagaba de acuerdo avanzaba en el relato, sonaba cansado, abatido, como si cada uno de sus años valiera por cincuenta. Su semblante sólo se amigaba con su entorno al recordar a Dana. María lo oía atentamente pero sin dejar de pensar en la afirmación de su tío, presumía que ocultaba algo, nunca podría saber de antemano que ella lo llamaría. -Tío Gerard!- exclamó la mujer para llamar la atención del triste narrador que continuaba hablando, casi como si deseara deshacerse de sus recuerdos. -Qué pasa?- se sobresaltó el físico. -Nada, tío, no te asustes, es que noto que me cuentas tu vida como si no te importara lo ocurrido, como si hablases de alguien a quien no conoces- explicó con ternura la muchacha. -Es que mi memoria es demasiado fiel, recuerdo perfectamente todo lo que debería haber olvidado hace años, es como si no lograra despertar de una pesadilla en la que muero mil veces, Él no me permite olvidar- aclaró el anciano. -De qué hablas Gerard? Qué has hecho de malo que es tan duro de recordar? Quién no te permite olvidar?- apabulló con incógnitas la impaciente sobrina. El ahora misterioso señor se levantó de un salto, se despidió con un seco –Hasta mañana- y se retiró casi corriendo, con largas y ágiles zancadas subió por la escalera rumbo a su habitación perdiéndose en el oscuro corredor. Una vez acostado, mirando el cielorraso, comenzó una exhaustiva retrospección de sus actitudes durante su extensa existencia. Mientras recordaba, narraba los hechos como si se estuviera dirigiendo a alguien; María, al pasar por delante de la puerta del cuarto de su tío escuchó claramente su voz y si bien no dejaba claro las fechas de los sucesos, los nombres y sitios no sonaban para nada conocidos, trató de contener el deseo de espiar, pero no pudo, se quedó parada a un lado de la puerta, en silencio, inmóvil, igual que en su niñez, esperando no ser descubierta como cuando el juego se trataba de no ser hallado, así estuvo por casi diez minutos enterándose de lo que efectivamente su tío estaba arrepentido y carcomía su esencia, su ser, o mejor dicho su no ser. Se retiró unos metros de la puerta y regresó haciendo ruido, golpeó con sus nudillos el cedro lustrado, adentro resonó como un disparo de pequeño calibre. Gerard abrió, su pijama era de un pálido celeste, le dio la impresión de transparencia, cerró y abrió sus ojos para borrar esa imagen, funcionó, la nueva visión se tornó más consistente, más llena. Retrocedió. El anciano elevó su mano y la tomó del hombro derecho, su voz sonó diferente, como si viniera del más allá, o de muy acá, si… eso era, las palabras reverberaban dentro de su cráneo, mientras lo miraba directo a los ojos y sin notar el movimiento de sus labios, tenía la sensación que las frases emergían de su oído derecho e ingresaban por el izquierdo y se alternaban de manera antojadiza, aleatoria… terminó por arrebatarle la conciencia, su cuerpo cayó al piso, el cual estaba cubierto por una alfombra de tieso buclé, como toda la parte superior de la construcción, pero su interior quedó asido por la mano del espectro, cuyo cuerpo permanecía tendido en la cama. Así, los energéticos entes estuvieron frente a frente durante unos segundos al cabo de los cuales ambos se desvanecieron formando una etérea nubosidad que perdió densidad rápidamente. María comenzó a regresar de un mundo distinto, el que observó por efímeros instantes, qué había visto? O fue un sueño? Quizás fue parte de un proceso defensivo de su mente al encontrarse desconectada repentinamente. Sin conocer lo que ocurrió en realidad, se incorporó y caminó sosteniéndose con la pared, que además la guió a su cuarto. Se recostó, trató de reconstruir lo que había percibido en un estado seudo-catatónico de rigidez muscular, obnubilada por la irrealidad de lo vivido, por la incertidumbre, por la imposibilidad de discernir entre lo que es verídico y lo irreal. Recordaba estar escuchando subrepticiamente las palabras de Gerard, luego todo se tornó oscuro, cuando vio la luz pensó que despertaba, pero sólo era un sueño, o un lugar soñado. La excesiva claridad mostraba sólo rostros de niños felices, saltando, jugando, corriendo, contó veinte, diez nenas y diez varones, asidos de la mano en una ronda que representaba el futuro anhelado por todos…no lo soñé, pensó, Él me lo mostró. Hacía frío, tomó un chal de lana que colgaba en el armario, propiedad de Dana, y lo colocó sobre sus hombros; distraídamente recogió su cabello acomodándolo hacia un lado de su cara, regresó con decisión a ver a Gerard, no podría soportar tantas horas de vigilia, debía saber. No tocó, empujó la puerta que se encontraba entreabierta, el anciano estaba aún en su lecho, dormido profundamente, su respiración acompasada acompañaba los pasos de María, se detuvo a un costado; esperó…esperó. Los párpados estaban bajos, pero la mirada del hombre parecía estar dirigida hacia ella, sintió un escalofrío al notar que en verdad él la observaba, no se percató del momento en que abrió sus ojos…a pesar del miedo que trataba de contener, estaba calma, pero alerta de los movimientos de sus manos, evitaría que la toque, ni siquiera un roce, no lo permitiría. Lejos de la ira o del sobresalto, el tío se sentó sin hablar, acomodó las sábanas y la almohada, naturalmente le solicitó a María que le alcance un cojín que descansaba sobre una banqueta en un rincón del recinto. Con voz quebrada espetó- tengo tantos años encima que no recuerdo cuántos son, quiero ser un viejo y morirme en cualquier momento, pude tener una vida y sólo conseguí morir todos los días. -Pero, cuéntame de una vez por todas por qué sufres tanto- rogó la mujer. - No puedo hacerlo…aún, el fin está cerca y necesito parecer un hombre- se resignó Gerard. - Qué me hiciste hace un rato? Cómo lo hiciste?- demandó firmemente la dama. -estábamos hablando y de repente te desplomaste inconsciente- narró el viejo. En ese momento reconoció el chal, María se retiró un paso cuando él ensayó un ademán de tocarlo con sus dedos. - Dónde lo encontraste?- requirió. - Estaba en el ropero del cuarto que me ofreciste, recuerdas? Cuando parecías un hombre normal y no un montón de ectoplasma desvirtuado. -Dime la verdad Gerard, qué está ocurriendo en esta casa? Quién o qué eres? Solicitó María, en verdad airada. - No es el momento, sólo debes apresurarte en tu tarea de hallar a esos niños, es primordial encontrarlos lo antes posible. Te ayudaré en la tarea, tengo…digamos…ciertas habilidades y amistades que te permitirán lograr el cometido de la mejor manera.- ofreció el canoso hombre. -Gerard, debes ponerme al tanto de todo, esto no se me hace sencillo, no haré nada si no me dices la verdad- amenazó la chica. -Escúchame niña, debes actuar de inmediato, la Revelación te alcanzará tarde o temprano, a su tiempo comprenderás la importancia de la situación- proclamó Gerard en forma terminante, -Ahora descansa, repone fuerzas, mañana contarás con todos los datos que necesitas para la investigación. - Estoy segura que no podré dormir- pensó para sí la valiosa mujer. -Hasta mañana, y recuerda que sólo soy un montón de recuerdos intangibles, de imágenes de felicidad, de tristeza, de amores y odios, pero todos ajenos, y ya no lo soporto, pero estoy de tu lado y Él está de nuestro lado. El timbre de calle despertó a María, sonó una vez. Se vistió y descendió las escaleras antes que la mucama le avise que requerían su presencia en la sala, cuando llegó se encontró con un elegante joven, de riguroso traje color champagne, que resplandecía como el sol en el jardín de rosas. Rojas y amarillas. Se presentaron cortésmente, se llamaba Arnaldo Collera, estrechó su mano y no la retiró, el muchacho debió levantar el brazo como al descuido para hacerle notar que aún lo tenía tomado, suficiente para que rieran por un instante, rompiendo el rigor de la presentación -disculpe, no me di cuenta- explicó María. -no es un problema que una mujer hermosa no me quiera soltar- respondió sagazmente y sin pudor Arnaldo. De su bolsillo interno sacó una tarjeta que evidentemente tenía preparada para ser entregada a la dama, en ella constaba el nombre de su compañía, International Software & Hardware Corporation, y el suyo propio como director general de la misma, cuya sede se hallaba en Londres, lugar donde fue creada. María por supuesto no entendía lo que el empresario necesitaba de ella y así se lo hizo saber. -disculpe María, puedo tutearla? Un gran amigo y colaborador nuestro nos solicitó que la asistiéramos en un trabajo que usted deseaba finalizar con celeridad extrema, es así que decidimos presentarnos y ponernos a su disposición de inmediato, fue Gerard por supuesto. - oh gracias, en verdad los necesito, como podemos hacer para localizar a esos niños?- preguntó inocentemente. - su tío nos facilitaría su oficina para que instalemos una poderosa central de rastreo, si usted está de acuerdo por supuesto- aclaró el muchacho. - tiene usted mi consentimiento, claro que lo tiene- aceptó María. Se despidieron de la misma forma, pero esta vez ella le ofreció su mano y él se la besó al estilo del caballero más galante, eso terminó por prendar a la joven aún más. Subió las escaleras para hablar con Gerard pero éste ya había salido de la casa, la mucama le comunicó que el señor había salido muy temprano y sin indicar el destino. Se dirigió a la oficina que haría las veces de comando en la búsqueda y se dedicó a rever la información que su tío le había entregado. Formuló una extensa lista de probables poseedores del don con casi treinta nombres en ella. Comenzó un arduo trabajo a través de la Red Mundial, el sistema que suplantó a Internet en el año dos mil veintiséis, debido a los grandes monopolios de información y a la manipulación de datos. Un boicot de dimensiones descomunales a través del mismo sistema originó la caída de la mayoría de los excesivamente grandes conglomerados, sobretodo de software. Las grandes empresas de venta masiva y las gigantescas creadoras de programas debieron asociarse con las pequeñas para poder seguir en el negocio, es decir, repartir las ganancias con el vulgo que hacía medio siglo que veía pasar las utilidades por las narices sin poder siquiera olerlas. Es justamente ese el problema con el cual se encontró María, las unidades de proceso venían con un sistema de encriptación tal que impedían el acceso a la Red en caso de búsqueda de personas, para tal caso, se debía enviar previamente un formulario digital y aguardar la aprobación de la búsqueda para cada una de los nombres requeridos, lo que demoraría los trámites demasiado tiempo. La mucama de la residencia, Isabel, ingresó a la oficina sin golpear, junto a ella estaba Arnaldo, el carilindo y portentoso joven, por lo menos esa la sensación que le produjo al verlo nuevamente, a quien hubo de conocer por la mañana. El hombre volvió a besar la mano de la predispuesta muchacha mientras le tomaba la otra y la sostenía sin ninguna intención de soltarla, tomando venganza del episodio risueño y aprovechando la guardia baja de la dama. Solo traía consigo un gabinete, dentro del cual, según él, se encontraba el sistema más moderno que se haya inventado hasta el momento y con el cual no haría falta la autorización pertinente para la investigación; contaba además con una protección que impedía que el equipo fuera rastreado desde el exterior. María mostró la alegría de tenerlos(al equipo y al joven) con una sonrisa compradora y sensual, de repente olvidó su timidez y aceptó la galantería discontinuada de Arnaldo que por unos instantes le hizo olvidar la tarea que se hallaba realizando. El Adonis, con algunos rasgos Narcisistas, poseía una evidente capacidad y experiencia en el trato con las féminas, aprovechando al máximo su esbelta estampa, originando en María una reacción que no había disfrutado jamás, algo como un éxtasis Platónico, un goce sin roce, una necesidad de sentirlo que le generaba la sensación de disfrutarlo inserto en ella; corrió hacia la cocina, debía alejarse de ese hombre…por ahora, pensó, no podía permitirse una situación de este tipo en casa de un familiar, y semejante tío! Se refrescó el rostro con helada agua del grifo y regresó al ruedo decidida a no entrar en el peligroso juego nuevamente. Arnaldo ya había puesto en marcha el sofisticado procesador y tenía en pantalla los nombres de veinte niños con más de un noventa por ciento de probabilidades de poseer el Don, un nombre ya generalizado entre los que trabajaban en la causa. Asombrada por la extrema eficacia no pudo más que felicitar a su amigable partenaire, tomaron nota y decidieron el curso de las acciones futuras. Gerard llegó cerca de las veinte horas, ellos habían concebido ya el plan para contactar a los padres de los pequeños, todos entre ocho y doce años, entre los cuales se encontraban ambas sobrinas de María. Le llamó la atención la precisión de los datos obtenidos, las direcciones exactas, los teléfonos, nombres de los niños y de los padres y demás datos personales que le provocaban un dejo de incredulidad en la mujer, algunas dudas, no dijo nada, había aprendido a callar. Muchos de los nombres expuestos llevaban el apellido De los Santos, cinco para ser precisos, incluidas Mirna y Violeta. Cenaron los tres, tranquilos, pero algo dentro de María le instigaba a investigar, era como un sexto sentido, una sensación que nunca experimentó; cada vez que Gerard abría la boca un escalofrío le recorría la espalda, en ese momento miraba al joven, éste parecía desentenderse de las reacciones de la chica, esquivando la mirada cada vez que la dirigía hacia él. Sin embargo volvió a callar, ahora estaba segura que algo no estaba bien, o sí, y que ella no lograba descifrar. Arnaldo se despidió como de costumbre, tomando y rozando su mano con los labios, provocándole la primitiva reacción de los humanos de erizar los vellos de la nuca, eran ya las doce de la noche, el tío se levantó y lo acompaño hasta la puerta de salida tomándolo del hombro, María iba por detrás, siempre callada, deseaba oír todo lo que se decía sin perder detalle, al acecho, alguna frase debería darle indicios de la situación. Esperó. La paciencia siempre resulta beneficiosa, no hablar de más y ser paciente son virtudes que los hombres han desestimado como armas, en la seducción y los conflictos, callar y esperar muchas veces vale más que cualquier otra estrategia más elaborada. La cita era a la mañana siguiente a las nueve, el frío comenzaba a sentirse en Madrid, los días se acortaban, y la melancolía iniciaba su trabajo en la gente, indiferente al paso del tiempo, seguras de despertar al otro día, sin pensar en el futuro, los pocos que sí lo hacían, caían en la depresión más rápidamente, los que entendían hacia donde se dirigían, deseaban no saberlo, los ignorantes y los necios vivían al margen de la realidad, no había futuro, a pesar de disfrutar tecnología impensada, la esencia del ser humano se hundía en un pantano de indolencia que no admitía sobrevivientes, quienes veían que el hombre no evolucionaba estaban tristes. No eran demasiados, ni siquiera muchos, tampoco algunos. El inexorable destino era un hecho, aún no podrían manipular lo que vendría, a los elegidos les restaba realizar el gran viaje, cuyo regreso los devolvería a un mundo nuevo y soñado por todos…y desperdiciado en un pasado de eternidad. Arnaldo era sumamente puntual, nueve menos cinco sonó el antiguo timbre, un arcaico ding-dong fuera de uso que sorprendía a todos los que llegaban por primera vez a la casa. No era el caso del joven. -Buenos días- se apresuro a desear la visita a la mucama, quien franqueó la puerta con una sonrisa. Isabel respondió con una mueca similar, como era la costumbre y además su obligación lo guió en silencio hasta la oficina, allí lo aguardaban Gerard y su sobrina, luciendo un atuendo sumamente cuidado y prolijo, como nunca antes la disfrutaron los caballeros, sobre todo el menor de ellos. Pulieron la lista para lograr una mayor eficiencia en la búsqueda, luego, al mediodía almorzaron frugalmente para poder continuar con el trabajo sin entrar en una somnolencia debida a la digestión. María sugirió tomar una taza de té y se dispuso a prepararla por su cuenta, al dirigirse a la cocina, equipada y adornada como hace cincuenta años, divisó a Isabel que se escurría hacia el piso superior, no era extraño pero algo hizo que sospeche del comportamiento de la señora. Dejó la tetera en el fuego, al mínimo posible, y fue tras los pasos de la sigilosa mucama, mientras subía las escaleras pensaba que era improcedente su comportamiento, que no debería estar haciendo eso, pero continuó avanzando, se detuvo en la culminación de la escalinata y estiró su cuello para ver a qué habitación se dirigía, ingresó a la de Gerard, salió al minuto con una taza y un pequeño platito, seguramente olvidado desde la mañana; desanduvo el camino hasta la habitación que María ocupaba momentáneamente e ingresó en ella, ésta había quedado agazapada en la escalera, pensando ya en una excusa para tratar de justificar su presencia en ese lugar, el corredor tenía unos quince metros de largo, contaba con dos habitaciones de cada lado, la curiosa muchacha puso el pie derecho en el pasillo como si viniera subiendo y se dirigió naturalmente a su dormitorio, cuando empujó la puerta, Isabel estaba acomodando el cobertor de la cama, distendida e incluso tarareando una tradicional canción española. -señorita! Pensé que estaría preparando el té!- esbozó sorprendida la doméstica. -recordé que había dejado la cama desordenada- inventó la mujer. -oh no! No estaba desordenada cuando vine, sólo la estiré para que se vea mejor, pero no me haga caso, son mañas mías- se excusó la mujer mayor. María no soportó la vergüenza de verse descubierta y decidió preguntarle a Isabel acerca de su tío. -disculpe, cuánto hace que mi tío vive en ésta casa?- salió del paso. - no se preocupe niña, nada de malo hay en él, todo lo contrario, pero es algo que no puedo decirle- volvió a disculparse Isabel. -la tetera!- alcanzó decir mientras salía disparada hacia la cocina. Cuando llegó para apagar el fuego, suponiendo que todo se vería como un auténtico desastre, encontró a Arnaldo sirviendo cada una de las tazas, la de ella incluida y con todo ordenado. Al verla aparecer por la puerta, dejó todo en la mesada, como un caballero, y se abalanzó hacia la mujer como un animal, la tomó de la cintura y la besó apasionadamente sin dejarla respirar, en verdad debió alejarlo para poder hacerlo debidamente, él lo interpretó como un rechazo y retrocedió hacia la mesada desilusionado, bajó la cabeza y se dispuso a regresar a la sala decepcionado, pero cuando María renovó el aire lo abrazó por detrás y le devolvió el ósculo en forma aún más apasionada, la infusión quedó olvidada en un rincón, anhelante de destino. En la sala, adelante del tío, ni siquiera cruzaron miradas, pero el viejo sonreía, todo salía a la perfección. Esa noche el trabajo de oficina había culminado, restaba ahora la labor territorial y por supuesto, Arnaldo se ofreció para acercarle asistencia, que fue indudablemente aceptada. Fue de esa forma que el dueto ( providencialmente conformado?) se dispuso a cumplir el objetivo: ubicar, concientizar y reclutar a los niños que iniciarían el futuro, María ignoraba aún el verdadero desenlace para el que ella misma colaboró, en la mente de Arnaldo rondaba la duda acerca de la reacción de la mujer al enterarse del divino plan, comprendería los alcances? Respondería de la forma correcta? No lo sabía, pero ahora más que nunca, conociéndola, decidió que el tiempo que todavía restaba para el final, o mejor dicho comienzo, deseaba pasarlo junto a ella y mantendría su fe en Él, pase lo que pase no dejaría de cumplir la promesa que le hiciera a Joel, quien lo entrenó y de quien obtuvo todo lo que sabe. Pablo y Alejandra, ambos nietos de Ricardo, el amigo desaparecido de Jorge De Los Santos, fueron quienes en definitiva lograron poner en marcha el oscilador del original proyecto Fénix, todo estaba preparado para la activación de los grandes electroimanes que llevaría la materia circundante a un estado de pura energía, utilizable para la obtención de recursos domésticos e industriales, suponían controlarla, pero conocían el potencial inmanejable en caso de descontrol. El único nieto de Jorge, era quien mantenía cierta distancia del proyecto, ya que conocía el verdadero interés del gobierno francés, desarrollar un arma capaz de destruir a cualquier potencial enemigo con sólo apuntar el haz unos segundos sobre el blanco. Es por eso que trató de convencer a sus colegas de la necesidad de construir una caparazón capaz de contrarrestar el efecto de succión que él suponía ocurriría una vez puesto en marcha el artilugio. Sostenía además el potencial para la realización de viajes interestelares que poseía la máquina, lo que fue ignorado por años, pero que había ganado adeptos en el último tiempo, gracias a lo cual, Paul, así el nombre del nieto de Jorge, había obtenido relevancia y renombre entre sus colegas. La confusión acerca del real funcionamiento y uso generó controversias que trascendieron lo que fue en algún momento la región europea, llegando a cada lugar del mundo donde habitaba un científico. El debate que se generó tenía dos posturas, unas de ellas era que no funcionaría como un generador, la otra que no sería posible contener tal cantidad de energía. Lo cierto es que ninguna de las dos posturas estaba transitando el camino correcto, el real y único uso era el de “el arma”, pero en lo que sí estaban de acuerdo, casi todos, era en que faltaría la materia suficiente para una reacción devastadora, es así que se decidió, luego de casi un año de pruebas y contrapruebas la puesta en marcha del gigantesco T.O.K.A.M.A.K. con fines de laboratorio experimental, a baja potencia, para observarlo en funcionamiento real, teniendo en cuenta la frecuencia inimaginada de sus osciladores. Se temía una catástrofe que sería muchísimo más destructiva que una explosión atómica convencional. Los más acertados vaticinaban el fracaso del proyecto como generador pero suponían que sería un excelente impulsor para viajes intergalácticos, meta de muchos en ese momento. Paul insistió en que no deberían iniciar la oscilación dentro de la atmósfera, eso podría desencadenar una tormenta de dimensiones descomunales debido a la succión de materia circundante y libre, diferencia de presión instantánea, en primera medida, si el tiempo fuera suficiente para el despegue, el mayor inconveniente estaría confinado a la atmósfera, pero si con esa cantidad de material no alcanzara para despegar comenzaría con el propio planeta, absorbiendo desde la superficie hasta el mismo centro de la tierra, provocando, entre otras cosas la desmagnetización y la catástrofe definitiva. En cambio, protegido con una cúpula y con el vacío en su interior, se podría dosificar la alimentación del generador para evitar los inconvenientes. Se podría entonces utilizar para múltiples aplicaciones como una fuente de energía ilimitada, ya que extraería el ciento por ciento de energía de cualquier cosa que se acerque al horizonte de eventos del aparato, por más mínima masa que contenga el combustible elegido, pudiendo ser cualquier cosa, la cantidad de energía obtenida sería extremadamente elevada; por ejemplo, el potencial energético de una nuez bastaría para alimentar un hogar durante un año. Sin embargo quedaban interrogantes sin respuestas, qué pasaría con la materia oscura en el universo, que sin lugar a dudas es la que mantiene el sistema en equilibrio? Sería convertida indiscriminadamente a energía? Ya que sería consumida al paso de la nave. Se destruiría ese equilibrio? O pasaría desapercibido totalmente? Demostrando que tal elemento no influye en el sistema. Paul suponía que llegado el momento el régimen de gobierno francés daría el zarpazo, algo otrora impensado, pero en los días que corren muy creíble, dada la forma totalitaria de llevar adelante las políticas internacionales. Conocía la forma de manejo de poder de los representantes, deseaban obtener el control de la tecnología de vanguardia, dentro de cuyos parámetros estaba sin duda el Proyecto Napoleón, el cual, dentro del campo de la física era “el logro” de todos los tiempos. El equipo de científicos franceses, del grupo de Paul, se aliaron a él de manera de evitar la concepción del arma, paralelamente comenzaron el desarrollo de una nave con la capacidad de viajar a la velocidad de la luz gracias al motor de reacción de fotones, como fue apodado el nuevo impulsor. Dentro de las instalaciones, con fondos derivados del propio gobierno regional francés y de inversores secretos privados, entre ellos la International Software & Hardware Corporation, concibieron un prototipo de El Arca, llamada así para hacer referencia a un nuevo comienzo, algo que podría cambiar el futuro, renovar las esperanzas del hombre…nunca nada más acertado. El joven nieto de Jorge era primo de María, nunca compartieron una mesa, ni juegos, sólo se habían visto una vez, nada tenían en común, el único lazo que los acercaba era el apellido. Eso fue lo que los acercó cuando la prima lo contactó como padre de un niño con probabilidad de poseer el Don. Fue de esa forma que se conocieron, compartían el A.D.N, pero no sus experiencias. París recibió a María, frío como de costumbre, con ese aroma particular en las calles del que sólo hablan quienes no viven allí, y la magia que predomina en su aire, su gente, María quedó deslumbrada por la ciudad, pero su sorpresa fue mayor aún al verse cara a cara con Paul, eran idénticos, el cabello largo de ella marcaba la única diferencia entre sus rostros de gemelos, Arnaldo quedó también absorto por la situación. El primo no conocía a Arnaldo, no sabía quien era, nunca supuso que era el director de la empresa que financiaba el proyecto apócrifo fruto de sus ideas e ideales. Fueron a casa del joven francés a conocer al pequeño Damién, de nueve años de edad y con relevantes dones especiales, aunque sus padres jamás practicaron el programa para obtener coherencia de pensamiento, a pesar de conocer la teoría perfectamente. Paul tenía dentro de sus pertenencias cientos de fotos de Jorge, y del padre de éste antes de morir, manuscritos, notas de cuando estudiaba en Argentina ayudado por unos tíos italianos. La esposa se llamaba Yael, muy curiosa y comunicativa se ofreció de inmediato a ayudarlos en la tarea, aunque sea dentro del territorio Franco; de inmediato fue integrada al equipo. Damién era capaz de conocer el pensamiento de las personas con quienes mantenía alguna relación sentimental, es por eso que sus poderes se acotaban a pocos, sus padres, abuelos, algunos tíos, dos de sus compañeros de escuela y su maestra. Su tío André, en realidad tío de su papá, era la persona con quien mantenía una relación más asidua y por ende se encontraba al tope de sus capacidades cuando estaba frente a él. El niño observaba en silencio la imagen especular de la prima de su padre cuando se hallaban juntos, no decía nada, pero lo pensaba. Mientras cenaban, esa misma noche, a pocas horas de conocerse, el niño rompió el silencio ante María. - tu tío no se llama Gerard- aseguró el niño. - como sabes que tengo un tío llamado así?- demandó curiosa la dama. -sé que tienes un tío pero no se llama como tu piensas- volvió a sonar el desafiante pero tranquilo nene. - no entiendo a qué te refieres, Damién, puedes explicarlo mejor?- solicitó María en un tono algo severo para una charla familiar. Paul presenciaba la escena sin conocer lo que tramaba su hijo, no era de molestar, así que supuso que había conectado con su prima, de alguna forma sus mentes estaban en coherencia, nunca había pasado hasta el momento que se establezca una sintonía con un desconocido, por más pariente que sea. -Damién, no molestes, si no tienes algo importante para decir- sonó tajante el padre. -pero papá, ella conoce al tío André, pero piensa que se llama Gerard- aseguró inocentemente el gurrumino. - mi tío se llama Gerard, te lo puedo asegurar, querido- exclamo María mientras Arnaldo y Yael eran pasivos observadores. - tengo una foto suya en la computadora que dejé en su propia casa, te la mostraré- dijo mientras digitaba el número de su computadora personal y ésta le contestaba enviándole a su teléfono la imagen requerida. Abrió la pantalla y seleccionó el archivo, al instante, la pantalla de la sala mostraba la foto de una persona a quien el niño señaló como su tío. - es André, lo ves papá?- decía el pequeño señalando con su dedito rígido y la mirada viva. - es cierto, es André- declaró en forma terminante Paul. El desconcierto de todos ganó el ambiente, callaron por segundos, sorprendidos por la confusión de las imágenes, las cuales resultaron irrefutables como argumentos para los dichos de Damién. -Sin dudas, tu relación con André o Gerard, como quieran llamarlo, hizo que mi hijo contacte tu mente, quizás has desarrollado algo de su percepción- aventuró Paul tímidamente. Lo cierto es que María estaba nerviosa, desorientada, pidió disculpas y se retiró a la habitación de huéspedes que improvisaron para ella, en el fondo de la casa. Comenzó a pensar, más tranquila, trató de tejer algo con un poco de sentido con la maraña enredada de hilos sueltos con que contaba. Se durmió tratando de ignorar la incertidumbre acerca de la verdadera identidad de Gerard, esto no hacía más que agregar dudas acerca del hombre. Al levantarse, debió vestirse completamente ya que el cuarto de baño se ubicaba en el extremo opuesto de la residencia, pensó que debería haber ido a un hotel, y se lamentó que quizás se perdió una noche apasionada con su acompañante, a quien no escuchó hablar durante toda la pasada y confusa velada. Al pasar a un lado de una especie de modular, en la sala, justo detrás del lugar que ocupó en la noche, observó un papel con un membrete que le resultó conocido, se detuvo y dudó un instante… se volvió y se acercó al mismo documento, cuando lo tuvo delante de su vista comprobó que era lo que suponía, el logotipo de la empresa de Arnaldo, la sigla en letras doradas y fondo verde claro: I. S. & H. C. con una leyenda en letras más pequeñas que afirmaba la localización: London. Dejó el papel y corrió al toilette, urgía hacerlo. Al salir, se encontró con Yael, quien le ofreció tomar el desayuno en la sala. -me encantaría- aceptó María. La mujer de su primo se mostró muy contenta de tenerla en la casa y le solicitó ver la lista para poder ayudarla, María asintió. Deseaba información acerca del papel de su interés, para eso debía pasar por delante y distraídamente, como al pasar, preguntarle. - déjame buscar la lista, está en mi bolso, sobre la cama, hacía tiempo que no descansaba de esa forma- mintió la muchacha. -te acompaño, nos sentaremos en la oficina de Paul a estudiarla- ofreció Yael. -me parece bien, vamos, lleva más café, quieres?- solicitó María. Con la lista en la mano se dirigieron al lugar estipulado, al llegar encontraron que Paul estaba en su escritorio, desde la noche, sin poder dormir pensando en el episodio de la foto. María había tomado de pasada el papel, al sentarse frente al primo, en un descuido, lo dejó debajo del listado que las ocupaba. Con un gesto previsto, levantó sus folios y “descubrió” el documento. -oh, conozco esa empresa, Arnaldo es el director- aseguró con una sonrisa, de aparente control cuando en realidad no tenía idea alguna de lo que estaba ocurriendo, ni sus primos tampoco, Arnaldo no aparecía. -no entiendo, cómo que es el director?- demandó Paul aún más desconcertado que en la noche. -así es, no lo sabías?- sonó irónica María. Ambos esposos se levantaron de los asientos e inquirieron a la prima, todo era un caos, no lograban comprender lo que ocurría, primero el tío y luego esto, era demasiado para tan pocas horas de relación. María se defendió diciendo que tampoco conocía la verdad de todo el asunto, decidieron llamar a Arnaldo. Cuando llegaron a la habitación, no se hallaba en ella, ni siquiera había dormido allí, o se trataba de una persona muy prolija ya que el sofá se mostraba como si nadie lo hubiera usado. Era el límite, dónde estaba el muchacho? El que aportó un poco de razón a sus palabras fue Paul, quien invitó a debatir lo acontecido. -debe haber una respuesta para este enredo, busquémosla juntos, cuando aparezca tu compañero hablaremos con él, mientras tanto deberemos ponernos de acuerdo nosotros- sentenció el hombre del grupo. La moción fue aceptada por unanimidad y puesta en marcha de inmediato. María les contó la experiencia con su tío Gerard, el poco tiempo compartido y la buena relación que consiguieron en ese lapso, como también las dudas que le surgieron acerca de su identidad. Asimismo explicó que Arnaldo le fue presentado por su tío y que se había pegado a su vida como una sanguijuela, y que se sentía atraída por él, muy atraída, pero que no dejaba de ser un perfecto desconocido. Yael le narró la relación con André, quien hacía varios años apareció en la casa donde vivía anteriormente, cerca de la Plaza de la Concordia, con un bagaje de fotos y conociendo la historia familiar, presentándose como un sobrino de Jorge, cuyos orígenes se dispersaban en una serie de parentescos incomprobables y que en verdad nadie se preocupó por ratificar- nos alcanzó con sus palabras, le creímos todo, pero ahora deberemos discernir a quién le mintió, a nosotros o a ti.- dedujo acertadamente Yael. - se tratará de la misma persona?- dudó con algo de tino María. Hablaron durante horas. No encontraban un punto en común que relacionara a todos los personajes, parecería que lograban lo contrario, más confusión. De pronto, un comentario de Paul acerca de una pregunta que le había hecho María minutos antes trajo algo de luz. - en el lugar donde trabajo tenemos la sensación de que todo se nos va de las manos, las doctrinas se mezclan, los hombres no se entienden y las permanentes discusiones generan cada vez más odio entre la gente- sentenció Paul con triste tono. María pensó que quizás se trataba de una señal, que sólo deberían descifrar lo que significaba. No lo dijo, volvió a callar. El timbre los devolvió a la realidad, Yael abrió la puerta detrás de la cual aguardaba Arnaldo con cara de vergüenza, lo hizo pasar. -buenas noches- saludó displicente. -siéntate.- ordenó María enojada. -hablé con Gerard- balbuceó el recién llegado. -o André- espetó Paul en tono no muy amable. -cuéntanos la verdad- requirió María. - mi nombre es en verdad Arnaldo, soy el director de la empresa que ustedes conocen, ambos, pero además pertenezco a una hermandad, ya milenaria, lo cual es mi principal y más importante actividad. El objeto de La Hermandad de los Custodios es hacer prevalecer el plan divino, nosotros fuimos los responsables del regreso de Jesús hace casi cincuenta años, fuimos los delegados por Él para encargarnos de mantener en funcionamiento Su proyecto, conservamos en nuestro poder El Último Testamento, escrito por José de Arimatea y le incorporamos las palabras que el mismo Jesús le dictó a Joel, quien fuera el mentor de la nueva Hermandad y su padrastro- Mientras hablaba, todos mantenían la boca cerrada, sólo escuchaban. -debo decirles, para su tranquilidad, que Gerard es un colaborador muy especial de todos nosotros…muy especial, pero el encargado de dar a conocer su identidad debe ser él mismo. Si así lo desea. Ustedes y sus familias fueron elegidos, o destinados por Él para ser parte de Su plan, si me lo permiten, debo explicarles con todos los detalles lo que sucederá y que es sumamente importante que conozcan como a sus propios rostros. Es menester que lo conozcan ahora, demasiadas dudas han surgido ya, es tiempo de revelaciones. -Paul-continuo Arnaldo-tu serás el encargado del viaje, te ocuparás de que el viejo Proyecto Fénix resurja, pero no como un arma ideada por un grupo de locos durante la segunda guerra, sino como el vehiculo que salvará a la humanidad de su propio accionar, de su estupidez, de su envidia… y de su odio hacia sus propios congéneres. Paul respondió de inmediato- estás loco, quién te has creído que eres? Venir de esa forma petulante ostentando cargos divinos y dar órdenes sobre supuestos planes que yo! debo llevar adelante sin tener idea de quien eres y qué tramas! Yael reaccionó de la misma forma, levantando la voz y así, a los gritos reclamarle cordura. María en cambio escuchó sin preocuparse, cuando los alaridos disminuyeron, les pidió calma a todos y tomó la palabra. -escúchame, debes demostrar que lo que nos has contado es cierto, es verdad que han estado ocurriendo hechos de los cuales no tengo explicación racional, pero me doy cuenta que se acercan tiempos decisivos para el hombre, como especie. Trata de avalar lo que has dicho, ahora! En este momento!- exigió María. Arnaldo bajó la cabeza y les pidió algo de tiempo, una noche, quizás dos, que recibirían la Palabra, era su única garantía. -deben creer para poder llegar a Él, no sean necios, deben agradecer que Ha fijado sus ojos en ustedes, yo…ya no pertenezco a este mundo, es de ustedes…no lo dejen escapar. He terminado mi trabajo, he tenido suerte de servirlo, con gusto lo haría de nuevo, nunca lo he oído, ni lo he visto, siquiera lo presentí, pero Él se encuentra acá, junto a nosotros, dándonos una nueva oportunidad, no la desaprovechen. Pedro II sabe, él está al tanto de todo, podrían creer en la palabra del Papa?- finalizo el muchacho con lágrimas de emoción en sus ojos. María se acercó con la intención de contenerlo, pero él se incorporó y se corrió hacia la puerta de salida -mañana por la mañana temprano volveré- aseguró sin voltearse mientras se iba. Durante la noche nadie logró dormir, de uno en uno se encontraron en la sala con la excusa de una taza de café, conversaron con tranquilidad, parecían una verdadera familia. El pequeño dormía plácidamente, su cuarto era su mundo, temía relacionarse con la gente, trataba de no cultivar los sentimientos para no verse obligado a meterse en sus vidas, en conocer sus secretos, sentir lo que ellos sienten, amor, odio, vergüenza…temor. Eran las cinco en punto cuando comenzaron a oír a Damién, primero suave, como un susurro, supusieron soñaba, luego el volumen de sus palabras se fue elevando, no comprendían lo que decía, Yael corrió a la habitación para asistirlo, cuando llegó estaba durmiendo, lo zamarreó, deseaba despabilarlo para que le narre lo acontecido. El niño se despertó de inmediato, abrazó a su madre y dijo- mamá, Jesús estuvo acá- - era el señor que vimos en la tele, te acordás?, vos me dijiste que no había muerto, está o no muerto?- preguntó el nene. Nadie supo qué contestar, los demás miraban desde el pasillo, en silencio. -Me dijo que papá me ayudaría a llegar a Él y a su Padre, que todos los niños de la lista iremos juntos, que nacimos para salvar a todos a través de nosotros- aseguró de manera vehemente casi sin respirar. -los chicos no mienten- agregó María en apoyo a las palabras de Arnaldo y decidida a colaborar, esto bastaba para su convencimiento. - de qué lista hablaba Jesús, mamá?- preguntó Damién, sin pensar en el significado de lo que decía. En verdad se convencieron, no podría haber escuchado la conversación, el lenguaje, fue la Revelación, pero…si Paul sería el encargado de llevar adelante el viaje, por qué o se le presentó a él?, pensaron todos. En la mañana, Arnaldo llegó y junto a él, la respuesta al interrogante. - es que no demostró la fe que debía colmar su corazón, les adelanté lo que vendría o no?- desafió el joven, ahora recompuesto de su recaída nocturna. -cuéntame más- solicitó María, volviendo a la admiración con que trataba al joven. Abreviado, por supuesto, el Hermano guía, comenzó con la historia desde la última cena, el viaje hacia Britania, los vikingos, el Cáliz, Franco, quien fue el Elegido, Verónica, hasta llegar a Jesús, y su muerte, su asesinato, y por último, las palabras que pronunció ante Joel. Fue allí que reconoció que ya contaban con la lista de los niños, de todos, y los demás datos pertinentes para su localización, y que fue le mismo Mesías quien se las facilitó, justamente a su padrastro, el hombre que ayudó a criarlo y lo quiso como si fuera su propio hijo, junto a su Madre, el valiente Joel. Entonces, pronunció Paul la pregunta obligada. - cómo sigue esto?- No es fácil de realizar pero es sencillo de comprender, deberás finalizar la nave antes del treinta y uno de diciembre del dos mil cincuenta. Deberemos contar con los veinte niños, sus padres deben estar de acuerdo para realizar el entrenamiento previo al despegue. El propio funcionamiento del propulsor estará en manos de ellos, si, de ellos. Sin la voluntad conjunta de todos los pequeños la nave no podrá despegar. Seis meses antes, como mínimo, deberán ejercitar sus poderes y potenciarlos para alcanzar un estado utópico voluntario, sin que sus vidas corran riesgos. Generarán, entre todos, la energía que le faltará al impulsor mediante la transformación de la materia en energía, gracias a sus propios cuantos de pensamiento lograrán crear el séptimo Quark, o mejor decir descubrir para los ojos del hombre, esa última partícula relacionada directamente con la voluntad divina, exactamente lo que Dios escondió del alcance de los hombres para que no puedan arruinarlo, como hicieron con todo lo conocido. - es verdad, aseguró Paul, en una de las notas de Jorge vi un siete encerrado en un círculo junto a un signo de interrogación. No, no era en el cuaderno de Jorge, se trataba del de sus tíos, estaba en la hoja dedicada a la clasificación de las partículas, él supuso la existencia de una séptima partícula aún no descubierta; debo hacer unos cálculos, necesito mi procesador personal- -cuánto demorarás?- demandó esperanzada María. -un par de horas, creo- aventuró el científico. Pedro II desayunaba en la residencia de Castel Gandolfo, una afección pulmonar lo había separado de las obligaciones por unas semanas; el hombre, nacido en mil novecientos setenta y uno, estaba cansado, tantos años en el manejo de la Iglesia habían casi terminado con su fuerza de voluntad y reacción ante los avances de los diversos frentes antagónicos, internos y externos, grupos económicos, políticos y hasta gobernantes de las Naciones Unidas, él conocía perfectamente quien era cada uno de ellos y los manejaba de la mejor forma posible, de una manera que deja contentos a todos, negociando. Negociaron luego de llevar la Santa Sede a Israel para que Roma no pierda prestigio ni nombre, debió crear, como en tiempos de los Césares, una sede Occidental para lograr mantener la cohesión de todo el Imperio, digo la Iglesia. A cambio recibió la promesa de no soportar presiones que lo desestabilizaran en los primeros años de reinado. Luego, al conocer su capacidad negociadora, o comercial, como algunos preferían, comenzaron a llover ofertas de inversiones non sanctas que fueron rechazadas sistemáticamente en su totalidad, menos una. La Hermandad fue la institución seleccionada por S.S. para dirigir determinados y cuantiosos fondos, legalmente por supuesto, destinados a financiar la última campaña del Jefe sobre este mundo, por lo menos como lo conocíamos hasta la fecha. Es por eso, que Pedro duró tantos años en el tope de la lista santa, saber decir no en algunos casos y aceptar en los que correspondía hacerlo, algo para tener en cuenta…pero estamos en el último segundo de existencia, ya es tarde. Es tarde? O deberíamos finalizar con la frente alta y dejar nuestro mundo mientras tratamos de ser mejores? Llevó el auricular a su oído izquierdo, una infección le perforó el izquierdo, ya estaba acostumbrado, y llamó a Arnaldo, quien lo atendió agitado. -si, S.S, qué desea?- ofreció el hermano. -hijo, tienes que apurar las cosas, hablaste con los Elegidos?- preguntó calmo el Papa. -si Padre, ya lo hice, todo salió casi bien- sentenció Arnaldo mientras bajaba la cabeza, aceptando la culpa del “casi”. - cuestión de fe- agregó el joven. -apenas queda un año, urge la confluencia de los factores, ordenados, a tiempo, en el sitio correspondiente, tú sabes eso, debe ser perfecto, debes poner todo de ti para que Él ocurra. Utiliza todo lo que hemos obtenido, todo lo que has ganado con la empresa, todo lo que puedas pedir prestado, pero hazlo, hijo, no tendremos otra oportunidad- rogó en cordial tono Pedro II. Cuando terminó la comunicación, caminó hacia sus aposentos, señoriales habitaciones lujosamente ornadas, con pisos relucientes como espejos pulidos por la muñeca de Dios, y vestido como estaba se arrojo a la gran cama, apagó las luces y comenzó los ejercicios pertinentes para lograr la concentración que lo alcanzaría a un estado utópico, con veinte años de experiencia conocía más allá de la existencia, vio la muerte sin morir y decidió la forma en que lo haría, no temía, sabía hacia donde se dirigiría…la eternidad sería su nuevo mundo, mitad espacio, mitad tiempo, o si se quiere, todo espacio, todo tiempo. Su cuerpo material le daría lugar a su energía, y estaba seguro de poder manejarla. Jesús ya había hecho contacto con él, lo esperaría ansioso hasta que culmine su labor terrenal. Pasaba días sin salir de su habitación, todo o casi todo lo sabía, dejaba su cuerpo sobre la cama y recorría en forma esencial los lugares que le interesaban y debían ser visitados a instancias del Plan. Decidió esperar los acontecimientos. Retaba o instigaba a Arnaldo para que no ceje en su deber, pero sabía que todo ocurriría como era debido. Esa noche, mientras descansaba, percibió una presencia que hacía mucho tiempo no se le acercaba…notó un destello, clásico por la gran energía en emanación al alcanzar una materialización casi perfecta, por no decir realmente perfecta. -Pedro, soy yo, Gabriel, me reconoces? -por supuesto, ven siéntate a mi lado, dónde has estado haciendo de las tuyas últimamente? – preguntó amablemente el anciano. - por estos días mi nombre es Gerard, quizás mi última representación en esta obra! -ah, ah, ah, claro, entiendo, estuviste arreglando todo con Arnaldo sin decirle quien eras en verdad, continúas divirtiéndote a costa de nosotros, los mortales?- demandó sonriente y en tono de sorna el Papa. - debí hacerlo de esa forma, ellos deberían tomar algunas decisiones, sabes que de otra manera no serviría- aseguró el Arcángel. - debo comunicarte que eres el elegido!- espetó grandilocuente el ángel. -para que?- preguntó curioso el Romano. - serás mi sucesor, o por lo menos mi colega tus próximos dos mil años propios! Jesús vendrá por ti.- agregó Gerard o Gabriel. - entiendo, así es como funciona todo?- demandó el sacerdote. -y por qué yo?- continuó. - sabes que luego del fin vendrá el comienzo, conoces perfectamente el sistema y hasta te encuentras familiarizado con la coherentización del pensamiento, el futuro del hombre estará determinado por eso, todo lo superfluo gozará exactamente de esa condición, y lo esencial será preponderante en la forma de actuar de los habitantes. El nuevo Paraíso espera por ti, por ellos, por todos, ya existe si así lo deseamos. Tus etéreos periplos parecerán insignificantes historietas ante la magnificencia del nuevo mundo. Tiempo y espacio se funden en una magnitud, con nada comparable ergo no mesurable, cada uno conserva sus propias y particulares singularidades físicas y mentales. En este sistema energético, la mente sostendrá al cuerpo, el cual, enemigo de la eternidad, pasará a ser estrellas- describía entusiasmado Gerard. Pedro escuchó atento el relato, muy instructivo por cierto, pero las dudas anegaban su intelecto estructurado y socialmente diferente. -Qué pasará con las familias? Con las instituciones? Con los gobiernos? Países? Las doctrinas?... el amor?- exclamó apesadumbrado el Sumo Pontífice. - nada será diferente, dependerá del inicio, de lo que los primeros decidan, pero puede ser distinto si así lo desean. Seguirán haciendo el amor y concibiendo como lo hicieron siempre, sólo que los sufrimientos no tendrán cabida. Imagina que la lluvia comienza a caer, tibia, tentadora, en el momento justo que quien amas te acepta; que tu hijo convierte un gol cuando tú llegas al estadio. Donde no existen ni el pecado ni la maldad porque todo lo que un ser humano puede anhelar se encuentra tan “cerca” como la velocidad de un pensamiento. Recuerda que la coherencia funciona únicamente con pensamientos positivos, se anula con los malos, y abre un túnel independiente de datos al lugar que tú ya sabes con las consecuencias que también conoces- finalizó Gerard mientras su cuerpo tangible mutaba a pura energía gobernable. Pedro se despertó agitado, en verdad no sabía si él había estado en otro lugar o en su propia cama, sonrió pensando- ya aprenderé. Reconoció el estilo de su viejo conocido, le hizo recordar a su amigo Jesús, y comprendió, recién en ese momento el secreto de todo, Dios era energía pura, latente, que desarrolló la capacidad de crear, es por eso que el proceso llevó tanto tiempo, del barro a la esencia elemental, en el medio la vida y muerte de millones de cuerpos, de hombres que sin saberlo aportaron lo suyo al destino, sólo viviendo y cumpliendo con la efímera tarea de perdurar sobre la tierra. Todo se trata de equilibrio energético. -eso es! Todos tenemos parte de la energía primigenia divina, y cada persona que nace absorbe una ínfima cantidad. En cambio en los fallecidos, queda libre, en su forma original, regresando a la fuente, conformando el Dios en que todos o casi todos creemos. Entonces, el estado utópico del último instante antes de morir funciona de forma tan simple y sencilla como la cohesión molecular del agua, por ejemplo, es tan grande la afinidad de sus moléculas que se atraen de manera extrema, de este modo, la energía de cada persona es extraída o succionada arbitrariamente por la energía de mayor magnitud, es decir la de Dios, para formar parte de lo que conocemos como el “Cielo”. -Sería esa la verdad? - -tierra y cielo serían una sola construcción? -es ese el fin último del plan divino? -por qué tantas vueltas? Por qué el camino largo? -en verdad se respeta el libre albedrío! Existe! Aleluya!- festejaba Pedro mientras ponía en orden sus elucubraciones. -No sería tan malo después de todo, pensó el Papa. No pudo dormir, estaba eufórico, conocía a Dios, sabía de qué se trataba, pero le quedaba una sola duda… -Si el sistema sólo funciona con pensamientos positivos, qué pasa con los paquetes de pensamientos negativos enviados desde el Génesis? El “Averno” no es más que energía de sentido contrario, que se opone a la causa que la creó. Si! Formó parte alguna vez de la misma original y paternal constelación energética Creadora, pero no posee la fuerza suficiente para competir con la Gran Fuerza, y es por eso que tampoco puede ser destruida, sólo contenida. Paciente, aguarda el momento para asomarse a este mundo físico, claro, cada vez que el hombre renueva su camino de odios globales, casi permanentes, absorbe la energía emanada por la humanidad y fluye, no es al revés! Siempre pensamos que el demonio nos hacía caer en la tentación, nosotros lo creamos y lo alimentamos! Dios mío! Pero por qué Jesús no fue más claro conmigo?, con todos? Por qué sencillamente no dice Así Sea! Hágase una nueva Creación! La voz de Jesús sonó desde el espejo frente a su cama, podía verlo muy claramente, no le dio ningún indicio antes de aparecer, de hacerse presente. -qué pasa con tu fe, amigo?- sonó con su inconfundible voz. - Jesús, estás acá! Te he extrañado amigo. Es que acabo de comprender la Verdad, Tú verdad, Su verdad, gracias a Gabriel que me iluminó pude adivinarlo. -no lo has adivinado, se te ha revelado, Pedro, sabes que nada es casualidad!- sentenció Jesús. -si Señor, tienes razón…pero…es como yo pienso que es? Por favor, dímelo.- rogó el Papa. - así es amigo, siempre ha sido así, venimos de la eternidad y hacia ella nos dirigimos, esa es la única verdad.- afirmó el Mesías. -Amigo, dime…. -escucha-interrumpió Jesús- no existen los caminos cortos o largos, solo los correctos e incorrectos, el mi que mi Padre le mostró a sus hijos fue el correcto, si tu quieres llamarlo el más largo, es que no entiendes, Pedro.- sentenció Jesús con firme tono. -no me quiero justificar, Maestro, pero soy un hombre, siempre lo he sido y supongo que pase lo que pase, siempre lo seré, la incertidumbre es humana- se defendió Pedro. -tienes razón, pero no en este campo, sólo sirve la fe, es positiva hijo, entiendes? falta poco para el Comienzo, detesto llamarlo el final- auguró Jesús. - prepárate y prepáralos, a todos ellos, asístelos, enséñales, no los dejes solos, dependerán de ti y de tu gente, de María, de Paul, de Arnaldo, ellos estarán también contigo. Deben hacerlo a tiempo pues el Negativo continúa absorbiendo energía, la última que le restaba la utilizó durante mi segunda venida, debes evitar que acumule la esencia de esa pobre gente perdida en la inmensa eternidad, haz tu trabajo a tiempo. Sus engendros son movidos con parte de esa energía, con cuerpos de ectoplasma, ten cuidado! - enseño el Maestro. Simplemente desapareció de la vista de Pedro, quien decidió de una vez por todas, descansar unas horas. Durante un año, hablaron con todos los inscriptos en la lista de Arnaldo, lograron que los padres los cedan para la instrucción, le devolverían hijos distintos, con poderes descomunales pero concientizados en el deber de saber utilizarlos, llamó la atención la buena predisposición de las familias. Jamás supieron la verdad de tal reclutamiento, jamás volvieron a verlos. Mientras, Paul y su equipo finalizaron un prototipo del navío interestelar destinado a llevar en su interior a los pequeños elegidos. Se trataba de un módulo de unos cincuenta metros cuadrados, el cual, supuestamente sería el corazón de una estación espacial en Marte. El impulsor fue fabricado de acuerdo a lo indicado por Jorge y mejorado por el mismo Paul. El equipo de científicos que lo acompañó estaba comprometido con la causa, tanto como buena parte de la gerencia. Según sus cálculos, la nave debería despegar desde la tierra directamente, es decir, no podría ser remolcada fuera de la atmósfera por la gran masa del equipo motor. Dentro de la misma, veinte compartimentos diseñados especialmente con sistemas de hibernación daban la idea del real uso de las instalaciones. Sin embargo, para Paul, a pesar de ser quien lo construyó, suponía que no alcanzaría la energía suficiente para llegar a conseguir lo que deseaban, es decir, desconocían la séptima partícula que le brindaría al sistema la verdadera y desconocida potencia para entrar en la segunda etapa de funcionamiento, el despegue. Los eventos se deberían dar de forma imprevista, al energizar los arrollamientos toroidales con un alto voltaje de tremenda intensidad y fluctuante debido a una frecuencia del orden de los miles de yottahercios, antes nunca alcanzados ni soñados siquiera. El acelerador funcionaría perfectamente, pero no pasaría de plasma, sin duda más denso, pero plasma al fin, los niveles de energía no cambiarían, al llegar al tope, el llamado principio de entropía, es decir la energía que no se incluye en el proceso de transformación termina por reducir el nivel total de energía haciendo que el proceso recomience indefinidamente, sin conseguir el resultado requerido. En realidad Paul no comprendía la forma en que el peculiar motor despegue a la velocidad de la luz. La sinergia es el resultado de la integración de elementos que es muy superior a la suma de los dos o más componentes originales. Era el problema y la respuesta a la vez, para el efecto propuesto se necesitaría un nivel muy superior a lo que se podría lograr con lo que contaban, estaba claro, era imposible…para un hombre común. Arnaldo fue a casa de Paul, con la excusa de revisar los datos de los niños, tuvo una charla a solas, donde le explicó detalladamente el plan, debía saberlo, debía estar al tanto de la destrucción que se llevaría a cabo, él mismo debería morir en pos de lo nuevo, era una decisión terrible. - lo que me dices es una locura!- afirmó Paul. - no Paul, es el orden divino, todos estamos afuera, sólo esos veinte niños serán salvados, nosotros viviremos en ellos…escucha… Arnaldo le explicó todo lo que Pedro le contó, la charla que tuvo con el mismo Jesús, las revelaciones sobre todo, lo que vendrá y como vendrá. -ellos serán nosotros, todos seremos ellos, si así lo entiendes, debes confiar, debes tener fe; si no lo haces tú quizás todo se eche a perder, ayúdanos, por favor! - imploró Arnaldo. Paul se levantó, se tomó el mentón, su marca registrada cuando decide algo, y caminó por unos minutos alrededor del escritorio hasta que se detuvo frente al muchacho que lo observaba serio, dubitativo, inquieto, expectante. - lo haremos, arriesgaré todo por los niños!- aseguró Paul. - gracias, ahora puedo respirar.- suspiró el hermano. Salieron juntos de la casa, caminaron juntos hasta el vehículo de Arnaldo, quien se marchó velozmente; el otro continuó hasta la esquina con intención de caminar un poco y meditar sobre lo que sucedería, los pequeños elegidos estaban ya en condiciones de comenzar el entrenamiento definitivo, el vehículo estaba listo, él estaba decidido, todo estaba preparado para el fin del mundo, para el desastre creado por el hombre e ideado por el mismo Dios, quién sería en verdad el culpable de todo, él o Él? Se le puede pedir al hombre, tan pequeño, que se agigante para alcanzar lo máximo? No es una empresa que nació quebrada? Continuó su camino hasta llegar al laboratorio, casi una hora de rápida marcha le hizo bien, respiró profundo y se recompuso, después de todo fue Dios quien golpeó a su puerta, supuso que sabría lo que buscaba, se puso a trabajar en los detalles. Entendió al fin que serían los niños quienes contribuirían para que la ansiada y requerida sinergia se haga presente y le brinde el impulso necesario. La concentración del grupo completo en el momento oportuno le conferiría al conjunto el elemento que aún restaba. Entonces se preguntó, los cuantos conforman el séptimo quark o se generaría dentro del aparato? Comprendió, o creyó hacerlo, que funcionaría como un agujero negro, lo que sería expulsado sería sin duda un chorro de ese séptimo quark indeterminado y que impulsaría la nave en forma instantánea a velocidad cercana a C, pero no a través del espacio, sino a través del tiempo, lo que determinaría que no haya riesgos físicos para los tripulantes, sería como una teletransportación energética de la materia hacia un punto del que al retornar, incluso a esa velocidades, habrían pasado en la tierra millones de años; un escalofrío corrió por su espalda. Apenas unos años habrían pasado para los niños. Ese proceso le cerraba muy bien, así sería el fin de la humanidad tal como la conocemos, un agujero negro en la sala era demasiado, la destrucción sería total, no se trataba únicamente de la atmósfera lo que se perdería, quizás una gran parte de la masa del planeta; se debería poner en marcha e ir aumentando la potencia paulatinamente hasta el momento de lograr un estado utópico con la meta en común, eso reforzaría la reacción y le daría la posibilidad para que se forme el horizonte de singularidad del agujero, es en ese momento cuando ya todo pasó, tan efímero, tan fugaz, nunca se enterarían de los daños sufridos, lo que si era sabido es que la vida se acabaría en el mismo instante, para volver a comenzar con el regreso de la nave, el arca, a una nueva tierra, virgen, inexplorada, sedienta de humanidad. Temió, por un momento, que nada resulte de esa forma, pero se trataba de Dios, su Dios, lo eligió a él, a sus hijos…fue entonces que se preguntó – cuanta veces ocurrió esto? -Somos los únicos en este vasto universo? -por qué niños? Por qué no salvó personas completas, con vivencias, con historias, que recuerden el mal que el hombre se hizo a sí mismo y a sus semejantes? Se respondió a si mismo de una forma contundente, era claro, los niños representan inocencia, candidez, sus energías eran vírgenes en todo sentido, libres de influencias pestilentes, casi libres de la condenada humanidad; recordó los días en que se despertaba y sus hijita más pequeña amanecía a su lado, mientras ella dormía despreocupadamente, el la abrazaba y confundía su respiración y sus ritmos vitales con los de la criatura, coordinaba sus tiempos con los de ella, la abrazaba fuerte, la contenía y sentía como la energía de Mirna, el campo que ésta producía interactuaba con el propio estabilizándolo, brindándole una paz que no lograba de otra forma, simplemente se sentía pleno de amor y felicidad. Es evidente que la coherencia es alcanzada con mucha más facilidad por los querubines, gracias a la ausencia casi total de influencias negativas. Nota del Autor : A los lectores le recomiendo que realicen el ejercicio que Paul acostumbraba a hacer junto a su hija, en verdad funciona. Luego continuó con su pensamiento- Han explicado hasta el hartazgo diversas teorías sobre una indeterminada cantidad de universos paralelos, jugando a las escondidas entre ellos y con nosotros, tratando de escabullirse de la vista y la de cualquier tipo de percepción que los delate; un Creador para cada uno de ellos? Desechó las confusas elucubraciones y se dedicó a ultimar, esta vez sí, los detalles finales, quedaban apenas dos meses para que parta el contenedor de la raza humana. Con la tarea cumplida y el grupo de niños en la sede de la Hermandad, en la capital británica, a salvo de los ataque de las hambrientas muchedumbres, María deseaba confraternizar un poco más con Arnaldo, quien se había mostrado esquivo desde el episodio en casa de Paul, no parecía enojado, sólo distante, como avergonzado. Decidió llamarlo e invitarlo a su casa de Madrid, nunca sospechó que el alejamiento del joven se debía a la culpa que sentía de no haberle contado toda la verdad acerca del proyecto; el visor del teléfono mostraba una sonriente faz del lado de María y una decaída mirada del otro lado, de todas formas el muchacho aceptó la invitación, tomaría el avión esa misma noche, debía además convenir algunos puntos con Gerard. Por la mañana se presentó tímido en el monoambiente de María, ella sólo lo usaba para ir por las noches a dormir, soñaba con una casa con parque en las afueras para que sus hijos corran respirando aire puro, ni siquiera los gigantescos absorbedores de dióxido de carbono lograban purificar la pesada atmósfera que rodeaba toda la ciudad, no daban abasto, quedaban algunas tierras puras en el sur de lo que fue América, en el centro de la zona africana y quizás algo en el sur de lo que fue Asia, el clima había colapsado, inundaciones y sequías que duraron años terminaron con las tierras cultivables de casi todo el globo, los polos dejaron ir parte de sus hielos, y el mar anegó en forma permanente demasiadas zonas ribereñas, se perdieron muchas ciudades y sus pobladores debieron realizar un éxodo hacia zonas más altas, poco a poco la tierra cobraba la imprudencia de sus arrendatarios, una causa más para el propietario muestre su disgusto. El principal alimento mundial se transformó en un compuesto vitamínico sintético similar al de los astronautas del siglo veinte, algunos afortunados conservaron en buenas condiciones pequeñas parcelas de tierra y extraían de ella algunos productos naturales que adosaban a la incompleta dieta, en las campiñas de todas la regiones, aún se criaban animales de corral, y se cultivaban las especies más beneficiosas, con una selección controlada por el gobierno, todas las producciones agrícolas pasaron a manos del estado y por ende a su administración, la tecnología se centraba en volver más productivos los áridos campos de labranza y cría. Una Confederación de Naciones comenzó a tomar auge en contra de la mala administración de Las Naciones Unidas, institución con muchos años de existencia pero víctima de todas las confabulaciones destinadas al gobierno de pocos y a su beneficio, tantos años de negociaciones, de concordancias, de aunar metas, fueron tirados a la basura por la avidez de riquezas y poder de algunos que pretendían el control absoluto del planeta, administrando los recursos, sobre todo alimentarios. Por lo demás, todo funcionaba como siempre, descubrimientos tecnológicos casi todos los días, sobre diversas especialidades se sumaban al bagaje existente, a paso firme el hombre se dirigía a la debacle de la raza. Como se preveía desde los años veinte( dos mil veinte) las religiones perdían adeptos que eran captados por pequeños grupos de ayuda, un proceso que diezmó hasta la fecha el número de feligreses de los principales credos, dada la insensata globalización, sin control, sin medida, sin razonamiento ni estructura que la sostenga debidamente, los creyentes se dispersaron de sus lugares de origen y dicha disgregación, provocó el descenso de densidad de de las religiones mas tradicionales, las migraciones interminables y continuas en busca de mejores condiciones de vida le devolvieron al hombre, en los últimos años de su existencia, su original forma de subsistencia, regresaron a su condición de nómades. Rebajados socialmente, culturalmente, tecnológicamente e incluso por hambre, generaron nuevos polos de aglomeramiento demográfico de acuerdo a las principales necesidades no cubiertas, es así que en primer término debían procurarse el alimento y luego la vivienda, las grandes urbes donde aún reinaba la paz social, comenzaban a ser asoladas por hordas de hambrientos conquistadores de una raza indefinida, sin una creencia religiosa determinada y con seria intenciones de quitarles todo lo que podían, el estiaje de la condición humana no se dio por ejércitos armados, por bombas atómicas ni peleas interplanetarias, lo iniciaron las luchas de la gente que menos porción de pastel manejaba, sin piedad, la muerte asolaba la superficie terrestre, había ya zonas en las cuales no existía el más mínimo orden, el suelo sólo brindaba emanaciones gaseosas saturadas de tóxicos. Paul desconocía si era todo parte del desenlace establecido o era fruto del propio hombre, inteligentemente decidió que el fin acaecería de igual manera, Dios deseaba evitarles el sufrimiento de verse menos humanos. -buenos días María- saludó secamente Arnaldo, con recelo de su propio comportamiento. -con el picaporte aún en la mano, María invitó al hombre a incesar, no deseaba explicaciones, él las quería dar, callado, esperó que ella tome la iniciativa de la conversación y hallar el momento justo para pedir disculpas y darle el conocimiento que debía haberle dado meses antes. Aceptó la taza de té que le ofreció María, se acomodó en el futón que, como único mueble en el que se podía hacer una siesta, predominaba cual monarca en la pequeña sala. Mientras se alejaba hacia la pequeña kitchenette, el joven pensaba en la experiencia que vivieron en la que un simple té fue protagonista, deseaba repetirla y culminarla, pero su culpa podía más, se acercaba el fin y él no tendría las…agallas para decirle a María que la amaba? No lo hacía en ese momento y no lo haría jamás, se levantó lentamente, como degustando la idea de poner sus manos en las caderas turgentes de la desprevenida y expectante chica quien enjuagaba sus tazas sin descubrir que su hombre, sigiloso, acortaba distancias con intenciones bien definidas. Suavemente apoyó la palma de su mano derecha sobre la espalda de la joven y su mano restante asió con fuerza la cintura, ella dejó la taza sobre la mesada y apoyó las manos en el borde, desde el centro de comunicaciones de la vivienda, surgía una melodía interpretada por ella misma con su chelo, grabada dos años atrás, quedó quieta, la falda que usaba comenzó a ser levantada, ella separó las piernas, pensaba que todo ocurriría como lo había soñado, su corazón latía ardiente, clamaba sangre que lo colme, se sentía flotar en el aire, de pronto, la giró y la besó en la boca, siguió por su cuello, ella apretó los glúteos de Arni, con ambas manos, su pierna se elevó hasta la cadera del joven y…sintió que algo se había cortado, lo miró a la cara y las lágrimas caían a por las mejillas de un hombre sin consuelo, se disculpó y se sentó en una banqueta, se tomó la cabeza y tomó aire… María se paró junto a la mesa y le acariciaba los cabellos y la nuca. -qué nos pasa?- solicitó. -te quiero María, pero no puedo dejar de pensar en lo que viene, perdóname mi amor- sollozó mientras la abrazaba a la altura de la cintura y apoyaba la cabeza en el abdomen chato de la comprensiva mujer. -qué es tan grave que nos impedirá ser felices?-demandó impotente la dama. -Dios, Él nos separará- sollozó nuevamente el muchacho. -no comprendo, todo ha salido como Él manda, todo está dispuesto, los niños están en la última etapa del entrenamiento, todo está en orden, explícate mejor, por favor!- exigió María. Arnaldo comenzó el relato, pero esta vez con todos los detalles, incluido el final del camino del hombre. - nosotros fuimos elegidos para ayudar a que se concrete, pero pereceremos al igual que el resto…un nudo en su garganta le impedía continuar, hizo un esfuerzo…una pausa…apenas logró continuar, no podremos compartir nuestra vida, te deseo, te amo, y nunca seremos felices juntos, es justo?-preguntó a media voz. - Arnaldo, ya lo sabía, Gerard se me presentó anoche…no sé…de la nada estaba sentado a mi lado, yo no entendía, pero él me lo hizo ver, amor, no digas nada, disfrutemos lo que nos queda de tiempo, te propongo nuestra propia eternidad, quiero compartir mi vida contigo, este amor perdurará más allá de la muerte, sabemos que así será, vivamos a pleno la vida que nos queda, juntos, así lo desea Él- declaró emocionada María. - es verdad, conoces la teoría? Si no la conoces te entrenaré, haremos que nuestra historia trascienda los límites de la muerte!- gritó fuerte el valiente joven. Ella se sentó en las rodillas, lo abrazó y comenzaron a besarse, no perderían más tiempo, la cuenta regresiva había comenzado, era la primera vez, ignoraban si volvería a repetirse, se esmeraron en lo que hacían. - fue maravilloso!- aseguró ella. - increíble- indicó él. Se abrazaron durante horas, Gerard debería esperar. Epílogo. Un Nuevo Génesis. Diciembre - Dos mil cincuenta. Pocos conocían la fecha del fin del Mundo, cientos de profecías, miles de artículos relacionados, millones de suposiciones al respecto, todo falso, todo inventado, carente de sentido, detrás de cada idea había un negocio, una transacción, comercial o espiritual. Libros, revistas, Internet, hablaban del desenlace, marketing, ventas, dinero. Las iglesias, los feligreses, los fanáticos, fundamentalistas, ortodoxos, las sectas, invocaban el Apocalipsis, de una manera o de otra, más de siete mil millones de personas, creían que en algún momento ocurriría. Nunca supusieron en el día de Navidad, de la primera, la que en realidad era recordada, pues muchos estaban convencidos que el Segundo Jesús fue nada más que un charlatán, apenas a siete días que el año finalice, la mano del Supremo asolaría la tierra nuevamente. Pedro oraba, desde hacía quince días a esta parte, era lo único a lo que dedicaba tiempo, se preparaba para lo debería soportar, el fin alcanzaría a Jerusalem una hora después de la ignición, eran datos precisos que Gerard le confió, oraba. El Arcángel se dirigió a Madrid, deseaba estar con Arnaldo y su esposa, validaron su fe hacia el Señor al otro día de su unión carnal. Festejarían juntos la Nochebuena y luego se despediría, seguramente hallarían la manera de encontrarse en el próximo mundo, la siguiente estación. Durante la cena, poco hablaron, casi nada, Gabriel narró una de sus experiencias en la tierra; dos enamorados que dieron sus vida por el hijo recién nacido, en aquellos años la barbarie reinaba, a orillas del Tigris, cuando su aldea fue arrasada y el único escape era en una precaria embarcación, subieron a todos los niños que cabían en el pequeño bote y, al mando del mayor de ellos, largaron la nave río abajo, protegida por las sombras de la noche, en silencio. Los que venían, desalmados, fueron detenidos el tiempo suficiente por los jóvenes padres y la gente que se hallaba en las cercanías, todos murieron. La pregunta era una, sólo una. - tú que hacías?- indagó María, extasiada por la crudeza de la narración. - comandaba a los salvajes- espetó Gerard bajando la mirada con vergüenza. -pero…no comprendo, cómo es que tú…un ángel, fuiste capaz de hacer eso- expresó sorprendido Arnaldo. - yo era un guerrero, un siervo de Dios, Él me envió hacia ese lugar, Él me dijo qué hacer, Él, siempre Él, hace miles de años que hago esto, siempre con sus planes secretos, con gente que sufre, por qué?- soltó Gerard. Las duras palabras de Gabriel hacia el Creador fueron como agua helada para el matrimonio, nunca esperaron algo como eso. Quedaron en silencio unos minutos, esperando que extienda la idea para así poder comprenderla, pero no, continuaba callado, mirando hacia adelante, con esa mirada perdida en el horizonte imaginario que suponía ver a lo lejos. María se arriesgó a preguntar nuevamente. -qué pasó contigo, tío? – dijo cariñosamente la muchacha. - no me hagas caso, esto me ocurre por lo menos, cada milenio. Son normales estos exabruptos, Él los conoce, no es fácil lidiar con alguien que se las sabe todas- bromeó Gabriel, mostrando otro humor. Esta vez fue un poco más fuerte la crisis, me enamoré, nunca me lo permití por obvias razones, pero no lo pude evitar, Isabel es incomparable, y comprensiva y todo lo demás que puedan imaginar, y no la podré tener…o si, no sé, espero que valga la pena todo esto. Este ciclo se acaba, he estado presente en tres de las cuatro aniquilaciones que ha sufrido el hombre en este planeta, siempre tengo la esperanza que sea la última. Todo es cíclico, siempre surge un Platón que sostiene que la misma historia se repite, estamos cansados, Él, yo y los demás de escucharlo suponer correctamente, espero que en la próxima se equivoque y podamos al fin descansar en nuestra eternidad.- finalizó el milenario personaje. En ese preciso momento se despidieron para siempre, apenas tendió su mano en signo de una peculiar amistad. Amistad? Juntos, decidieron encontrarse con Paul en el sitio del lanzamiento y presenciar el despegue, culminar la existencia con esa sensación en la retina, ser testigos del futuro. Viajaron al día siguiente, el mundo, aunque en medio de un caos considerable, aún conservaba su rutinario movimiento, desbordante de vida, que abruptamente finalizaría en apenas cinco días. Los niños ya arribaban desde Londres, comenzaba una real cuenta regresiva, el artefacto se encontraba en funcionamiento, a muy baja potencia y no se habían encontrado fallas. Las veinte criaturas estarían dispuestas en el centro de investigaciones donde el proyecto Napoleón cobraba vida, la verdad es que cobraría toda la vida. Hospedados en el mismo complejo, situado a unos doscientos metros de la nave, los niños elegidos realizaron un reconocimiento de las instalaciones, ellos conocían la verdad desde unos quince días atrás, estaban listos para el despegue. Esa mañana, el último amanecer, los encontró vestidos y preparados para abordar, el secreto plan estaba a punto de finalizar, a las diez de la mañana se preveía el despegue, estaban ansiosos por hacerse al espacio, a otros mundos, desaparecerían en el cosmos exactamente por tres años, cuatro meses doce días, tres horas y veinticinco minutos, pero dentro del universo cercano, el regreso los vería en este mismo sitio, pero cuatro millones de años luego de este día. Se trataba de un plan descabellado, calculado con exactitud por Paul pero urdido por Él mismo. Los tripulantes se acomodaron en sus precisos y específicos lugares, desde la sala de control, comenzaron a elevar la potencia, las escotillas se cerraron y los dejaron solos con su pensamiento y sus sueños. Comenzaron la concentración, desde el exterior, se veía un resplandor que inundaba el módulo, en el interior, el pequeño espacio entre los niños se llenaba de una nube densa y azulada, una pequeña abertura quedó al descubierto justo en el centro del enrarecido hábitat, succionaba la incierta materia azul hacia los electroimanes, el campo magnético poco a poco aumentaba su fuerza, la gente del control sabía que no lo verían despegar, más potencia, más potencia, aún más, una luz violeta se percibía debajo del módulo, se tornaba anaranjada, luego amarilla, muy brillante, luego blanca, segundos más tarde…el silencio. La nada abrazaba a la tierra, no existía la atmósfera, el cráter debajo del sitio donde estaba la nave llegaba al núcleo, pero no fue lo suficientemente poderosa la succión como para absorberlo, eso hubiera destruido todo. Principio, origen, génesis. La vida inteligente debería esperar, sin duda sería algo distinto, o debería serlo. La esperanza del hombre se encontraba tan lejos de su hogar, tan cerca de su creador. Una nueva oportunidad comenzaba. No volvamos a desperdiciarla. FIN? Anexos de importancia. Anexo Uno Teoría del Pensamiento Relativo En un principio supuse que cuando uno realiza una actividad en la cual se necesita una concentración total para lograr llevarla a cabo y se cruzan otros pensamientos que conllevan enojo o ira (pensamientos negativos o antipensamientos?) dicha concentración se pierde (aún no lo he desestimado) Esto me hizo pensar que existen lo que he dado en llamar cuantos de pensamiento, que poseen dirección, sentido (probablemente spin particular), sin carga pero con la mayor energía que se pueda imaginar. Así como ocurre con los átomos, que saltan a un nivel de energía superior cuando son impactados por un fotón y emiten otro fotón espontáneamente, no coherente con el primero (cuando se encuentran en un nivel superior, excitados, y colisionan nuevamente emiten dos fotones, pero en este caso son ambos coherentes con el primero, misma dirección sentido y longitud de onda), los cuantos de pensamiento se comportan de la misma forma. Por lo tanto, para lograr concentración total se necesita llevar esos cuantos a un nivel de coherencia. Cada individuo posee un índice de coherencia personal e intrínseco, que puede ser menor, igual o mayor que el de otra persona. Eventuales y efímeros momentos de dicha coherencia pueden brindar brillantes razonamientos que no podrían ser logrados nunca por ese individuo en condiciones incoherentes o fuera de fase (falta de resonancia). Si cada hombre lograra la coherencia de sus pensamientos (cuantos en coherencia) en posición relativa a un hecho deseado o anhelado, lograríamos un coeficiente utópico o total, es decir podríamos manipular el futuro (estado utópico). En mi experiencia personal, cuanto más concentrado estoy mejor resulta el método que aplico, se genera un túnel por el que ingresan en fase, los que no lo logran chocan contra los bordes y se dispersan en pensamientos incoherentes (distracciones) efímeros e inútiles incapaces de generar algo útil. Se debe dirigir más cuidadosamente el haz cuántico. Fijar el objetivo en un solo sentido (direccionamiento de los cuantos) significa un pensamiento, inteligencia o razón aislados y análogos con E (energía). P (pensamiento)= E (energía) Este estado genera en nuestro cerebro cuantos que se oponen al orden (antipartículas) para protegerlo de una saturación de E derivada y originada justamente por el estado utópico (distracciones). El principio de frustración incide negativamente sobre la coherencia, o sea en relación inversa. Depende del gradiente de convicción del individuo (voluntad). El campo de visión probable incide directamente sobre la coherencia (principio de incertidumbre). Debe ser óptimo, es decir debemos conocer de antemano el lugar a dirigir nuestros pensamientos, lo que, como se ve, es harto difícil, debemos “adivinar” el futuro(suceso próximo); pero en lugar de eso podemos crearlo nosotros, induciéndolo a que ocurra de la siguiente manera: enviando cuantos al vacío( tirando la pelota a un jugador de fútbol que no está en ese lugar pero uno supone que va a estar), en este caso direccionar el haz hacia el vacío en reiteradas ocasiones sin dar en el blanco(principio de incertidumbre, nunca se sabe dónde se encuentra el blanco). Cuantos pases al vacío podemos dar sin que el jugador llegue?, dos, tres, cien? Pues bien, en el momento que llegue a nuestro hipotético pase, hemos creado el futuro. El futuro se vuelve coherente con nuestros cuantos luego de varias intuiciones correctas; éste es el estado de Utopía total, en él, el espacio- tiempo, la materia y la energía se pueden moldear a nuestro antojo. El índice de coherencia intrínseco de cada persona es directamente proporcional al índice de confianza (convencimiento de poder ser o hacer) e inversamente proporcional al de frustración. El E.U. nos permite prescindir de los sentidos, abstraernos de ellos ( no se necesita ver u oír para dirigir los paquetes) lo que significa que mejor vemos y oímos menor coeficiente de coherencia poseemos. Es muy común escuchar que “aquel hombre desde que quedó ciego parece que posee otro sentido, o se le desarrollaron los demás”, no es así, es un nivel de coherencia superior. La “suerte de principiante” es otro ejemplo de nivel superior, pero por otro motivo, direccionar mejor el haz de cuantos o generar un túnel más ancho. Los niños pequeños que no se caen de algún lugar del que seguramente un adulto lo haría, este es un ejemplo de manipulación de materia, había piso donde el niño puso su piecito. No al revés. El futuro no existe (la velocidad relativa del suceso la manejamos nosotros) y nosotros lo construimos. El futuro es cíclico, por lo tanto predecible, se mueve en (nuevas?) unidades de tiempo que no pueden ser una magnitud escalar directa, pues son funciones relativas junto con su espacio correspondiente, no se puede medir todo con un reloj, por más exacto que éste sea, este es el motivo por lo cual algo se nos había escapado hasta ahora. Está relacionado en forma directa y justamente con esos paquetes de cuantos que van marcando el nuevo tiempo, de acuerdo a nuestra coherencia. Por qué nunca eliges el que yo elijo? Sin duda una pregunta repetida muy a menudo por todos. En ciertos casos depende de otros factores, predilección personal de color, de sabor, de textura, de forma y mil cualidades más, pero vayamos a un caso concreto. En un ejemplo práctico tenemos tres pelotas de fútbol, sencillas, redondas, cada una de color distinto, una al lado de la otra formando una línea; por otro lado tenemos tres individuos aislados entre sí desconociendo totalmente el experimento. Les solicitamos que en intervalos de tiempo convencional, cada quince segundos digamos, elijan una pelota y anoten el color. Cuantas coincidencias de los tres observadores se darán en el lapso de diez minutos? Habrá siempre más coincidencias entre dos de los participantes, pues sus índices de coherencia son más cercanos, la diferencia se irá acercando cada vez más hasta que la coherencia sea una; más atrás, el tercero, poseedor de otro índice muy diferente comienza a acercarse y termina en un tiempo X con el mismo índice de los demás. Si el mismo ejercicio lo hacemos dándole a conocer a los participantes la mecánica del mismo, los niveles de coherencia serán superiores notablemente. Porqué?. Pues se tiene el mismo objetivo y el túnel para los paquetes se amplía por tres y hay más cuantos en su interior con el mismo direccionamiento y sentido. En resúmen, con un objetivo mancomunado se logran resultados que de otra forma quizás nunca se den durante un período de tiempo convencional, es por eso que el tiempo N (Nuevo) debe comenzar a regir lo antes posible. De lo que se desprende que se deben priorizar dichos objetivos con una visión más analítica aún. Midiendo el tiempo con un reloj común el tiempo puede ser eterno, en cambio con un reloj de tiempo individual sería posible. Los nuevos relojes de tres dimensiones deben ser capaces de marcar el tiempo propio ( el intervalo entre paquetes grandes o paquetes de cuantos dentro del túnel) y también fuera de él, la diferencia entre ambas magnitudes nos dará a conocer el índice de distracción para lograr disminuirlo hasta eliminarlo totalmente. Un tiempo propio corresponde a un futuro propio. Los presentimientos son resonancias efímeras entre dos o más personas que en un determinado tiempo propio (TP) comparten el mismo túnel. Por ejemplo, muchas personas han sido salvadas de accidentes por estos presentimientos, por personas desconocidas que pasaban por el lugar. Los videntes son personas que poseen un coeficiente de coherencia (CCh) alto y logran dirigir el túnel en distintos sentidos. Un tipo de evolución. Si ellos supieran lo que en realidad hacen, podrían ejercitarlo (Principio de antelación- PAt). Un principio fundamental de la mecánica, ambas mecánicas, la clásica y la relativista (donde además se tienen en cuenta las componentes del momento lineal de las tres direcciones espaciales), la ley de conservación de la energía, dice en forma sencilla que la energía no puede crearse ni destruirse, puede sufrir transformaciones, por lo que la cantidad total de energía del sistema debe mantenerse. El pensamiento relativo es de por sí energía en forma de haz de cuantos, que pasaría con una persona a que se encuentra en Estado Utópico y fallece? Que ocurre con los cuantos de una persona con pensamientos incoherentes cuando muere? Son dos casos totalmente distintos, uno ocurre a menudo y el otro… bueno, lo desconocemos, por ahora. Qué estado toma la energía de algo que dejó de existir, pero continúa interactuando con algo real? Cuando son pensamientos fuera de fase son efímeros. Pero cuando son potentes haces en fase perfecta en un claro sistema utópico, el resultado puede extenderse hacia el infinito o lo que es lo mismo hacia la eternidad, la persona fallecida puede persistir indeterminadamente, en forma de energía cambiante. Que ocurriría si los casos de coherencia antes del deceso son más de lo que creemos? Cual es la realidad? El estado de “vivos” que poseemos ahora, sentados frente al fuego leyendo una teoría absurda, o el estado de miles de millones de personas que han partido intangibles en un viaje, a otra dimensión?, en un vehículo menos sólido aún. Una coherencia total espontánea en el último suspiro originaría un escenario como el que acabamos de describir. Qué sentido tiene? Pues, qué sentido tiene morir, descomponerse y nada más? Podría existir una codificación, como el ADN que permita identificar a los individuos por sus cuantos? Si se acepta un tiempo propio esto en muy posible. En síntesis, de acuerdo a esta teoría, con dedicación (y buenos pensamientos?) podremos en un futuro cercano, en tiempo convencional( espero que si aplicamos TP sea menor) manipular materia-energía, espacio-tiempo, vida- muerte, para poder llegar a un lugar del cual no sabemos nada y no sabemos si es real, y cuando al fin lo alcancemos ideemos otro sistema que nos lleve otros mil años de evolución para salir de ahí nuevamente. La meta es Dios?, o simplemente no desea ser hallado. No se tratará de un juego de adivinanzas en el que Él debería haber escondido una piedra en una de sus manos y que en verdad no colocó ni colocará jamás? No será Dios la piedra? Expuesto todo lo que pude investigar dejo a los matemáticos y físicos con una tarea descomunal para que sean ellos los encargados de darle sentido a través de sus fórmulas ya que mi humildad (léase ignorancia) me impide llevarme todos los laureles. Anexo Dos Las Guerras. Estados, imperios, países, religiones, naciones, pueblos, ciudades, límites, economía, cultura, religión, ideales, política, razas, creencias, venta de armas, tráfico de drogas, delincuencia común, locura, avaricia, crimen organizado, empresas, hambre, trata de blancas, demandas sociales; son algunos de los protagonistas y causas de innumerables y eternas reyertas, el origen de cientos, miles y millones de muertes, de vidas inocentes que se vieron truncadas por una guerra a lo largo de la historia de la humanidad, desde antes de Jesús, hasta nuestros días, no se detiene, la permanente idea de solucionar todo a través de la fuerza y el terror; no existe la guerra justa, son inútiles los tratados o pactos para moderar o legalizar las acciones de los ejércitos, cuyos integrantes son las primeras víctimas de algún gobernante fuera se sí o con espurios intereses camuflados de defensa a la soberanía o al bienestar de un estado o nación. Un listado somero de las ciento cincuenta guerras( seguramente son más) que se desarrollaron desde el nacimiento de Cristo, se encuentra al final de éste capítulo a modo de documento histórico. En los últimos tres mil años, el número de muertos en batallas se calcula en unos ciento cuarenta y ocho millones; desde mil novecientos cuarenta y cinco hasta la fecha fueron muertas alrededor de trece millones de personas. En los conflictos que se desarrollaron luego de la segunda gran guerra la mayoría de las víctimas fueron civiles, en una relación de nueve cada diez; al contrario de los años anteriores a dicho evento, es decir nueve soldados de cada diez víctimas. No se detallan enfrentamientos donde los protagonistas no hayan sido estados, naciones o imperios, es decir, no se encuentran nominadas las muertes por enfrentamientos que no fueron guerras oficialmente ni por víctimas de organizaciones no gubernamentales ni delincuencia organizada. A nadie le interesa el prójimo, y hemos comprobado que no es un mal contemporáneo, por lo tanto puede Dios regocijarse de la raza que Él creó?, o sentirá un fracaso total como ente supremo, o lo que es peor, lo que ya hizo alguna vez con Noé como protagonista, no querrá desligarse de estos especimenes imperfectos que sólo están pendientes de lo material en el aspecto más amplio de la palabra. Se imaginan ustedes los millones y millones de historias de amor que no ocurrieron, los niños que no nacieron, los potenciales genios que no se desarrollaron. Imaginen ahora el dolor físico de la gente involucrada, heridas, mutilaciones, aberraciones inhumanas acontecidas en la última gran guerra, e incluso experimentos con humanos conejillos inermes. El número de niños sin familia y sin contención que fueron obligados a crecer sin conocer más que odio y venganza es espeluznante; sobrevivientes sin vida vagando por caminos que no los llevan a ningún lugar y atravesando tiempos ficticios, pues sus tiempos propios quedaron detenidos en el momento en que la primera explosión se dejó oír cerca de sus pequeños y sufridos cuerpos, lacerando su carne y su esencia; a ese niño le fue arrebatada la condición de tal. Esta situación se repite aún en cada rincón de la tierra, todos los días, en todo momento. Las Cruzadas, expediciones bélicas ideadas y dirigidas por la Iglesia Católica a partir de sus representantes supremos en pos de recobrar las sagradas ciudades de oriente, Jerusalem, Belén, Nazareth, y los templos que en ellas se erguían, fueron generadas en nombre de Dios, es esto entendible? Incluso, la llamada Cruzada de los Niños, tuvo como protagonista a menores, desde Borgoña, Francia, partieron en el año un mil doscientos doce cerca de treinta mil personas, de los cuales solo diez mil eran adultos, guiados por un pastor muy joven llamado Nicolás; desde Alemania, en cambio fueron casi cuarenta mil los niños incorporados al ejército destinado a la recuperación De Los Santos Lugares. Esta fue una idea de un fraile capuchino que aseguraba que la inocencia d los niños pondría al Supremo de su lado en contra de los infieles, la misma denominación que usarían los musulmanes para definir a los cristianos. Una paradoja más. Los Papas instaban a los reyes y nobles a ganar fama y bienes al liderar dichas avanzadas, desde Urbano II en el año un mil noventa y cinco, pasando por Eugenio III, año un mil ciento cuarenta y siete, Gregorio VIII, en el año un mil ciento treinta y nueve, Inocencio III, año un mil doscientos dos, Honorio III, en el año un mil doscientos dieciocho, Gregorio IX, en el año un mil doscientos veintiocho, hasta Inocencio IV, en el año un mil doscientos cuarenta y ocho. En un mil doscientos setenta, Luis IX de Francia, tomó la iniciativa falleciendo en el intento, por lo que en un mil doscientos setenta y cuatro el Papa Inocencio V realizó otro llamamiento que no pasó de ser un proyecto. Hasta el siglo XIV se realizaron varios intentos de organizar nuevas cruzadas. Todo esto en nombre Divino. Anexo Tres Cronología de las guerras en el mundo (seguramente faltan muchas más) Prehistoria y Antigüedad 2200-2130 a.c Guerra entre los Guti y los Sumerios 1573 a.c Campaña de Kamosis: Egipto vs Hicsos. 1565-55 a.c Campañas de Amosis: Egipto vs Hicsos. 1530 a.c Campaña de Amenofis I: Egipto vs Hicsos. 1520 a.c Campañas de Tutmosis I: Egipto vs Hicsos, y Hurritas. 1513 a.c Campañas de Tutmosis II: Egipto vs Hicsos, y Hurritas. 1482-62 a.c Campañas de Tutmosis III: Egipto vs Fenicios, y Mitanos. 1301-1294 a.c Campañas de Ramses II: Egipto vs Hititas, y Fenicios 1260-50 a.c Guerra de Troya (según Heródoto): Griegos micenicos vs Troyanos 650-630 a.c Guerra de Mesenia: Esparta vs ciudad de Mesenia. 500 a.c Invasión Celta a las Islas Británicas 500 a.c Conquista celta de la España cartaginesa. 431-404 a.c Guerra del Peloponeso: Atenas vs Esparta, Corinto, Tebas y Megara. Tuvo 3 períodos: 431-421a.c, 415-413a.c y 413-404. 492-490 a.c I Guerra Medica: Grecia (sin Esparta) vs Persia (o medas). 480-478 a.c II Guerra Medica: Grecia vs Persia. 468-449 a.c III Guerra Medica: Grecia vs Persia, terminan las guerras medicas mediante un tratado. 400 a.c Guerra Celta contra Etruscos y Romanos s. IV a.c Invasión celta a Panoia, conquistando a los Ilirios. 390 a.c Invasión Gala a Roma. 353-352 a.c Guerra Sagrada: Focidios vs Locrios (griegos) 334-323 a.c Campaña de Alejandro para la conquista de Persia: Incursiona también en Egipto, India, Parthia, Aria, Drangiana, Carmania, Sogdiana, Escitia, etc. 327-290 a.c Guerra contra los samnitas: Roma vs samnitas, etruscos, galos y umbrios. 322-311 a.c Guerra de los Diadocos: Sucesores de Alejandro Magno. 280-270 a.c Conquista de la Magna Grecia por Roma. 260-241 a.c I Guerra Púnica: Roma vs Cartago. 218-202 a.c II Guerra Púnica: Roma vs Cartago. 202-139 a.c Conquista de España Ulterior: (centro y oeste) Roma vs Lusitania. 200-197 a.c I Guerra de Macedonia: Roma vs Macedonia. 172-168 a.c II Guerra de Macedonia: Roma vs Macedonia. Macedonia pasa a ser provincia romana (148). 148-146 a.c III Guerra Púnica: Roma vs Cartago. La ciudad de Cartago es totalmente destruida (146), el territorio pasa a ser provincia romana. 73-71 a.c Guerra de los Gladiadores: Roma vs Gladiadores rebeldes al mando de Espartaco. 58-50 a.c Conquista de las Galias: Roma vs Galias. 54 a.c-627 d.c Guerras romanas en oriente: Roma vs Partia o su sucesora Persia Sasanida. 43-51 d.c. Invasión romana de la Britaña celta: Romanos conquistan Britaña hasta el límite sur de Escocia + 350 d.c. Los Hunos invaden Europa: llegan hasta Germania. Edad Media 400-600 Invasiones Sajonas, Anglos y Escocesa: a los mercios, britanos y pictos respectivamente. 500 Los Hunos invaden el norte de la India. 700-1000 Invasiones Vikingas y Normandas: a la Gran Bretaña y a la Irlanda actuales. 636-756 Expansión Arabe: Invaden Persia hasta el río Indo, Egipto, Siria, toda la costa africana del Mediterráneo, y el sur y este de España. 718-1492 Guerras españolas de Reconquista: Reinos Hispanos vs Reinos Arabes. 774-800 Expansión de Carlomagno: Conquista, desde Francia, a Italia, Germania, Hungría, Bohemia y la actual Austria. Lucha contra los árabes en los Pirineos. 885-86 Gran Sitio de París por los vikingos. 954-55 Guerra Magiar: Sacro Imperio Romano germánico vs Magiares. 951, 955 y 966 Incursiones del Sacro Imperio Romano Germánico a Italia en ayuda del Papa contra lombardos y carolingios. 1066 Guerra por Inglaterra: Haroldo Haardraade de Noruega vs Harold II de Inglaterra en el norte y Harold II de Inglaterra vs Guillermo II de Normandía al sur, se enfrentan en Hastings. 1096-99 I Cruzada: Conquista de Jerusalén y establecimiento de los estados cruzados, por parte de condes y duques de Francia, Alemania y sur de Italia. 1125-46 Guerra entre Guelfos y Gibelinos. Los primeros apoyaban al Papa y los segundos al Imperio. 1146-49 II Cruzada: al mando de Luis VII, rey de Francia y de Conrado III emperador de Alemania. 1163-69 Lucha por Egipto: Shirkut de Siria vs Amalrico rey de Jerusalén vs Shawar sultan de Egipto. 1174-83 Conquista de Siria por Saladino sultan de Egipto. 1180-85 Guerra de Gempei: Japón. Clan Taira vs Clan Minamoto. 1189-92 III Cruzada: Ricardo I, rey de Inglaterra y el Emperador Federico que murió en camino. Conquista de Acre y derrota de Saladino en Arzuf. 1204 IV Cruzada: Conquista de Constantinopla y establecimiento del imperio Latino de Constantinopla (hasta 1260). 1211-27 Campaña de Gengis Khan para la conquista de: China, el Turquestan, Persia, Armenia, Bagdad, India y el sur de Rusia. 1218-21 V Cruzada: Ataque fracasado a El Cairo, Egipto. 1229 VI Cruzada: Al mando del emperador Federico II de Alemania se recupera Jerusalén por medio de un tratado (hasta 1244). 1248-50 VII Cruzada: Al mando de Luis IX, rey de Francia, se efectúa un ataque fracasado a El Cairo. 1270 Invasión fallida de Túnez por el rey de Francia Luis IX que muere en el campamento. 1274 Invasión mongol a Japón. 1281 Invasión mongol a Japón. 1396 VIII Cruzada: abortada por la aniquilación del grueso de las tropas, por manos de los turcos otomanos. 1453 Los Turcos conquistan Constantinopla 1337-1453 Guerra de los Cien Años: Francia vs Inglaterra. 1370-1405 Campañas militares de Temerlan de los Mongoles, en el Jorasán, Sistán, Mazandaran, Irán, Georgia, Anatolia oriental, la Horda del Oro, toma de Bagdad (1393), la India saqueo de Delhi (1398), mamelucos de Egipto, Damasco, etc. 1381 Guerra de Ghioggia: República de Venecia vs República de Génova. Edad Moderna 1455-85 Guerra de las Dos Rosas: guerra civil inglesa entre las casas de Lancaster y York. 1463-79 Guerra entre Venecia y Turquía: Turquía gana imponiendo el pago de privilegios comerciales. 1467-77 Guerra de Onin: guerra civil en Japón entre shogunatos. 1475-79 Guerra entre Portugal y España. 1494-1559 Guerras Italianas: Milán y Francia vs España, Sacro Imperio Romano Germánico y coalición de estados italianos. 1517 Conquista de Egipto: Seleim I, sultán otomano, doblego a los mamelucos de Egipto. 1519-25 Conquista del México azteca por parte de españoles: al mando de Cortés. 1524-26 Guerra de los Labradores: en Europa nobles contra clase obrera. 1532-33 Aniquilación del imperio del Inca: por los españoles, al mando de Pizarro. 1562-89 Guerras de Religión en Francia: Cristianos vs Calvinistas, luego de cuatro guerras en las que no gano nadie, los calvinistas firman la paz. 1568-1648 Guerras de Independencia Holandesas: Países Bajos vs España. 1618-48 Guerra de los 30 Años: intervinieron Austria, Dinamarca, Suecia, las Provincias unidas, Francia, España y Alemania. 1640-52 Guerra por la Independencia de los Catalanes vs España 1642-51 Guerras Civiles Inglesas: tres períodos 1642-46, 1648 y 1649-51. 1652-54 I Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda. 1665-67 II Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda. 1667-78 Guerras de Luis XIV: vs Países Bajos, Lorena, el Franco Condado y Saboya. 1667-68 Guerra de la devolución: Francia vs España y en 1668 Inglaterra, Holanda y Suecia. 1672-74 III Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra y Francia vs Holanda 1688-97 Guerra de la Gran alianza: Francia vs Sacro Imperio Romanogermanico, España, Inglaterra, Provincias Unidas y Savoya. 1700-21 Gran Guerra del Norte: Suecia vs Rusia, Dinamarca, Noruega y Polonia (Turquía contra Rusia en 1710-11) 1701-14 Guerra de Sucesión Española: Francia, España y Bavaria (Portugal y Savoya en 1703) vs Austria, Alemania, Provincia Unidas y Gran Bretaña. 1733-35 Guerra de Sucesión Polaca: Italia, Francia, España, Babaria y Cerdeña vs Austria y Rusia. 1736-39 Guerra Ruso Turca: Rusia gana. 1740-48 Guerra de Sucesión Austríaca: Francia, España, Babaria y Prusia vs Austria, Inglaterra y Holanda. 1756-63 Guerra de los Siete Años: Francia vs Inglaterra, por el control del Canadá e India; y Austria, Rusia, Suecia y España a partir de 1762 vs Prusia, por el control de Silesia, al final gano la coalición Inglaterra-Prucia sobre la Francia-Austria. 1768-74 Guerra Ruso Turca: Imperio Otomano vs Rusia. 1775-83 Guerra de independencia de EEUU: EEUU,Francia y España (1778) vs Inglaterra 1778-79 Guerra de Sucesión de Babaria: Austria vs Prusia. 1780-84 IV Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda 1787-91 Guerra Ruso Turca: Rusia y Austria vs Turquía. 1792-1802 Guerras de la República Francesa: Francia vs Austria, Prusia, Inglaterra, Holanda, España, Cerdeña, Rusia, Turquía y Nápoles. Edad Moderna 1796-1804 Revolución del Loto Blanco: China vs rebeldes. 1801-05 Guerra de Trípoli: EEUU vs Trípoli (Norte de Africa). 1805-15 Guerras Napoleónicas: Francia vs Coaliciones de Europa. 1806-12 Guerra Ruso Turca: Rusia vs Imperio Otomano. 1806 Primera invasión inglesa al Río de la Plata: Buenos Aires vs Inglaterra. 1807 Segunda invasión inglesa al Río de la Plata: Buenos Aires vs Inglaterra. 1809 Montin de Alzaga, Argentina. 1810-16 Guerra de independencia de Argentina: Argentina vs España. 1812-13 Guerra de 1812: EEUU vs Inglaterra. 1816 Invasión portuguesa a la Banda oriental del Uruguay. 1817-18 Campaña de Los Andes: San Martín libera a Chile de los españoles. 1820-21 Liberación del Perú: San Martin vs Españoles. 1821-29 Revolución Griega: Grecia (Rusia en 1828) vs Turquía. 1825-28 Guerra Argentino-Brasileña: Uruguay se independiza. 1833 Campaña contra los indios de la Pampa y Río Negro al mando de Juan Manuel de Rosas. 1837 Rebelión Canadiense 1837-39 Guerra Boliviana: Argentina y Chile vs Confederación Peruano-boliviana 1838-50 Bloqueo anglo-frances a la Argentina 1839-40 Guerras de los Obispos: Escocia vs Inglaterra. 1839-42 I Guerra del Opio: China vs Inglaterra. 1842-50 Guerra Civil Uruguaya o Guerra Grande. 1846-48 Guerra Mexicano-Estadounidence: México vs EEUU. 1850-64 Revolución Taiping: China vs Rebeldes. 1853-56 Guerra de Crimea: Rusia vs Turquía e Inglaterra y Francia en 1854. 1856-60 II guerra del Opio: China vs Inglaterra y Francia. 1859 Guerra franco-austriaca: Francia y Piamonte vs Austria. 1860-61 Guerra de unificación de Italia: Reino de Cerdeña vs Nápoles. Se sigue en la guerra franco prusiana. 1861-65 Guerra de secesión de EEUU: Estados del norte o federales vs estados del sur o confederados. 1863-67 Guerra de México: México vs Francia. 1860-66 Guerra de la cuádruple alianza: España vs Perú, Chile, Ecuador y Bolivia. 1865-70 Guerra de la Triple Alianza: Argentina, Brasil y Uruguay vs Paraguay. 1866 Guerra de las siete semanas o Austro Prusiana: Junio-Agosto: Prusia e Italia vs Austria y estados alemanes pequeños. 1868-78 Guerra de los Diez Años: Cubanos patriotas vs España, la guerra culmina con un tratado y todo sigue igual. 1869-70 Rebelión del Río Colorado: Canadá vs Rebeldes de Mavitobas 1870 Guerra Franco Prusiana: De julio a septiembre de este año se enfrentaron Francia vs Prusia. 1876-78 Guerra Ruso-Turca: Rusia vs Turquía. 1878-85 Campaña del desierto: Rep. Argentina vs Tribus indias de la zona andina y patagónica. 1879 Guerra Zulú: Británicos de Sudáfrica vs Zulúes. 1879-83 Guerra del Pacifico: Chile vs Perú y Bolivia. 1885 Guerra Franco-China 1894-95 I Guerra Chino-Japonesa, comienza la expansión de Japón. 1895-98 Guerra de Independencia de Cuba: Separatistas y EEUU en 1898 vs España. 1899-1902 Guerra de los Boers: o guerra sudafricana. Ingleses vs Boers (colonos holandeses del Estado de Orange). Siglo XX 1900 Rebelión de los Boxer Los boxer toman todas las principales ciudades chinas en repudio a los extranjeros, y Alemania, Austria, Inglaterra, Italia, EEUU, Francia, Rusia y Japón ayudaron a reprender a los revolucionarios, que secretamente eran alentados por la emperatriz china. 1904-05 Guerra Ruso japonesa: Japón vs Rusia. Luego de sangrientas batallas y bombardeos se firmo la paz, mediante la cual se dividió Manchuria en dos, Japón al sur y Rusia al norte, y Rusia reconoció el protectorado de Japón sobre Corea. 1905 Revolución Rusa. 1911-12 Guerra Italo Turca: se cerró con un pacto de paz desfavorable para Turquía. 1912-13 I Guerra de los Balcanes: Grecia, Bulgaria, Servia y Montenegro vs Turquía. 1913 II Guerra de los Balcanes: Grecia, Servia, Imperio Otomano y las demás repúblicas balcanicas vs Bulgaria. 1914-18 I Guerra Mundial: Los aliados (Francia, Inglaterra y Rusia, Japón en agosto de 1914, Italia 1915, Rumania 1916 y EEUU en 1917) vs Alemania, Austria-Hungria, Turquía y Bulgaria en 1915. 1917 Revolución Bolchevique en Rusia. 1920 Guerra Polaco Soviética: de abril a octubre URSS vs Polonia. 1925-49 Guerra Civil China:Comunistas vs Nacionalistas (estos escaparon y ocuparon Taiwan) Tregua en 1937 para luchar contra Japón. 1931 II Guerra Chino-Japonesa o de Manchuria: Japón vs China. 1932-35 Guerra del Chaco Paraguayo: Bolivia vs Paraguay. 1935 Guerra de Abisinia: Italia vs Etiopía, en octubre Italia invade Etiopía y anexiona Abisinia. 1936-39 Guerra Civil Española: Republicanos y comunistas vs Nacionalistas y fascistas. 1937-45 III Guerra Chino Japonesa: Japón vs China; desde 1941, parte de la II Guerra Mundial. 1939-40 Guerra Ruso Finlandesa: URSS vs Finlandia. 1939-45 II Guerra Mundial: El Eje (Alemania, Japón e Italia) vs los Aliados (Francia, Inglaterra y Rusia, EEUU en 1941 y otros en menos cantidad), tuvo varios frentes, Europa, Asia, Africa y Oceanía. 1946-54 Guerra de Indochina: Francia vs Nacionalistas Vietminh. Vietnam se libro del dominio francés pero quedo dividido en dos, al norte los comunista y al sur los republicanos. 1947-49 I Guerra Palestina: judíos palestinos vs árabes palestinos. 1947-49 I Guerra Indo Pakistaní: India vs Pakistán. 1950-53 Guerra de Corea: Norte comunista (China y URSS) vs Sur republicano (ayudado por EEUU, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y Turquía). Termina con el Armisticio de Panmunjom, sin que nadie gane. 1951-53 Guerra civil de Colombia. 1954-62 Guerra de Argelia: Independentistas vs Francia. 1955-75 Guerra de Vietnam: Vietnam del norte comunista vs Vietnam del Sur (ayudado por tropas de elite conscriptos estadounidenses). Tras la retirada de las tropas estadounidenses, en 1976, Vietnam se unifica bajo el régimen comunista. 1955-72 Guerra Civil del Sudan. 1956 Guerra Suez Sinaí: Jordania, Egipto y Siria vs Israel. 1960-96 Guerra Civil de Guatemala 1961-93 Guerra de Independencia de Eritrea (Africa este) vs Etiopía 1965-66 Segunda Guerra Indo Pakistaní 1967 Guerra de los Seis Días: 4 de junio al 10 de junio. Israel vs Egipto, Jordania, Siria e Irak. Israel en una guerra relámpago ocupa el Sinaí, Gaza, Cisjordania y, en Siria, las montañas del lago Tiberíades. 1971 Tercera Guerra Indo Pakistaní: India vs Pakistán. 1973 Guerra del Yom Kippur: Egipto y Siria vs Israel. 1974-94 Guerra civil de Angola 1978-92 Guerra de Afganistán: Gob. comunista y URRS vs Guerrilleros islámicos. En 1989 se retiran las tropas soviéticas. 1980-88 Guerra de Irán e Irak. 1981-91 Guerra Civil de El Salvador (América Central) 1982 Guerra de las Malvinas: 2 de abril al 14 de julio. Argentina vs Inglaterra. 1983 Invasión de EEUU a la isla de Granada (Caribe): EEUU derroca al gobierno granadino. 1983 + II Guerra civil del Sudan; comienza 1989-90 Invasión Estadounidense a Panamá: EEUU vs Noriega de Panamá. 1990-97 Guerra civil entre Tutsis y Hutus en Ruanda, Africa. 1991 I Guerra del Golfo Pérsico: 16 de enero a Junio. Iraq vs Coalición internacional 1991-95 Guerra de los Balcanes o Bosnia: En 1991 se independizan Eslovenia y Croacia, y en 1992 lo hace Bosnia-Herzegovina. Bosnios (musulmanes) vs Servios vs Croatas. 1991-96 Guerra de Chechenia: Rusia vs Chechenos separatistas. 1995 Guerra Peruano-Ecuatoriana: Perú vs Ecuador. Termino con un tratado de paz impuesto por organismos internacionales. 1996 Guerra de Irak: EEUU vs Irak. 1996-97 Guerra civil en Zaire: Rebeldes Tutsis vs Gobierno Hutu. 2003 Guerra del Golfo Pérsico: 16 de enero a Junio. Irak vs EEUU, Inglaterra y España. Es probable que usted nunca lea toda la lista, es por eso que no agregué otros roles sobre todas las atrocidades perpetradas por la humanidad, sólo deseo que comprenda que existen motivos para cualquier decisión que Él tome. Presumo a los lectores inteligentes, es así que no explicaré más de lo necesario, no discuto la derecha ni la izquierda, ni siquiera sobre el bien o el mal, hablo de nosotros, los hombres que continuamos desperdiciando la vida en generar cosas por las cuales nos peleamos y no aprovechamos otras que no nos cuestan nada y que todos sabemos cuales son. El sentido de un Dios vengativo es sólo ilustrativo y pretende hacer ver a los que creen en alguna religión, cualquiera sea, que se vive permanentemente fuera de “reglamento”, y a los que no tienen fe, que es factible una vida sin credo, sin dioses, es decir sin pecado. Sólo se trata de pensar qué es bueno para uno, y lo será para los demás. anexo Cuatro Los Mandamientos. Los siguientes son los llamados Diez Mandamientos, según la Iglesia Católica, premisas que todo buen cristiano debe cumplir para lograr llegar a Dios. Amarás a Dios por sobre todas las cosas. No tomarás el Nombre de Dios en vano. Santificarás las fiestas. Honrarás a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás actos impuros. No robarás. No dirás falso testimonio ni mentirás. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. No codiciarás los bienes ajenos. En cambio, los siguientes son la versión más utilizada entre los protestantes, excepto los luteranos. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen. No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano. Acuérdate del sábado para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre. No matarás No cometerás adulterio. No hurtarás. No dirás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás. La Iglesia De Jesucristo De Los Santos De los Últimos Días agrega además los siguientes principios: Ser honestos. Obedecer la ley de castidad antes de casarse en el matrimonio. No participar en el aborto. No mirar los materiales pornográficos. Que la ley de Moisés (que pertenece a los muchos mandatos y leyes adicionales y el sacrificio de animales) se cumplió con la resurrección de Jesucristo, pero los diez mandamientos permanecen. En la Torá, de la religión judía los mandamientos son estos: Primer mandamiento: "Yo soy El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud". Segundo mandamiento: "No tendrás ni reconocerás- a otros dioses en Mi presencia –fuera de Mí. No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra ni en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, un Dios celoso, Quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con Mis enemigos; pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que Me aman y observan Mis preceptos". Tercer mandamiento:"No tomarás para jurar en el Nombre de El Eterno, tu Dios, en vano, pues El Eterno no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano". Cuarto mandamiento: "Recuerda el día de Shabat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es Shabat para El Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu animal y tu converso dentro de tus puertas, pues en seis días El Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso, El Eterno bendijo el día de Shabat y lo santificó". Quinto mandamiento: "Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que El Eterno, tu Dios, te da". Sexto mandamiento: "No matarás" Séptimo mandamiento:"No cometerás adulterio" Octavo mandamiento:"No robarás" Noveno mandamiento: "No prestarás falso testimonio contra tu prójimo". Décimo mandamiento: No desearás la casa de tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, ni nada que le pertenezca a tu prójimo. Las Iglesias Evangélicas mantienen coincidencia con los judíos. Para ciertos fundamentalistas, que creen que se debe tomar a la Biblia literalmente, existen más de seiscientos mandamientos en el Pentateuco; los judíos ortodoxos proclaman cosas como estas: “No maldecirás a los dirigentes de tu país” (Éx. Veintidós.veintiocho). “El que trate sin respeto a su padre o a su madre, muera sin remedio” (Éx. Veintiuno.diecisiete). “El que tenga relación sexual con un animal, muera sin remedio” (Éx. Veintidós.diecinueve). “No hagas amistad con los habitantes del país que visites, no sea que lleguen a ser una trampa para ti. Más bien destruye sus altares, quiebra sus estatuas y corta sus árboles sagrados” (Éx. Treinta y cuatro.doce-trece). Cualquier persona que sepa leer se dará cuenta de inmediato que en todas las religiones, o casi todas, los mandamientos son similares, difieren de acuerdo a la interpretación y de cuáles escrituras son tomadas en cuenta para su implementación. De ellos se desprende que el hombre es perverso desde antes que tales mandatos sean puestos en rigor, invito a los lectores que lean la Biblia y verifiquen estos dichos. No se puede dudar que ninguno de los mandamientos es tenido en cuenta, por supuesto siempre hay excepciones, pero nadie los cumple a todos juntos. El dinero y el poder económico ha generado en el hombre la sensación de necesidad de cosas superfluas, anhelos desmedidos, mantenidos permanentemente con publicidades y medios de comunicación socios de las empresas productoras de bienes y servicios, manipulando a las personas para que adquieran dichos productos innecesarios a veces y dudosos otras. Las familias han sido destruidas, la pornografía infantil ha ganado espacio dentro de la cultura global, inocentes criaturas devenidas en sensuales modelos contando con apenas diez años; el hambre es moneda corriente en una gran parte de mundo, gente que ni siquiera sueña con contar con un sistema de salud que le garantice un mínimo de atención, pocos ricos, muchos pobres, demasiada indolencia desde los gobiernos, discursos de izquierda y actos de derecha y viceversa, acusaciones de posiciones políticas desde un propio estrado impresentable. Luego de años y años de enfrentamientos las ideologías han desaparecido o van camino a hacerlo, lo que en cierto momento de la historia era una entendible, justificada y honrada línea recta, ahora se convirtió en una cerrada y apretada circunferencia de posturas. Cuando tus ideales eran de izquierda, te colocabas a la izquierda del que pensaba de derecha,( hablo de izquierda y de derecha como podría hacerlos con diversas posturas antagonistas que permitan la discusión y el desarrollo neuronal, hoy en estoico proceso de retroceso) y alternabas tu postura cada vez que observabas la derecha a tu siniestra, eso generaba permanentes ideas, debates e incluso peleas por defender dichos ideales que mantuvieron al mundo pensando, esa línea sería, digo sería, pues hoy ya no existe, infinita y llevaría al verdadero conocimiento, les aclaro a los lectores, insisto, si hay alguien allí, que está permitido pensar y disentir con los sistemas impuestos por intereses meramente económicos. Hoy es mucho más fácil y sencillo el mundo, acatar y obedecer, incluso las propias necesidades (si no las tienes te las crean: admirable), no pensar y aceptar lo que los demás piensan, lo que unos pocos piensan. La unificación mental o intelectual se manifiesta curvando la línea recta de posturas y cerrándola paulatina pero irremediablemente, no se trata de mero consenso o acuerdo, no se trata de una unificación de convicciones, se trata de un corral circular donde si estás a la derecha(o a la izquierda, esto se cumple para todas las posturas y todas las dimensiones) a tu izquierda habrá alguien que le tocó ese lugar y ahí se quedará de por vida, y a su izquierda otro en la misma situación, al cerrar la línea el que se hallaba más a la izquierda estará en la extrema derecha o simplemente en la derecha, contenido y sostenido por un sistema económico que aprovecha la debilidad del hombre para someterlo. Pero no es culpa del sistema ni del corral, es culpa de los corderos. No se trata de posturas ideológico- políticas, se refiere a la posición ante la vida, las almas no entienden de economía ni de finanzas ni mucho menos de arbitrarias situaciones espaciales. Extrapolemos estos ejemplos al bien y al mal, para denominarlos de alguna manera; todo se cumple de la misma forma y nos perjudicamos aún más que terrenalmente. Es seguro decir que Él esta enojado, perplejo por la capacidad de autodestrucción lograda por las personas, no tomará medidas ejemplificadoras con las que ya nos castigó una vez? Cuando digo Él, me refiero a Dios, al hombre mismo, a la naturaleza, al pensamiento, al espíritu, a mi vergüenza, a tus convicciones o a la pasividad de los buenos. Podríamos nombrar cientos, miles de causas por las podríamos ser castigados, sea como sea, con castigo o sin él, deberemos repensar el curso de nuestro futuro como una sola sociedad universal, con una misma meta y pensando en todos los componentes de la misma, con congruentes derechos y obligaciones y sin la inconcebible decadencia intelectual. Que el Derecho en realidad defienda a todos y no a algunos, casualmente organizadores del sistema que deviene en oblongas a las líneas rectas; pensemos y no nos dejemos. Es irrisorio pensar y declamar ciegamente que el Derecho acompaña la evolución de los pueblos o naciones y que se amolda a los cambios sociales, es claro que si se adecua, pero a los intereses de los poderosos. Enseñemos a nuestros hijos la filosofía de lo real, muchos no se percatan que viven en un mundo que creen real pero es ficticio, ideado y regido por argumentos seudo-democráticos, el otro, el verdadero, es el universo de las verdades, donde repercuten y ocurren todas las falencias del idealizado y perfecto territorio de lo nimio e inane. Dejemos de lado a Dios por un momento, aunque no existiese( si es que existe) el resultado final será el mismo bajo cualquier condición de análisis, el arduo trabajo que llevamos adelante sin descanso, nos alcanzará holgadamente para la autodestrucción sin que medie fuerza divina ninguna. No pretendo enseñar moral ni ética, ni decir qué se debe o no hacer, el libre albedrío que hemos recibido fue justamente una forma de respetar nuestra inteligencia, nuestra razón. Es de esta forma que descubrimos que no nos respetamos ni nos entendemos entre nosotros, allí, en ese punto oscuro reside la verdadera fe, o la esperanza o por qué no, la real virtud de nuestro propio juicio. Desoyendo, como lo estamos haciendo, los mandamientos, desoímos nuestra esencia; dichas premisas aparentemente de origen celestial, no son más, a mi ignorante entender, que pautas claras que algún iluminado impuso en pos de la correcta convivencia de los pueblos, sea cual sea el credo que profesen; quién dudaría que no se debe matar? Pero en verdad la mayoría son poco menos que imposibles de cumplir, por ejemplo, no desear a la mujer del prójimo. Pues bien, aún ignorando algunos, podríamos subsistir como raza, sin pretender el Paraíso creo que con sólo unos pocos que cumpliéramos seríamos capaces de salvar la especie, de esa forma, los Mandamientos se convierten en simples reglas de convivencia en pos de sobrevivir, todos nosotros. Si bien el canibalismo existe entre los animales, en muchos de ellos, son irracionales y aún con ese desvirtuado don, son incapaces de un genocidio. O será eso lo que se impone? cuantos menos seamos más y mejores recursos habrá para unos pocos. Denominaré a esto canibalismo social, propuesto e inducido desde los propios gobiernos, quien debería cuidar y proteger a sus ciudadanos. Aunque de todas formas alguien debe trabajar. Seremos capaces de crear un mundo regido con leyes justas y ecuánimes, pensadas para la mayoría y por la mayoría? o continuará indefinidamente esta suerte de banquete con el hígado de todos y cada uno de los inocentes Prometeos donde no interesan las víctimas? El poder económico, inseparable secuaz del poder político, es el causante de las penurias de la humanidad. Son como electricidad y magnetismo, si uno existe, el otro existirá indefectiblemente, y viceversa. Tarde o temprano, las políticas de los gobiernos de las grandes potencias, caerán víctimas de sus propias acciones gubernamentales. La manipulación de pequeños países, tendientes a controlar su economía y transformarlos en mercados cautivos, utilizar a su población para la experimentación de nuevos medicamentos e incluso imponer su cultura, comienza a ejercer en sus propios habitantes una disconformidad progresiva que culminará con la debacle imperialista. Existen además cientos de situaciones, aparentemente inocuas para la humanidad, pero cuya sumatoria acelera el desenlace, acerca el fin. No es menester de este inocente relato, una novela sobre el hombre, sus debilidades, su futuro, y su salvación ( como especie), hacer mención de todas y cada una de las causas que terminaron por quitarnos la condición humana y nos devolvieron la instintiva vida que llevamos adelante. Necesitamos recomponer nuestra estructura ética y moral, todos, sin distinciones ni supuestos mesías intocables que nos digan cómo debemos actuar. Mientras estemos sobre la tierra existe la posibilidad de un cambio con miras a lograr que el futuro exista, que en algún momento podamos decir que lo alcanzamos y que es favorable. Somos nosotros mismos los responsables de nuestra situación, somos nosotros los que permitimos que nos pisen el promisorio porvenir que todos nos merecemos, únicamente por ser humanos. | | |
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